Qué ver en Colombia: 10 lugares que no debes perderte

Colombia no tiene importantes recintos arqueológicos como otros países del Caribe y de Sudámerica. Pero este país puede presumir de contar en su territorio con atractivos parajes naturales, algunas de las ciudades coloniales más bellas del mundo y museos que valen mucho más de lo que cuesta visitarlos. Sin duda hay mucho que ver en Colombia, un atractivo país perfecto para disfrutar de buen clima, bellos paisajes, playa y mucha historia repartida por su territorio.

Nosotros hemos pasado dos semanas en el país de Gabriel Garcia Márquez y de Fernando Botero. Un país con una mezcla étnica que hace que casi todos podamos pasar por colombianos. Yo os dejo aquí los lugares que me parece imprescindible ver en Colombia, pero también alguno que se nos quedó en el tintero y que me hubiera encantado conocer. Pero ya sabéis, cuando se viaja con tiempo limitado hay que priorizar que se visita y que se deja para un posible futuro viaje.

Qué ver en Colombia

Cartagena de Indias, la perla colombiana

Uno de los motivos por los que muchos hacen un viaje a Colombia es visitar Cartagena de Indias, sin duda una de las ciudades coloniales más bonitas del mundo. Sus calles adoquinadas, sus casas de colores cubiertas de buganvilias que trepan por sus fachadas y los palacios e iglesias que recuerdan su pasado colonial son imán para muchos viajeros. Sin olvidar por supuesto el imponente Castillo de San Felipe de Barajas, el fuerte más grande construido por los españoles en tierra americana.

Más de uno llega a solo a Colombia para conocer esta ciudad gracias a alguna de esas ofertas de viaje al Caribe. Y es que este país, además de historia, arte y fiesta brinda también al viajero la oportunidad de pasar unos días en la playa tumbado junto al mar, ya sea en las playas de la propia ciudad o haciendo alguna excursión a las islas de Tierra Bomba o a la Península de Baru.

Barichara, el pueblo más bonito de Colombia

Este pequeño pueblo en el departamento colombiano de Santander parece anclado en el pasado. Sus calles empedradas suben y bajan por la ladera de la montaña en la que los españoles fundaron esta localidad allá por 1705. Basta dedicar un día a disfrutar de lo que se puede hacer en Barichara para quedar prendado de este pueblo cuyas casas están construidas, al igual que las cuatro iglesiaa que se pueden visitar, con la piedra amarilla típica de la zona. Piedra que da el gentilicio de “patiamarillos” a los naturales de Barichara.

No hay que dejar de probar las hormigas culonas ni de pasear por el original cementerio que hay cerca de la calle de los miradores. Tampoco hay que dejar de contemplar ese atardecer rosado, una de las puestas de sol más bonitas que ver en Colombia.

El Eje Cafetero colombiano

Colombia presume de producir uno de los mejores cafés del mundo, de modo que estando en este país uno debe plantearse dedicar unas horas a conocer como se cultiva esta planta cuyo fruto es tan apreciado en el mundo entero. El mejor lugar para ello es sin duda el Eje Cafetero, o lo que es lo mismo, la zona formada por los departamentos de Risaralda, Caldas y Quindió. El último de estos departamentos es el más turístico, y solo en la zona entre Armenia y Manizales hay más de 300 fincas cafeteras.

Nosotros visitamos una en la Vereda Palestina, en Salento. Se trata de Finca El Recuerdo. El propio dueño hace de guía siempre que se encuentra allí y hace ver al visitante desde el jardín tradicional a la entrada de la finca hasta el huerto del que se abastecen el capataz y su familia. Sin olvidar por supuesto un recorrido por los campos de café, que en este caso han recuperado la forma en la que se cultivaba hace décadas, cuando se primaba la calidad por encima de la calidad.

Medellín, mucho más que “Narcos”

La mayoría pensará en la serie “Narcos” en cuanto escuche hablar de Medellín. Para los muy fans de la serie, decirles que podrán hacer visitas guiadas por lo lugares relacionados con Pablo Escobar en esta ciudad que ver en Colombia. Para el resto, decirles que Medellín es más que cárteles de la droga.

Aunque no es ciudad bonita, lo cierto es que merece la pena conocer esta ciudad. Por sus grandes contrastes, ya que es una ciudad con laderas cubiertas de apartamentos de lujo y altos rascacielos mientras otras son el hogar de miles de colombianos cuya casa es poco más que una chabola de madera y uralita. La mejor forma de descubrir esas imágenes de la ciudad es subir en Metrocable hasta alguno de los miradores de la ciudad. Entre los lugares que ver en Medellín, no hay que olvidar visitar la Plaza Botero y el Museo de Antioquia, ambos lugares convertidos en un homenaje a la obra de Botero, el hijo más ilustre de la ciudad.

El Museo del Oro en Bogotá

Bogotá, capital de Colombia, no es una ciudad especialmente atractiva. Hay poco que ver en Bogotá más allá de la Candelaria, con sus plaza y, casas coloniales. Pero hay un museo en esta ciudad que para mi es sin duda uno de los lugares que ver en Colombia: el Museo del Oro. Sus salas son un recorrido por el arte, la cultura y la orfebrería de las principales culturas prehispánicas de Colombia. Sala tras sala se van descubriendo los materiales, las técnicas y los ritos de aquellos pueblos.

El museo contienen más de 55.000 piezas de oro, algunas de ellas auténticas joyas, como la “Balsa Muisca” que se expone en la tercera planta. También allí hay una sala, la de La Ofrenda, tan bien ambientada con luz y sonido que se ha convertido sin duda en la sala más espectacular de este museo colombiano.

Guatapé y la Piedra del Peñol

Este pueblo de Antioquía al que se puede llegar fácilmente en transporte público desde Medellín es uno de los pueblos con más color que ver en Colombia. Sus casas son famosas por los zócalos pintados sobre cemento con los comenzaron a decorarlas en 1919. Fue José María Parra el primero en pintar escenas cotidianas de su familia en la fachada de su casa y desde entonces la tradición se ha convertido en la seña de identidad de la localidad y una de las cosas que ver en Guatapé.

Al visitar esta pequeña localidad no hay que dejar de subir hasta lo alto de la Piedra del Peñol. Más de 700 escalones separan la cima de la base de esta gran roca rodeada por los terrenos que se inundaron con la creación del embalse del Peñol y que formó un bello paisaje que se aprecia perfectamente desde el mirador de la piedra y desde la propia escalera que lleva a lo alto. No hay duda de que esta subida requiere esfuerzo, pero éste tendrá una buena recompensa.

El Puente de Occidente sobre el río Cauca

Otro de los lugares que se pueden visitar en una excursión de un día desde Medellín es Santa Fe de Antioquia. Un pueblo aletargado de casas blancas y calles empedradas. A pesar de la facilidad en llegar hasta él es fácil encontrar sus calles sin turistas, sobre todo si se visita entre semana. Casas coloniales, iglesias, plazas y fuentes hacen que esta ciudad sea tan bella como sencilla. Sus ventanas cubiertas con rejas de madera tallada son una maravilla y no hay que dejar de “colarse” por cada puerta abierta de un restaurante o tienda. Al fondo seguro que encontráis algún tranquilo y bello patio.

Estando en Santa Fe hay que animarse a subir a un motocarro o tuk tuk para ir hasta el Puente de Occidente. Un puente colgante sobre el río Cauca que ha estado en uso hasta hace poco más de un año. Ahora se ha cerrado al tráfico pesado y solo motos, bicicletas, motocarros y peatones pueden cruzar este puente finalizado en 1895. En aquel momento fue uno de los diez puentes colgantes más largos del mundo.

Valle de Cocora, el hogar de las palmas de cera

Volviendo a Quindío, hay otro lugar en este departamento que ver en Colombia y que destaca por su belleza natural. Se trata del Valle de Cocora. Un lugar que parece sacado de Parque Jurásico en el que crece la palma de cera, un árbol que alcanza los 60 metros de altura y que es el símbolo nacional del país.

Para llegar hasta este lugar hay que hacerlo en un Willys desde Salento. Los coches dejan a poca distancia del Bosque de Palmas, un lugar que cuando la niebla baila entre las estilizadas palmeras se vuelve realmente mágico. Ver el bosque y las montañas desaparecer y volver a estar a tus ojos mientras sientes la humedad de la nubes en la cara y los brazos es realmente especial.

Villa de Leyva y la gran plaza colombiana

Una de las ciudades coloniales más turísticas de Colombia es Villa de Leyva. Sin duda una de las razones es su relativa cercanía a Bogotá (tres horas en coche separan ambas ciudades). La otra su indudable atractivo y su gran plaza, la mayor de Colombia y una de las más grandes de Sudamérica. Hay que evitar visitar esta localidad en fin de semana pues se llena de turistas. Sin embargo entre semana resulta muy tranquila y perfecta para deambular por su calles en busca de museos, iglesias y casas coloniales restauradas y convertidas en tiendas o restaurante. Para los golosos, tomad nota del dulce tipico de la ciudad: los besos de novia. Los venden por unidades envueltos en papel de alegres colores en algunos hornos del centro de Villa de Leyva.

Playas de Colombia: de Palomino a Providencia

Una de la cosas de la que me quedé con ganas en Colombia fue pasar unos días en una playa caribeña. Aunque estuvimos unos días en Tierra Bomba, esa islita poco tiene de la imagen típica del Caribe. Ni playas de arena blanca, ni bosques de palmeras a la orilla de mar ni aguas de color turquesa. Mi intención inicial era haber pasado unos días en Santa Marta para ir a las playas del Parque Nacional de Tayrona o a las playas de Palomino. Incluso llegue a reservar un hotel en este último lugar. Pero finalmente, por una cuestión de tiempo tomé la decisión de cambiar la ruta y olvidar esa playa. Allí si que había palmeras y arena blanca.

Igual que en Providencia, una isla para unos pocos. Porque llegar hasta ella no es nada sencillo. Primero hay que volar hasta San Andrés, 800 kilómetros al norte de la costa colombiana. Y luego ir en catamarán hasta Providencia o subirse a otro avión para hacer ese trayecto. Sin duda esa isla es un trozo de paraíso, pero llegar hasta ella requiere de un tiempo del que yo no disponía. Igual para un próximo viaje.