En nuestro último viaje a Extremadura, regresamos a Trujillo por ser uno de los pueblos más destacados en la Ruta de los Descubridores. No en vano, en él nacieron los hermanos Trujillo y Francisco de Orellana. Esta nueva visita a uno de los pueblos más bonitos de España no ha permitido acercarnos a muchos de los lugares que ver en Trujillo y que de un modo u otro están ligados a aquellos hombres y mujeres que partieron rumbo a las Américas.
Nosotros habíamos visitado este pueblo de la provincia de Cáceres con anterioridad. Lo habíamos recorrido de arriba a abajo y visto sus palacios, plazas y murallas. Pero no habíamos reparado en la relación de Trujillo con los descubridores o conquistadores de territorios americanos. Por eso, en esta nueva oportunidad de visitar la localidad, hemos prestado especial atención a esa relación, pudiendo así relacionar muchos de los edificios de la ciudad con personajes como Francisco Pizarro.
Por ello, os voy a llevar en este post a conocer los lugares que ver en Trujillo y contaros lo que algunos de ellos tuvieron o tienen que ver con aquellos hombres y mujeres que se embarcaron rumbo al Nuevo Mundo.
Índice del artículo
Breve historia de Trujillo
Los primeros asentamientos que hubo en esta zona, datan de la prehistoria y la época prerromana. Más tarde llegaron los romanos, y se establecieron en el promontorio sobre el que hoy está Trujillo, llamando Turgalium al asentamiento. Con el paso de los siglos, el lugar pasó a ser conocido como Castra Iuliae, siendo tributario de la colonia Norba Caesarina, la actual Cáceres.
Durante un tiempo, fueron los visigodos los que controlaron esta zona, hasta la llegada de los árabes, que dominaron durante cinco siglos Torgiela, el nombre que tuvo Trujillo en esa época. Bajo el dominio árabe, la ciudad floreció, se amplió y se mejoró su estructura urbana en torno a la alcazaba que se construyó en la parte alta de la ciudad. Tuvo Trujillo en ese momento una gran importancia tanto comercial como militar.
En el siglo XIII, la ciudad, tan varios intentos de conquista, pasó por fin a manos cristianas. Fue entonces cuando familias nobles establecieron su residencia en Trujillo. Los Orellana, Trujillo o Bejarano fueron algunos de los apellidos ilustres que pasaron a formar parte de la vida de un pueblo que se convirtió en ciudad cuando Juan II le otorgó ese título en 1430.
La participación de muchos trujillanos en el descubrimiento y conquista de América trajo riquezas a esta ciudad extremeña. En ella se construyeron palacios y otros edificios de gran importancia artística que aún hoy son lugares destacados que ver en Trujillo.
Qué ver en Trujillo
Trujillo se puede ver en un día. Es un pueblo cuyo casco histórico se puede (y debe) recorrer a pie. Las calles empedradas requieren un calzado cómodo, y algunas cuestas, un poco de tranquilidad para no llegar agotado al final de las mismas. Se trata de una localidad que recibe muchos visitantes, por ello es aconsejable evitar fines de semana, momento en el que se concentran más turistas en las calles de Trujillo.
Pasear en busca de los lugares que ver en Trujillo durante el día es un placer. Sus edificios se tiñen de dorado bajo la luz de sol, creando una bella estampa tanto a pie de calle como desde los miradores de alguna de sus torres. Personalmente creo que merece la pena visitar también el pueblo por la noche. O mucho mejor, hacer noche en Trujillo.
La iluminación nocturna está muy cuidada, su Plaza Mayor parece otra bajo la luz de los focos. Y las estrechas calles del casco histórico, de noche casi desiertas, nos hacen sentir que retrocedemos en el tiempo, que estamos en el siglo XVI y que en cualquier esquina aparecerá un embozado ante nosotros.
Plaza Mayor, imprescindible que ver en Trujillo
Desde el siglo XVI, la Plaza Mayor es el centro de la vida en Trujillo. Algunos de los edificios más destacados que ver en Trujillo están en esta plaza. Aquí se celebraba el mercado y tenían lugar espectáculos públicos. Alrededor de ella se situaban los barrios judíos, musulmanes y de artesanos.
Lo que fue una plaza de mercado, lugar de reunión de locales y comerciantes, se transformó por completo en el siglo XVI. Este espacio se convirtió entonces en la joya arquitectónica que podemos ver hoy, con bellos edificios renacentistas, muchos de ellos mandados levantar por familias nobles que convirtieron a la Plaza Mayor de Trujillo es su lugar preferido para vivir.
Iglesia de San Martín
En lo alto de las escalinatas de la parte norte de la Plaza Mayor, se encuentra la Iglesia de San Martín. El origen de este templo se remonta al siglo XIV, pero tras varias ampliaciones, su aspecto actual data del siglo XVI. Su sobrio exterior esconde un interior en el que las bóvedas de crucería gótica y las rejas renacentistas son las protagonistas.
Esta iglesia que ver en Trujillo tiene dos entradas, una de estilo gótico y otra renacentista. Como curiosidad, contar que en esta iglesia rezaron varios reyes. Carlos V, paró en Trujillo en su camino hacia Sevilla, ciudad en la que iba a contraer matrimonio con Isabel de Portugal. Felipe II visitó esta iglesia tras convertirse en rey de España y Portugal. También un Borbón, Felipe V, rezó en este templo trujillano.
El acceso a la Iglesia de San Martín es de pago y el horario varía de invierno a verano. Os pueden dar toda la información actualiza tanto de esta iglesia como del resto de edificios que visitar en Trujillo en la Oficina de Turismo, también en la Plaza Mayor.
Estatua de Pizarro
No es la estatua de Francisco Pizarro la única de un conquistador que hay en Trujillo. Pero sin duda es la más impresionante y probablemente una de las estatuas ecuestres más bonitas de España.
Esta estatua es obra de Charles Cary Rumsey y se colocó en la Plaza Mayor de Trujillo en 1929. El escultor realizó tres copias de las obra. Una de ellas, esta de la que ahora hablamos, se trajo a Trujillo por ser la localidad natal de Francisco Pizarro. La segunda se encuentra en Lima, ciudad que fundó este famoso trujillano y en la que está enterrado. Y la tercera está en Buffalo, ciudad natal del escultor.
La obra llegó a España desde París, ciudad en la que había tenido lugar una exposición homenaje a Charles Cary Rumsey, fallecido en accidente de coche en 1922, y en la que la estatua ecuestre de Pizarro había tenido un lugar destacado. A la inauguración de la escultura en Trujillo acudió la viuda de Rumsey.
Soportales de la Plaza Mayor
No hay que dejar de dar un paseo bajo los soportales de la Plaza Mayor. Todos ellos formaron parte hace siglos de la vida cotidiana de los trujillanos. En cada uno de ellos se desarrollaba una actividad comercial. Por ejemplo, en los portales de la parte Este de la plaza, estaba el portal de los paños. Casualmente (o no tanto), junto a la pintura sobre azulejos que hace referencia a la antigua actividad de esta arcada, hay hoy en día un tienda de tejidos.
Los otros dos portales de esta plaza que ver en Trujillo, también están identificados con una pintura y recuerdan que en ellos estuvieron el portal de los lienzos, del pan o de la verdura.
Palacio del Marqués de la Conquista
Uno de los más imponentes es el Palacio del Marqués de la Conquista. Es sin duda una de la mejores representaciones de la arquitectura de Trujillo, y en el destacan las esculturas del tejado, la cantidad de ventanas y ese balcón de esquina sobre el que se ve el gran escudo de armas que Carlos V concedió, junto con el título de Marqués de la Conquista, a los hermanos Pizarro tras la conquista de Perú. En ese escudo se pueden ver con claridad los bustos de Hernando y Francisco Pizarro junto a los de sus mujeres, Francisca Pizarro e Inés Huylas Yupanqui.
Palacio del Marqués de la Piedras Albas
En una de las esquinas de la Plaza Mayor se encuentra este bonito palacio renacentista que ver en Trujillo. De menor tamaño que el anterior, es fácil distinguirlo por su bella fachada en la que destaca una logia con tres arcos carpanel. A ambos lados de la misma, dos grandes ventanas con rejas adornadas con escudos.
Palacio de los Duques de San Carlos
Se trata de uno de los edificios más imponentes de Trujillo. No está propiamente en la plaza, pero desde ésta se puede ver con claridad la esquina del palacio. Se ubica justo frente a la Puerta de las Limas de la Iglesia de San Martín, y su obras comenzaron en el siglo XVI tras la alianza entre las familias Carvajal y Vargas, cuyo escudo se puede ver sobre el balcón en la esquina del edificio. El actual nombre del palacio se debe a la familia propietaria desde el siglo XVIII.
Palacio Juan Pizarro de Orellana
Seguimos buscando palacios que ver en Trujillo. Para llegar a este, hay que atravesar un arco junto al actual Palacio de Justicia, el conocido como “cañón de la cárcel”. Atravesado ese pasadizo peatonal, se llega a la fachada del Palacio Juan Pizarro de Orellana. Resulta complicado verla con una buena perspectiva, pues entre la escalera y lo estrecho de la calle (en ella se puede estacionar, lo que quita aún más espacio), apenas que da espacio para contemplar este palacio.
Este edificio es otro de los que podemos relacionar en Trujillo con los descubridores. Juan Pizarro de Orellana fue a finales del siglo XVI, el primer corregidor de la ciudad peruana de Cuzco. Además, este palacio era conocido como Casa de la Contratación. La razón es que era a este lugar al que debían acudir los que querían enrolarse para viajar a Perú.
Contar, como curiosidad, que en este palacio estuvo alojado Miguel de Cervantes cuando se dirigía a Guadalupe para agradecer su liberación tras el cautiverio en Argel. Desde mediados del siglo XX, este palacio aloja el Colegio del Sagrado Corazón.
Iglesia de la Preciosa Sangre de Trujillo
En nuestra búsqueda de lugares en Trujillo relacionados con los descubridores, subimos por la Calle Cuesta de la Sangre dejando atrás el anterior palacio. Al final de la misma está la Iglesia de la Sangre, una iglesia barroca cerrada desde 2011 y que el Ayuntamiento de Trujillo adquirió en 2015. El lugar ha sido rehabilitado y su interior acoge de forma permanente el Centro de Visitantes de la Ruta de los Descubridores.
A través de paneles, objetos originales y audiovisuales el visitante puede ir conociendo a aquellos hombres y mujeres trujillanos que dejaron atrás su tierra para empezar una nueva vida al otro lado del Atlántico. La exposición se orquesta como si se estuviera en un barco, girando todo en torno a un mástil auténtico de 14 metros de altura situado en el crucero de la iglesia.
Casa Museo de Pizarro
Dejando atrás la Puerta y la Iglesia de Santiago, callejeando por la calles empedradas de Trujillo, llegamos a otro de los lugares relacionados con los descubridores. No sin antes hacer una parada en el Convento de las Jerónimas para comprar unos dulces típicos. Solamente un Ave María Purísima y un torno separan el mundanal ruido de unos dulces celestiales. Dejaos tentar.
Volvamos a nuestro destino, la Casa Museo de Pizarro. Lo primero contar, para quien no lo sepa, que los Pizarro eran cuatro. Que los cuatro fueron a América. Y que solamente uno de ellos, Hernando, era hijo legítimo de Gonzalo Pizarro. Sus hermanos por parte de padre, Francisco, Juan y Gonzalo, fueron bastardos. Este museo que acerca a la época de los descubridores y la figura de Francisco Pizarro, fue la casa familiar, pero en ella nunca vivieron los hijos nacidos fuera del matrimonio.
La entrada al museo se realiza por el zaguán, en una de cuyas paredes cuelga un interesante cuadro en el que se puede ver el intercambio de productos que hubo entre Europa y América, aquello desconocido en ambos continentes y que los descubridores llevaron desde España o trajeron de los territorios conquistados. La planta baja recrea como era la vivienda de una familia acomodada. En la planta superior, la colección hace un repaso a la vida y gestas de Francisco Pizarro.
Iglesia de Santa María la Mayor
Es la iglesia más importante de todas las que se encuentran en el recinto amurallado de Trujillo, probablemente levantada en el lugar que hubo una mezquita hasta el siglo XIII. El templo es una mezcla de estilos y reconstrucciones. Una de sus torres es románica. La portada y el interior, sin embargo, son góticos. Como curiosidad, hay que fijarse en la Torre Julia. Fue reconstruida en 1972, y desde ese momento, uno de sus capiteles es el escudo de Athletic de Bilbao. El cantero que lo realizó, Antonio Serván, era forofo de ese equipo y no dudó en tallarlo para decorar esta importante iglesia de la diócesis de Plasencia.
En cuanto al interior, no hay que perderse el retablo mayor, compuesto por 25 tablas pintadas al óleo en las que se narran pasajes de la vida de Cristo y la Virgen María. También son muchas las tumbas en el interior de la iglesia, puesto que los personajes más relevantes de la ciudad querían ser enterrados en ella.
La entrada a la iglesia es de pago, y además de permitir ver su interior, da acceso a las dos torres. En contra de lo que se pueda pensar, la que tiene menor altura encierra en su interior más escalones que su compañera. No son demasiados en ningún caso y las vistas desde ambas bien merecen ese pequeño esfuerzo.
Por último mencionar un busto que se puede ver frente a la entrada principal a esta iglesia. Se trata de la cabeza de uno de los más destacados conquistadores de Trujillo, Francisco de Orellana, el primer europeo en navegar todo el Amazonas.
Museo de la Coria, un bello edificio que ver en Trujillo
Este museo, a pocos metros de la anterior iglesia, es uno de los más destacados que ver en Trujillo. Ocupa lo que fue el Convento de San Francisco el Real. El edificio data del siglo XV, siendo originalmente un convento de monjas franciscanas. Tras la guerra de la Independencia, quedó abandonado, llegando a un estado ruinoso. Xavier de Salas y Carmen Ortueta lo adquirieron a finales de los años sesenta del siglo pasado, comenzando una cuidada restauración.
En 1981, abrió sus puertas este museo gestionado por la Fundación Xavier de Salas. En sus diferentes salas se hace un recorrido por las conquistas de los descubridores extremeños, a la vez se acerca al visitante a las relaciones históricas culturales, científicas y sociales de Extremadura con América. El edificio por si solo merece ser visitado, pues la restauración le ha devuelto gran parte de su antiguo esplendor.
Para quienes no quieran visitar su interior, el acceso a lo que fue la iglesia se puede ver desde la calle, o bien desde la Plaza de los Moritos.
Murallas y puertas que ver en Trujillo
Un buen lugar para abandonar el recinto amurallado de Trujillo es la Puerta de la Coria. Desde allí, un paseo permite, rodeando la muralla, disfrutar de otra perspectiva de este precioso pueblo extremeño. Es una paseo agradable, poco transitado, que llega hasta la Puerta del Triunfo.
En el camino no faltan chumberas, una planta que los conquistadores trajeron de América no por sus frutos. Esta planta de la familia cactáceas fue muy importante para la industria textil, pues en ella se encuentra la cochinilla, un insecto parasitario del que se obtiene el color rojo. Puesto que no podían traer los insectos, los colonizadores decidieron traer a España la planta con los bichitos que vivían en ella.
Las vistas de la muralla de Trujillo van cambiando durante el recorrido que no dura más de 15 ó 20 minutos. En un momento, al llegar a una de las esquinas de la muralla, se consigue una de las mejores perspectivas de la misma. Una vista que a nosotros nos recordó a la Alhambra de Granada. Por encima de la muralla, desde ese punto se pueden ver también las torres del Alcázar de los Bejarano, una de las construcciones defensivas más destacadas de Trujillo.
La Alberca
De nuevo dentro de las murallas y dejando atrás el sencillo y tranquilo cementerio de Trujillo, llegamos a la Alberca. Se cree que aquí hubo unos baños públicos en época romana, pero de lo que no hay duda es de que es una cisterna de grandes proporciones.
A su lado está la Iglesia de la Vera Cruz, conocida también como la Iglesia de San Andrés. A finales del siglo XIX fue desacralizada, utilizada como fábrica de sombreros durante décadas hasta convertirse en la residencia privada que es actualmente.
Muy cerca de ambos lugares está la Puerta de San Andrés, y junto a ella, la Casa Fuerte de los Escobar, uno de los edificios medievales mejor conservados de Trujillo. En ella vivió una mujer ligada a también a la época de los descubridores, María Escobar. Fue ella quien llevo las semillas de trigo y cebada a Perú.
Iglesia de San Francisco
Al sur de la Plaza Mayor hay una iglesia que para nosotros era visita obligada. La razón es que su interior estuvo la tumba de Hernando Pizarro y su mujer. Esta iglesia formó parte de un pequeño convento franciscano que quedó vació tras la desamortización. Pasó entonces a ser utilizado para diferentes fines militares, y más tarde, adaptado como Instituto Técnico y Escuela Taller. Actualmente la función de lo que fue convento es esta última, dedicada la escuela a la rehabilitación del patrimonio de Trujillo.
Durante esas obras que convirtieron el convento en instituto, la sepultura de Hernando Pizarro y la cripta en la que se encontraba, quedaron tapadas. Más tarde se han intentado recuperar los restos, pero al parecer, no ha sido posible. Lo que si se puede ver dentro de la iglesia es la estatura orante del conquistador trujillano.
Castillo, la fortaleza qué ver en Trujillo
El imponente castillo que ver en Trujillo domina la ciudad desde lo alto del cerro Cabeza del Zorro. Se levantó este castillo, escenario de la famosa serie Juego de Tronos, sobre una antigua alcazaba, de la cual se conservan dos aljibes. También se conserva la barbacana cristiana y la capilla de la Virgen de la Victoria, patrona de Trujillo.
Aunque hace siglos que este castillo dejó de ser una fortaleza defensiva, su entrada con forma de herradura protegida por dos imponentes torres defensivas siguen transmitiendo la sensación de lugar inexpugnable que debieron ver hace siglos todos los que llegaban hasta él.
Una de las muchas curiosidades históricas ligadas a este castillo y a Trujillo, es que en esta fortaleza medieval estuvo refugiada Juana la Beltraneja. Pero el castillo fue entregado a Isabel la Católica, y Juana tuvo que ir a Plasencia, ciudad en la que contrajo matrimonio con Alfonso V de Portugal.
Un momento perfecto para subir hasta el castillo es el atardecer, el momento en el que las piedras de la antigua alcazaba se tiñen de un intenso tono dorado. Desde la explanada delante del castillo se tiene una buena vista de la ciudad. Pero para mi, uno de los miradores más bonitos de Trujillo está más abajo, en la Calle Subida al Castillo. Desde esa calle la vista de la Plaza Mayor y los tejados es fabulosa.
Comer en Trujillo
Comer en Extremadura es un placer. Jamón, miel, carnes, frutas, verduras de la huerta. No faltan en esta región española productos de calidad perfectos para ser base de una variada y rica cocina. Merece la pena probar muchos platos, desde el gazpacho extremeño a la caldereta de cordero o el ajoblanco. Sin olvidar esos platos de embutido ibérico que no necesitan más para ser un manjar de dioses.
En Trujillo hay mucho restaurantes y bares para comer. Muchos de ellos se orquestan en torno a la Plaza Mayor. Casi todos sacan sus mesas al exterior, lo que da la posibilidad al comensal de comer o cenar con magníficas vistas sobre la plaza. De día, es un lujo, pero de noche, cuando los coches desaparecen y la ciudad se ilumina, la vista no puede ser mejor.
De entre todas las opciones que hay para comer en Trujillo, yo os recomiendo un restaurante que es todo un clásico en la ciudad: Mesón La Troya. No puede tener mejor ubicación, en lo alto de la escalinata al norte de la plaza, muy cerca de la estatua de Pizarro. Las raciones son generosas, de calidad y a un precio que a mi me parece más que acorde a lo que llega a la mesa.
Dormir en Trujillo
Ya os decía al principio del post que merece la pena disfrutar de los lugares que ver en Trujillo por la noche. Y para ello, nada mejor que dormir allí. Nosotros nos alojamos en el Hotel Boutique Posada Dos Orillas. Este pequeño hotel ocupa un edificio del siglo XVI. Tiene un bonito patio interior y todas las habitaciones están decoradas de forma individual, con muebles antiguos. Son sencillas, pero acogedoras. Cuenta a su favor con la ubicación, a 500 metros de la Plaza Mayor. La única pega es que no tiene parking.
Una opción que siempre es un acierto es el Parador de Trujillo. Nosotros lo visitamos, pues hay zonas, como el claustro abiertas a los no alojados. Este Parador se encuentra en el antiguo convento de Santa Clara, muy cerca del centro, pero en una zona menos turística. Si os acercáis a verlo, no dejéis de hacer una visita al cercano Convento de Franciscanas de San Pedro. Otro lugar para comprar dulces artesano que saben a gloria.
Por último, y para mi el alojamiento con más encanto para dormir en Trujillo, el Hotel Boutique Casa de Orellana. Es donde teníamos que haber dormido, sobre todo por estar haciendo la Ruta de los Descubridores. Pero no supe la historia de este hotel hasta que no estuve en la ciudad. Se trata de un edificio histórico del siglo XV, una casa de nobles. En concreto, de la familia de Francisco de Orellana. Por fuera puede no parecer gran cosa, pero por dentro…
Yo no quería quedarme sin verlo, y no dudé en llamar al dueño por teléfono. Fue encantador y me enseño todo el hotel, desde la jardín a la biblioteca y todas las habitaciones que estaban vacías en ese momento. Pude ver las paredes decoradas por Duarte Pinto Coelho y conocer como era la estructura de una casa noble trujillana. Si vuelvo a Trujillo, seguro que me alojo en este hotel. Y desde aquí, por si lo lee, gracias a su encantador dueño por dejarme entrar en su precioso hotel.
Qué ver en Trujillo: visitas guiadas
Trujillo se puede ver perfectamente por libre. Pero es una ciudad con tanta historia y curiosidades que no hay duda de que visitarla con un guía es la mejor forma de conocer mucho más de ella. Yo desde luego os animo a buscar la visita guiada para descubrir los lugares que ver en Trujillo que más se adapte a vuestros gustos. Las hay temáticas y las hay generales. Cualquier de ellas os hará disfrutar mucho más de este bonito pueblo/ciudad de lo que podáis imaginar.
Yo os dejo aquí una recomendaciones, seguro que entre ellas encontráis la mejor visita guiada para vosotros. Pincha directamente en cada uno de los enlaces y podrás ver precios y características de cada tour.
6 comentarios
Trujillo es uno de los pueblos de España que más me han gustado…está en mi top 3.
Coincido contigo en que se debe visitar a pie, porque está todo bastante cerca y es lo más cómodo, intentar aparcar cerca de la Plaza mayor, una de las más bonitas de España, y empezar por ahí la visita, pues como apuntas, está repleta de palacios y es donde se ubica la estatua de Pizarro y la Iglesia de San Martín, donde no entramos.
De hecho, entre los lugares que ver en Trujillo, sólo entramos al Castillo, de modo que cuando volvamos intentaremos conocerla un poco más visitando sus iglesias, palacios y museos.
Tampoco dormimos allí, de modo que no pudimos apreciarla de noche, y tienen muy buena pinta iluminada, así que apuntado el Hotel Boutique Casa de Orellana.
Los lugares que ver en Trujillo hacen que sea una visita de esas que se disfrutan de principio a fin. Solo pasear por esas calles ya es un placer, pero sí, tenéis que volver para entrar a los lugares que se quedaron en pendientes.
Nosotros visitamos Trujillo de noche,m de camino a Mérida, por lo que apreciamos ese aura especial que le dan las luces de las farolas a su casco histórico. De hecho, nos gustó tanto que nos quedamos a cenar en uno de los bares de la Plaza Mayor, pese a ser “muy de turista”, puesto que nos quedamos maravillados con las vistas.
La Iglesia de San Martín de fondo, presidiendo la plaza junto con la estatua de Pizarro me pareció de lo más bonita y me quedó la pena de no haber podido entrar. Así que ahora tengo pendiente visitar todos esos lugares fantásticos a plena luz del día, de los que estoy segura que disfrutaré mucho más. Un saludo.
La verdad es que Trujillo es una ciudad que vive en gran medida del turismo, pero esos restaurantes de la plaza son frecuentados por locales y turistas de igual manera. Y como bien dices, no hay mejor lugar al caer la noche que las mesas de esos locales para disfrutar de los lugares que ver en Trujillo, también cuando el sol se ha ocultado.
Trujillo es, junto a Cáceres, nuestra ciudad preferida de Extremadura. Incluso por encima de Mérida. La verdad es que merece la pena dedicarle un día entero y dedarte a dormir allá, para disfrutarla también cuando marchan en grueso de los turistas.
Sin embargo, entre los lugares que ver en Trujillo, no pudimos visitar la Casa de Pizarro porque estaba cerrada cuando visitamos el pueblo, de manera que tocará regresar. Las vistas de Trujillo desde lo alto del Castillo son una maravilla, pero esta que tienes desde lo alto de la torre de la Iglesia de Santa María la Mayor, no lo es menos. No recuerdo haber subido allí.
Las verdad es que todos los lugares que ver en Trujillo tienen algo especial, es una localidad que con razón está considerada uno de los pueblos más bonitos de España 🙂