Cuando hablamos de vino en España, la mayoría se declara fan de los que se producen en La Rioja o en Ribera del Duero. Parece que los vinos de otras regiones, como puede ser La Mancha, no entran entre los predilectos de nadie. Mi amiga Cris y yo hemos estado este fin de semana en un pueblo manchego, Socuéllamos, y hemos descubierto que es un fantástico destino para los amantes del enoturismo y del buen vino, algo muy alejado de la imagen típica que tenemos de esta región vinícola española.
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Socuéllamos, Patria del Vino
Con sus 27.000 hectáreas de viñedos, Socuéllamos es uno de los mayores productos de vino en Ciudad Real, algo que le ha valido el sobrenombre de “Patria del Vino”. Forma parte también este pueblo de la Ruta del Vino de la Mancha junto a otras localidades de Toledo, Cuenca, Albacete y Ciudad Real.
Si bien hay vestigios de presencia romana en esta zona de La Mancha, la primera referencia que se tiene de Socuéllamos data del siglo XIII. Su tradición vinícola viene también de esa época, cuando Don Juan Osórez, Maestre de la Orden de Santiago concedió la “Carta Puebla” a Socuéllamos. Un documento por el que todo aquel que plantara viñedos en esos territorios quedaba libre del pago de impuestos.
Parece ser que fueron muchos los que se animaron a probar suerte con las viñas (no pagar impuestos aún hoy animaría a más de uno a seguir sus pasos), convirtiendo los alrededores de este pueblo manchego en un vergel en que las uvas son las reinas.
Varios siglos más tarde, en el XIX, hubo otro acontecimiento que potenció aún más la producción de vino en La Mancha. Hubo un grave plaga de filoxera que entró por Francia con unas vides americanas en las que venía ese parásito. La plaga asoló a toda Europa, pero curiosamente, La Mancha se salvó de ella y se convirtió en el abastecedor de vino de Francia, por lo que su producción aumentó y salvo de la quiebra absoluta a otras bodegas europeas.
Personajes famosos en Socuéllamos
Merece la pena antes de seguir hablando de vino, de viñas y de turismo mencionar a alguno de los personajes ligados a la historia de Socuéllamos. Uno de ellos es Don Antonio de Mendoza. Nacido en Mondéjar, no muy lejos de pueblos tan atractivos como Zorita de los Canes o Pastrana, llegó a ser caballero de Santiago y virrey de la Nueva España y del Perú. También rehabilitó la Casa de la Encomienda en Socuéllamos, localidad de la que también fue comendador.
Fue precisamente en esa Casa de la Encomienda, el edificio civil más destacado del pueblo, donde pernoctó en uno de sus viajes otro importante personaje histórico: Santa Teresa de Jesús.
Enoturismo en Socuéllamos
Dejando atrás la historia de Socuéllamos, vamos a centrarnos en sus bodegas, sus vinos y sus viñedos. Ya os dije antes que este pueblo cuenta con 27.000 Ha de viñedos, pero no os conté que son trece las bodegas que hay en el municipio. De ellas, diez son visitables, aunque no esperéis recorridos turísticos como los que hacen en las grandes bodegas de nuestros país.
Aquí las bodegas son en general más pequeñas (si no contamos las grandes cooperativas), negocios familiares que curiosamente han conseguido hacerse un hueco en los mercados internacionales. Y es que en España, cuando hablamos de vinos de La Mancha, son muchos los que siguen pensando que no pueden ser vinos de calidad. Nosotras, en un par de días y tras visitar tres bodegas, hemos descubierto que en tierras manchegas se elaboran buenos vinos capaces de convencer a los paladares más exigentes.
Bodega EHD
La primera de las tres bodegas que visitamos en Socuéllamos fue Bodega EHD. O lo que es lo mismo, Explotaciones Hermanos Delgado. Se trata de un negocio familiar que lleva en marcha desde 1940. Hoy sus viñedos ocupan más de 500 hectáreas, y han orientado su negocio hacia el producto ecológico, obteniendo la certificación ecológica para todos sus viñedos en 1998.
Recorrimos las diferentes instalaciones con José Carlos, uno de los tres hermanos que llevan la bodega. Fuimos descubriendo el proceso de elaboración del vino, probando un mosto bien fresquito recién sacado de los depósitos y viendo como todo lo que procede de una viña es susceptible de aprovechamiento. Las hojas para cosmética, productos de farmacia o infusiones. Los restos de la poda para biomasa y los pipos de las uvas, para un aceite muy utilizado en cosmética. También nos mostró una antigua una cueva que han rehabilitado y un singular museo etnográfico.
En cuanto a las uvas de las Bodega EHD se utilizan para elaborar vinos tintos, blancos, espumosos, mosto, vinagres e incluso algo tan español como la sangría. Ante la dificultad de encontrar mercado para su producción en territorio español, prácticamente la totalidad de sus botellas tienen como destino diferentes países de Europa, Asia o América.
Tinedo Bodega y Viñedo
Tinedo fue la segunda de las bodegas de Socuéllamos que visitamos durante nuestra estancia en este pueblo manchego. Hace nada menos que 175 años, el tatarabuelo de los actuales dueños, compró la finca en la que hoy están el viñedo y la bodega. Más tarde, la bisabuela fue la que decidió construir la bodega. Y el resto, ya es historia. Altos y bajos en un proyecto que aboga por una producción ecológica y sostenible para obtener lo mejor de cada uva y que de eso modo que vinos tengan la calidad que el equipo de Tinedo busca.
Manuel nos acompaño en el recorrido por la bodega que fundo su abuela compartiendo con nosotras secretos de la historia familiar y mostrándonos las diferentes uvas que su finca. Así aprendimos a diferenciar, por ejemplo, una uva Tempranillo de una uva Syrah. Nos acercamos a sus barricas y nos contó algunas cosas sobre ellas que determinan el sabor de sus vinos.
Paseamos entre los diferentes depósitos listos para la vendimia y por último nos ofreció una cata en la que compartió con nosotras su pasión por su tierra, por su bodega y por el vino. Un vino que como los de casi todas las pequeñas bodegas manchegas, terminan en los estantes de tiendas canadienses, brasileñas o asiáticas.
Tinedo es probablemente la bodega más bonita que ver en Socuéllamos. Ofrecen visitas guiadas por el viñedo con cata incluida, comidas (previa reserva) con platos de la tierra y vinos de la bodega e incluso la posibilidad de celebrar diferentes eventos.
Finca El Refugio
Con Benjamín visitamos la última de las tres bodegas por las que pasamos en nuestro fin de semana de enoturismo en Socuéllamos. Es un bodega moderna, construida en mitad de las sus propios viñedos. Un proyecto que desde sus orígenes buscaba la cercanía entre las cepas y la bodega para evitar traslados innecesarios.
En Finca El Refugio hicimos un recorrido por lo que su dueño define como una bodega boutique. Un lugar que busca estar en equilibrio con el medio ambiente, aprovechando lo que la tierra da para conseguir cultivos sostenibles. Su mayor fuente de energía procede de los paneles solares que se pueden ver desde la entrada. Cuentan en la bodega con grandes depósitos de acero inoxidable. Allí fue donde aprendimos que es y como funciona un depósito “siempre lleno”.
Bajo tierra visitamos la sala en la que se mezclan barricas de roble francés con otras de roble americano procedentes de diferentes estados. Es en esas barricas donde finaliza el proceso de maduración de los mejores vinos de esta bodega en la que no falta una fabulosa sala preparada para catas y comidas en la que un gran ventanal permite a los visitantes contemplar los viñedos mientras se disfruta de un buen vino procedente de alguna de esas cepas.
De nuevo nos contaron como, a pesar de tener El Refugio vinos recomendados en publicaciones como la Guía ABC 2021 de los Vinos de España, el mayor consumidor de sus productos son los países extranjeros.
Museo Torre del Vino de Socuéllamos
Aquellos aficionados al enoturismo no pueden perderse este museo. Las instalaciones del mismo y su torre mirador de 42 metros de altura ocupan el lugar en el que antaño estuvo la estación de tren de Socuéllamos.
La entrada al museo tiene un precio de 3 € y permite visitar diferentes salas. En una de ellas se hace un recorrido por la historia del pueblo, desde su orígenes hasta el presente. Desde esa sala se accede a otra con actividades interactivas que ayudan a comprender todo el trabajo que supone un viñedo, desde su plantación a la poda. Sin olvidar por supuesto como tras la selección de la uva llega el despalillado, el estrujado o la fermentación.
En el piso superior se invita a los visitantes a “la mesa” para saber que tipo de vino es el que mejor acompaña a cada plato típico de La Mancha. Además, a través de diferentes paneles pudimos conocer las razones del tamaño de las botellas o el modo correcto de abrirlas.
Y como broche de oro a la visita, un ascensor lleva a mirador de la Torre del Vino. Un lugar que ofrece amplias vistas del pueblo y los viñedos que lo rodean. Es interesante descender a pie los once pisos hasta la entrada del museo, pues en cada planta hay fotografías y diferente información sobre la tradición vinícola de Socuéllamos.
Socuéllamos y la fiesta Manchavino
Cada mes de septiembre se celebra en Socuéllamos la Fiesta de la Vendimia. Una festividad que en 2021 ha cumplido su 50 aniversario. Dicha festividad tiene lugar como motivo de la vendimia y de la festividad de Nuestra Señora de Loreto, patrona de este pueblo manchego.
También este año y en las mismas fechas se ha celebrado la XXI edición de la fiesta Manchavino. Se trata de un acontecimiento que promociona los vinos de Socuéllamos con diferentes actividades que pueden ir desde concurso de catadores de vinos a mesas redondas o diferentes talleres.
Es muy popular el Patio del Vino, en el recinto del Museo Torre del Vino. Allí hay música en directo por la noche y catas de vinos, espumosos, mostos y hasta brandy de las bodegas socuellaminas. La entrada tiene un precio casi simbólico de 2 €. Con dicha entrada te entregan una copa (que te puedes llevar a casa) y vales para consumir cinco bebidas diferentes.
Qué (más) ver en Socuéllamos
No hay duda de que la principal razón para visitar este pueblo de Ciudad Real es el vino. Las viñas, las bodegas y su Museo Torre del Vino. Es un destino de enoturismo. Pero ya que uno está allí, siempre puede dar un paseo por el pueblo en busca de algunos de sus edificios destacados.
Uno de ellos es la Casa de la Encomienda que antes mencioné. Su interior actualmente está en rehabilitación, por lo que no es visitable. Pero bien merece la pena acercarse hasta este edificio histórico y contemplar su fachada. Era en ella donde se alojaban en Socuéllamos los comandantes de la Orden de Santiago. Se trata de una gran casa solariega cuyas dependencias se organizaban en torno a un patio central. En la fachada se pueden ver, sobre el arco de entrada formado por grandes dovelas, escudos de armas. Uno de ellos pertenece a Antonio de Mendoza.
Junto a esta construcción civil está la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Es el edificio religioso más emblemático del pueblo. Antes de la actual construcción gótica, hubo un templo anterior, probablemente de estilo románico como parecen indicar los arcos de medio punto encontrados. Su torre, junto con la del Museo Torre del Vino, son el emblema de Socuéllamos.
El último lugar que merece la pena ver es el Santuario de Nuestra de Señora de Loreto, patrona del pueblo. Está rodeada de jardines que ahora ocupan lo que fue cementerio hasta el pasado siglo. Es en ellos donde se celebra cada año la Fiesta de la Vendimia, por lo que no faltan en el recinto referencias al mundo del vino.
Comer en Socuéllamos
Algo que hay que hacer en La Mancha, es comer. Es una región en la que se come mucho y se come bien. Platos de siempre, de pastores y agricultores. Tradición en la mesa, a veces con el sabor de toda la vida, otras con algún toque innovador que actualiza el plato. Entre los platos socuellaminos, están el pisto manchego, la perdiz en escabeche, el morteruelo o las gachas. Y en época de vendimia, las migas ruleras son muy típicas.
Yo os recomiendo un par de restaurantes para comer en Socuéllamos. El primer de ellos es Trampantojo. Un restaurante muy cerca de la Plaza de la Constitución. Lo único que siento de este local es no haber llegado a él con más hambre. Su carta es muy interesante, con productos de temporada, de la tierra y algunas recetas innovadoras. Son muy atentos y cuentan con una amplia terraza en el exterior.
El segundo de los restaurantes que me gustaron para comer en Socuéllamos fue Kiele. Es mejor contar con coche si se quiere llegar hasta él, pues está a las afueras del pueblo, en el Polígono Industrial El Llano. Se trata de un negocio de semiconservas de pescado que cuenta con su propio restaurante. Su carta es amplia, siendo los arroces y el marisco sus platos fuertes. Merece la pena probar el pulpo de cuecen ellos mismos.
Dormir en Socuéllamos
La oferta hotelera en este pueblo de La Mancha es limitada. Que nadie busque hoteles boutique ni cargados de estrellas. Los alojamientos que hay en Socuéllamos son sencillos. Nosotras nos alojamos en el Hostal Genaro. Y la verdad es que por ubicación nos pareció genial. Además las habitaciones tenían un tamaño adecuado, los baños eran amplios y las camas cómodas. También es sencillo aparcar en la zona y desde allí se puede llegar andando sin problema hasta el Museo Torre del Vino.
6 comentarios
Curiosa historia acerca de la implantación del cultivo de uva en la zona de la Mancha, que por supuesto, desconocía. Sin duda debe ser toda una delicia como destino para los amantes del vino y el buen comer. Además, se puede completar la visita yendo hasta pueblos cercanos con mucho encanto como Alcázar de San Juan o Campo de Criptana.
Para nosotras fue todo un descubrimiento, aprendimos un montón de las viñas, de la historia y de la elaboración del vino en La Mancha.
Nosotros no somos muy aficionados a tomar vino de manera habitual… Lo que sí nos gusta es visitar bodegas y aprender el proceso de elaboración, que a veces cambia de unas zonas a otras, en función del tipo de vid que se cultive.
Hacer enoturismo en La Mancha es algo que tenemos pendiente y visitar Socuéllamos para una muy buena opción, ya que aúna bodegas, buena comida y visitas culturales. ¿Qué más se puede pedir para pasar un tranquilo fin de semana?
Una duda: ¿Hay alguna estación de tren cerca o sólo se puede llegar por carretera?
Saludos.
Hola, pareja.
Yo no suelo beber vino, pero me encanta como a vosotros visitar bodegas y descubrir un poquito más de ese mundo. Si queréis llegar a Socuéllamos, deciros que si hay estación de tren. La antigua ha pasado a ser el Museo del Vino, pero hay una nueva a las afueras de la localidad.
Está claro que el turismo de las vides está de moda. Y aunque nosotros somos más de cervez que de vinos, sí que nos encanta saber de su cultura. Y, de hecho, hemos visitados decenas de bodegas en Europa. De Socuéllamos nada habíamos leído. Pero si tienen 27.000 Ha de viñedos está claro que la tradición vitivinícola no les viene de ahora, precisamente. Nos apuntamos las bodegas que recomiendas y esta fiesta Manchavino, ya para otro año.
Yo también soy más de cerveza, pero me gusta la cultura del vino, algo muy ligado a tantas zonas de nuestro país.