En este post os voy a hablar de Shahrisabz la excursión de un día que hicimos a es ciudad desde Samarcanda. No es, desde mi punto de vista, una visita imprescindible en Uzbekistán. Pero si tenéis tiempo no está de más organizar una excursión de un día (en realidad son unas horas, os quedará libre parte de la tarde) para conocer una de las ciudades con más historia del país.
Índice del artículo
Dónde está Shahrisabz
Esta ciudad se encuentra a 90 kilómetros al sur de Samarcanda. Cuando se viaja en coche entre ambas localidades, el paisaje va cambiando constantemente, siendo la parte más atractiva del trayecto el paso por las colinas que llevan a Kashkadarya, la región a la que pertenece Shahrisabz.
Desde los miradores de esas montañas se tienen una vistas magníficas. Es por ellos que en cada curva hay una restaurantes y alguna zona para estacionar, aunque no son pocos los que dejan el coche en cualquier lugar para parar a tomar un té, comer algo o estirar las piernas y disfrutar de la panorámica de los verdes y fértiles campos que rodean la ciudad, cuyo nombre en tayiko quiere decir precisamente eso: ciudad verde.
Cómo llegar a Shahrisabz
La única forma de llegar a Shahrisabz desde Samarcanda es por carretera. No hay otra forma de desplazarse de una ciudad a otra que en autobús o coche. De modo que si queréis conocer los atractivos de la ciudad que Tamerlán había elegido para ser enterrado (luego la cosa no salió como el esperaba y terminó enterrado en Gur-e-Amir, una de las tumbas más fascinantes que ver en Samarcanda) tomad nota de los que os cuento a continuación para organizar vuestra excursión.
- Recomendación importante si tenéis tendencia al mareo cuando vais en coche: no olvidéis algún medicamento para evitarlo. Las curvas y la forma de conducir de los uzbekos no harán de este viaje el más agradable de vuestra vida.
- Si no queréis complicaros la vida buscando transporte para llegar a Shahrisabz y os parece interesante tener un guía en español, entonces os recomiendo reservar la excursión privada a Shahrisabz. Tiene una duración de 7:30 horas y os recogerán en el hotel. La pega es que no es precisamente una excursión barata.
- Nosotros, antes de llegar a Samarcanda, nos pusimos en contacto con nuestro alojamiento en la ciudad (Hanifa Boutique). Les comenté la intención de ir a Shahrisabz contratando un coche con conductor y ellos hicieron toda la gestión. Inicialmente nos pidieron 600.000 som (unos 45 €), pero decidí regatear y terminamos pagando 400.000 som (30 €). Todo quedó cerrado antes de nuestra llegada a la ciudad, desde el precio a la hora de salida hacia nuestro destino.
- Tened en cuenta que aunque siempre se puede regatear, los precios no van a ser los mismos siempre. En plena temporada alta, cuando hay más turismo recorriendo Uzbekistán os darán precios más altos para cualquier traslado o excursión que el resto del año.
- En cuanto al tiempo que os llevará hacer el trayecto entre Samarcanda y Shahrisabz, calcular algo más de 2 horas de ida y lo mismo para la vuelta.
Seguro para viajar a Uzbekistán
Nunca sabemos que problemas podemos tener la viajar a Uzbekistán o cualquier otro destino. Desde retrasos en el vuelo a perdida de equipaje o problemas médicos. Ojalá que ninguno, pero cómo más vale prevenir que arrepentirse, recuerda contratar un buen seguro de viaje antes de partir.
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Breve historia de Shahrisabz
Tranquilos, no os voy a aburrir con ninguna lección de historia, sobre todo porque no he sido capaz de encontrar mucha información sobre la ciudad. Pero me parece interesante dejar unos apuntes sobre esta ciudad antes de entrar en materia y contaros que lugares ver en Shahrisabz.
- Tamerlán, uno de los conquistadores más sanguinarios de la historia, al nivel del mismísimo Gengis Khan, nació en 1336 en Khoja Ilgar, un pueblo a 13 kilómetros de la actual Shahrisabz.
- Por aquel entonces Shahrisab, ciudad con 2700 años de historia, se llamaba Kesh.
- Cuando Amir Timur (Tamerlán) se convirtió en gobernante decidió convertir esa pequeña ciudad en su residencia. Construyó un enorme palacio y buen número de monumentos entre los que estaba el mausoleo que debía convertirse en su tumba. También en esa época fue cuando la ciudad cambió su nombre por el actual.
- En el siglo XVI, Shahrisabz fue arrasada por las fuerzas de Abdullah Khan II, el entonces khan de Bujará.
- Hace tiempo que la ciudad perdió su poder y monumentalidad. Para rematar, hace una década alguien tuvo la feliz idea de derruir el casco antiguo para construir un parque en su lugar. Lo que hace tan solo unos años era un lugar lleno de vida se ha convertido en un espacio solitario que los turistas recorren para ir de uno a otro de los pocos edificios medievales que han quedado en pie.
Qué ver en Shahrisabz, la ciudad de Tamerlán
Los lugares que ver en Shahrisabz se concentran en una espacio pequeño, en ese parque que sustituyó a a ciudad medieval y que mide unos 400 metros de ancho por alrededor de 1.200 metros de largo. Se puede recorrer perfectamente a pie, aunque hay quienes prefieren pagar el paseo en los coches eléctricos que tienen parada en los extremos norte y sur del parque.
Yo os voy a llevar a descubrir los lugares que ver en esta ciudad uzbeka en el mismo orden que yo los visité de norte a sur. El conductor que nos llevó hasta Shahrisabz nos dejó en la puerta de la muralla y nos dijo que tardaríamos unas tres horas en ver la zona monumental. Nos iba a esperar en el mismo lugar que nos había dejado, pero nos dejó su número de móvil por si había algún problema o cambio en la hora de regreso.
Cómo habíamos comprado una tarjeta SIM en el aeropuerto de Tashkent (os recomiendo leer el post Viajar a Uzbekistán, no es porque lo haya escrito yo, pero vais a encontrar un montón de información útil para vuestro viaje) no tuvimos ningún problema en comunicarnos con él por WhatsApp para concretar la hora de regreso a Samarcanda.
Antes de entrar en materia, comentaros que los horarios para visitar los monumentos de la ciudad son siempre los mismos: de 8:00 a 18:00 horas, excepto el museo de Shahrisabz que abre una hora más tarde.
Muralla de Shahrisabz
Junto a la puerta reconstruida de Samarcanda, en el tramo que se conserva de la muralla de la ciudad, comenzamos nuestro recorrido por Shahrisabz. Nada más cruzar la puerta comienzan las esplanadas, los jardines, los paseos peatonales y las zonas de descanso.
También hay algunas fuentes ornamentales, pero durante nuestra visita estaban todas apagadas y sin nada que indicase que hubieran funcionado recientemente. Los parterres están muy cuidados, y en algunos de ellos se han colocado modernas esculturas que rompen un poco la monotonía de tanta pradera verde.
Palacio Ak-Saray
Poco queda del palacio de verano de Tamerlán. Tardaron 24 años en construirlo, quedando terminado tan solo un año antes del fallecimiento del conquistador. De lo que debió de ser un fastuoso edificio solamente queda en pie parte de su pishtak, el enorme portal de entrada cuyo tamaño es indicativo de lo que debía haber tras él. Los fragmentos que se conservan del acceso al palacio miden nada menos que 38 metros de altura y entre ellos había un arco de 22 metros que se hundió hace un par de siglos.
Lo mejor de lo que queda en pie del Palacio Ak-Saray de Shahrisabz son los mosaicos originales que se conservan en los muros. Es uno de los pocos edificios de Uzbekistán cuyos azulejos antiguos no se han restaurado.
Para acceder al recinto del pishtak hay que pagar entrada. La verdad es el que el precio es ridículo, apenas 1 €, pero a no ser que tengáis mucho interés en observar de cerca los azulejos y contemplar una parte del suelo original bajo una protección acristalada, os lo podéis ahorrar pues los muros que quedan del palacio se ven perfectamente desde la vallas que ponen en los paseos peatonales para que nadie se les cuele sin pagar.
Estatua de Tamerlán (Amir Timur) en Shahrisabz
A pocos metros del pishtak se puede ver la enorme estatua de Tamerlán dando la espalda a lo que queda del que fue su palacio. Ocupa según dicen lo que fue el centro de aquella residencia de verano mandada construir por el conquistador. La escultura se eleva sobre un pedestal con el nombre de Amir Timur que a su vez está colocado sobre una base escalonada.
No es la única estatua de grandes dimensiones que rinde homenaje al conquistador más venerado en Uzbekistán. En otra escultura que ver en Tashkent se le puede ver montado a caballo. Y Samarcanda, en la entrada al barrio ruso, se le representa sentado.
Aprovecho para contaros que el centro histórico de Shahrisabz pasó a formar parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en el año 2000. Solamente 16 años después, tras la obras que convirtieron el casco antiguo en un parque, la ciudad pasó a estar en otra lista, la del Patrimonio de la Humanidad en peligro.
Madraza Abdushukur Agalik
Al continuar hacia el sur el recorrido por Shahrisabz nos decantamos por el margen oeste del parque. El sol había empezado a pegar con fuerza y decidimos la ruta gracias a la sombra que encontramos, casi inexistente en el resto de lo que fue el casco antiguo de la ciudad.
Así pasamos por varios edificios antiguos que han sido restaurados en mayor o medida. Uno de ellos, el que más nos gustó, es la madraza Abdushukur Agalik del siglo XIX. Lo más llamativo de lo que debió ser una importante escuela coránica es lo que nos pareció una mezquita, con un bonito pórtico pintado de colores. Encontramos el edificio abierto, pero sin absolutamente nada en su interior.
Al lado de la madraza vimos un edificio que parecía estar ocupado por oficinas y del que nos llamaron la atención las bonitas columnas de su pórtico y la forma de las ventanas.
También allí nos encontramos con una curiosidad. Un morera de gran tamaño junto a la que un cartel indicaba que llevaba allí plantada desde el periodo del imperio timúrida. Es decir, mínimo desde principios del siglo XVI.
Más al sur encontramos el único de los edificios del antiguo bazar de la ciudad que ha llegado a nuestros días. Es una sencilla estructura de ladrillo que al parecer aloja en su interior algún tipo de taller o tienda, pero nosotros lo encontramos cerrado.
Quiero mencionar que en el otro margen del parque, el de la parte este, está la madraza Chubin que aloja el Museo Amir Timur. No os puedo decir mucho sobre este lugar puesto que nosotros no lo visitamos, pero si quiero dejar constancia de su existencia y de que la entrada es de pago.
Mezquita Kok-Gumbaz
La mezquita del viernes es sin duda la más atractiva que ver en el centro de Shahrisabz. Se encuentra al sur del antiguo casco antiguo y su nombre quiere decir “cúpula azul”. No se rompieron mucho la cabeza para bautizar este lugar de oración musulmán, basta ver su cúpula cubierta de azulejos de intenso color azul para comprobar de donde viene el nombre de esta mezquita.
Nosotros llegamos a ella por la parte posterior, vimos una puerta abierta en lo alto de una escalera y no dudamos en entrar por ahí. Tengo que deciros que no es la entrada “oficial”. Los turistas deberíamos entrar por la puerta del lado opuesto del recinto que la mezquita comparte con otro de los lugares históricos que ver en Shahrisabz, la Dorut Tiyovat (luego os hablo de ella). Es por ese acceso por donde se paga la entrada para poder visitar el complejo.
En principio, parece que la entrada a la mezquita es gratuita y que el pago de la entrada sería solamente para Dorut Tiyovat. La realidad es que entrando por la puerta que nosotros utilizamos para acceder al patio de la mezquita se puede ver todo, pues nadie en ningún momento nos pidió ninguna entrada para visitar los otros edificios. Todas las puertas están en el mismo patio rodeado de tiendas de artesanos.
Volviendo a la mezquita, deciros que su construcción terminó en el primer tercio del siglo XV en honor a Shah Rukh, padre de Ulugh Beg e hijo Tamerlán. Aunque el edificio y todo lo que lo rodea ha sido muy restaurado, en los muros interiores se conservan palmeras pintadas por los artistas originales llegados de India e Irán.
Dorut Tilyovat
Se trata de un complejo funerario destinado a los antepasados de Tamerlán. Cómo veréis, el temible conquistador convirtió Shahrisabz en un homenaje a su familia.
Bajo las cúpulas azules de los dos mausoleos frente a la pórtico de la mezquita se supone que reposan los restos de algunos personajes relacionados con Amir Timur, aunque no está del todo claro. El de la izquierda es el mausoleo de Sheikh Shamseddin Kulol, tutor espiritual de Tamerlán. El de la derecha se construyó años más tarde, en época de Ulugh Beg, con el objetivo de ser la tumba de sus descendientes.
Rodeando estos mausoleos se llega a una terraza con más sepulturas al aire libre y con vistas a los últimos lugares destacados que ver en Shahrisabz.
Dorus Siyadat
Terminado a finales del siglo XIV, este complejo funerario medía por aquel entonces 3.500 m2. A nuestros días ha llegado solamente la altísima tumba de Jehangir, el hijo mayor y favorito de Tamerlán, fallecido a los 22 años. Aquí está también enterrado Umar Sheikh, otro de los hijos del poderoso gobernante y conquistador.
El acceso al recinto es de pago, tan barato como el resto de lugares que ver en Shahrisabz. Aunque es cierto que si no fuera por el lugar del que os voy a hablar a continuación, el recinto de Dorus Siyadat no nos pareció especialmente interesante.
Tumba de Tamerlán en Shahrisabz
El penúltimo lugar que creo no debéis perderos en esta ciudad uzbeka está especialmente relacionado con Tamerlán. Se encuentra en el recinto de Dorus Siyadat, lugar en el que el conquistador construyó la que debería haber sido su tumba. De no haber muerto en combate durante un invierno en el que la nieve impedía los desplazamientos, Amir Timur (más conocido como Tamerlán fuera de Asia Central) habría sido enterrado en la cripta que se puede ver en la esquina sureste del patio que rodea la tumba de Jehangir.
La tumba puede pasar inadvertida si no se va en su busca. Un pequeño portal da acceso a una sencilla sala subterránea en la que la única decoración son las citas coránicas en los arcos que sustentan la cubierta sobre un ataúd de piedra. Fueron las inscripciones biográficas sobre Tamerlán en ese ataúd las que hicieron pensar, al descubrir la cripta en 1963, que la tumba fue construida para él.
Mezquita Kharazati-Imon
Esta mezquita que comparte pared con la tumba de Jehangir es otro de los lugares que se pueden visitar en la ciudad. Siempre y cuando no se entrar durante alguna de las oraciones del día. A nosotros nos coincidió que la mezquita estaba llena de personas rezando, pero mientras veíamos el recinto de Dorus Siyadat, la gente terminó sus oraciones y fueron dejando la mezquita.
Fue así como descubrimos una entrada lateral que da acceso directo al recinto de la tumba de Jehangir. Sin pagar. No sabemos si esa puerta se cerrará en algún momento del día. Yo os lo cuento y que cada uno actúe como considere. Es cierto que las entradas no son caras y que racanear en ellas puede parecer un poco cutre. Pero también lo es que te quieran cobrar por ir al baño en los monumentos cuando has pagado tu correspondiente entrada (en este tema hay mucho que hablar, nosotros no pagamos en ninguno de esos baños, yo enseñaba la entrada al monumento y listo, me miraban raro pero nadie protestaba seguramente porque me veían convencida y sentían que discutir no nos llevaría a ningún lugar).
Dicho esto, volvamos a la mezquita. Es muy parecida a tantas otras que ver en Uzbekistán. En ella destaca sin duda el aivan que sustentan unos enormes pilares de madera. Bajo ellos podéis ver un reloj que indica cuales son los horarios de oración ese día. Y es más que probable que algunos uzbekos que estén allí os hagan alguna pregunta y se animen a charlar un rato aunque la comunicación sea complicada. Son gente muy cordial, una de las grandes riquezas del país.
Comer en Shahrisabz
Es probable que estando en Shahrisabz llegue la hora del almuerzo/comida. A nosotros nos apetecía comer algo antes de regresar a Samarcanda y la cosa no fue sencilla. Habíamos visto un café/restaurante en el margen oeste del parque, junto a la madraza Abdushukur Agalik, pero cuando fuimos estaba cerrado.
La única otra opción que encontramos abierta fue un restaurante que ocupa un antiguo caravasar del siglo XVI, un edificio de ladrillo decorado con azulejos con los típico diseños uzbekos. En el siglo XXI ha cambiado su función y en su interior está el Kuba Restaurant. Un espacio ocupado por un buen número de mesas, con alfombras en el suelo y bastante oscuro.
Vimos un escenario, por los que supongo que en temporada de mucho turismo habrá actuaciones. Unas cuantas mesas estaban ocupadas por un grupo de viajeros en tour organizado. Nosotros pedimos agua y unos aperitivos que no tardaron en llevarnos. Sin ser los mejores que comimos en Uzbekistán, fueron suficientes para calmar el hambre. El personal no habla inglés pero suplen esa carencia con interés y amabilidad.
Después de comer regresamos hasta la muralla para subir al coche y regresar a Samarcanda. Al llegar a la probablemente más famosa ciudad de Uzbekistán aún tuvimos tiempo para recorrer el barrio judío de la ciudad, volver a la plaza Registán para verla iluminada y cenar en nuestro restaurante favorito de la ciudad, el Emirhan antes de irnos a la estación para poner rumbo a la última etapa de nuestro viaje: el Valle de Fergana.
