Hace un tiempo encontré en una red social un comentario de una amiga y colega en el que decía que la habían contactado para hablar sobre el tema “viajar a los 40, porque no sólo se viaja de joven”. Y de verdad, son cuestiones que me parecen un poco fuera de lugar y que dan la sensación de que si ya no estás en la veintena o al treintena igual alguno se cree que ya tenemos que llevar el andador y un botiquín lleno de pastillas(*) con nosotros.
De repente me doy cuenta de que hay quien nos considera “viejos” y se plantea cual será nuestro modo de movernos por el mundo. Solamente les diría que se pasen por los blogs de algunos viajeros de 40 años (o incluso más) y descubrirán que son capaces de hacer cualquier cosa del mismo modo que gente más joven.
Llevo muchos años viajando y aunque la base y la pasión sigue siendo la misma, si hay algo fundamental que ha cambiado en mi forma de hacerlo y es que ahora viajo con la sabiduría que no tenía a los 20 años. El mundo me ha ido abriendo los ojos, me ha hecho más tolerante y comprensiva, he aprendido que no existe lado bueno. Por supuesto que he modificado otras cosas como los lugares donde me alojo, porque si antes todo lo que podía pagarme era una tienda de campaña ahora por fortuna puedo alojarme en buenos hoteles. Pero confieso que si hace 20 años hubiera tenido dinero de ningún modo hubiera pasado noches en hostales o bajo la tela de una tienda.
También decir a todos esos jóvenes que piensan que se están comiendo el mundo que llegan tarde… porque ya no los hemos comido los maduritos que seguimos viajando. Nosotros tuvimos aún la suerte de descubrir muchos sitios nuevos que apenas aparecían en las guías de viaje y que en muchos casos tan siquiera habíamos logrado ver en fotos.
Nos movíamos con mapas en los que íbamos anotando cada rincón que queríamos ver para que nos quedara fuera de ruta. En la bolsa de viaje siempre iban un par de guías que habíamos devorado antes de emprender el viaje y donde habíamos marcado aquellos puntos que nos parecían imprescindibles. Ni GPS, ni APP, ni internet… El viaje era más viaje, tenía más de aventura, cada día te encontrabas más de una vez con el riesgo de perderte y cruzarte con otros turistas era casi un acontecimiento….
A día de hoy yo personalmente sigo viajando de una forma muy parecida a cuando tenía la mitad de años Prefiero mis guías de papel, mis planos donde quedan las huellas de la samosa o el chai que me tomé mientras intentaba orientarme, adoro pararme y preguntar por ese sitio que no termino de localizar. Para mi todo esto forma parte de viajar y es por ello que toda la tecnología que utilizo durante los viajes es el móvil para informar a la gente que quiero sobre el lugar del mundo en el que estoy. Y no lo hago por tener 40, lo hago porque me parece más emocionante, la tecnología ya la tengo cada día en mi puesto de trabajo y en mis viajes prefiero dejar de lado todo lo que me recuerda a mi vida cotidiana.
De este modo vivo cada viaje como una nueva aventura en la que algunas cosas saldrán bien a la primera y otras se harán de rogar. Así que casi mejor que preguntar como viajamos los “de 40”, algunos debían pensar lo que se han perdido por llegar 20 años tarde al mundo de los viajes.
(*) Por cierto, ole por los que viajan a pesar de tener problemas de salud y son capaces de tirar cada día de una silla de ruedas, unas muletas o una botella de oxígeno. Todos demostramos que ante la pasión de viajar las únicas barreras son las emocionales.
Otras viajares comparten sus sensaciones edad/viajes.