Este mes de marzo he vuelto a Barcelona, el reto que nos propuso la web Minube a tres viajeros hace unos meses para descubrir la Comunidad Catalana no se ha detenido, tan solo sufrió un parón con la llegada del invierno. Ahora que la primavera está aquí (aunque haga más frío que en enero) retomamos el trabajo Con la cámara de fotos y una agenda bajo el brazo, cada de uno de nosotros volvemos a la provincia que tenemos que explorar. Si en las dos anteriores escapadas me decanté por el Alto Berguedá, en esta ocasión voy a descubrir los lugares que ver en Osona.
Puede que algunos de vosotros conozcáis una atractiva e interesante población llamada Vic. Pues bien, esa ciudad es la capital de la comarca de Osona. Sin embargo, y a pesar de su innegable atractivo en esta tercera escapada a tierras barcelonesas no he pasado por ella. Mi labor era encontrar lugares poco conocidos de Barcelona y de Vic ya se ha descubierto casi todo. Así que con un mapa, algunos apuntes y el buen GPS de mi coche puse rumbo al norte de Osona para ver que me ofrecía esta comarca donde la ganadería y la agricultura son motores de la economía.
Índice del artículo
Qué ver en Osona en 1 día
Para comenzar mi recorrido cruce toda la provincia de Barcelona por la C-17. Poco a poco fui viendo como el paisaje cambiaba, dejaba atrás las tierras llanas para ir viendo en el horizonte los picos de algunas montañas. Mi destino era Alpens, una pequeña localidad cercana a la provincia de Girona. Para llegar hasta ella tuve que dejar la carretera principal que cruza la comarca de Osona y circular unos 20 minutos por la BP-4654. Curvas y más curvas, pero al final, tras una de ellas estaba mi destino.
Alpens, el pueblo de la forja
Alpens es uno de los pueblos más bonitos que ver en Osona. Lo forman un puñado de casas que se elevan sobre las tierras cultivadas y que tienen como telón de fondo verdes montañas y valles. Dejé el coche en un aparcamiento a las afueras de la localidad desde el que además se pueden hacer algunas fotos del conjunto de Alpens. Tuve que llevar conmigo el chubasquero, el cielo estaba tan gris que parecía que en cualquier momento empezaría a llover.
Me adentré caminando en las calles desiertas de la población para empezar a descubrir en cada puerta y ventana uno de las razones por las que yo había llegado a Alpens: la forja. Cada puerta luce una singular aldaba o un tirador con un diseño singular.
Son tantos los elementos que decoran de ese modo las calles de este pueblo que hay incluso un par de planos en la calle principal para que al visitante no se le escape ninguno. Todo Alpens es un museo al aire libre, a esos detalles que forman parte de las puertas de cada casa se suman esculturas al aire libre también de forja, como la que se puede ver en la entrada a la Iglesia de Santa María de Alpens.
En una de las plazas que hay en la localidad hay otra escultura, la de Joan Prats i Roca, que da nombre a la plaza y al que se reconoce como el herrero creador de la forja hecha para embellecer Alpens.
Sant Pau de Colomer
Visitado Alpens puse de nuevo ruta hacia la carretera principal rumbo a mi siguiente destino: la pequeña iglesia románica de Sant Pau de Colomer. Hay que ir atento a la señal que indica la desviación pues entre las curvas y los árboles la cosa no resulta tan sencillo. Tras circular unos metros por un camino de tierra encontré la capilla junto a una de esas masías catalanas tan bellas como grandes.
No pude entrar en Sant Pau, fuera de temporada alta es complicado encontrar estos pequeños lugares poco turísticos abiertos al público, pero si pude disfrutar unos minutos de la soledad del lugar y de la tranquila estampa de este sencillo templos del siglo XII que forma parte de la lista de edificios románicos que ver en Osona.
En busca de la Ruta 1714
El día seguía cubierto pero había que continuar ruta. Puse rumbo hacia el sur, mi destino era uno de los lugares con más importancia histórica de Barcelona: la ermita de Sant Sebastiá. Para llegar a este lugar regresé a la C-17 para desviarme más tarde hacia Santa Eulalia de Riuprimer. Antes de entrar en esta población vi una señal que me llevaba montaña arriba hacia la ermita que estaba buscando.
El camino cada vez era peor, pensé mil veces quien me mandaba a mi meterme allí, me preocupaba pinchar una rueda y quedarme tirada, pero mientras pensaba esas cosas seguía subiendo y pronto estuve en la amplia explanada que se abre ante la ermita de Sant Sebastiá.
Desde ese lugar hay unas buenas vistas de la Comarca de Osona con Vic al fondo, pero lo más importante de este lugar que forma parte de la Ruta 1714 es la ermita que fue escenario del primer acontecimiento de la Guerra de Sucesión en Cataluña: el pacto de los Vigatans, firmado el 17 de mayo de 1705 y en el que se sellaba la fidelidad de Cataluña al archiduque Carlos y el compromiso de prestar apoyo al desembarco aliado.
Para continuar mi viaje tuve que regresar al camino terrible que había subido hacia media hora. La bajada se me hizo mucho más corta que el ascenso y mucho más sencilla. Una vez en la carretera había que programar el GPS para llegar a mi siguiente destino: San Juliá de Vilatorta.
La distancia era corta pero según avanzaba el sol iba asomando débilmente e iluminaba con delicadeza el paisaje. Cuando aparqué el coche frente a las mansiones señoriales de la última localidad de la Comarca de Osona que iba a visitar decidí que por fin el chubasquero se podía quedar en el coche.
Sant Juliá de Vilatorta
No se si fue el sol, pero tengo que confesar que Sant Juliá de Vilatorta me pareció el pueblo más bonito que ver en Osona. Sus calles, sus mansiones, su casco antiguo… Me pareció un lugar perfecto para sentarme a picar algo en una soleada terraza antes de recorrer la localidad.
Tenía una lista de lugares que visitar en este lugar, sin embargo y en vista de que era una localidad pequeña decidí vagar sin rumbo, meterme por las calles que me gustaran y recorrer de ese modo el lugar. Sin problema fui encontrando todo lo que tenía apuntado y que creo merece la pena ver si uno llega a este lugar.
La Sagrera
Ees la zona alrededor de la iglesia y el cementerio en el que personas y bienes estaban protegidos. En el caso de Sant Juliá era un núcleo de forma rectangular alrededor en el que además de la iglesia aún destacan los motivos de oficios y gremios que están grabados en los dinteles de muchas casas; las más antiguas están fechadas del siglo XVII.
Casas señoriales
Edificadas en el siglo XX cuando las familias acomodadas de Barcelona descubrieron la belleza de Sant Juliá de Vilatorta.
Capilla de San Roque
Construida entre los siglos XVIII y XIX con motivo de una promesa hecha por invocar San Roque contra una epidemia de peste que ocasionó grandes estragos en el pueblo.
La Plaza Mayor
La forman un conjunto ecléctico de edificios, entre los que destacan la Can Marçal y la Rectoría.
Escultura al alfarero
Un homenaje a los alfareros que había en la población. El objeto más tipico de los se fabricaban era el tupí, una olla pequeña que se utiliza para calentar el vino. Para que os hagáis una idea de la importancia alfarera de la ciudad, en el siglo s. XVII había 27 hornos en Sant Juliá.
Set Fonts
En el valle del arroyo de la Noguera. Las fuentes surten abundante agua y son las protagonistas del parque sobre el que están las ruinas de la antigua casa fortaleza de los Bellpuig.
Itineario de los relojes de sol
Una ruta de poco más de 3 kilómetros que recorren las calles del pueblo en busca de esos relojes en buen estado repartidos por las fachadas del pueblo.
Así fue mi día en la Comarca de Osona, un lugar con pequeños pueblos lejos del turismo de masas y con mucha historia.
Otros datos sobre Osona
Transporte
Hacer esta ruta sin coche hubiera sido imposible, y menos en un solo día. Yo alquilé un coche Sixt España y gracias a él pude llegar a todos los lugares que os cuento.
Comer
Desde noviembre hasta abril es la temporada perfecta para disfrutar de los calçots, esa cebolla que se hace en las brasas, se come con las manos y hace imprescindible un babero para no terminar con la ropa sucia.
8 comentarios
Qué bonito lugar. Algunas de las fotografías me recuerdan un poco a Pals, me lo apunto para mi próximo viaje por esos rumbos
Aunque me gustó más la zona de Berguedá lo cierto es que en Osana he conocido también lugares muy chulos.
De pequeña la mayoría de los veranos íbamos de vacaciones a Cataluña, a mis padres les encantaba. La verdad que tiene rincones preciosos, pero mira que nunca había oído hablar de esta comarca. Así que, me has descubierto una zona que no conocía y me ha gustado. Un saludo
Y mira que es raro descubrirte a ti rincones de la Península que no tengas fichados 😉
Qué maravilla de pueblecitos, tomo nota porque me voy en unos días por Cataluña y creo que están en mi ruta, luego lo voy a comprobar. ¡Cuanto me gusta perderme con el coche por carreteras comarcales y descubrir maravillas!
Un abrazo Kris
Harás bien en tomar nota Carmen, seguro que te gustan estos lugares. Un abrazo
Nos ha encantado la zona Kris! Gracias por descubrirnosla, la apuntamos para la próxima que vayamos por la allí. Un saludo viajero
Genial Luz, espero que la disfrutes tanto como yo. Un saludo.