Mi blog va camino de los dos años de vida. En este tiempo he aprendido muchas cosas sobre el mundo blogger, entre ellas que hay una cosa llamada blogtrip que todo el mundo critica pero al que todos quieren acudir. Un viaje de ese tipo suele estar organizado por oficinas de turismo que buscan promocionar sus regiones o países a través de lo que sus invitados compartirán en las redes sociales y posteriores artículos en sus blogs. Sin duda es algo apetecible pues el invitado viajará con todos los gastos pagados, desde transporte a alojamiento pasando por visitas y comidas.
Durante mi vida bloggera yo he visto a varios colegas disfrutar de este tipo de experiencias, y al resto quejarse de que los elegidos para los blogtrip siempre son los mismos, algo lógico si pensamos que estos suelen formar parte del grupo “de los grandes”, de esos con mucho seguidores y larga trayectoria, y que por la tanto sus comentarios sobre el viaje realizado llegarán a más gente.
Por eso cuando hace unos meses participé en el concurso organizado por la Oficina de Turismo de Bruselas y Valonia no tenía muchas esperanzas de que el artículo que escribí para participar llegará a ser elegido. Al fin y al cabo mi blog es nuevo y modesto, no sé mucho de como funcionan estas cosas y no tenía claro hasta donde mi perfil y forma de escribir podrían resultar interesantes.
Pero contra todo pronóstico por mi parte resulte seleccionada entre las cinco ganadoras. Estaba encantada, la verdad es que no me lo creía, como tampoco me podía creer que otros bloggers criticaran el resultado. Parece ser que encontraron en una ampliación de fechas el motivo perfecto para decir que había tongo. Yo pensaba, “¿pero que tongo? Si a mi me conocen tres, qué interés iba a tener nadie en ponerse en tela de jucio para llevarme a mi…” Después de esto tuve claro que elegidos a dedo o por un trabajo realizado, los participantes y los organizadores de un blogtrip estarán siempre en tela de juicio.
Así que decidí olvidar el tema y prepararme para disfrutar de esta experiencia nueva para mi y que me llevaría por cuarta vez a la capital belga.
La fecha del viaje fue el primer fin de semana de septiembre, ese en el que se celebra también el Belgian Beer Weekend. Hasta Bruselas viajamos las cinco bloggers elegidas para el denominado Bruselasgirly y durante cuatro días hicimos un montón de cosas, pero eso es otro tema y lo podéis leer en otro post. En este os quiero contar solamente todas mis sensaciones sobre lo que viví esos días, que me gustó y que me dejó indiferente. También y cómo no podía ser de otro modo, aquellas cosas que no me gustaron nada.
LO MEJOR
*Para mi fue genial conocer el ambiente de la fiesta de la cerveza, pero si hubiera sido mi primer viaje a Bruselas creo que hubiera preferido encontrar la Grand Place libre de stands cerveceros y poder disfrutar de su belleza sin obstáculos visuales.
*El hotel seleccionado, el Radisson Blu Royal, tiene una situación privilegiada a pocos minutos caminando de la Grand Place, la Catedral o las Galerías St. Hubert. Personalmente hubiera buscado algún establecimiento con más encanto, más íntimo, más pensado para amigas… pero este es una buena elección como hotel funcional y moderno en el corazón de Bruselas.
*Comimos en varios restaurantes, cada uno con un estilo de cocina y ambientes distintos. Lo mejor es que estaban en distintos lugares de la ciudad, por lo que pudimos pasear hasta ellos descubriendo distintos rincones bruselenses.
*Conocía la Casa Horta, la había visitado hacía unos años y quedé fascinada, por lo que volver a verla en una visita privada y guiada fue para mi un verdadero placer, creo que uno de los mayores aciertos del viaje, algo un poco mágico.
*Después de tres viajes a la capital belga, nunca había llegado a descubrir que lo que parece callejones (impasses en francés) que parecen llevar a casas privadas o a oscuros rincones son generalmente pasajes que acercan a antiguas cervecerías, lugares que hoy en día son perfectos para disfrutar de una buena bebida o comida con amigos alejados del caos de la calle.
*Recorrer las tiendas vintage del barrio de Les Marolles fue una de las cosas más divertidas y también acertadas. ¿Quien imagina un grupo de chicas que no termine en algún momento yendo de compras?
*Hacernos fotos con el palo selfie, aunque yo iba un poco reticente con el tema pues había leído a otros bloggers criticar que hubiera fotos de este tipo en un blogtrip. Yo se lo comenté a Nuria, nuestra acompañante de la Oficina de Turismo, y nos dijo que al contrario. Estuvo tan encantada como nosotras de esos momento buscando entrar todas en la foto.
*El domingo por la tarde tuvimos un par de horas de libertad y para mi fueron muy agradables pues por primera vez en el viaje me senté con dos “amigas” a tomar una cerveza y pasar un rato de chicas, intimando y descubriendo cosas unas de otras. Gracias a Mónica y Sara por ese ratito.
*Por parte de nuestros anfitriones para este blogtrip decir que jamás nos pidieron una actividad determinada en RRSS ni un número concreto de post. Tan solo se no pidió publicar un post en los que se enlazara a Turismo de Bruselas y Brussels Airlines. Como podéis ver, esto es otro tanto a favor de ellos, pues nos han ofrecido un gran fin de semana pidiendo a cambio lo mínimo que podíamos esperar.
*No recuerdo la última vez que alguien organizo un viaje para mi. Es más, desde que tengo memoria cada viaje que he hecho he pasado meses organizando cada detalle, así que ir a un lugar en el que alguien se ha tomado el trabajo de prepararlo por mi me ha gustado. Cierto que yo lo hubiera hecho de otro modo, pero ese relax de no tener que buscar hotel, lugares para comer o pensar que hacer cada día me ha gustado.
NI FU NI FA
*A mi me gusta ir de tiendas, no lo voy a negar, pero la mayoría de aquellas que nos enseñaron me dejaron totalmente indiferente. La moda y el estilo belga poco tiene que ver con el español de modo que aunque las tiendas fueran más o menos especiales yo hubiera pasado perfectamente sin verlas y hubiera incluido otras cosas en el blogtrip.
*El desfile del Festival del Cómic me pareció bastante soso, pero es que claro, en España pones un carroza y la gente baila, canta y tira petardos si hace falta. Pero los belgas son más fríos y serios, el desfile fue una muestra de globos gigantes con personajes de comic… y ya está. Lo mejor otra vez fue el palo selfie y la lucha por salir todas en la foto con aquellos muñecos.
Y LO QUE NO ME GUSTO
*No entiendo aún como en una visita guiada por Bruselas no pasamos por la Grand Place, uno de los lugares más bellos de Europa y sin duda epicentro de la vida en la ciudad. Cierto que nosotras la vimos solas, sin nuestra guía, pero creo que no hay recorrido completo por Bruselas sin una visita detallada a este lugar
*El programa era ciertamente apretado (o nosotras muy lentas), tanto que tuvimos que pasar con cierta rapidez por el Belgian Beer Weekend. Una pena, porque es una cosa que pasa una vez al año y apenas pudimos degustar una marca de cervezas antes de salir corriendo para llegar al lugar donde íbamos a comer.
*Les Marolles es uno de los barrios más interesantes y divertidos para ir de compras, tanto por sus tiendas vintage como por el rastro que tiene lugar cada día en la Place du Jeu de Balle. Sin embargo apenas tuvimos tiempo para dar una vuelta por allí, de nuevo por tener que conseguir llegar a la hora a cada uno de los sitios que aún estaban por visitar.
*Bruselas tiene muchas cosas que ofrecer tan maravillosas como su Art Nouveau, y sin embargo nuestra ruta se centro en mostrarnos una ciudad donde ir de compras. La verdad es que creo que es más fácil “vender” Bruselas como destino cultural o gastronómico. Yo personalmente, como ciudad para una escapada de compras, no la veo.
*Con un programa que incluía tantas actividades creo que se invertía siempre demasiado tiempo a la hora de comer. Dos horas me parece un tiempo excesivo sobre todo cuando fuera hay tantas cosas que ver y hacer.
*Pero de todo, lo que menos me gustaba cada día era la hora de comer o cenar, cuando nada más entrar a cada local todas mis compañeras de blogtrip preguntaban rápidamente por el wifi para ponerse a compartir en las redes sociales vete a saber el que durante toda la comida. Yo por supuesto hacia alguna foto al local, colgaba algo en instagram o twitter… y ya está. Incluso a alguna llegué a decirla que me gustaría comer la comida caliente, porque con tanta foto de unas y otras, tanto intentar hacer la foto más bonita, pasaban minutos antes de poder hincar el diente en aquellos platos tan apetecibles. Yo las veía con las tablet o los móviles y me parecía una pena no estar aprovechando esos ratos para conocernos mejor, para compartir nuestras sensaciones del día… Parecía siempre que era más importante el resto del mundo que las seis viajeras que estábamos sentadas alrededor de la mesa. Evidentemente cada una enfocaba este viaje de un modo y no soy yo quien para juzgar a nadie pero si para decir las cosas que no me agradaron (y que ninguna se moleste, porfa, que no es esa mi intención)
Así que estas son las tripas de un blogtrip, aquello que está más allá de la información práctica que los bloggers podemos compartir al volver de un viaje. Cosas buenas y otras no tanto. Yo volvería sin pensarlo porque a mi personalmente me ha enriquecido y me ha hecho saber más de mi, ya que yo habitualmente viajo con mi pareja, y hacerlo con desconocidas era un prueba que creo haber pasado con una nota aceptable.
Como resumen de mi experiencia en el blogtrip, dar de nuevo las gracias a Nuria y a Turismo de Bruselas, creo que han hecho un gran esfuerzo para mostrarnos una cara poco conocida de la capital belga, la de la ruta de compras, que aunque a mi no me parezca la más interesante de la ciudad sin duda puede haber gente a la que le interese. Yo me apunto sin pensar si organizan la ruta del Art Nouveau, de las cervecerías o las chocolaterías.
Y a mis compañeras de viaje, Mónica, Sara, Ana y Maribel, decirlas que ha sido un placer conocerlas. Uno aprende también de quienes le rodean pudiendo tomar nota de aquello que hay que mejorar y de eso otro que es mejor dejar de lado. A todas decirlas que para otras veces olviden un poco el móvil e interactúen un poco más con la persona que tienen sentada enfrente (si lo consideran oportuno, claro está) A Sara y Mónica, de nuevo, gracias por ese rato cervecero y a Sara también gracias por el paseo bajo la lluvia por el parque de Laeken.