Que visitar en París: 10 lugares imprescindibles

Cuando empecé a organizar el viaje con mis padres a la capital francesa tenía una cosa clara: quería que conocieran lo que a mi me parecían lugares imprescindibles que visitar en París. Por supuesto que es algo subjetivo. Cada viajero tiene unas prioridades y lo que para uno es fundamental para otro puede ser prescindible.

Mientras recordaba mis dos viajes anteriores a París fui haciendo una lista de los lugares que más me habían gustado. Aquellos de los que tenía un recuerdo especial o que me habían impresionado por algo. La lista crecía y crecía. Y yo era consciente de que en un fin de semana largo, por mucho que corriéramos, era imposible ver todo lo que iba apuntado. París es una ciudad enorme y no todo está tan cerca como nos gustaría.

Fui borrando de la lista esos pequeños museos de París, que aunque bonitos o curiosos, sabía que no gustarían tanto a mis padres como otros monumentos de la capital francesa. También eliminé lugares alejados del centro o de la ruta que iba creando. Incluía lugares al mismo ritmo que eliminaba otros.

Que visitar en París

Al final, después de mucho pensar llegué a la conclusión de que los diez lugares más atractivos que visitar en París para casi cualquier viajero pueden ser los coloqué en los primeros lugares de mi lista. No hay duda de la que la capital francesa da para mucho, pero para aquellos que lleguen por primera vez a ella está claro que hay lugares por los que hay que pasar. Un fin de semana no da para mucho, pero organizando bien el tiempo, hay que visitar en París estos diez imprescindibles.

Torre Eiffel

Si ahora pensamos que cuando se levantó esta torre para la Exposición Universal de 1889 no gustó a los parisinos, nos da la risa. Con sus 300 metros de altura, su singular estructura de hierro y sus miradores sobre la ciudad, no hay duda de que este monumento es uno de los imprescindibles que visitar en París. Se la puede ver desde el avión dominando la ciudad. Y desde muchos puntos de la ciudad, basta levantar la vista para encontrarse al menos con un parte de ella ante nuestro ojos. Si se quiere disfrutar de las mejores vistas de la Torre Eiffel, tanto de día como de noche, hay dos lugares perfectos para ello: los Campos de Marte y los Jardines del Trocadero.

Merece la pena subir a la torre, ya sea en ascensor o por las interminables escaleras que llegan hasta el segundo nivel. Las colas para conseguir las entradas suelen ser interminables. A ellas hay que sumar también los diferentes controles de seguridad. Pero cuando uno llega arriba y ve la ciudad a sus pies, sin duda siente que todo el tiempo de espera a merecido la pena.

Personalmente os diría que desde el segundo nivel es desde donde mejor se ve la ciudad. Todo tiene un tamaño reconocible, las torres y cúpulas parisinas se distinguen perfectamente y la ciudad luce magnífica. Más arriba sencillamente se ve todo más alto, pero no más bonito.

Si no se quieren esperar colas para conseguir la entrada (si que hay que hacerlas para los controles de seguridad) lo mejor es adquirir la entrada con anterioridad. La mejor opción es hacerlo en la página de la Torre Eiffel. Pero como las entradas en esa web se acaban rápidamente siempre se puede recurrir a La tienda de Francia.

Notre Dame

La Catedral de París, edificada entre 1163 y 1245 en la Île de la Cité, es una de la catedrales góticas más antiguas del mundo y uno de los lugares que visitar en París. Con ocho siglos de historia a sus espaldas, el templo ha sido reformado en varias ocasiones y en él han tenido lugar acontecimientos como la beatificación de Juana de Arco o las coronaciones de Enrique VI de Inglaterra y de Napoleón

Aunque la parte más impresionante de la Catedral es su fachada principal, no hay que dejar de rodearla por completo. Las vistas que se tienen de Notre Dame desde el Petit Pont – Cardinal Lustiger, el Pont au Double y el Pont de l’Archevêché muestras tres estampas fantásticas de la Catedral y el Sena. También hay que pasear por el Parque Juan XXIII para disfrutar de la impresionante parte posterior del templo.

Muchos visitantes se animan a subir hasta lo alto de las torres de Notre Dame. Desde allí se puede ver la ciudad desde otra perspectiva, la misma que tienen la múltiples gárgolas que adornan esas torres.

Santa Capilla

También en la Île de la Cité, escondida entre los edificios del Palacio de Justicia, está la Santa Capilla. Esta maravillosa iglesia se levantó en 1248 por orden Luis IX. Sería el precioso joyero que guardaría uno de los tesoros de la cristiandad: la corona de espinas de Jesús y un pedazo de la cruz donde murió. Parece ser que estas reliquias se perdieron durante la Revolución Francesa. Aunque otras versiones dicen que ahora están guardadas en la aguja de Notre Dame.

La capilla tardo siete años en estar terminada y hoy sorprende a todo el que pasa por ella. Dividida en dos plantas, la inferior tiene decoradas con diversos motivos las paredes. Su techo está pintado de azul con estrellas doradas. Como si de un trozo de cielo se tratase. Subiendo por las dos estrechas escaleras lateras a los pies de la capilla se llega a la capilla superior. Una maravilla del arte gótico, un lugar único en el que altos vitrales permiten la entrada de la luz tiñendo la capilla de colores. Al menos dos terceras partes son originales de la época en la que fue construida la capilla.

Subir hoy a esta capilla superior es un privilegio que no tuvieron los parisinos hace siglos. La capilla inferior era el único lugar al que tenían acceso todos los visitantes. La parte superior era solo para la nobleza.

Montmartre

Este barrio es uno de los lugares más turísticos de la capital francesa. Y no porque tenga importantes museos o impresionantes museos. Le basta con ser uno de los lugares más pintorescos de la ciudad. Su protagonista en torno a la que todo parece girar es la Basílica de Sacre Coeur. Esa blanca iglesia que se puede ver desde cualquier edificio alto de la ciudad.

Calles estrechas, galerías de arte, el cabaret más antiguo de París e incluso un pequeño viñedo son solo algunas de las cosas que ver en Montmartre, un barrio que a finales del siglo XIX tuvo muy mala fama debido a la cantidad de burdeles y cabarets que proliferaron en la zona.

Aunque este lugar se ha ido volviendo cada más turístico y los alrededores de la Place du Tertre, la plaza de los artistas, está llena de restaurantes y tiendas de recuerdos de dudosa calidad, lo cierto es que nadie se resiste a este barrio lleno de cuestas, escaleras y coquetos rincones que se ha convertido en uno de los imprescindibles que visitar en París.

El Sena

El río Sena cruza París. Rodea las islas de la Citê y de San Luis. Invita a sentarse en los muelles al caer la tarde. Y sobre todo, paseando por su orilla, uno puede contemplar algunos de los monumentos más impresionantes de la ciudad. Allí están Notre Dame, los Invalidos, la Torre Eiffel y una colección de puentes de distintas épocas y estilos.

La mejor forma de disfrutar del Sena es sin duda recorrerlo en alguno de los barcos que surcan sus aguas. Todos hacen un recorrido similar y no hay duda de que se han convertido en una de las mejores maneras de disfrutar de París sin terminar agotado.

Panteón

El Panteón de París , uno de los edificios más impresionantes y reconocibles de la ciudad. Fue originalmente un templo dedicado a la patrona de la ciudad, Santa Genoveva. Aquí yacen los restos de muchos personajes ilustres de Francia.

El actual edificio se levantó en el siglo XVIII en estilo neoclásico. Su entrada está protegida por columnas corintias que sostienen un frontón triangular. En él están representados algunos de los hombres más importantes de la historia de Francia. Entre ellos se puede distinguir a Voltaire o Napoleón. También en el frontón se puede leer: “A los grandes hombres, la Patria agradecida”.

Si el exterior resulta monumental con esa cúpula que se eleva a más de 80 metros sobre el suelo, el interior es un luminoso museo con altas columnas, esculturas y paredes decoradas con vistosas pinturas que relatan historias religiosas e históricas. Del centro de la bóveda cuelga el Péndulo de Foucault, instalado por León Foucault para demostrar la rotación de la tierra.

No hay que dejar de bajar a la cripta para visitar las tumbas de algunos de los personajes más destacados de la historia francesa. Entre ellos están Víctor Hugo, Alejandro Dumas, Marie Curie o Jean Jaures.

Arco del Triunfo

No es el monumento más atractivo de la ciudad, pero la ubicación en la que se encuentra lo convierte en uno de los mejores miradores de París. Napoléon ordenó su construcción y el arco fue inaugurado en 1836. Decorado con escenas de las batallas de Época Imperial y de la Primera República, bajo su arco se encuentra la tumba del soldado desconocido dedicada a los caídos de la Primera Guerra Mundial.

El Arco del Triunfo parisino tiene una altura de 50 metros y hasta que uno no se encuentra junto a él no es consciente de la grandes dimensiones del monumento. Ubicado en el centro de la Place de l’Etoile, desde la rotonda que lo rodea parten 12 avenidas que crean la imagen de estrella que da nombre a la plaza.

Casi 300 escaleras separan a visitante que llega a la base del arco del mirador que hay en la parte alta de la construcción. Os aseguro que el esfuerzo merece la pena. La vista es sin duda una de las más bonitas de París. Se pueden algunos de los más importantes monumentos de la ciudad. Para mi estas son las vistas más bonitas que de la capital francesa y contemplarlas es un verdadero regalo. Solo por esas vistas no hay duda de que el Arco del Triunfo es uno de los lugares que hay que visitar en París.

Museo del Louvre

Para muchos es el museo entre los museos. No hay duda de que el Louvre es una de los lugares que visitar en París y por el en algún momento pasan todos los viajeros que llegan a la ciudad. Si se dispone de tiempo suficiente merece la pena entrar a este edificio. En sus diferentes alas se puede disfrutar del mejor arte del mundo. Artes decorativas, antigüedades egipcias o griegas, pintura de los mejores artistas o arte medieval son solo algunas de las muchas y variadas colecciones que alojan las salas de este museo.

Alojado en el Palacio del Louvre, una fortaleza del siglo XII que fue ampliada y reformada en diversas ocasiones, el palacio fue residencia de varios monarcas como Carlos V o Felipe II. Cuando la residencia real se traslado a Versalles, el edificio comenzó su transformación en museo hasta convertirse en lo que es hoy.

En 1989 se construyó una pirámide de cristal entre los edificios del palacio. Aunque no contó con la aprobación de todo el mundo, lo cierto es que la pirámide se ha convertido en otro de los iconos parisinos. Si no se dispone de tiempo suficiente para descubrir el interior del museo, no hay duda de que al menos merece la pena dar un paseo por su exterior.

Plaza de la Concordia

Es una de las plazas públicas más atractivas e importantes de París. También es la más grande, y desde que fue diseñada en 1755 ha sufrido algunas modificaciones. Decorada con fuentes y estatuas, antiguamente había en esta plaza una estatua de Luis XV a lomos de un caballo. Dicha estatua se derribó durante la Revolución Francesa, momento en el que el lugar dejó de ser la Plaza Luis XV para llamarse Plaza de la Revolución. Fue en este lugar donde, entre otros fueron guillotinados Luis XVI, María Antonieta, Madame du Barry y Roberpierre. Al finalizar la Revolución la plaza volvió a cambiar de nombre, para ser a partir de entonces la Plaza de la Concordia.

Actualmente en el centro de la plaza se puede ver el obelisco egipcio que originalmente marcaba la entrada al templo de Luxor. Lleva en este lugar desde mi 1836. Frente a él están los Campos Eliseos, con el Arco del Triunfo al fondo. Detrás, los bellos Jardines de las Tullerias. Y muy cerca el río Sena y el Puente de la Concordia. Es sin duda, por historia, belleza y ubicación uno de los lugares que visitar en París.

Palacio de Versalles

Cierto: Versalles no es París. Pero esta localidad está tan cerca de la capital (14 kilómetros la separan de la Torre Eiffel) que para mi es uno de esos imprescindibles que visitar si uno viaja a París. El Palacio de Versalles forma parte del Patrimonio de la Humanidad desde hace más de tres décadas. Visitarlo permite recorrer algunas de las impresionantes salas en las que vivió la corte francesa. Entre ellas las más llamativas son sin duda la Capilla, los aposentos del Rey y la fabulosa Sala de los Espejos. Fue precisamente en esta sala en la que se firmo en 1919 el Tratado de Versalles que pondría fin a la Primera Guerra Mundial.

Si el Palacio de Versalles es merecedor de ser visitado, no lo son menos sus elegantes y cuidados jardines. Además de infinidad de plantas y árboles, estos jardines están decorados con esculturas de mármol, estanques y fuentes.  Si visitan los Jardines de Versalles entre marzo y octubre además se tiene la opción de contemplar las fuentes en funcionamiento. Un espectáculo digno de reyes. Y es que los monarcas franceses tenían claro como rodearse de belleza.

Llegar a Versalles desde París es muy sencillo. Basta con subir a la línea de tren RER C. Hay varias estaciones en el centro de la ciudad. Si se elige la que hay cerca de la Torre Eiffel el tiempo del viaje será de menos de media hora. Los billetes se adquieren en las máquina autoventa de la propia estación. Si tienes la tarjeta Paris Visite el viaje entre París y Versalles está incluido entre todo lo que ofrece dicha tarjeta. Si la quieres comprar antes de tu viaje puedes hacerlo en La tienda de Francia.