En la ribera derecha del río Duero, muy cerca de la afamada Tordesillas, hay un pequeño pueblo cuya historia y patrimonio merecen que el viajero haga allí un parada. Se trata de San Miguel del Pino, un nombre que estará ligado para siempre a personajes tan ilustres como Alfonso VII, Alfonso XI, Doña Leonor de Guzmán e incluso, Miguel Delibes.
El pueblo, que originalmente se llamó San Miguel de Malvavisco y que estaba en lo que era la provincia de Palencia(nombre de una planta que había en la zona, no de las famosas nubes de colores que son la chuche preferida de muchos), tiene actualmente una población que no alcanza los 400 habitantes.
El primer documento en el que se menciona a este pueblo es la bula con la que el papa Pascual II confirmaba donaciones y límites a la iglesia de Palencia en 1116, aunque se cree que el origen de la población es anterior.
Lo que si es cierto es que San Miguel del Pino (o de Malvavisco por aquel entonces) fue pasando de mano en mano. Unos la regalaban y otros la recibían contentos del privilegio de tenerla como parte de sus posesiones. Por ejemplo, a mediados del siglo XII, Alfonso VII la donó a la Orden de San Juan de Jerusalén, momento en el que San Miguel del Pino se convierte en centro de una encomienda de a Orden.
Dicha encomienda debió llegar a tener gran importancia. Eso indica el hecho de que fuera entregada a Arias Gutiérrez Quexada por la Orden de San Juan de Jerusalén como recompensa a su labor de apoyo. Este personaje pertenecía a la familia de los Quijada que llegaron a forman parte de la más alta nobleza en el siglo XVI.
Ya en el siglo XIV, parece ser que la población pasó a manos de Doña Leonor de Guzmán, amante de Alfonso XI y madre de diez de sus hijos. Aunque a su muerte, tanto San Miguel del Pino como gran parte de sus bienes (todos aquellos que no legó en vida a su descendencia) pasaron a manos María de Portugal, mujer legítima del monarca. Más adelante os contaré un poquito más de estas mujeres que tanto tuvieron que ver en la historia de España y cuya historia es un verdadero culebrón.
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Qué hacer en San Miguel del Pino
El paseo por San Miguel del Pino se puede hacer perfectamente en una mañana o una tarde. El pueblo es pequeño y recorrer sus atractivos es cuestión de unas pocas horas. Eso sí, tomad nota de todo lo que os cuento porque sin duda no hay que perderse nada de lo que ofrece este pueblo vallisoletano.
Tuvo murallas que hoy han pasado a estar integradas en las viviendas, aunque siguiendo algunas calles si es posible trazar cual pudo ser el perímetro de las mismas.
Visitar la Iglesia de San Miguel
Esta monumental iglesia es arquitectónicamente el lugar más interesante que ver en San Miguel del Pino, declara Monumento Histórico Artístico en 1981. Fue construida entre los siglos XII y XIII, siendo el resultado final una mezcla de arte románico y gótico.
El exterior es sorprendente, el resultado de distintas reformas que lo han llevado hasta su actual aspecto. La primera sensación, sin duda, es que parece más una fortaleza que una iglesia. Una gran mole cuadrada resultado de la ampliación del templo original con planta de cruz griega, en la que sobresale la torre campanario, casi en el centro de la estructura.
La fachada principal es sobria, y en ella destacan la puerta con archivoltas, el rosetón y los nichos. Estos últimos habitualmente los encontraríamos en el interior del templo o, de haberlo, en el claustro del mismo. Si dais una vuelta alrededor de la iglesia, buscad la figura en piedra de San Miguel triunfando sobre el mal (representado por un león)
Una vez dentro del templo, las bóvedas de crucería son las grandes protagonistas. Con algunas curiosidades bajo ella. Por ejemplo, esa mancha negra en una de las columnas dejaba por un rayo en el siglo XX.
Hay que prestar atención a los retablos, entre los que destaca el del altar mayor, con las figuras de San Miguel, San Rafael y San Gabriel. A la izquierda de ese retablo, otro muy importante en San Miguel del Pino. El que tiene como protagonista a Santa Águeda, protectora de las mujeres en general y de las enfermeras en particular.
De las paredes del templo, a izquierda y derecha de la puerta, y también en la pared lado del evangelio (el izquierdo mirando al altar mayor), cuelgan varias tablas atribuidas al vallisoletano Maestro de Portillo. Tres de ellas formaban parte de un retablo del que han desaparecido el resto de las tablas.
Apuntarse a una visita teatralizada en San Miguel del Pino
Os tengo que confesar que todo lo que os he contado sobre la Iglesia de San Miguel los descubrí gracias a la fabulosa visita teatralizada que hicimos en el pueblo. De la mano nada menos que de Doña Leonor de Guzmán y de su tatataranieta (igual he puesto algún “ta” de más o menos) Isabel la Católica, representadas con mucho acierto por Águeda y Manoli. La primera es historiadora del arte y violinista en el grupo Alicornio, mientras que Manoli es la responsable de turismo en este pueblo de Valladolid.
Esta visita guiada comienza junto al Ayuntamiento, bajo el único arco de la antigua muralla que se conserva en San Miguel del Pino. Y también uno recuerdo de aquella fortificación que rodeo la población. Desde allí, se da un corto paseo para llegar a la iglesia, en cuyo interior comienza lo más interesante del recorrido gracias al pozo sin fondo de sabiduría que es Doña Leonor de Guzmán, que acompaña sus explicaciones con piezas musicales tradicionales interpretadas con el violín y la pandereta.
Para finalizar, y siempre con la música como compañera, guías y visitantes dan un paseo junto al Duero y las antiguas aceñas para finalizar esta fantástica visita. Os recomiendo sin ninguna duda hacerla, pues además se ser muy instructiva, es realmente entretenida.
Podéis hacer la reserva contactando la Oficina de Turismo en el teléfono 621 07 73 14 o en el correo [email protected]. Ellos os indicarán fechas y horarios disponibles, así como las tarifas actualizadas (en este momento son 5 €). Además, por si os interesa, existe la opción de visitas teatralizadas específicas para niños. Son perfectas para grupos escolares.
Pasear junto al río Duero
Otro de los grandes protagonistas en San Miguel del Pino es el Duero. Uno de los ríos más bellos de España que atraviesa ciudades tan singulares como Soria y que es sin duda uno de los lugares que ver en Zamora.
Este río tiene gran importancia para una población que ha vivido de la agricultura. Sus aguas han servido desde hace siglos para regar los campos. Aunque a veces sus crecidas han sido tan grandes que han alcanzado la plaza (cuando estéis allí os daréis cuenta de la cantidad de agua que supone una crecida de ese nivel).
Junto al río están las antiguas aceñas, que ya no están en uso. En su lugar, lo que ahora tiene mucha demanda son los puestos de pesca en la orilla del Duero. Hay nada menos que 100 que sirven para celebrar cada año importantes campeonatos. Así que si os gusta la pesca, no os conforméis con pasear junto al río y llevad la caña con vosotros (siempre con la correspondiente licencia, por supuesto).
Descubrir el arte de la cestería
Son muchos los oficios tradicionales que con el paso de los años van cayendo en desuso. Uno de ellos es la cestería. Aquellas cestas, paneras o baúles hechos de mimbre se sustituyen, cada vez con más frecuencia, por objetos más baratos e impersonales llegados en muchos casos desde la lejana China.
Por suerte, aún quedan personas que han aprendido el oficio y sus hábiles manos siguen entregadas a la creación de diversos objetos de mimbre, médula o enea. Una de ellas es Angelines. Es una vecina de San Miguel del Pino que la casualidad llevó a tener como oficio la cestería. A fecha de hoy, que sepamos, es una de las dos únicas cesteras en la provincia de Valladolid.
Pudimos visitarla en su taller del pueblo y aprender con ella muchos secretos de los materiales utilizados y de las distintas técnicas. Nos invitó esa misma tarde a uno de los cursos que imparte en un salón social de la localidad. Sus alumnas trajeron algunos de los objetos que habían hecho, y allí mismo pudimos hacer una pequeña flor de médula con las indicaciones de Angelines.
Si queréis saber más de su trabajo, podéis pasar por su cuenta en Instagram @acesterialaba. Si veis algo que os guste, siempre podéis contactar con ella para preguntar precios o hacer algún encargo.
Disfrutar de una buena comida en San Miguel del Pino
A pesar de ser un pequeño pueblo, San Miguel del Pino puede presumir de contar con uno de los mejores asadores de Valladolid: Mi Capricho. Se trata de un negocio que regenta la tercera generación de una familia y en la que los asados son los grandes protagonistas. En su horno de leña se asan lechazos y cabritos, mientras que en las brasas se preparan carnes y pescados. Yo os recomiendo probar su cocido, completo y perfectamente elaborado a fuego lento también en el horno de leña.
Los que prefieran algo más informal se pueden decantar por tomar unas raciones en el Café Bar El Molino. Normalmente la cocina funciona solamente los fines de semana, pero siempre se puede hablar con ellos si se tiene intención de ir a comer o cenar y se quiere encargar algo con antelación.
Alojamientos en San Miguel del Pino
Alojarse en este pueblo permite disfrutar de un fantástico descanso. Nada de ruidos no deseados que interfieran el sueño. Allí se va a descansar y es sencillo conseguirlo si se reserva alojamiento en cualquiera de sus viviendas turísticas. Hay cuatro. Dos de ellas en la entrada a San Miguel del Pino y otras dos en las afueras. Todas ellas son de alquiler completo, tienen patio con barbacoa y fácil aparcamiento cerca de la entrada.
Casa Chocolate y Casa Vainilla pertenecen a al mismo anfitrión. Ambas cuentan con tres dormitorios dobles, salón, cocina, varios baños y patio. Están decoradas en un estilo moderno y funcional, contando con todo lo que el huésped puede necesitar. La segunda de ellas se encuentra en una urbanización con piscina comunitaria.
El Pajar de Tasio y La Centralita son los alojamientos a la entrada del pueblo. Con un estilo más rústico y también más encanto, estas casas ofrecen alojamiento para 6 y 8 personas respectivamente. En la planta baja tiene un amplio salón con cocina americana. Todas las habitaciones tienen baño, lo que ofrece algo más de privacidad en cada dormitorio. Para consultar disponibilidad y hacer una reserva podéis contactar con los dueños en el teléfono 627 52 25 53.
Si decidís alojaros en alguna de estas casas, recordar que en San Miguel del Pino hay un pequeño supermercado. En él podéis encontrar desde fruta fresca a embutidos o pan del día, pasando por todo lo necesario para organizar un buen desayuno o comida en vuestro alojamiento. Un establecimiento que viene genial a los vecinos de pueblo, que de este modo no tienen que desplazarse a otras localidades para hacer la compra.
Doña Leonor de Guzmán y los Trastámara
Lo prometido es deuda, y no os pienso dejar con las ganas de “cotillear” en la vida de esta mujer ligada a Alfonso XI.
Leonor era una joven sevillana nacida en 1310 fruto del matrimonio Pedro Núñez de Guzmán y de Juana Ponce de León. Era tataranieta del rey Alfonso IX de León por línea materna, al ser bisnieta de la hija ilegítima que dicho rey tuvo con Aldonza Martínez de Silva.
Contrajo matrimonio muy joven. Tanto que a los 17 años ya estaba viuda. Entonces conoció al rey, Alfonso XI, que quedó prendado de ella. La convirtió en su amante, tuvieron juntos nada menos que 10 hijos (sobrevivieron 8) y fue siempre su predilecta en la corte.
En 1928, el rey contrajo matrimonio con su prima María de Portugal. Cada año que pasaba sin que la reina le diera un hijo al monarca, Doña Leonor se iba afianzando en su papel como consorte. Era una mujer inteligente que ayudaba a Alfonso en temas políticos y que recibía tierras con cada nuevo parto. Esto último que la convirtió en una importante señora feudal. Oropesa, Tordesillas, Lucena o Medina Sidonia, entre otras muchas villas, eran parte de su patrimonio.
En 1934 finalmente la reina María le dio un hijo al rey. El futuro Pedro I. El mismo que tras la muerte de su padre y faltando a la palabra dada a su hermanastro Enrique, primogénito de Alfonso XI y Doña Leonor, apresó a la amante de su padre en Sevilla.
Pero Leonor no dejó de mover ficha ni encerrada. Consiguió que su hijo Enrique contrajera matrimonio con Juana Manuel de Villena (hija de Don Juan Manuel, escritor y miembro de la casa real nacido en Escalona del Alberche). La joven era uno de los partidos más deseados entre la nobleza, lo que provocó el enfado de Pedro I que lo pagó endureciendo el encarcelamiento de Doña Leonor.
La que fue amante del rey durante más de veinte años falleció en 1351 sin llegar a ver a su hijo coronado como Enrique II tras conseguir la victoria en la primera Guerra Civil Castellana. En ella perdió la vida Pedro I y el hijo mayor de Doña Leonor fundo la dinastía de los Trastámara de la que también fue miembro Isabel la Católica.
Desde luego a mi me parece una historia súper entretenida e interesante, digna de las páginas de cualquier revista del corazón de la época. Y más cuando la escuchas de boca de la propia Doña Leonor de Guzmán en la visita teatralizada de San Miguel del Pino.
Qué ver cerca de San Miguel del Pino
A no mucha distancia de San Miguel del Pino hay interesantes lugares que también merecen una visita. Desde Tordesillas (a 10 kilómetros) a la propia Valladolid (a 25 minutos en coche). Sin olvidar Medina del Campos o Simancas. En todas ella se realizan visitas guiadas que en algunos casos os seguirán hablando de reinas. Una buena forma de descubrir a estas mujeres que vivieron hace siglos y que tanto peso tuvieron en la historia de nuestro país.