Qué ver en Silves, la ciudad árabe del Algarve

Cuando hablamos del Algarve, a todos nos vienen a la cabeza esas playas rodeadas de acantilados que se han convertido en el icono de esta región portuguesa. Pero hay mucho más que ver en el Algarve. Desde ciudades amuralladas a pequeños y encantadores pueblos de pescadores. Algunos de esos lugares están cerca del mar. Hay otros que esperan al viajero tierra adentro. Hoy os quiero hablar de nuestra visita a uno de ellos y animaros a conocer los lugares que ver en Silves, una ciudad con un interesante pasado árabe.

Dónde está Silves

Esta localidad con un bonito centro medieval se encuentra a tan solo 15 kilómetros de Portimao y a 30 de Albufeira. El trayecto en coche es sencillo y hay muchas zonas de aparcamiento gratuito cerca del centro y en los alrededores de la ciudad.

Tanto desde Portimao como desde Albufeira se puede llegar a Silves en transporte público, aunque en ambos casos el final del viaje termina en la estación de autobuses, a 2 kilómetros del centro de la ciudad. En el recorrido a la ciudad se pasa por el Puente Romano que cruza el río Arade.

Qué ver en Silves

Una vez en Silves, no hay problema para recorrer la ciudad a pie. Su centro medieval es compacto, y aunque tiene algunas cuestas, en general no es complicado recorrerlo. En las estrechas calles de la parte baja de la ciudad hay restaurantes y tiendas, buenos lugares para comer o comprar algún recuerdo artesanal portugués.

Silves fue fundada por los romanos, pero fue bajo el dominio árabe cuando esta ciudad alcanzó su máximo esplendor. En el siglo XIII rindieron la ciudad al reino cristiano de Portugal. Al cortase en ese momento las rutas comerciales con el norte de África, comenzó la decadencia de la ciudad, la cual se vio seriamente dañada por el terremoto de Lisboa de 1755 que también alcanzó a lugares como el Fuerte de Sagres. Hoy la ciudad recuerda con sus edificios el paso de las distintas culturas que han convertido a Silves en la ciudad que hoy podemos visitar.

Durante el recorrido por la ciudad merece la pena ir fijándose en pequeños detalles. Aquí una pintoresca puerta. En otro lugar una bonita ventana. No faltan las aldabas que acusan el paso del tiempo. Y como también vimos en Ferragudo, en Silves las cajas de la luz en la calle están todas decoradas con diferentes motivos.

Praça Al-Mutamid Ibn Abbad

Esta amplia plaza rinde homenaje al pasado musulmán de Silves. En concreto a Al-Mutamid, el rey poeta educado en esta ciudad portuguesa que más tarde gobernó el reino taifa de Sevilla al suceder a su padre. La plaza es un gran espacio rectangular, arbolado, en el que destaca un colorido mural en el que se hace referencia a la historia de la ciudad, al paso de árabes y también de cristianos.

En uno de los extremos de la plaza hay una fuente decorada con grandes esculturas que representan a hombres y mujeres que vivieron en Silves en la época de Al-Mutamid. Cada una de las siete figuras que decoran el monumento está tallada en un piedra diferente, todas se apoyan sobre bases de acero. Además, hay cuatro placas sobre el agua inscritas con textos árabes.

Praça do Município

Al final de la anterior plaza hay que dirigirse a la derecha para llegar a otra plaza, la del Município. Es un pequeño espacio arbolado en el que destacan una fuente, un quiosco y parte de la antigua muralla de la ciudad. En un nivel superior está el edificio que aloja el Centro de Interpretación del Patrimonio Islámico.

A la derecha de la plaza se conserva una de las puertas que daban acceso a la medina. Se trata de la Porta da Cidade de Silves. Es la mejor conservada de la antigua muralla y destaca por su gran tamaño y esa entrada en forma de codo tan característica de las puertas almohades. Anexa a la puerta está la torre que en su momento alojó el Ayuntamiento de la ciudad.

Iglesia de la Misericordia

Esta iglesia, una de las que merece la pena ver en Silves, se encuentra en un atractivo y fotogénico rincón en el que se unen su fachada blanca y la entrada a la Catedral con casas blancas cubiertas de buganvillas.

El exterior de la iglesia es sencillo. Excepto por un detalle que hay que buscar en el lateral: una fantástica puerta manuelina. Esta decorada con motivos acuáticos, piñas y cabezas. No es la entrada principal, ni tan siquiera una entrada, pues está construida por encima del nivel de la calle. En cuanto al sobrio interior del templo, hay que fijarse en los siete paneles del retablo, en cada de unos los cuales se ilustra una de las obras de misericordia.

Sé de Silves

En Portugal, a la catedral se la llama Sé. Y la de Silves es una de las más importantes del Algarve. Fue construida en el siglo XII a los pies del castillo, sobre una mezquita. Un siglo más tarde, se reconstruyó, y ha sido restaurada en varias ocasiones tras los daños ocasionados por diferentes terremotos. El interior de estilo gótico permanece casi inalterado, y aunque poco tiene que ver con las grandes iglesias góticas de Europa, si es un buen ejemplo de este estilo arquitectónico en el sur de Portugal. El acceso es de pago (1,5 €) y permite ver las vidrieras, las bóvedas de crucería y las tumbas, entre las que se encuentra la del rey Joao II, que se alojan en el interior del templo.

Castillo

Cuando uno se acerca a Silves, desde la carretera se tiene una de las mejores perspectivas de la ciudad dominada por su castillo. Ante la puerta de esta edificación de color rojizo espera al visitante una enorme escultura del rey Sancho I, monarca que asedió Silves durante más de tres meses consiguiendo la primera victoria de los portugueses en el Algarve. Tras cruzar las primeras torres de este castillo portugués, uno de los mejor conservados del Algarve, se encuentra la oficina y la tienda. Es en ese punto donde se adquiere la entrada (2,80 €, se puede pagar con tarjeta de crédito) y desde el que se accede al interior de la construcción.

En este lugar hubo inicialmente una construcción visigoda. Sobre ella, los árabes levantaron su castillo, el cual se fue convirtiendo en fortaleza ante el asedio constante de los cristianos. El aspecto actual data de la minuciosa restauración llevada a cabo en el siglo XX.

Lo más atractivo de este castillo que ver en Silves es el recorrido por el paseo de ronda. Desde ese lugar la perspectiva de la ciudad, el entorno y el interior de la propia fortaleza es magnífica. Se distinguen las ruinas excavadas del palacio almohade. Sobre ellas se ha realizado un pequeña recreación de como debió ser el interior de las estancias palaciegas en tiempos de los árabes.

Unas escaleras llevan al gran aljibe que data del siglo XII. Lo sujetan varias columnas y todas sus paredes están encaladas. Donde antes se almacenaba agua ahora se realizan exposiciones temporales.

Casa de la Cultura Islámica y Mediterránea

El último lugar que visitamos en Silves fue la Casa de la Cultura Islámica. Solamente pudimos ver su exterior pues el horario es variable y depende principalmente de las actividades que se realizan en su interior. Aún así, aunque no se pueda entrar, creo que es uno de los lugares que ver en Silves. Está a unos 500 metros del centro, al final del Jardim do Largo da República. Se trata de un edificio neomudéjar de 1914 decorado en estilo art nouveau. Su color rojizo lo hace inconfundible, y desde el exterior se pueden ver dos patios con fuentes y plantas.

Estos son los lugares que ver en Silves que nosotros visitamos. No entramos el Museo Municipal de Arqueología de la ciudad, pero si a alguno le interesa, sabed que existe una entrada conjunta con el castillo que hace más económicas ambas visitas. Tened también en cuenta que los domingos lo se puede visitar la Sé y que la Iglesia de la Misericordia está cerrada los fines de semana.

Para comer o tomar algo, hay varios bares y restaurantes en la Rua Elias Garcia y las calles de los alrededores. Uno de los lugares más agradables para sentarse a tomar una cerveza o disfrutar de una buena comida es el Café Inglés, entre la Catedral y el Castillo. Tiene terraza, un agradable interior y cierra los lunes.