La Ciudad Encantada y el Nacimiento del Río Cuervo son dos de los lugares de naturaleza más conocidos de Cuenca, pero no los únicos. Si quieres descubrir otro fascinante lugar habitado por buitres y ligado para siempre a los gancheros que transportaban la madera de los bosques por los ríos del Parque Natural del Alto Tajo y de la Serranía de Cuenca, entonces tienes que visitar la Laguna de Uña.
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Dónde está la Laguna de Uña
Antes os decía que la Laguna de Uña está en el Parque Natural de la Serranía de Cuenca. Junto a Uña, el pueblo que le da nombre, y junto al que fluye el río Júcar.
Cuenca capital está a tan solo 36 kilómetros de Uña, y la Ciudad Encantada a 12 kilómetros. La carretera por la que se llega a este pueblo de Castilla-La Mancha es la CM-2105, y si se viene desde Cuenca (o se va desde Uña a esa ciudad) merece la pena hacer una parada en el Mirador del Embalse de la Toba. En nuestro caso, por cuestión de horarios, no pudimos detenernos, pero os aseguro que lo que veíamos desde el coche nos dejó con las ganas de hacer (o varias) paradas.
Una vez en Uña, se puede aparcar sin demasiado problema en una zona de estacionamiento junto a la carretera, frente al Asador Zaballos.
Comer y dormir en Uña
Puede que algunos elijan Uña como localidad para pernoctar en una ruta por el Parque Natural de la Serranía de Cuenca. Es una buena idea ya que este pueblo de Cuenca cuanta con una buena variedad de opciones para alojarse y tiene una interesante ubicación para hacer recorre la zona. Puedes encontrar todos los hoteles y apartamentos en Uña a los mejores precios en Booking. Recuerda que cuantas más reservas hagas en esta web, más beneficios tendrás gracias al programa Genius que premia con descuentos y otros beneficios a los usuarios.
En cuanto al tema restaurantes, os recomiendo en una el restaurante Aguas Riscas, muy cerca de la Laguna de Uña. Tiene un gran comedor y una amplia terraza exterior. La carta tiene una larga lista de platos típicos que se pueden combinar en un menú de dos platos y postre que incluye la bebida, pan, ensalada mixta y embutido de gamo. De entre todos los platos os recomiendo probar el morteruelo, las migas y el gamo a la plancha.
Cómo es la Laguna de Uña
Dicen los que conocen bien el Parque Natural de la Serranía de Cuenca que la Laguna de Uña es la más bonita de entre las que tienen origen kárstico (acción del agua sobre las rocas solubles). Aunque su aspecto actual dista bastante del que tenía antes de 1925.
Por aquel entonces, la laguna tenía una extensión de 3 hectáreas, forma de trébol, una profundidad de 15 metros y se abastecía de las aguas del Arroyo del Rincón. Pero en el siglo XX se comenzó a sacar agua del Embalse de la Toba y a llevarla a través de un canal a la Laguna de Uña. Es en ese momento, esta última laguna se convirtió en una zona de represamiento, saliendo sus aguas por otro canal hacia la Central Hidroeléctrica del Salto de Villalba y pasando a tener una extensión de 15 hectáreas.
El cambio que tuvo lugar en la Laguna de Uña propició también un cambio en la fauna y flora de la zona. Si antes la trucha era la dueña de la alguna, ahora lo son la la perca sol, el gobio y la carpa común. Si queremos avistar aves, no es difícil ver buitres leonados planeando. Ni tampoco distinguir ánades, fochas y hasta cormoranes. Respecto a la flora que rodea la laguna, las zarzamoras, el chopo negro y el álamo blanco son los protagonistas.
Ecoturismo en el Parque Natural de la Serranía de Cuenca y la Red Natura 2000
Fue en 1992 cuando la Unión Europea comenzó a desarrollar una red ecológica con el objetivo de conservar la biodiversidad del continente europeo, ayudando a la supervivencia de los diferentes hábitat y especies.
Gracias a la llamada Red Natura 2000, en España se han conseguido proteger más de 2.000 espacios, lo que supone un 30% del territorio del país, con 1.468 Lugares de Importancia Comunitaria (LIC) y 662 Zonas de Especial Protección para las Aves.
El Parque Nacional de la Serranía de Cuenca está incluido en esta Red Natura 2000 siendo un destino protegido perfecto para disfrutar de atractivos parajes naturales, de su geología, su fauna y su flora. Un lugar que promociona el ecoturismo a través de las empresas que lo fomentan.
Pero, ¿qué es el ecoturismo? Según la Declaración de Ecoturismo de Daimiel de 2016, “ecoturismo es el viaje a un área natural para conocerla, interpretarla, disfrutarla y recorrerla al tiempo que se aprecia y se contribuye de forma práctica a su conservación, sin generar impactos sobre el medio y repercutiendo positivamente en la población local“.
Rutas en la Laguna de Uña
No hay duda de que lo mejor que se puede hacer en la Laguna de Uña es disfrutar de su entorno. De su paisaje, su flora y su fauna. Se pueden hacer diferentes rutas circulares que permiten disfrutar del paisaje del Parque Natural de la Serranía de Cuenca desde diferentes perspectivas.
Las rutas se pueden hacer en solitario (casi todas están bien señalizadas) o de la mano de una empresa con guías conocedores de la zona. Yo os recomiendo contratar una visita con Ecoturismo Cuenca. Cuentan con guías experimentados que os contarán muchas curiosidades sobre la formación de la Laguna de Uña, del Barranco del Socarrado y de ese paisaje de toba calcárea tan representativo de este Parque Natural.
Os hablarán, entre otras muchas cosas, de la plataforma marina que hubo en este lugar en el Jurásico. O de las placas tectónicas de África y Europa que chocaron y dieron lugar al Sistema Ibérico. Algo realmente fascinante cuando te encuentras allí y te vas imaginando como puedo ser en el pasado el paisaje que ahora rodea la Laguna de Uña.
Ruta alrededor de la Laguna de Uña
De todas la rutas que se pueden hacer en Uña, está es sin duda la menos exigente y la que yo hice. Un paseo de 3,5 kilómetros que puede comenzar con una parada en la reconstrucción de una antigua peguera. ¿Y eso qué es? Yo tampoco tenía ni idea, así que os cuento de que se trata.
Peguera de Uña
No es más que una construcción tradicional con un caldero enterrado con forma de tonel. En su interior se introducían maderas resinosas y se las prendía fuego. Con el calor, la madera soltaba la resina que iba a parar a un depósito y de ahí, al llamado cajal, lugar en el que la resina se solidificaba para convertirse en pez, material muy utilizado como impermeabilizante, principalmente en la construcción de barcos. Un panel junto a la peguera explica todo el proceso de elaboración de la pez.
Muy cerca se está reconstruyendo también el final del cable que utilizaba para llevar la madera talada desde lo alto de los barrancos hasta el nivel de la Laguna de Uña. Uno cable que funcionaban transportando los troncos entre los dos puntos antes de ser llevados por los gancheros por el Júcar hasta Cuenca. Como curiosidad, contaros que el trabajo de los gancheros y su forma de vida se remonta siglos atrás en el tiempo y forma parte del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Piscifactoría y Arroyo del Rincón
En esta ruta por los alrededores de la Laguna de Uña se pasa también junto a un mirador, algún puesto de pesca y otro para el avistamiento de aves. También se puede ver desde el exterior una piscifactoría en la que se crían truchas y cangrejos para la repoblación de los ríos. Hay curiosear desde la valla para poder ver el agua del arroyo que se vuelve de color turquesa en algunos puntos.
Si se sigue el pequeño curso del Arroyo del Rincón que abastece primero de agua a la piscifactoría y desde ella a la Laguna de Uña, se llega a una pequeña cascada, y más allá a un pequeño estanque natural al fondo del cual, durante la primavera, se puede ver brotar entre las rocas el nacimiento del arroyo. Es un lugar magnífico, porque en huecos de la toba anidan buitres y no es difícil verlos planear.
Continuando por el sendero que hay antes de la piscifactoría se llega a otro tramo del arroyo. Un lugar muy bucólico en el que un puente de madera y un sauce centenario forman una estampa de postal.
Antigua Central Hidroeléctrica
Hacia el final del paseo por alrededor de la Laguna de Uña se pasa por los edificios que formaban parte de la antigua hidroeléctrica del Salto de Villalba. Eran los años 20 del pasado siglo cuando la Sociedad Eléctrica de Castilla construyó, a lo largo de 20 kilómetros del río Júcar, presas y canales que unían el Embalse de Toba y la Laguna de Uña, para llegar a través de un canal (qué facilitó la labor de los gancheros) hasta el Salto de Villalba.
Los antiguos edificios se están remodelando para convertir el lugar en una hospedería. El lugar desde luego es magnífico, cerca del pueblo pero rodeado por la vegetación de la Serranía de Cuenca y los jardines, hoy algo abandonados, que se construyeron para el disfrute de los directivos de la hidroeléctrica.
Estando en ese lugar, y con precaución, se puede caminar hacía lo alto del barranco, punto desde el que se ve la caída del Júcar. Un lugar por el que aunque parezca imposible, hace no tanto tiempo los gancheros bajaban los troncos rumbo a las serrerías.
Ruta del Escalerón y la Raya
Se trata de una de las rutas más populares para hacer en la Laguna de Uña. Es circular, con una longitud total de 9 kilómetros que se pueden recorrer en unas 5 horas. La ruta está señaliza, lo que facilita hacerla por libre. Durante el recorrido se puede disfrutar de la fauna y la flora de esta zona de Parque Natural de la Serranía de Cuenca, así como de vistas espectaculares con paisaje que alguno le pueden dar un poquito de vértigo.
Durante el recorrido se pueden ver las buitreras más importantes de Castilla-La Mancha y la parte alta en la que estaba instalado ese cable por el que antaño se bajaba la madera hasta el nivel de la laguna. A pesar de que es posible hacer esta ruta por libre, os recomiendo sumaros a las excursiones de Ecoturismo Cuenca. Con ellos no solamente vais a ver. También vais a aprender mucho de geología y botánica. Os aseguro que contagian su pasión por la Serranía de Cuenca.
Las Catedrales de Uña
Si hay una ruta que estoy segura de hacer en un futuro cerca de la Laguna de Uña, es esta. Nos habló de ella nuestro guía y me pareció, según nos la describía, que merece mucho la pena hacerla. No es una ruta señaliza, y aunque se puede hacer por libre, creo que merece la pena dejarse guiar por alguien la conozca.
Desde la altura de la laguna se puede intuir el camino de 9 kilómetros que hay que seguir y entender el nombre que reciben esos paredones rocosos: las Catedrales. Se llega a la cima por estrechos pasillos, pasando junto a pequeñas cavernas y cuevas de poca profundidad. Hasta un punto en el que para continuar el ascenso no queda más remedio que subir por una rudimentaria escalera de madera.
Una vez arriba empieza el verdadero espectáculo, con los buitres planeando, senderos más fáciles de recorrer de lo que se puede imaginar desde abajo y miradores con vistas de infarto. Yo tengo claro que esta ruta la haré cuando regrese a la Serranía de Cuenca. ¿A vosotros que os parece?