Shah-i-Zinda, una visita imprescindible en Samarcanda

por Cristina Monsalvo
qué ver en Samarcanda

Uno de los lugares más bonitos que puede ver al viajar a Uzbekistán es sin duda Shah-i-Zinda. Un conjunto de mausoleos en el límite del centro antiguo de Samarcanda. Una avenida de tumbas cubiertas de azulejos que es sin duda visita imprescindible en esta ciudad uzbeka.

Shah-i-Zinda

El nombre de este fascinante lugar significa “tumba del rey vivo”. Parece ser que este nombre hace referencia a la presencia en el lugar de la tumba de Qutham Ibn Abbas, primo del profeta Mahoma e introductor del islam en lo que hoy es Asia Central. Una leyenda cuenta que los zoroastrianos, no muy  contentos con su presencia en la zona, lo decapitaron durante su rezo, pero no murió. De esta leyenda viene sin duda el nombre de esta necrópolis que ver en Samarcanda.

Qué ver en Samarcanda

La presencia de la tumba de Kusam Ibn Abbas aquí convirtió a esta necrópolis en un destacado punto de peregrinaje (en la Edad Media, visitar este lugar equivalía a viajar a La Meca). También es probable que tanto Tamerlán como Ulugh Beg eligieran este espacio para dar sepultura a sus familiares por la presencia en él del predicador.

Shah-i-Zinda

Qué ver en Shah-i-Zinda

Son once los mausoleos que se pueden ver en Shah-i-Zinda, construidos unos junto a otros entre los siglos XIV y XV.  Sus fachadas e interiores cubiertos de preciosas composiciones de azulejos sobre el ladrillo están considerados de los más bellos del mundo árabe.

Si queréis descubrir conocer de la mano de un guía la historia  de este lugar, os animo a reservar el tour guiado a pie por Samarcanda en español. Es el mejor modo de descubrir esta ciudad destacada de la Ruta de la Seda y por supuesto, Shah-i-Zinda.

Shah-i-Zinda

Hay que tener en cuenta que lo que vemos no es tan antiguo como podemos pensar. Durante siglos el complejo funerario se fue conservando con trabajos menores. Pero en 2005 se acometió una polémica restauración que creó una fascinante avenida de edificios cubiertos de mosaicos y azulejos que en su mayor parte no son originales.

Shah-i-Zinda

Al visitar este complejo funerario que ver en Samarcanda, lo primero que aparece ante el viajero es una pequeña mezquita en uso a la izquierda. A continuación, tras pasar las taquillas y los baños, una escalera lleva hasta el paseo rodeado de tumbas. Las más cercanas a la entrada fueron las últimas en construirse.

qué ver en Samarcanda

Todas siguen un patrón arquitectónico: edificios cuadrados de dimensiones similares cubiertos por pequeñas cúpulas a los que se accede subiendo las escaleras del pórtico. En el interior, al igual que en el exterior, el ladrillo está cubierto por azulejos, mosaicos (con motivos geométricos y florales) y textos del Corán en los que el diferentes tonos de azul son protagonistas. Bajo la cúpula están las lápidas, pero es en la cripta de cada mausoleo donde están los cuerpos de los fallecidos.

Una de las tumbas mejor conservadas es la de Shodi Mulk Oko. En ella están enterradas una hermana y una sobrina de Tamerlán.

Continuando el paseo por Shah-i-Zinda, se pasa por un singular mausoleo octogonal antes de llegar a una explanada con tumbas a la izquierda.

Al fondo, hay una arco abovedado que da paso a un patio con los últimos mausoleos del complejo. Bajo el arco, a la derecha, una puerta lleva al complejo funerario de Qutham Ibn Abbas, el lugar al que acuden los peregrinos  y en el que además de la tumba hay una mezquita.

Shah-i-Zinda

Horario y precio

Para acceder al complejo funerario de Shah-i-Zinda hay que pagar entrada y se puede visitar todos los días de la semana desde las 7:00 horas.

La entrada, al igual que ocurre en todos los monumentos del país, tiene un precio diferentes para uzbekos y extranjeros. En 2024, el precio para turistas internacionales era de 40.000 som (se puede pagar en efectivo o con tarjeta).

Una vez dentro, seguro que esos turistas uzbekos quieren hacerse fotos con vosotros (primero con su móvil, y luego posarán encantados para que les hagáis fotos vosotros).

Más allá de Shah-i-Zinda se extiende una gran cementerio rodeado de un muro. Una parte es cementerio musulmán y otra, cementerio judío. Hay distintas puertas para acceder a ellos, y aunque vista una parte, visto todo, si que podréis contemplar desde esos cementerios una panorámica diferente de los mausoleos reales de los que os he hablado.

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