Hace unos meses, en primavera, estuve en Cáceres descubriendo que ver en la Sierra de Gata. Ahora, ya entrado el otoño, he regresado a Extremadura para conocer esos lugares que ver en el Valle del Jerte. A la mayoría os vendrá a la cabeza la imagen de los cerezos en flor como lo más famoso que ver en este valle cacereño. Pero hay mucho más: pueblos con arquitectura tradicional, arroyos, árboles centenarios, gente encantadora y una gastronomía tan sencilla como deliciosa.
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Qué ver en el Valle del Jerte
¿No os parecen suficiente razones para pasar unos días en el Valle del Jerte en cualquier estación? Por si acaso la respuesta es no, os voy a contar todo lo que podéis ver en el Valle del Jerte en una escapada de 2 ó 3 días.
Mirador de la Memoria, un imprescindible que ver en el Valle del Jerte
Si se llega al Valle del Jerte desde Plasencia, uno de los primeros lugares que vamos a encontrar es el Mirador de la Memoria, en la cara sur del valle. Se encuentra muy cerca de unos de los 11 pueblos de el valle: El Torno, municipio al que pertenece. En este mirador con impresionantes vistas del Valle del Jerte y la Sierra de Tormantos se inauguró en 2008 el monumento homenaje a los olvidados de la Guerra Civil y la dictadura.
Son cuatro figuras, tres hombres y una mujer, cuyas miradas se pierden en horizonte. Miradas de recuerdo y de olvido. Un olvido que nunca debió ser y que gracias a este sencillo monumento del escultor Francisco Cedenilla Carrasco servirá para que en nuestra memoria tengamos presente nuestra historia, y no solamente la que nos contaron en los libros de texto.
Parece que no a todos les gustó este homenaje, pues a los pocos días de su inauguración, alguien la emprendió a tiros con las figuras. El autor de la obra decidió dejarlas con las marcas de los disparos. Según él, así las esculturas estaban realmente completas.
Hay que recordar que el pequeño parking del mirador es solamente para personas con discapacidad y autobuses. El resto tiene que ir a un parking más grande situado a 700 metros de este lugar que ver en el Valle del Jerte.
El Torno, Mirador del Valle
Desde el anterior mirador solamente hay un par de kilómetros hasta El Torno. Un pueblo pequeño pero desde el que se tienen algunas de las mejores vistas del valle (de ahí su sobrenombre de Mirador del Valle).
Rodeado de terrazas habilitadas para el cultivo de cerezos, el centro del pueblo conserva algunos ejemplos de arquitectura tradicional. Casas con entramado y solana, una balconada cerrada en el piso superior. Un lugar mucho más luminoso y soleado que el resto de la casa.
En el centro del pueblo, junto al Ayuntamiento, está la Iglesia de la Virgen de la Piedad, del s. XVI. No es fácil encontrarla abierta, pero si lo estuviera, no hay que dejar de entrar para ver el retablo barroco.
Parque Aventuras, un lugar para toda la familia
También en el término municipal de El Torno se encuentra uno de esos lugares que suelen hacer las delicias de toda la familia. Un parque con circuitos multiaventura y tirolinas de distintos niveles para que nadie se quede con las ganas. También se puede hacer tiro con arco, alguna ruta a caballo o pasar una tarde de risas en el paintball (lo hay para adultos y niños, al igual que los circuitos y tirolinas).
Merece la pena consultar la web de Valle del Jerte Parque Aventuras para ver todas la opciones, los precios y sobre todo, para reservar. En temporada alta (puentes, verano, Semana Santa) hay mucho flujo de visitantes, y en temporada baja abren solamente fines de semana o previa reserva.
Rebollar y las casas colgadas
Rebollar es el pueblo más pequeño que ver en el Valle del Jerte. Está a 5 kilómetros de El Torno y calles empinadas, estrechas y tortuosas llevan desde la carretera principal al centro de la población.
Las casas típicas siguen contando con entramado y solana. Pero las más singulares, esas que parecen colgadas sobre la roca, se encuentran por encima de grandes moles de granito. Lo que en le pueblo llaman cancho (yo no sabía que esa palabra quiere decir piedra muy grande). Son las casas más curiosas del Rebollar, con balcones que casi se rozan y grandes huertos en la parte trasera.
Los castaños centenarios de Casas del Castañar
Volviendo a la carretera principal que atraviesa el Valle del Jerte (N-110) ponemos rumbo a la cara norte de las montañas del valle. Allí, circulando por esas carreteras llenas de curvas que siempre suben y suben, se llega a otro de los pueblos que se pueden visitar en esta parte de Cáceres. Nosotros la verdad es que ignoramos el pueblo, sobre todo por la hora. En otoño anochece pronto y nuestro objetivo era llegar a los castaños centenarios del pueblo.
A poco más de 1 kilómetro del centro de Casas de Castañar empieza una ruta por uno de esos bosques de cuento que ver en el Valle del Jerte. Se puede llegar en coche justo hasta un punto en el que una señal indica que a la izquierda está el camino para los castaños centenarios. Desde ese punto, una empinada cuesta de 200 metros lleva hasta el primero de los castaños centenarios conocidos también como “escondelobos”. Recorriendo otros 500 metros se llega al segundo de estos árboles.
Son los dos mayores castaños de España, aunque es cierto que están casi muertos (con tantos años, demasiado han aguantado los pobres). Uno de ellos tiene un perímetro de algo más de 9 metros y el otro de poco menos de 11 metros. Están llenos de huecos, retorcidos, con partes cubiertas del musgo. Pero a pesar de todo, visualmente son muy atractivos. Y hay que seguir cuidándolos. Evitar pisar sus raíces al aire es muy importante.
Garganta y lagar de Marta
En el término municipal de Valdastillas, un pueblo con bonitos rincones, alguna casa tradicional y un lavadero que recuerda los tiempos en los que las mujeres iban a hacer la colada en la calle con el agua de los arroyos, está la Garganta de Marta, uno de los afluentes del río Jerte.
Escondida en un bosque de castaños, alisos y robles, al final de un sendero que discurre paralelo al cauce del agua, hay una pasarela que sitúa al visitante sobre la garganta. Nosotros la hemos visto con poco agua, pero estamos seguros que cuando lleguen la primavera y el verano, la cascada estará espectacular.
Un poco antes de llegar a la cascada, en el camino está la antigua almazara. El lugar al que los agricultores llevaban la aceituna para depositarla en los trojes (estructuras destinadas al depósito de productos agrícolas) de piedra que aún se pueden ver. Más tarde las olivas se llevaban al molino (estuvo en funcionamiento hasta mediados de los años 80 del s.XX) para con la fuerza del agua, convertirlas en aceite.
También se puede ir a este bonito bosque con la comida o la merienda. Hay mesas y bancos que convierten el lugar en perfecto para una parada.
Mirador El Balcón del Valle
Otro de los muchos miradores espectaculares que ver en el Valle del Jerte está a la entrada de Piornal. Es un espacio amplio, con algunos chozos (las antiguas casas de los pastores en el campo bajo los árboles. Un cartel anuncia dónde está el pueblo: Piornal a ras del cielo. Y es que si agachas lo suficiente, ese cartel quedará sobre las montañas, sólo con el cielo tras él.
Desde este mirador se puede ver la cara sur del valle. Por ello los mejores momentos para visitarlo es por la mañana temprano o a última hora de la tarde. Así se evita tener el sol de cara. Una mesa de interpretación nos dice que es cada uno de los lugares que tenemos frente a nosotros en una vista que alcanza hasta el embalse de Plasencia.
Piornal, el pueblo más alto que ver en el Valle del Jerte
Desde Valdestillas se sigue la carretera hacia lo alto de la montaña. Es allí donde está Piornal, el pueblo más alto del valle y también de Extremadura. Se nota la altura en cuento cae el sol, la temperatura es varios grados más baja que en los otros pueblos del valle. Pero que el fío no nos pare. Porque en este pueblo que ver en el Valle del Jerte hay que recorrer su calles para descubrir el arte urbano que decorada cada vez más fachadas.
El origen de esta idea fue cubrir los muros de algunas casas y edificios que estaban tapados con uralita. Sobre ella se han ido creando obras relacionadas con la cultura y la tradición de Piornal. En 2022 había 26 fachadas formando parte de este Museo al Aire Libre. Pero parece ser que cada año se suma alguna obra nueva.
Además, mientas se recorre el pueblo se puede ir viendo otra ruta, la de las fuentes. Repartidas por la localidad hay las hay pequeñas y monumentales. También hay un cañera o reguera que cruza el pueblo y pasa junto a la iglesia.
Museo Jarramplas (Piornal)
Aunque no seáis muy amigos de visitar museos, os aseguro que este de Piornal merece la pena. Aunque es pequeño, no hay duda de que es mejor lugar para conocer la tradición de la fiesta de Jarramplas. Una de las más importantes del Valle del Jerte, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional en 2021.
Este museo (entrada 1,5 €) consta de dos salas. En una se proyecta un corto documental sobre la fiesta. En la otra, el personal explica el origen de la fiesta, como ha ido evolucionando el traje que luce Jarramplas y sus protecciones.
Te descubren que hay que para ser el protagonista de la fiesta y aguantar los golpes de los kilos de nabos que lanza la gente del pueblo sobre Jarramplas hay lista de espera de más de 20 años. Que durante los dos días de fiestas se tiran hasta 23.000 kilos de nabos. Que los trajes los realizan los familiares de quien ese año se va a convertir en Jarramplas y que son los mayordomos del mismo (amigos y familiares) quienes pagan la fiesta.
Hay que ver de cerca esos trajes, esas máscaras, escuchar las canciones que suenan durante esa fiesta que se celebra en enero y ver la pasión que siente la gente de Piornal por esta fiesta cuyo origen podría estar en un personaje que antaño robaba el ganado y del que ahora la gente se burla.
Cascada del Caozo, agua y granito
A 8 kilómetros de Piornal, en la carretera que lo une con Valdestillas, hay una desviación que lleva a la Cascada del Caozo. Desde la zona de estacionamiento junto a la carretera hay que caminar unos 100 metros bajo robles, alisos, fresnos y castaños para llegar al cascada.
De nuevo la encontramos pobre de agua, lo que nos ha permitido ver la enorme pared de granito por la que el agua cae cuando el río lleva suficiente agua para crear una imponente cascada. Con agua o sin ella, merece la pena conocer este lugar. Un bosque para perderse en el que de repente aparecen unas bonitas setas entre el musgo, un castaño bajo el que nos faltan esas cápsulas llenas de espinas que contienen las castañas o uno roble en el que se empiezan a mezclar las hojas verdes y las doradas. Un verdadero espectáculo visual.
Cabezuela del Valle, el pueblo más bonito que ver en el Valle del Jerte
Este pueblo de poco más de 2.000 habitantes es sin duda uno de los más bonitos que ver en el Valle del Jerte. En 1998 fue declarado Conjunto Histórico Artístico y un paseo por sus calles, por su judería o junto al río permiten disfrutar de la belleza del lugar. Sus calles son empinadas y laberínticas, dentro de un trazado que en lugar de ser lineal, como en el resto de los pueblos del valle, es triangular.
En el centro se levanta la Iglesia de San Miguel Arcángel, en el mismo lugar en el que estuvo la sinagoga. Al lado estaban las calles habitadas por los hebreos. A éstos se les había quedado pequeño el barrio, y a finales del siglo XV, los Reyes Católicos les concedieron ampliar la judería. Les dio tiempo a poco, pues solamente un año después tuvieron que dejar sus casas y marchar al exilio según dictaba el Decreto de Expulsión de 1492.
La Calle del Hondón es en la que más edificios históricos se conservan. Algunos casas de esta calle cuentan con soportales, casi todas con solana. Y algunas, con escudos y anagramas en sus fachadas. Merece la pena llegar hasta el puente sobre el río Jerte. Desde él se tienen bonitas vistas tanto del río como del pueblo.
Museo de la Cereza (Cabezuela del Valle)
Ya que el producto estrella del Valle del Jerte es la cereza ¿por qué no visitar el museo dedicado a ella en Cabezuela del Valle). El Museo de la Cereza ocupa una casa tradicional al final de la Calle del Hondón, y recorrerlo es ir descubriendo a través de recreaciones ambientales y recursos interactivos todo sobre el mundo de la cereza.
Cultivo, áreas de producción, variedades y tradiciones. En las tres plantas que tiene el museo el visitante va conociendo de una forma especialmente entretenida todo lo relacionado con las cerezas del valle y la Fiesta del Cerezo en Flor, el momento del año en el que más visitantes llegan al Valle del Jerte.
El precio de la entrada al Museo de la Cereza es de 1 € y abre sus puertas de miércoles a domingo (por la tarde solamente viernes y sábado).
Jerte, corazón del valle
Es en Jerte donde el río que da nombre al pueblo y al valle comienza a ensanchar y a bajar más caudaloso. Al igual que Cabezuela del Valle, Jerte se encuentra en la base el valle, aquí las calles no tienen cuestas, aunque en algunos puntos de la población siguen siendo laberínticas.
Un paseo por Jerte tiene que pasar por la Ermita del Cristo del Amparo, patrón del pueblo. Hay que pasear junto al río antes de llegar a la Calle de las Bueyes. En ella se conservan las calles más bonitas del pueblo ya que por casualidad sobrevivieron al saqueo de los franceses. Otra calle por la que merece la pena dar una paseo es la Calle Ramón Cepeda, con varios edificios notables. Antes de dejar Jerte, hay que visitar la Plaza de la Independencia. Es ahí donde se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, y separada unos metros, la torre campanario.
Tornavacas y Carlos V
El último pueblo que ver en el Valle del Jerte antes de comenzar a subir hacia el puerto que lleva a Gredos y a Ávila, es Tornavacas. Lo cruza el río Jerte y su parte más atractiva es la que hay entre el Puente Cimero y la Puentecilla. Son 350 metros que discurren por las Calle Real de Arriba, de Enmedio y de Abajo. En ellas se pueden ver casas nobles, varias fuentes, la iglesia y algunas casas con entramado de madera más cerca del Puente Cimero (medieval).
Como curiosidad, contar que en Tornavacas pernoctó Carlos V en noviembre de 1556, en su viaje hacia Yeste. Pasó la noche en la casa de Juan Méndez de Ávila, criado de su majestad. Así se puede leer en el dintel de la puerta.
Mirador Puerto de Tornavacas
El último lugar que ver en el Valle del Jerte antes de dejar Extremadura es el Mirador del Puerto de Tornavacas. Una carretera sinuosa lleva a lo más alto del valle. El paisaje va cambiando, atrás van quedando los cerezos y los castaños para dar lugar a bosques de robles. Y más arriba, a la montaña desnuda. El aire en lo más alto es limpio, y las vistas muestran un valle que se va ensanchando dejando que el río Jerte fluya por él. Si el día que se visita este lugar el cielo está claro, la panorámica puede ser realmente espectacular.
Qué ver en el Valle del Jerte (que nosotros no vimos)
En este valle de Cáceres hay otros lugares que visitar que nosotros no vimos. La razón fue principalmente la época en la que fuimos. Vimos la otoñada, pero nos perdimos los cerezos en flor. Y aunque disfrutamos de algunas cascadas, el agua que fluye por los arroyos en otoño es escasa, por lo que nos nos pareció que fuera el momento para hacer la ruta que nos habría llevado hasta el lugar más visitado del Valle del Jerte: la Garganta de los Infiernos.
Garganta de los Infiernos
El monumento natural más visitado de Extremadura se encuentra dentro de la Reserva Natural Garganta de los Infiernos. Allí hay una gran variedad de flora y fauna: robles, madroños, majuelos, orquídeas salvajes, milanos o ginetas entre otras muchas especies. Pero lo que la mayoría quiere ver en este rincón de Cáceres son Los Pilones, una serie de grandes pozas excavadas por la erosión de los saltos y cascadas de amplia red hidrográfica de la Reserva Natural. Sin duda, uno lugar que justificará nuestro regreso al Valle del Jerte.
Floración del cerezo
La primavera es el momento en el que el Valle del Jerte se muestra en todo su esplendor. Al menos en ese que miles de viajeros buscan: el valle cubierto de blanco tras la floración de cerezo. No tiene lugar siempre en la misma ficha, dependiendo de la climatología de ese año, puede los cerezos pueden florecer entre el 20 de marzo y el 10 de abril. Las flores permanecen en lo árboles durante unos diez días, por lo que está claro que hay que afinar mucho si se quiere disfrutar de ese espectáculo natural.
Durante los días que los árboles están en flor, merece la pena hacer un recorrido por los pueblos del valle. Desde cada lugar se consigue una perspectiva diferente. También hay que recordar que los cerezos no florecen todos de golpe. Empiezan a hacerlo los de las zonas más bajas del Valle del Jerte, y según pasan los días, las flores van cubriendo los árboles que están a media altura y en las zonas más altas.
Dónde dormir en el Valle del Jerte
En el Valle del Jerte hay un buen número de alojamientos para turistas: casas rurales, apartamentos y hoteles de distintas categorías. Hay casas de alquiler completo, casas rurales que funcionan como pequeño hoteles, apartamentos sencillos y también en los que no falta ningún detalle.
Nosotros nos hemos alojado durante nuestra estancia en el valle en El Torno, en los Apartamentos Natural&Mente. Un lugar totalmente recomendable en cualquier época del año. Por su ubicación son perfectos para recorrer el valle, y la calidad del establecimiento está muy por encima de la media.
El edificio que aloja los 8 apartamentos del complejo ha respetado los materiales tradicionales de la zona. La madera cubre los techos de las habitaciones y forma parte importante de la estructura del propio edificio. Cada uno de los apartamentos cuentan con baño, sala de estar, cocina americana y dormitorio. En nuestro caso estuvimos en el apartamento La Picotilla, uno de los más amplios.
Todo nos resultó muy confortable. Desde el sofá a la cama, sin olvidar la amplitud del baño, la zona de comedor o esa cocina en la que no faltaba de nada (nos dejaron agua, zumo, vino y café para esos días). La decoración es muy resultona, han sabido mezclar distintos elementos para crear un ambiente acogedor y con estilo. También mencionar la estupenda iluminación. Pocas veces encuentras una alojamiento en el que cada rincón está perfectamente iluminado, tanto para sentarse a la mesa como para leer en la cama.
En cuanto a las zonas comunes, es cierto que están pensadas para cuando llega el buen tiempo. Un amplio patio está decorado con sofás, mesas y sillas. Y en verano además, colocan también tumbonas para tomar el sol después de un baño en la piscina privada de los apartamentos. Con todo eso, lo malo es casi animarse a salir en busca de los lugares que ver en el Valle del Jerte.
Sin duda, si regreso al Valle del Jerte estos apartamentos serán los elegidos para alojarme.
Comer en el Valle del Jerte
Comer en Extremadura es siempre un placer. Su maravillosa gastronomía cuenta con una base en la que los productos de calidad no faltan nunca. Aceite, miel, buenos quesos y mejores embutidos. Sin olvidar las cerezas y el pimentón. Todo ellos da lugar a platos como las calderetas, las migas, buenos dulces y deliciosos gazpachos (incluso de cerezas).
En el Valle del Jerte hay también muchos restaurantes de diferentes estilos. Desde los muy modernos hasta los típicos que son poco más que el bar del pueblo, pero en los que también se come estupendamente.
Yo os voy a recomendar tres restaurantes en los que hemos comido estos días y que nos han parecido geniales. Apuntadlos porque igual alguno os gusta para cuando visitéis este valle.
El Mirador de Aurelio (El Torno)
Se trata de un restaurante en el que se juntan cada tarde los hombres del pueblo a echar la partida. El trato entre todo el que pasa por allí es distendido, de gente que se conoce de siempre. Pero al visitante le tratan con la misma cordialidad, y nunca falta un buenas tardes acompañado de una amplia sonrisa.
Este restaurante tiene un comedor interior, otro exterior (desde el que las vistas del valle no pueden ser mejores) y un tercero cubierto y con estufas.
La carta la forman platos de la tierra. Quesos, embutidos, carnes y algo de pescado. Pero si queréis probar algo típico del pueblo, hay que decantarse por la migas torniegas (las que comían los pastores tradicionalmente) y la caldereta de chivarra.
Tormantos (Piornal)
En la carretera que cruza Piornal se encuentra Tormantos, el restaurante al que todo el mundo te mando a comer en este pueblo. Te recibe junto a la puerta una figura de Jarramplas. Dentro dos comedores. El primero oscuro, el segundo muy luminoso con vistas a los prados que rodean el pueblo.
Nosotros no miramos la carta. Lo que nos ofrecieron de menú del día (12 €) nos convenció. Comimos ensaladilla rusa, pimientos rellenos y carrilleras. Para acabar un postre de la temporada: mousse de castañas. Todo casero, igual que si te hubiera ido a comer a casa de tu madre.
La Ermita (Cabezuela del Valle)
En una curva del Jerte, a las afueras de este precioso pueblo, está el Restaurante La Ermita. Las vistas desde sus mesas (tanto interiores cómo exteriores) sobre el río son preciosas. El acompañamiento perfecto para una rica comida.
En la carta de La Ermita hay carnes, pescados, ensaladas. Pero lo mejor es decantarse por las raciones. Hay una gran variedad de ellas y es la mejor forma de probar varios platos. Los chipirones a la plancha les salen geniales, y los croquetones (no tan grandes como yo esperaba) están muy ricas. Lo más generoso, los postres. Las tartas caseras son perfectas para terminar una comida en este local del Valle del Jerte. Eso sí, si hablamos de precio, es bastante más caro que los dos anteriores que os he dicho (casi el triple que comer de menú en Tormantos, y todo por tres raciones, dos postres y cuatro cervezas).
Qué ver en el Valle del Jerte: mapa
Y esto es todo lo que os puedo contar de los lugares que ver en el Valle del Jerte. Solamente animaros a visitar esta zona tan espectacular en cualquier momento del año.
Yo desde luego, enamorada desde siempre del otoño, os animo a ir en esa estación. Habrá menos agua en los ríos y arroyos, no habrá árboles cubiertos de flores blancas. Pero esos bosque que se tiñen poco a poco de dorado son sin duda un verdadero espectáculo.
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