Uno de los pueblos más bonitos que ver en la Sierra Norte de Madrid es Patones de Arriba. Escondido entre montañas, parece que por esta pequeña localidad no hubiera pasado el tiempo. En sus eras se respira aire puro y el silencio en las calles solamente lo rompen los turistas en busca de los lugares que ver en Patones de Arriba.
El origen de este pueblo, que cuenta con una singular historia y algunas leyendas, se remonta al siglo XVI. En el momento de su fundación era un asentamiento principalmente ganadero, aunque la agricultura también ha formado parte de la economía de Patones de Arriba a lo largo de los siglos.
Entre las peculiaridades que forman parte de la historia de este pueblo madrileño, se cuenta sin duda el hecho de no que no hubiera en él ninguna clase social. Así era a principios del siglo XX. Todos eran iguales, y entre todos se hicieron con los terrenos de los montes que los rodeaban.
La vida en el pueblo nunca ha debido ser fácil. Solamente hay que pasear por el municipio para darse cuenta de esa orografía en la que la montaña es la protagonista. Sin duda esas dificultades en la vida cotidiana que provocaban el frío y la mala comunicación con otros lugares debieron ser la causa por la que a mediados del siglo XX se fundó Patones de Abajo y gran parte de los vecinos se trasladaron a él. La vida a los pies de la montaña prometía ser mucho más sencilla que rodeados por ellas.
Patones de Arriba fue quedando abandonado y olvidado. A finales del siglo XX empezó a recibir viajeros en busca de pueblos bonitos cerca de Madrid. Se abrieron algunos restaurantes y los turistas comenzaron a llegar. En 1999 se declaró a Patones de Arriba Bien de Interés Cultural. Desde ese momento, las casas se restauraron, se abrieron alojamientos y más locales de comidas. Actualmente son cientos los que acuden a este pueblos madrileño a pasar el día, así que hay que ir preparado para compartir el pueblo con otros muchos visitantes.
Índice del artículo
Cómo llegar a Patones de Arriba
Autobús
Un tema importante es el modo de llegar a Patones de Arriba. Hay que tener en cuenta que si bien los autobuses que parten de Madrid llegan a Patones de Abajo, ninguno de ellos sube hasta el pueblo del que estamos hablando. De modo que aquellos que decidan utilizar el transporte público deben tener en cuenta que tendrán que subir andando hasta su destino final.
Coche y aparcamiento
Algo que generalmente también tendrán que hacer los que lleguen en coche. Los fines de semana sobre todo, o en temporada alta. Es decir, Semana Santa, verano o cualquier día festivo.
Hay que tener en cuenta que en Patones de Arriba solamente pueden aparcar los vecinos del municipio. El resto puede hacerlo en un pequeño aparcamiento a pocos metros de la entrada al pueblo. El lugar es una camino que sale a la derecha de la carretera que sube desde Patones de Abajo, justo al lado de la zona en la que se ven los contenedores de basura. Junto a ellos también unas pocas plazas, pero tan pocas que a no ser que llegues muy temprano o vayas entre semana, será imposible encontrar aparcamiento.
En la mayoría de los casos habrá que estacionar en Patones de Abajo, en el propio pueblo en la zona de estacionamiento creada a pocos metros de inicio de la senda del barranco por la que habrá que subir hasta Patones de Arriba. El camino tiene desnivel y algunas escaleras, pero con tranquilidad se puede llegar al destino en una media hora.
Cuándo ir a Patones de Arriba
Si tenéis la posibilidad de elegir el momento en el que visitar este pueblo, id entre semana. Esa sería la primera premisa a tener en cuenta. Habrá menos gente y disfrutaréis de este precioso lugar con mucha tranquilidad.
La segunda de las premisas sería elegir una estación para conocer Patones de Arriba. Yo elegiría sin duda la primavera o el otoño. La primavera llena los campos de flores y de ese aroma a vida que comienza. En otoño, el entorno sigue siendo verde (algo que puede variar dependiendo de lo caluroso y lluvioso que haya sido el verano), pero el pueblo se tiñe de tonos dorados y rojizos gracias a las plantas trepadoras que cubren los muros de algunas casas.
Qué ver en Patones de Arriba
Una vez que lleguemos a nuestro destino, empieza lo interesante. El paseo por el pueblo en un recorrido por lugares que ver en Patones de Arriba. El pueblo es pequeño, apenas un puñado de calles (eso sí, algunas un poquito empinadas). No hay que seguir un orden determinado, lo mejor es dejarse llevar, callejear y dejar que todo lo interesante y bonito que ofrece el pueblo vaya saliendo a nuestro encuentro.
Yo os voy a contar los lugares que nosotros fuimos viendo desde la entrada en el pueblo y con un recorrido en el que fuimos rodeando Patones hasta volver a entrar en su núcleo urbano.
Iglesia de San José
Cómo todo en pueblo que se precie, en Patones de Arriba también había una iglesia. Y digo había porque esa construcción que primero fue ermita y se que se convirtió en iglesia a mediados del siglo XVIII quedó abandonada cuando los vecinos se fueron a vivir a Patones de Abajo. Cómo curiosidad, decir que los muros de este lugar no están hechos con la pizarra que se puede ver en casi todo el pueblo. En este caso el elemento que se utilizó para levantar el templo fue la piedra caliza.
Ahora la antigua iglesia aloja la Oficina de Turismo, una sala de exposiciones y una pequeña capilla.
Escuelas de Patones de Arriba
Las escuelas originales del pueblo estaban construidas con los materiales tradicionales de la zona, al igual que la mayoría de las casas. Pasada la Guerra Civil, se construyeron unas nuevas escuelas, en esta ocasión, y al igual que la iglesia, con piedra caliza. Su función también sería la de albergar el Ayuntamiento. Actualmente es un centro de artesanía lo que ocupa esta construcción.
Eras de caliza y pizarra
Rodeando el pequeño casco urbano de Patones de Arriba se pueden ver varias eras. Es en ellas donde se aventaba el grano, separando del mismo la paja. Esta última se utilizaba para alimentar al ganado, mientras que el grano era para consumo de los vecino y se empleaba, sobre todo, en la elaboración de harina.
Casi todas las eras que ver en Patones de Arriba son de pizarra. Algo lógico ya que es el material más abundante en la zona. La mayoría se encuentran en las laderas expuestas al viento, pues gracias a él era más sencillo aventar. Otras eras están construidas con piedra caliza, pero solamente en la zonas en las que esa piedra es más abundante que la pizarra.
Hay que fijarse en los laterales de estos espacios. En ellos se pueden ver unos huecos que se utilizaban para guardar los aperos necesarios para la trilla, pero también servían para mantener el agua fresca.
Cochiqueras y bodegas
También en la periferia del pueblo se pueden ver lugares sencillos pero importantes en la vida de los habitantes del pueblos. Las cochiqueras, por ejemplo, eran el lugar donde guardaban los cerdos los vecinos que no tenían espacio en casa. Estos espacios se encuentran en la ladera de la montaña, y no son otra cosa que pequeñas cuevas excavadas en la piedra caliza.
La matanza ser realizaba con las primeras heladas del año y con las carne del cerdo se elaboraban chorizos, jamones y otros embutidos en los que se utilizaban incluso los despojos del vientre del cerdo.
Los viñedos de Patones estaban en las laderas que se forman en la salida de los barrancos. Tras la vendimia, la uva se subía hasta los cocederos y las bodegas en las cuestas calizas. Más adelante os contaré una historia/leyenda relacionada con estas bodegas.
El lavadero y la fuente de piedra
Al oeste de este encantador pueblo hay otros lugares que ver en Patones de Arriba. El primera sería una fuente construida en pizarra con tres caños. Era el lugar al que acudían los vecinos con cántaros para llevar agua a sus casas. En el pilón, eran los animales quienes calmaban su sed.
Muy cerca está el antiguo lavadero. Está formado por dos pilones, uno para lavar, el otro para aclarar. Cuentan que en invierno, su agua, que llegaba desde la cercana fuente, se helaba.
A pocos metros del lavadero hay un rincón muy pintoresco. Un puentecito de pizarra sobre el arroyo al que va a parar el agua del lavadero.
Merece la pena cruzarlo, y subir unos metros por la ladera de la montaña para alcanzar un mirador desde el que se tiene una bonita perspectiva del pueblo, muy diferentes a la panorámica que se consigue desde el lado opuesto de Patones de Arriba.
Arquitectura negra, imprescindible que ver en Patones de Arriba
Si bien la arquitectura negra tiene los mejores ejemplos en la Sierra de Ayllón, en la vecina provincia de Guadalajara, Patones no puede dejar de formar parte de la lista de pueblos de pizarra negra más bonitos de España.
Un paseo por su calles, cuesta arriba, cuesta abajo, nos permite apreciar la singularidad de esa arquitectura en la que la pizarra es la protagonista. También la madera (chopo, roble, pino), el barro y la piedra caliza tienen su presencia en las construcciones de Patones de Arriba. Todo son materiales que ahora llamaríamos “de proximidad”, pues se encuentran en abundancia en el entorno del pueblo.
Las casas cuentan con elementos que dejan constancia de esos fríos inviernos que debieron vivir en este pueblo de la sierra. Ventanas pequeñas y tejados a dos aguas para evitar acumulación de nieve se pueden ver por toda la localidad. También hay un elemento importante en la arquitectura tradicional de Patones de Arriba: su hornos. Algunos se han restaurado y se distinguen perfectamente en el exterior de las casas. En su momento se utilizaron sobre todo para cocer el pan, base de la alimentación.
Las leyendas de Patones de Arriba
¿Qué sería de un pueblo sin leyendas y sin historias que contar? Patones de Arriba tiene las suyas. Si son ciertas o no estas historias solamente lo sabrán quienes lo vivieron.
El párroco en la bodega
Cuentan que durante la Guerra Civil, el párroco del pueblo, temeroso de ser fusilado, se escondió en una de las bodegas cueva a la afueras del pueblo. Pasó allí meses, y pudo sobrevivir escondido gracias a la ayuda de todos los vecinos, independientemente de su ideología. Algo que demuestra los solidarios que eran en Patones, ya que en tiempos de escasez no todo el mundo estaría dispuesto a quitarse un trozo de pan de la boca.
El Rey de Patones
Mezcla de realidad y leyendo, la historia del rey de Patones tiene gran parte de realidad. Parte de los tiempo en que Patones de Arriba era poco más que un barrio olvidado de Uceda, un pueblo de Guadalajara al que los vecinos debían trasladarse para realizar distintas gestiones.
Cansado de esa situación, en el siglo XVII deciden que quieren tener su propio gobernante, apareciendo así el llamado Rey de Patones que no era otro que un vecino del pueblo que les representaba y se encargaba de administrar justicia entre los vecinos.
Este representante se mantuvo hasta 1769, momento en el que le que fue último Rey de Patones, Juan Prieto, escribió al entonces rey de España, Carlos III, solicitando independencia de Uceda. El rey le otorgó lo que solicitaban, y desde entonces, ese rey que tenía Patones, ya no era necesario, por lo que la figura desapareció.
La ocupación francesa
Aquí si que parece que hay bastante de leyenda, ya que se cuenta que durante los tiempo de la ocupación francesa y la posterior Guerra de la Independencia, Patones, gracias a su situación geográfica quedó oculto, y los franceses no llegaron hasta él.
Sin embargo, se han encontrado varios documento en el archivo municipal de Patones de Arriba en los que se hace referencia los tributos que los vecinos pagaban a las tropas que se encontraban en Torrelaguna, principalmente en carne.
Comer en Patones de Arriba
Dado que los lugares que ver en Patones de Arriba y su magnífica ubicación lo han convertido en un destino turístico de primer orden, no faltan en el pueblo lugares en los que comer. Más de una docena de restaurantes se reparten por el núcleo urbano. Los hay más sencillos, algunos con terraza al aire libre, otros instalados en la planta superior de una antigua casa que ofrecen vistas del entorno. Todos cuentan con un menú diario que ronda los 25 €. Si no incluye postre o bebida es más económico.
Si se va a visitar Patones en fin de semana es imprescindible llevar hecha una reserva o puede ser complicado encontrar una mesa libre. De lunes a jueves la cosa es más sencilla, y se puede elegir casi siempre el restaurante e incluso si comer al aire libre o en interior.
En nuestro caso nos decantamos por El Rincón de Patones. Un restaurante frente a la Iglesia de San José, con un amplio comedor interior con vistas a las montañas y una agradable terraza. El día de nuestra visita el tiempo era perfecto para comer al aire libre, y eso hicimos. El trato de las camareras perfecto, la comida, abundante, bien presentada y cocina. El precio, acorde a lo que nos sirvieron. ¿Lo recomiendo? Sin ninguna duda.
2 comentarios
Buen dia Cristina,
Muy pintoresco. Fantastico si estais cerca de Madrid.
Patones de Arriba es un pueblecito encantador. Un abrazo