Estoy casi segura que si vas a viajar a Uzbekistán, en tus planes estará descubrir los lugares que ver en Samarcanda, la ciudad con el nombre más evocador de la antigua Ruta de la Seda. Entre todos los lugares que conocer en esta ciudad ligada a Tamerlán (gobernante y conquistador cruel como pocos) se cuenta el Registán. Una plaza considerada una de las más bellas del mundo.
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Registán, una de las plazas más bellas del mundo
El Registán es sin duda el conjunto monumental más impresionante que ver en Samarcanda. Una gran plaza rodeada por tres grandes madrazas (Ulugh Beg, Sher Dor y Tilla-Kari) cuyas fachadas cubiertas de azulejos en tonos azules no dejan indiferente a nadie.
El conjunto se puede ver desde una moderna escalinata a la que han dotado de una plataforma. Las vistas del conjunto del Registán desde ese punto son completas. Una panorámica espectacular para ver de día y de noche. Desde la mañana los colores del conjunto arquitectónico más famoso de Uzbekistán van cambiando de color según el sol incide en las fachadas de los monumentos.
Al caer la noche, el espectáculo visual continúa. Cada día, cuando el sol se pone, comienza un espectáculo de luz y sonido del que pueden disfrutar todos viandantes que pasan por la plaza. Luces azules, verdes, moradas bailan sobre las fachadas de las madrazas al ritmo de un sugerente música que nos lleva a los tiempos de esplendor de la ciudad.
Todo esto desde la escalera que os he mencionado. Porque el acceso a la plaza y a sus madrazas exige del pago de una entrada. Una entrada que, al contrario de lo que pasaba hace algún tiempo, ahora solamente permite acceder una vez al Registán. Cuando entras puedes pasar todo el día allí si lo deseas, pero si sales, olvídate de volver porque nadie accederá a dejarte pasar de nuevo.
Si quieres conocer a fondo la historia y la arquitectura de esta plaza de Samarcanda y otros lugares emblemáticos de la ciudad, te recomiendo reservar el tour guiado a pie por Samarcanda en español. Visitarás el Registán, el fascinante cementerio Shah-i-Zinda y Gur-e-Amir, la tumba de Tamerlán, entre otros lugares.
Hay que tener en cuenta también que durante la temporada alta se monta un gran escenario frente a la madraza central. Algo que desgraciadamente resta encanto al conjunto y también el poder apreciar por completo la fachada de esa madraza. Además, durante las fechas en las que se realizan eventos especiales en el Registán, los horarios para las visitas turísticas se limitan.
Qué quiere decir Registán
El nombre de esta plaza que ver en Samarcanda significa “lugar de arena”. Porque antiguamente era la arena la que cubría el suelo de la plaza más impresionante de Uzbekistán.
El Registán era la gran plaza pública de la ciudad, el lugar al que acudían los vecinos para escuchar las proclamaciones reales. También era el lugar de las ejecuciones públicas y espacio en el que reunir al ejército antes de partir a alguna batalla o conquista (sabiendo del gusto de Tamerlán por esto último seguro que los soldados se reunían con cierta frecuencia aquí).
Además de esos importante eventos, la plaza era el lugar del mercado. Los comerciantes, artesanos y granjeros colocaban sus puestos por el perímetro de la misma, haciendo que este espacio público estuviera siempre animado.
Qué son las madrazas
En el mundo árabe, las madrazas (o madrasas) son literalmente escuelas. Se cree que las primeras pudieron estar en la casa de los propios profesores, a las que acudían algunos privilegiados.
Con el paso del tiempo, las madrazas fueron pasando a ser espacios independientes convertidos en centros de educación y cultura. Los estudiantes, que también vivían en ellas, recibían clases no solamente de religión, como muchos piensan. En las madrazas también se impartían clases de geometría o aritmética entre otras materias de las llamadas ciencias racionales.
En cuanto a su arquitectura, es fácilmente reconocible. Los grandes iwanes de acceso, los patios con estanques y los dormitorios se repiten en madrazas de todo el mundo árabe. En cuanto a las habitaciones de los estudiantes, eran pequeñas pero con espacio suficiente para tener una sala de estudio, un armario y una zona independiente para dormir.
Entradas y horarios para visitar el Registán
La plaza está abierta todos los días del año, aunque cambia el horario en el que se puede visitar.
- Temporada baja (finales de noviembre a finales de febrero) de 8:00 a 20:00 horas.
- Temporada alta (finales de febrero a finales de noviembre) de 7:00 a 24:00 horas.
Las entradas se pueden comprar on-line o en las taquillas de la plaza (están a la izquierda de la plaza y es el único lugar por el que está permitido el acceso). Si se compran presencialmente se pueden pagar en efectivo o con tarjeta de crédito. Las tarifas son diferentes para uzbekos, extranjeros, adultos y niños.
El precio de la entrada cambia cada año, en 2024 os puedo decir que costaban 65.000 som para los turistas adultos extranjeros y 35.000 som para los menores de 14 años. Lo que si os puedo decir es que ya que estáis allí, no os quedéis fuera. Merece la pena entrar y visitar cada una de las madrazas, contemplar de cerca sus fachadas y disfrutar de sus interiores (aunque como en el resto de Uzbekistán se han convertido en centros de artesanía y venta de productos del país).
Antes o después de visitar el interior de la plaza y sus madrazas, merece la pena dar un paseo a su alrededor recorriendo los jardines que rodean el Registán para contemplar las madrazas desde otra perspectiva, puede que no tan atractiva pero sí mucho más tranquila.
Qué ver en la plaza Registán de Samarcanda
Madraza Ulugh Beg
Tras pasar el control de entradas que da acceso al Registán, la madraza que encontramos a la izquierda de la plaza es la que lleva el nombre de uno de los nietos de Tamerlán, sultán y gobernante al que interesaba más la astronomía que el poder. Fue asesinado pero dejó como legado grandes monumentos como esta madraza o el observatorio en Samarcanda que también lleva su nombre.
La madraza Ulugh Beg fue reconocida en su momento como la de mayor rango de la ciudad. En ella se impartían clases de teología, filosofía, matemáticas y astronomía.
La construcción de esta madraza, la más antigua del conjunto del Registán, duró 3 años y terminó en 1420 y está considerada por muchos la más bella que ver en Samarcanda. Fue levantada en la que por aquel entonces era el principal bazar de Samarcanda, contando en ese momento con cuatro minaretes de 33 metros de altura de los que solamente dos han llegado al siglo XXI.
El portal principal está decorado con estrellas, un recuerdo de la pasión que Ulugh Beg sentía por el firmamento. Los azulejos que cubren los muros de ladrillo son de los más bonitos y elaborados del país, con el azul como protagonista, combinado con tonos verdes, amarillos, rojos y blancos.
En el interior de esta madraza que ver en Samarcanda se puede ver que gran parte de los antiguos dormitorios del edificio están ocupados por tiendas. Lo que fueron salas de lectura y aulas han pasado a ser salas de exposiciones. En ellas se reproducen escenas de astrónomos trabajando y estudiando.
No hay que perderse la antigua mezquita al fondo del complejo. Está pintada de un precioso color azul. Se utiliza principalmente para exponer objetos históricos, aunque también aquí hay algunos vendedores de artesanía. Tampoco hay que dejar, por las escaleras en escondidas en las esquinas de la madraza, hasta el segundo piso.
Madraza Sher Dor
Frente a la madraza Ulugh Beg está la segunda de las madrazas que ver en la plaza Registán de Samarcanda. Fue construida dos siglos más tarde que la anterior, y en este caso las obras duraron 17 años.
El nombre de esta madraza se puede traducir como madraza del León. Un nombre que hace referencia a la decoración sobre el portal principal: dos felinos que a simple vista parecen más leopardos que leones.
La presencia de estos dos animales, de los ciervos a los que persiguen y de rostros que representan al sol en la decoración de un edificio musulmán incumple con la prohibición islámica de no representar personas y animales, algo que la convierte en algo bastante excepcional, aunque no único, en Uzbekistán. En la madraza Nadir Divanbegi de Bujará se pueden unos preciosos pavos reales y unos corderos sobre el portal de acceso a la antigua escuela coránica.
En la fachada también destaca la presencia de dos preciosas cúpulas vidriadas y dos minaretes. Yo había leído que se puede subir a alto dando una propina a lo vigilantes. Pregunte varias veces y de un sitio me mandaban a otro. Creo que actualmente está todo mucho más regulado en la visita al Registán, desde el control de acceso con tarifas fijas a todo lo que se puedo o no hacer en la plaza. Puede que en un futuro, si se considera seguro permitir que los visitantes suban a alguno de los minaretes, se abran de forma controlada.
Cuando se construyó esta madraza que ver en Samarcanda, la idea original es que fuera un réplica exacta de la que de Ulugh Beg en cuanto a la arquitectura y dimensiones. Nadie puede negar que son muy parecidas. Sin embargo, debido al paso de los siglos, la madraza ya construida se había hundido en su base mientras que la plaza en sí había aumentado su altura. El resultado, inapreciable a simple vista, es que la madraza Sher Dor terminó siendo dos metros más altas que la otra madraza.
Los azulejos y mosaicos que cubren las paredes exteriores e interiores de esta madraza son de motivo floral. Crean un precioso patrón ornamental que hace muy atractivo, sobre todo el patio de la madraza. Al no haber casi vegetación (por ahora) en ese patio, se aprecia muy bien el conjunto en su totalidad. Lo que fueron las habitaciones de los estudiantes, aquí también se han convertido en tiendas y salas de exposiciones. Una de estas últimas muestra imágenes del estado de la plaza Registán antes del comienzo de las restauraciones.
Madraza Tilla-Kari
La tercera de la madrazas de la plaza Registán es la que ocupa el centro de la misma. Construida sobre un antiguo caravasar, fue acababa de 1660, siendo la más moderna de las tres madrazas y cerrando visualmente con su fachada el espacio de la plaza.
Aunque parece ser que este edificio debía ser también una réplica de los anteriores, el aspecto final es bastante diferente al de sus predecesoras. En la madraza Tilla-Kari, a demás de alto portal de acceso que se abre a la plaza, la fachada está formada por dos niveles de hudjras (las estancias en las que vivían los estudiantes) precedidas de balcones con arcos apuntados, con torres en las esquinas.
El patio de esta madraza, más grande que el de las otras dos, tiene un bonito jardín en el centro. A su alrededor, un solo nivel de habitaciones (con las consabidas tiendas de recuerdos en su interior) con las paredes cubiertas de mayólicas y mosaicos con diseños geométricos y vegetales, al igual que en la fachada del edificio.
La parte más interesante de esta antigua escuela coránica es sin duda su mezquita, uno de los lugares más bellos y asombrosos que ver en Sarmarcanda. Se construyó para que los estudiantes pudieran orar sin necesidad de abandonar la madraza. Su interior está decorado en tonos azules y dorados.
El techo está cubierto de pan de oro, y aunque es liso, está decorado de tal forma que parece estar abovedado. También el mihrab y el minbar están cubiertos de ese material. Es precisamente la abundancia de oro a la que la madraza Tilla-Kari debe su nombre, que no quiere decir otra cosa que “cubierta de oro”.
Esta madraza que podemos ver en perfecto estado ha sido objeto de distintas restauraciones. En los años 20 del siglo XX se acometieron las primeras obras para reconstruir el portal principal que quedó destruido en un terremoto a principios del siglo XIX.
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