El Alentejo, tierra fronteriza, de viñas, olivos y fortalezas. Bañada por el Guadiana, sus tierras son fértiles y su gente sencilla. Un recorrido por esta región permite conocer atractivas ciudades, imponentes castillos y algunas de esas tradiciones singulares que le han valido a esta tierra portuguesa entrar en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO. No faltan atractivos en esta parte de Portugal. Entre todos ellos, hoy os quiero contar cuales son para mi los pueblos más bonitos del Alentejo. ¿Queréis descubrirlos?
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Los pueblos más bonitos del Alentejo
Ante todo decir que aunque en nuestro recorrido por los lugares que ver en el Alentejo visitamos un buen número de pueblos, la región es tan grande que aún nos quedan muchos lugares por descubrir. Aquí os comparto los que hasta el momento me parecen los pueblos más bonitos del Alentejo.
Puede que en un futuro, si regreso por esas tierras, esta lista cambie. Pero de momento, esto es lo que hay. Diez pueblos encantadores, con casas blancas, calles empedradas y castillos que regalan magníficas vistas panorámicas.
Mértola
Uno de las primeras localidades que visitamos en el Alentejo fue Mértola. Un pueblo no demasiado conocido más allá de las fronteras portuguesas pero que a nosotros nos pareció realmente bonito. Construido en un acantilado sobre el río Guadiana, esta localidad fue uno de los puertos fluviales más importantes del Mediterráneo. Aquí estuvieron visigodos, romanos, musulmanes y cristianos. Pueblos que dejaron su impronta de un modo u otro en el lugar.
Hoy se conoce a Mértola como la “villa museo”. Y es que este pequeño pueblo cuenta nada menos que con diez museos, algunos de ellos en su centro histórico. Hay que animarse a subir y bajar por sus empinadas calles para conocer sus lugares de interés, desde su castillo a su iglesia que antes fue mezquita. Sin olvidar asomarse a los miradores que regalan magníficas vistas panorámicas.
Serpa
No lejos del Guadiana se encuentra otros de los pueblos más bonitos del Alentejo que tampoco es muy conocido. En su historia también están presentes romanos, musulmanes y cristianos. El casco antiguo de Serpa está rodeado por una imponente muralla de la que se conservan dos puertas. En alguno de los tramos de esa muralla se puede ver el acueducto que se construyó sobre ella. Una de las características singulares de Serpa.
Dentro de ellas, estrechas calles llevan a tranquilas plazas y a lugares como la Casa do Cante, el museo dedicado al Cante Alentejano. No hay que dejar de subir al promontorio sobre el que se encuentra la parte más antigua de la localidad. Allí están la Iglesia gótica de Santa María y el castillo. Este último sufrió importantes daños durante la Guerra de Sucesión al trono de España. Terminada la visita a este pueblo alentejano no hay que olvidar comer su dulce típico: las queijadas. Algo similar a los pasteles de nata, pero más grandes y elaborados con queso. Sencillamente deliciosos.
Monsaraz, uno de los pueblos más bonitos del Alentejo
Monsaraz es un pequeño pueblo convertido en un museo al aire libre. Ubicado sobre un cerro con vistas al río Guadiana (hoy convertido en el embalse de Alqueva en esta zona del Alentejo) y la frontera española, fue un pueblo muy codiciado por musulmanes y cristianos.
Casas blancas, calles empedradas, murallas y un castillo esperan a los visitantes en el que no es solamente uno de los pueblos más bonitos del Alentejo. También está considerado una de las principales aldeas monumentales de Portugal. Pasear por Monsaraz es hacerlo por un lugar dormido en el tiempo, a veces tan bien conservado y restaurado que parece mentira que su historia se remonte siglos atrás.
En las pocas calles de esta localidad hay alojamientos, restaurantes, bares y tiendas. Sin olvidar por supuesto sus iglesias y museos. Sin duda es un lugar dedicado a los turistas desde que su población se fue trasladando a Reguengos de Monsaraz en busca de la comodidad y modernidad que la antigua Monsaraz ya no podía ofrecerles.
Moura
Seguimos con la lista de pueblos más bonitos del Alentejo y nos vamos hasta Moura. Una localidad especialmente ligada a los musulmanes. Tras quinientos años de ocupación, los cristianos invadieron Moura y tomaron la localidad. Los musulmanes no abandonaron la ciudad, solamente se trasladaron a un barrio a los pies del castillo en el que vivieron hasta 1496, año en el que un edicto les obligaba a convertirse al cristianismo o dejar la ciudad.
Hoy uno de los lugares más atractivos que ver en Moura es sin duda ese barrio moro, con sus calles laberínticas y sus casas blancas coronadas por enormes chimeneas. Tampoco hay que dejar de visitar el castillo ni la Iglesia de San Juan Bautista, con una magnífica portada manuelina. Frente a ella se puede ver una de las bonitas fuentes que decoran la ciudad.
Vila Viçosa
Esta preciosa localidad del Alentejo es una de las tres ciudades de mármol de Portugal. Situado cerca de grandes canteras de ese material (de tan buena calidad como el de Carrara), muchos de los edificios de Vila Viçosa, y hasta las aceras, están construidos con mármol.
En un paseo por este pueblo no puede faltar una visita a su Plaça da República ni al recinto amurallado, rodeado de jardines y en cuyo interior se encuentran el castillo y el Santuario de Nuestra Señora de la Concepción, patrona de la localidad. Pero si hay un lugar que ver en Vila Viçosa que por si solo hace que merezca la pena conocer este pueblos es su Paço Ducal. Un palacio que fue la residencia de la última familia real que reinó en Portugal.
Estremoz
Seguimos con los pueblos de mármol para llegar a Estremoz, sin duda otro de los pueblos más bonitos del Alentejo y probablemente uno de los más conocidos. En la parte baja de la localidad se puede visitar el Lago do Gadanha, una gran fuente de mármol (tan grande que parece una piscina) símbolo de la localidad. También en esta parte de Estremoz se pueden visitar el Convento dos Congregados, el Pelourinho y el Palácio dos Marqueses de Praia e Monforte, hoy convertido en sala de exposiciones.
La parte alta de la localidad está rodeada por serpenteantes murallas. Dentro de ellas se encuentran algunos de los lugares más atractivos que ver en Estremoz. No hay que perderse el castillo, y si se puede, subir a su torre. El edificio aloja una de las Pousadas de Portugal, pero durante nuestra visita estaba cerrada, no sabemos si de forma temporal o definitiva. También merece la pena acceder a la Capilla de Santa Isabel y al Museu Municipal Professor Joaquim Vermelho. En este último se pueden ver las figuras de arcilla de Estremoz, una tradición que presume de formar parte de la lista de Patrimonio Inmaterial de la UNESCO.
Borba
El tercero de los pueblos de mármol portugueses también entraría en mis lista de los pueblos más bonitos del Alentejo. Menos conocido que los dos anteriores, Borba resulta muy especial por su tranquilidad y por esas calles llenas de naranjos que inundan la población con el aroma del azahar.
Un paseo por esta pequeña viña cuyo centro está amurallado, permite ver el uso del mármol en ventanas, en las chimeneas e, incluso, en los letreros que anuncian el nombre de las calles. Entre todo ello destaca sin duda la Fuente de los Caños, una magnífica obra del siglo XVIII que decora la Praça da República.
Campo Maior, otro de los pueblos más bonitos del Alentejo
Es probable que muchos hayáis visitado o al menos hayáis oído hablar de la Capilla de los Huesos de Évora. Es la más conocida de Portugal, pero no la única. En este pueblo hay otra, más pequeña pero yo diría que bastante más escalofriante. Se trata de uno de los lugares que ver en Campo Maior, otro de esos pueblos alentejanos que bien merecen una visita.
Esta localidad está dominada por un imponente castillo. Desde su paseo de ronda se tienen magníficas vistas del panorama circundante y de este bonito pueblo de casas blancas. Entre sus tejados destacan las dos torres de la Iglesia Matriz de Campo Maior. Un paseo por el centro del pueblo lleva hasta tranquilas plazas y bonitas fachadas, algunas con interiores tan atractivos como el Palacio Visconde d’Oliva, con un curioso jardín interior.
Castelo de Vide
Desde la distancia es desde donde mejor se aprecia la belleza de este pueblo portugués. Dominado por las murallas y el castillo y rodeado por frutales y olivos, Castelo da Vide es también famoso por sus aguas con propiedades terapéuticas que se pueden beber en la Fuente de la Villa o en la Fuente de Mealhada entre otras.
Algo que hace especial a esta bonita localidad es su judería. Calles empinadas, estrechas y empedradas, un laberinto que es uno de los mejores ejemplos de la presencia de los judíos en Portugal. En este barrio se conserva la sinagoga convertida en museo. No muy lejos está el castillo, una gran construcción en cuyo interior se conservan casas todavía habitadas. El corazón del pueblo es la Praça de Dom Pedro V. Allí están la Iglesia Matriz y la Cámara Municipal. En las calles que la rodean no faltan comercios ni restaurantes. Es sin duda el lugar con más vida de Castelo de Vide.
Marvao
Cerramos las lista de los pueblos más bonitos del Alentejo con Marvao. Una pequeña localidad que nos recordó en algunas cosas a Mértola, el primer pueblo del que os hablé en esta lista. Rodeado de murallas, con un castillo en unos de sus extremos y casas tradicionales en el centro histórico, este lugar rezuma encanto en cada calle, en cada plaza, en cada rincón. Un lento paseo lleva a descubrir singulares balcones de hierro forjado, ventanas manuelinas y arcos góticos cruzando una calle o como entrada a una casa.
Las murallas rodean el peñasco sobre el que se encuentra Marvao, tan integradas en el paisaje que a veces cuesta distinguir donde termina la roca y comienza el muro. Algunos tramos conservan el paseo de ronda, lugares perfectos para asomarse y disfrutar de las tierras alentejanas. Al castillo le precede un cuidado jardín, un lugar perfecto para hacer bonitas fotos de este pueblo que parece parado en el tiempo pero en el que la vida no se ha detenido.
¿Qué os han parecido estos pueblos del Alentejo? Creo que cualquiera de ellos merece entrar en cualquier ruta por esta región portuguesa tan atractiva y también algo olvidada.