La dos primeras veces que fui a Gante solo pasé el día en esa ciudad. Un día bien aprovechado, pero al final tiempo escaso para disfrutar de todo lo que hay que hacer en Gante. La mayoría de los viajeros hacen eso. Un escapada desde Bruselas para conocer esta ciudad y regreso a la capital. En algunos casos incluso en un solo día se animan a visitar Gante y Brujas.
Esto último sin duda me parece una locura. Ambas ciudades tienen mucho que ofrecer como para dedicarlas solo medio día. Yo he tenido la suerte de poder regresar a Gante una tercera vez. Y en esta ocasión he pasado allí dos noches. Algo que me ha dado la oportunidad de disfrutar de lo mucho que ofrece esta ciudad flamenca.
Han sido casi dos días completos los que hemos pasado en Gante. Llegamos a primera hora de la tarde a esta impresionante ciudad belga desde Malinas. Dormimos en Gante y el día siguiente lo pasamos completo en la ciudad. La mañana siguiente también pudimos aprovecharla para hacer en Gante alguna cosa que quedó pendiente. Aún así confieso que se quedaron algunas cosas en el tintero.
Si en dos días no da tiempo a conocer todo lo que ofrece la ciudad, en media jornada está claro que solo te puedes llevar una imagen superficial de una de las ciudades más bonitas del norte de Europa.
Índice del artículo
Cómo es Gante, un poco de historia
Iglesias, beaterios, cervecerías, restaurantes, museos, canales,… Gante es la suma de todo ello. Una ciudad que ha sabido adaptarse a los tiempos modernos y convertirse en una gran urbe sin perder el encanto que la historia ha ido dejando en sus calles.
Ya en la Edad Media, Gante se desarrolló hasta convertirse en una de las ciudades más importantes de la Europa Occidental. Consiguió vivir del ganado mientras las ricas familias de mercaderes regían los designios de la ciudad y se ponían del lado del Rey de Francia por encima de los propios Condes de Flandes. Pero los ganteses son luchadores y rebeldes, y los artesanos y pequeños comerciantes se levantaron contra el gobierno francés que les prohibía comerciar sin su permiso. Triunfaron, pero no fue más que la primera de muchas batallas que tuvieron que librar.
Algunos años más tarde se negaron a pagar los impuestos haciendo que el propio Carlos V, nacido en Gante en 1500, fuera a la ciudad para poner orden. Se derribaron las puertas de la ciudad y los nobles de la ciudad tuvieron que arrodillarse descalzos y con una soga al cuellos ante el Emperador.
Los siglos pasaron y llegó la revolución industrial. Gante, siempre atrevida, no dudo en sumarse a ella para convertirse en la primera ciudad industrializada del continente europeo. Las dos Guerras Mundiales también dejaron su huella en la ciudad, pero como siempre, Gante resurgió para convertirse en la ciudad que hoy se puede visitar y en la que todos esto avatares dejaron su impronta.
Qué hacer en Gante: free tours y otras visitas
Para conocer la ciudad de la mano de guías que os descubrirán los lugares más atractivos de Gante, os recomiendo los siguientes tours (pinchando en el enlace accederéis a la web para obtener toda la información sobre el tour y poder reservarlo).
- Free tour por Gante. Tour en español con una duración de dos horas. Se realiza todos los días de la semana en tres horarios diferentes.
- Free tour de los misterios y leyendas de Gante. Este visita guiada se realiza en español cada día por la tarde. Dura 90 minutos y es la forma perfecta de conocer la cara más oculta de la ciudad.
Que hacer en Gante en 1 ó 2 días
Esta larga lista de cosas que hacer en Gante la puedo escribir gracias a haber estado dos días en la ciudad. Con menos tiempo creo que debe ser casi imposible hacer todo esto. Aunque hay algunos muy madrugadores y muy veloces capaces de cosas casi imposibles.
1. Llegar en tren a Sint-Pieters
Si bien la Estación de Amberes es la más bonita de Bélgica (y una de las más bellas del mundo), la estación Sint-Pieters, aunque pequeña, es encantadora. Finalizada en 1912, en la entrada a la estación se pueden ver murales heráldicos y algunas referencias a la arquitectura de la ciudad. Allí están pintados el Castillo de los Condes de Flandes y las torres del centro de la ciudad. Lo que originalmente fueron salas de espera para viajeros se han convertido en un restaurante y en la propia estación se puede conseguir toda la información para visitar la ciudad o incluso comprar la práctica CityCard Gent.
2. Recorrer la ciudad en tranvía
Una de las cosas que hacer en Gante es desplazarse en tranvía. Se puede llegar a muchos puntos de la ciudad en ese medio de transporte. Cruzan Gante circulando sobre esos carriles planos que son seña de identidad del tranvía. La primera oportunidad de utilizar éste transporte se tiene al llegar a la ciudad, a la salida de la estación antes citada. A pocos metros de ella está la parada del tranvía nº 1. Si te animas a subir a él en 15 minutos estarás en el monumental centro de Gante.
3. Belfort: ver Gante desde las alturas
El campanario de Gante o Belfort fue construido en el siglo XIV y es el símbolo de independencia de la ciudad. En él se alojaba la campana de alerta que protegía a los ganteses. Hoy esta torre forma parte del Patrimonio de la Humanidad y se puede subir hasta su terraza, esa que regala las mejores vistas de Gante.
La torre está coronada por un dragón. Antes que éste hubo otros dos que se encuentran en el interior de la torre y que se pueden ver si se decide entrar en ella. La mejor idea para llegar a lo más alto es utilizar el ascensor. Y luego bajar caminando para así poder ver las diferentes exposiciones que hay en los distintos niveles del campanario.
4. Pasear entre almenas en el Castillo de Gante
El Castillo de los Condes de Flandes es una de las pocas fortalezas medievales que quedan en Flandes. Originalmente levantado en madera, fue en la Edad Media cuando empezó a tener su aspecto medieval. Cuando dejo de ser la residencia de los condes pasó a ser Tribunal del Consejo de Flandes y cárcel. Más tarde, el Castillo de los Condes de Flandes fue vendido y convertido en complejo industrial.
Tras quedar casi en ruinas, a principios del siglo XIX regresó a manos de la municipalidad que comenzó su restauración. Hoy el castillo tiene varias salas que se pueden visitar. Hay en su interior exposiciones de armas y objetos de tortura. Pero lo mejor es recorrer su paseo de ronda y ver la ciudad entre las almenas igual que lo hicieron los soldados hace siglos.
5. Perderse en Patershol
Uno de los barrios más pintorescos de Gante es Patershol. Al otro lado de la calle en la que se encuentra el castillo se puede visitar este barrio de casas bajas. Allí vivieron en el siglo XVII los tejedores de Gante. Esas antiguas casas se han restaurado. Algunas siguen siendo viviendas particulares. Pero la mayoría han aprovechado el encanto del lugar para instalar restaurantes cuyas puertas se esconden tras la hiedra que trepa por la fachada.
Acá y allá hay bancos perfectos para sentarse alejados del los puntos más turísticos de la ciudad. Sin duda una de esas cosas que hacer en Gante que resultan atractivas y relajantes a la vez.
6. Ver el arte urbano, algo diferente que hacer en Gante
Parece que ya no hay ciudad que se precie que no presuma de arte urbano. Si bien Bruselas ha sido famosa por ello desde hace tiempo, Gante ha decidido no quedarse atrás. Por toda la ciudad se pueden ver obras de arte callejero. Solo hay que ir atento para que no pase desapercibido.
Pero si hay un lugar famoso en el que ver muchas pinturas a la vez es Werregarenstraatje. Una callejuela peatonal en el centro histórico que desde 1995 es un lienzo en el que los artistas del grafitti hacen sus pruebas. Las pinturas cambian cada día. Lo que hoy ves mañana puede no estar pues una obra cubre la anterior. Y así hasta que cada cierto tiempo se pinta la calle de blanco para volver a empezar con el ciclo y llenarla de color otra vez.
7. Comerse las narices de Gante
Dicho así suena fatal. Pero si os digo que los cuberdon son unos dulces típico de Gante y que por su forma se conocen como las “narices de Gante”, ¿a que empieza a apetecer probarlos?. Se elaboran con almíbar y goma arábiga. Originalmente estaban aromatizados con frambuesa. Actualmente se pueden encontrar con más de 20 sabores diferentes. Una de las cosas más dulces que hacer en Gante, ¿verdad?
8. Entrar en San Nicolás, una iglesia-tienda
El bonito templo que se puede ver a los pies del Belfort es la Iglesia de San Nicolás. Construida en el siglo XII, esta iglesia tiene una curiosidad. Su interior está dividido en dos. Una parte se ha dedicado a tienda. Allí hay puestos de libros, postales y discos.
Se accede a esta parte de la iglesia por la entrada principal del templo que está en Korenmarkt. A la parte posterior de San Nicolás se entra por una puerta lateral. Sigue siendo una iglesia magníficamente iluminada gracias a los grandes vitrales y a la luz de su torre central que actúa como una linterna. Aunque no se puede pasar por el interior de una parte a otra del edificio, hay una puerta de cristal que las une visualmente.
9. Viajar al siglo XX en Huis van Alijn
Para muchos el museo Huis van Alijn no será más que un lugar lleno de antigüedades y de objetos que no saben ni para que sirven. Sin embargo para otros será una forma de retroceder en el tiempo y recordar como vivieron. Instalado en un antiguo hospicio, el único que se conserva en Gante, sus salas son un recorrido por la vida cotidiana del siglo XX, desde los comienzos de éste hasta los años 80.
Cada sala cuenta con la recreación de un espacio concreto. Una escuela, la sala de la TV, el dormitorio,… Hay colecciones de juguetes, de fotografías y de electrodomésticos que ahora parecen antediluvianos. Si no os interesa mucho visitar el museo, al menos entrad al patio del antiguo hospital. Es un lugar con encanto que ha sido bien restaurado.
10. Pescar información en St-Veerleplein
Aunque hayáis recogido toda la información turística que necesitéis en la estación de tren, no dejéis de ir a la Oficina de Turismo de Gante. Está muy cerca del Castillo y ocupa la que fue antigua Lonja de Pescado. Su fachada sobre la plaza St-Veerleplein tiene una puerta monumental.
Sobre ella y haciendo referencia a lo que estaba dedicado el lugar, Neptuno, el dios del mar. Donde durante siglos estuvieron los puestos de pescado de Gante, hoy está la oficina de Turismo. Una de las más modernas y luminosas que hemos visitado nunca. Hablan español y te ayudan encantados a decidir que hacer en Gante.
11. Buscar los pozos de Gante
Hubo un tiempo en que Gante tuvo cinco pozos de agua privados. Uno de ellos aún se puede ver en el centro de Gante, en Achtersikkel, una placita a la que dan nombre sus propietarios originales, los acaudalados Vander Sickelen. En esta plaza además de pozo hay dos torres. La más alta se construyó en el siglo XIV y está rematada por un mirador octogonal.
12. Sorprenderse con el Art Nouveau
Muy cerca de la anterior plaza, en la esquina de Biezekapelstraat, se puede ver uno de edificios art nouveau que hay en Gante. Choca un poco encontrar junto a edificios medievales este tipo de construcciones. Ésta en concreto llama la atención por sus cuatro pisos, las grandes ventanas y esas puertas circulares rematadas con motivos de hierro forjado.
Algunos tienen la clásica decoración de elementos florales que tanto usó Victor Horta, padre del modernismo, en sus casas de Bruselas. No acaba ahí la decoración. Un balcón sobresale como si fuera la proa de un barco en la esquina del edificio. Y una torre en lo más alto remata este edificio de puertas y ventanas pintadas de verde.
13. Buscar a Rubens en la Catedral
Una de las cosas imprescindibles que hacer en Gante es visitar su Catedral de San Bavón. Primero hay que contemplar su fachada desde la plaza Sint-Baafsplein. La puerta de acceso al templo está bajo su única torre, una de las que forma el conjunto de “rascacielos” medievales del centro de Gante. Una vez en el interior seguro que a más de uno le sorprende su magnífico púlpito de mármol y roble.
No hay que dejar de fijarse en el altar mayor también de mármol. Ni en el Rubens que hay colgado justo frente a la escalera que baja a la cripta. Esta cripta se construyó en el año 1150 y tiene cuatro naves con pilares octogonales. Sirve como museo de objetos religiosos, y en una capilla al fondo de la misma es donde habitualmente se expone la pintura “La Adoración del Cordero Místico”.
14. Adorar al cordero más famoso del mundo
Ya que hemos mencionado el Cordero Místico, no puedo dejar de incluirlo en la lista de cosas que hacer en Gante. Dicen de este retablo de 20 paneles que es una de las obras más influyentes que existen. Fue terminado en 1432 por los hermanos Van Eyck siendo una de las primeras obras pintadas al óleo.
Mide más de cuatro metros de altura y supera los tres en anchura. A pesar de su gran tamaño, es la obra de arte más robada de la historia. Casi todos los paneles se recuperaron y ocupan su lugar. Excepto uno que fue robado en 1934 y en su lugar se colocó una copia. Para ver esta pintura hay que pagar una entrada y una vez en la capilla que la aloja entregan audioguías que van explicando lo que hay en cada panel de la obra.
15. Comprar productos típicos de Flandes
El edificio que fue antiguamente el mercado de carne de la ciudad se encuentra en Groentenmarkt, una de las plazas más animadas de Gante. Se levantó en el siglo XV y hoy en día, de las vigas de su tejado de madera cuelgan apetitosos jamones.
La que fue antigua Lonja de la Carne alberga actualmente el Centro de Productos Regionales de Flandes Oriental. Se pueden comprar en la tienda desde quesos a jamón o ginebra, o bien sentarse y disfrutar de ellos allí mismo. No hay que olvidar buscar los frescos que pertenecieron a la capilla de este mercado medieval. Están en la pared de la izquierda de la lonja.
16. Tomar una cerveza en el bar más pequeño de Gante
Justo al lado de la Lonja de la Carne se encuentra la cervecería más pequeña de la ciudad: ‘t Galgenhuisje. Originalmente fue una casquería, y el único recuerdo que queda de su pasado son las compuertas que se pueden ver en su sótano. Por ellas se descargaba la carne que llegaba en barca. Hoy en día es un lugar muy frecuentado. Su pequeño tamaño hace casi imposible sentarse dentro del local. Pero siempre se puede disfrutar del ambiente de la plaza sentado en su terraza.
17. Comer un gofre, lo más dulce que hacer en Gante
Yo no soy muy golosa, y aún así, os aseguro que no puedo resistirme a un gofre calentito. Es probablemente el dulce belga más famoso y comerlo es una de las cosas que hacer en Gante en algún momento de la visita. A los belgas les gusta solo. Y es que esta masa hecha a base harina, azúcar y leche está buena sin necesidad de nada más. Sin embargo en cualquier puesto ofrecen añadir chocolate (mi preferido), nata o frutas.
18. Navegar por los canales
¿Quién se resiste a un paseo en barca en una ciudad con canales? Es una de las mejores cosas que hacer en Gante. Ver la ciudad desde una barca permite descubrir rincones imposibles de ver paseando por las calles de la ciudad mientras te van contando curiosidades de la historia y los edificios ganteses.
Los embarcaderos están repartidos por Kraanlei, Graslei y Korenlei. Estos dos últimos forman probablemente una de las estampas más bellas que ver en Gante. Aunque las casas que hay en estas calles no son antiguas como se podría pensar, lo cierto es que su atractivo es innegable. Lo que antaño fueron casas gremiales hoy se han convertido en hoteles, tiendas de recuerdos y restaurantes.
19. Pasear por los beaterios ganteses
En Gante hay tres beaterios, dos de ellos Patrimonio de la Humanidad. Son lugares que hacen retroceder en el tiempo hasta aquellos años en los que allí vivían las beguinas o beatas. Aquellas mujeres vivían en comunidad en recintos cerrados a los que no se permitía la entrada a los hombres. Su forma de vida estaba relacionada con la religión y la ayuda a los más necesitados. Pero ni eran monjas ni hacían ningún tipo de voto.
También eran auto suficientes, debían trabajar para conseguir su sustento. Hoy esos lugares que ellas habitaron se han convertido en caras urbanizaciones y con el tiempo solo han ganado en belleza. Visitar al menos uno de estos beaterios de Flandes es una de las cosas más atractivas que hacer en Gante.
20. Fotografiar las torres de la ciudad desde el puente de San Miguel
Este puente casi peatonal (hay que tener cuidado, por él pasa el transporte público) ofrece algunas de las vistas más bonitas de la ciudad. Cruzarlo a cualquier hora del día es una de las mejores cosas que hacer en Gante. Desde él se puede disfrutar de una preciosa vista del canal rodeado por los edificios de los antiguos muelles de la ciudad.
Del otro lado, la impresionante iglesia que da nombre al puente. Y mirando al frente, la impresionante vista de las tres torres más fotografiadas de Gante: la de San Nicolás, San Bavón y el Belford.
21. Pasear por Kraanlei, imperdible que hacer en Gante
Esta calle discurre junto a uno de los canales más bonitos de la ciudad. Frente al paseo se pueden ver, al otro lado del río, las casas que llegan hasta el agua. Es un buen lugar para fijarse en las puertas que se abren al nivel del río y que desde hace siglos han servido como embarcaderos particulares.
Un poco más adelante, en esta misma calle, hay una tienda que hará las delicias de lo más golosos: Confiserie Temmerman. El edificio en el que se encuentra es una de las casas históricas de la ciudad. Su fachada está decorada con relieves basados en los Evangelios.
22. Comprar flores en el Kouter
Algo alejada de las rutas más trilladas de la ciudad está el Kouter. Una gran plaza que cada domingo se convierte en un colorido mercado de flores. Los ganteses acuden a ella en busca de plantas, flores o sencillamente para disfrutar del animado ambiente de esta amplia plaza.
En el gran quiosco que hay en ella se instala una banda que ameniza con sus música la jornada. No hay que olvidar mirar al suelo mientras se pasea para descubrir las esculturas de bronce que decoran la plaza. Son obra de Jessica Diamond y las podrás ver incrustadas en el pavimento. Algunas de ellas están levantadas, como empujadas por una ráfaga de viento.
23. Comer ostras en el Quiosco Azul
Una de las cosas que hacer en Gante es sumarse a los habitantes de la ciudad que acuden a comer ostras al Quiosco Azul. Está ubicado en el Kouter, y si uno va hasta allí a comprar flores no puede dejar de tomar una copa de cava en este quiosco. Hoy convertido en un bar al aire libre, lleva en la plaza desde 1885. Originalmente fue uno de los 38 quioscos de prensa repartidos por la ciudad, siendo éste al único superviviente.
24. Saludar a Margarita la loca
La verdad es que podéis saludar a Margarita, pero ella nunca os va a responder. La razón es que ésta loca es un cañón al que los ganteses han bautizado con ese nombre. Pesa nada menos que 12 toneladas ¡y jamás se ha disparado! Se hizo para los duques de Borgoña en el siglo XV siendo su nombre original Dulle Griet. Desde hace algunos años está tapado, ya que se había convertido en una papelera horizontal.
25. Cambiar un zapato por una cerveza
Hablando de Dulle Griet hay que hacer referencia a la cervecería que lleva ese nombre en honor al cañón que arriba os cité. Una de las cosas que hacer en Gante si se va a esta cervecería es estar dispuesto a dejar una prenda en forma zapato si se quiere tomar su gran cerveza Kwak de 1,2 litros servida en una espectacular jarra. Los zapatos se ponen a buen recaudo en una cesta que cuelga sobre la barra. Una vez devuelta sana y salva la jarra podrás volver a ponerte tu zapato.
26. Ir de compras a Vrijdagmarkt
Una de las cosas que hacer en Gante será ir al mercado que se celebra en esta plaza. Rodeada de casas típicas y agradables cafés, la plaza se llena de vida durante la celebración del marcado. A los pies de la escultura de Jacobo van Artevelde los tenderos instalan sus puestos. Una buena forma de homenajear a este hombre, un comerciante ligado para siempre a la historia de la ciudad, ya que fue el lider de la lucha contra los franceses en el siglo XIV.
27. Admirar las fachadas del Ayuntamiento
Dicen los ganteses que su Ayuntamiento es un edificio loco. Loco o no, lo cierto es que admirar su fachada es algo que hay que hacer en Gante. Lo que empezó siendo un edificio de estilo gótico terminó convertido en un edificio renacentista. Tal es la diferencia de estilos entre las fachadas que dan Hoofpoort y Botermarkt que a simple vista parecen dos edificios diferentes. Su fachada más vistosa es la que se asoma a la primera de esas calles.
De estilo gótico flamígero, sus hornacinas no se decoraron con las esculturas que vemos hoy hasta el siglo XX. En la otra parte del edificio lo que destacan son su columnas con capiteles dóricos, jónicos y corintios. ¿Puede un edificio ser más ecléctico?
28. Buscar las casas gremiales
Recorriendo el casco antiguo de Gante es imposible no quedar prendado de las fachadas de sus edificios. En sus calles o junto a sus canales se pueden lo que fueron antiguas casas gremiales. Lugares de reunión de barqueros, marineros, pescadores o recaudadores de impuestos. Eran los gremios organizaciones jerarquizadas con maestros y sus aprendices. Y a ninguno de ellos faltaba un santo patrón.
Las fachadas de estas casas se reconocen por elementos como los tejados en gablete o las ventanas que pasan de mayor a menor según el edificio gana altura. Además, en ninguna falta un escudo, una aguja o un escultura que indique a que gremio pertenecía esa casa. Una de las más atractivas que ver en Gante es la del Gremio de los Albañiles. Hace unas décadas, tras otra fachada en restauración, apareció la casa original a la que se ha dotado además de unas peculiares esculturas en sus gabletes.
29. Cenar en un antiguo convento
Hay un agradable e informal restaurante a poca distancia del Puente de San Miguel. Su nombre es ‘t Oud Clooster y ocupa lo que fue un antiguo convento. Decorado con imágenes se santos y velas, sus comedores en dos niveles resultan perfectos para tomar una copa, una cerveza o degustar deliciosos platos de pasta, tentempiés o sabrosa pasta. Un local con encanto perfecto para una última cena (en Gante, esperamos que haya muchas otras cenas en otras ciudades).
30. Ver la ciudad iluminada, imprescindible que hacer en Gante
Solo por ver la ciudad iluminada merece la pena dormir en ella. Cuando oscurece, Gante, ya de por si cautivadora, se transforma y se convierte en un lugar de cuento. Desde 1998 el casco antiguo se ilumina cada noche. Unos años más tarde se amplio la iluminación a los barrios periféricos.
Sus monumentos, plazas, avenidas y parques son el foco de la iluminación decorativa que ya ha hecho ganar varios premios a la ciudad. Recorrer el casco antiguo por la noche es una de las mejores cosas que hacer en Gante. Pero no hay que demorarse. A las doce, como si de Cenicienta se tratara, la iluminación especial se apaga para volver al alumbrado funcional.
Habréis visto con esta lista que hay mucho que hacer en Gante. Una ciudad en la que merece la pena pasar como mínimo dormir una noche. Eso da la oportunidad de disfrutar de ella cuando se va el sol. Es entonces cuando de sus calles desaparecen casi todos los turistas.
Recorrerla con tranquilidad es un placer, tanto de día como de noche. Buscar sus monumentos, sus museos pero también esos rincones encantadores que la hacen tan especial. No vayáis a ella con prisa. Porque os aseguro que Gante se merece que la dediquéis mucho más que unas horas.
10 comentarios
Hola Cristina, a mí Gante me sorprendió mucho y para bien porque sabía que Brujas era muy bonita pero de Gante no así que cuando estuve en el muelle con todos esos reflejos en la hora azul… Me enamoró. Y qué decir de subir al Belfort o recorrer sus callejuelas, un encanto, y las “narices” están muuuy ricas (aunque no tanto como los gofres) ja ja lo que me quedé con las ganas es de ver la calle de los graffitis, estaba cerrada no recuerdo muy bien por qué… Así que nada ¡a volver! Un abrazo
Yo si vuelvo será la cuarta vez, y fijo que añado cosas a esta lista de que hacer en Gante. 🙂
¡Oye pues me ha encantado!Medio día ni hablar…me parece de lo más interesante. Todos los planes que recomiendas son de lo más atractivos.
No sabía muchas de las cosas que cuentas, como esa presencia de Art Nouveau. Lo de la iglesia-tienda no me sorprende mucho ya que cada vez son más comercio 😉
Me parece una escapada genial, voy a ver vuelos ya mismo!!Abrazos guapa.
Igual me he explicado mal con lo de la iglesia tienda. Una parte es templo, el otro tienda que nada tiene que ver con él, solo utiliza su espacio desacralizado. 🙂
Nosotros opinamos como tú: pretender visitar Gante en sólo medio día es una locura, por mucho que madrugues y corras de un lado para otro, te quedarán cosas por visitar. Nosotros, que ya de por sí preferimos hacer slow travel, pasamos un día muy bien aprovechado en Gante y aún así nos fuimos con la sensación de que nos quedaban cosas por hacer: navegar por los canales, buscar los pozos de agua o tomar una cerveza en Galgenhuisje son sólo algunas de ellas. Así que tenemos claro que algún día volveremos a Gante a dedicarle, como poco, dos días como hiciste tú. 😉
Saludos.
Es una ciudad pequeña y yo creo que eso hace pensar a los que la visitan que se puede ver en poco tiempo. Pero hay mucho que hacer en cada lugar de su casco antiguo.
¡Hola Kris!
Yo soy de esas que hizo en un día la típica excursión a Brujas y Gante, y coincido totalmente contigo ¡en que es una locura! Aunque la ciudad es pequeña, es preciosa y, como bien nos enseñas por aquí, tiene muchas cosas que ver.
Por ejemplo, no tenía ni idea de lo del cordero místico, ni de los beaterios (que desde que leí tu otro post muero por visitar!), ni que hubiera tanto Art Nouveau.
La próxima vez, que la habrá, espero poder dedicarla un día completo… y por supuesto cambiaré mi zapato por la cerveza!
Muak!
No tiene perdón ¡¡un día para dos ciudades tan bonitas y con tanto que ver!! Ya tienes tarea para cuando vuelvas a Europa: viajecito a Bélgica con tiempo para ver las cosas con calma.
Un abrazo
¡Cómo me gustó Gante! Pero sólo pude disfrutarlo un día, así que me quedaron unas cuantas cosas por ver. Cuando yo estuve, la parte desacralizada de San Nicolás estaba totalmente vacía, siempre me pregunté que irían a hacer en ella, me has sacado de dudas.
Me apunto las cosas que me faltaron por ver, para la próxima vez que vaya.
Un abrazo.
Seguro que regresas y además de ver lo que te falta descubres alguna cosa nueva que contarme. Un abrazo.