Laguna Chicabal en Guatemala, lugar sagrado de los mayas

Cuando comencé a preparar nuestro viaje a Guatemala no tardé mucho en darme cuenta de lo poco que sabía sobre ese país. Conocía un puñado de lugares como Chichicastenango y su mercado, Tikal, el Lago Atitlán o Antigua, la ciudad más bonita de Guatemala. Todos ellos iban a formar parte de nuestro itinerario. Pero según iba leyendo y me iba documentado, otros lugares se iban añadiendo a esa lista. Ese fue el caso por ejemplo de Livingston o Quiriguá. Y también de la Laguna Chicabal. Un lago en el cráter de un volcán cercano a la ciudad de Xela.

No logré encontrar mucha información sobre la Laguna Chicabal. Sin embargo lo poco que leí sobre ella me animó a organizar la excursión para conocerla. Esta laguna es patrimonio natural y cultural de San Martín Sacatepéquez, uno de los municipios de Quetzaltenango (o Xela, como se la llama en Guatemala). La singularidad del lugar, además de la laguna que ocupa el cráter del volcán extinto del mismo nombre, viene dada por estar ser considerada por los mayas un lugar sagrado.

El volcán en el que se encuentra la Laguna Chicabal tiene una altitud de 2.700 metros sobre el nivel del mar. Sin embargo no resulta tan alto si tenemos en cuenta que Xela se encuentra a 2.330 metros de altura. La distancia entre ambos lugares, Xela y la laguna, es de 24 kilómetros. Muy cerca como para por estar en esa ciudad de Guatemala y no invertir una horas en conocer esta laguna ligada a los ritos mayas.

En la ladera del volcán, hace tan solo unos años, había una laguna a la que los mayas acudían a bañarse y lavar. Pero esa laguna se quedó sin agua. El lugar en el que estaba se conoce hoy como Laguna Seca y está a mitad de camino en el ascenso hacia Laguna Chicabal. Entonces lo mayas comenzaron a buscar otro punto en el que poder seguir realizando sus tareas y encontraron la Laguna Chicabal. Un lugar escondido en uno de los últimos bosques nubosos de esta región de Guatemala y en el que la niebla parece bailar sobre la superficie del agua.

Los mayas podían haber utilizado este lugar para lavar su ropa como hacían antes en el laguna inferior. Sin embargo, lo convirtieron en un lugar sagrado para ellos que los consideran además punto de encuentro cósmico. Ellos mismos se encargan de mantener limpio el lugar retirando flores marchitas y antiguas ofrendas.

Es fácil presenciar alguna ceremonia o encontrarse con grupos de mujeres llevando sus ofrendas y orando junto a la orilla de la laguna. Hay que ser respetuoso. Si se quiere hacer fotos, procurar que sea a distancia. Hay que evitar invadir el espacio personal de aquellos que están rezando y envolviendo el lago con el sonido de sus plegarias. Aunque la verdad es que a nosotros nos regalaron sonrisas y posaron encantados ante nuestros objetivos.

¿Cómo llegar a la Laguna Chicabal?

Por tu cuenta

Para llegar hasta la Laguna Chicabal hay que invertir tiempo y esfuerzo. Pero se puede hacer por libre si uno cuenta con el primero. El acceso a la laguna se realiza por la comunidad Toj Mech de San Martín Sacatepéquez. La forma de llegar allí es en los microbuses que salen desde Xela. Tienen parada en la 15ª Avenida y la Calle 6. Pasan cada 20 minutos. Una vez en Toj Mech se pueden contratar los servicios de un vehículo al que llaman torito. Con él se puede llegar hasta el centro de visitantes. O bien hacer todo el recorrido a pie hasta la laguna.

Desde San Martín hasta Laguna Seca hay 3 kilómetros. Se puede tardar entre hora y hora y media en recorrer ese tramo. En Laguna Seca está el centro de visitantes. Allí se paga la entrada para continuar el ascenso a la Laguna Chicabal. Es ese punto hay una zona de aparcamiento y se permite acampar si alguien tiene intención de pernoctar allí.

A partir de Laguna Seca quedan algo más de dos kilómetros hasta la Laguna Chicabal. El camino, aunque siempre está señalizado,  puede ser complicado en algunos tramos. Si ha llovido el barro escurre y dificulta el ascenso. Y si la tierra está seca, también escurre. Así que hay que llevar un buen calzado y no tener prisa por llegar al destino.

Excursión organizada

Otra opción es recurrir a una excursión organizada. Éstas salen muy temprano de Xela, alrededor de las 6 de la mañana. Con ello se puede estar en la Laguna Chicabal alrededor de las 9 de la mañana. Es a primera hora cuando hay más visibilidad en la laguna. Generalmente a partir de las 10 la niebla comienza a caer y oculta el paisaje a los ojos del viajero.

Nosotros elegimos esta opción, pero algo personalizada. Yo estaba algo convaleciente de una lesión en el pie. Lo que menos me apetecía era realizar un esfuerzo que me perjudicara. De modo que contactamos con una agencia local (Adrenalina Tours) y acordamos que saldríamos de Xela a las 8 de la mañana. Al principio barajamos la opción de coger el torito para subir hasta la laguna. Pero finalmente la propia agencia nos dijo que con su 4×4, pagando un extra, podíamos subir hasta el mirador de la Laguna Chicabal. Para mi era la mejor opción, así que no lo dudamos ni un minuto. El precio fue de 50 $ por persona. Incluía recogernos en el hotel, llevarnos al mirador de la laguna, la entrada, un guía y luego dejarnos de nuevo en nuestro hotel.

Visitar la Laguna Chicabal

Lo primero que se ve al llegar al mirador de la Laguna Chicabal es la estampa de ese lago de 500 metros rodado por el ahora verde cono del volcán que lo acoge. Es el lugar perfecto para disfrutar del entorno. De ese paisaje frondoso en el que con un poco de suerte quizás se vea un quetzal.

Desde el maltrecho mirador de madera se domina la laguna y se puede ver como las nubes bailan sobre ella. Tan pronto el cielo está azul y se refleja en la laguna como ésta desaparece bajo esa niebla inquieta.

Para llegar hasta la orilla hay que descender más de 500 escalones. Nosotros bajamos con calma sobre todo por mi pie. Pero no es un descenso trabajoso. En cuando uno sale de la vegetación se encuentra con la Laguna Chicabal y empieza a escuchar las voces de las mujeres mayas rezando a sus dioses o quizá a sus ancestros. A mi me pareció algo mágico. La niebla nos envolvía por momentos haciendo desaparecer las siluetas de aquellas mujeres y trayendo hasta nosotros solamente sus plegarias. Un instante después el sol iluminaba la laguna y todo se llenaba de color. Es algo complicado explicar lo que se siente estando allí. Pero te llegas a preguntar si esa niebla esconde lo que convierte al lugar en sagrado para los mayas.

Durante el paseo alrededor de este lago cuya profundidad se desconoce fuimos viendo altares mayas en diferentes lugares. Cada uno de ellos tiene un significado. Los hay dedicados al agua, a la tierra o al fuego. Los mayas acuden a cada uno de ellos dependiendo de lo que quieran pedir o celebrar.

Nos llamó la atención que en algunos lugares había cruces. Y es que  como pasa en todo Guatemala, los símbolos mayas se mezclan con los católicos también en la Laguna Chicabal.

Una de las cosas más bellas y llamativas de la Laguna Chicabal es como los mayas colocan sus ofrendas en el agua. Nada de dejarlas en lo altares o en la orilla de la laguna. Los ramos de flores se entierran en el fondo, sus tallos se clavan en la arena. De esa forma las flores salen del agua y se reflejan en la superficie tranquila de la Laguna Chicabal. Además de este modo los mayas consiguen que sus ofrendas duren frescas mucho más tiempo.

Durante el recorrido, además de ser discreto ante los mayas que puedan estar rezando, hay que recordar que en esta laguna sagrada está prohibido bañarse o lavar.

Para nosotros este resultó uno de los lugares más singulares que conocimos al viajar a Guatemala. Son pocos los viajeros que llegan a Xela. De entre todos ellos, solo un puñado parece que nos animamos a subir a esta fascinante laguna bajo la que duerme un volcán y que para mi es un lugar que sin duda merece la pena ver en Guatemala.