Tras dejar atrás Chichicastenango y Antigua, nuestra siguiente escala del viaje por Guatemala fue el Lago Atitlán. Este lago es sin duda uno de esos lugares míticos que todos los viajeros tenemos en mente y visita imprescindibles al viajar a Guatemala. De él había leído antes de nuestro viaje que era el lago más bello del mundo. El espejo de Guatemala. Un trozo del paraíso. Así que imaginad lo que yo esperaba encontrar a mi llegada a este rincón guatemalteco. Mínimo un lugar que me dejara con la boca abierta. Qué de golpe se pudiera colar en mi lista de lugares preferidos del mundo.
No me gusta mucho ver fotos de los lugares que voy a visitar. Prefiero dejarme sorprender. Y eso es lo que esperaba del Lago Atitlán: que me sorprendiera, me dejara con la boca abierta, me emocionara,…. Pero resultó que la primera imagen que tuve del lago más famoso de Guatemala poco tuvo que ver con lo que yo esperaba.
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Lago Atitlán, las dos caras de una misma moneda
Alguno en este momento estará pensando que no sé lo que digo. Que ellos han estado allí y el lugar es tan maravilloso como lo pintan. Incluso tengo amigos que opinan que el Lago Atitlán es uno de los lugares que más les han gustado de los que han conocido en sus viajes. Tranquilos. Leed y entenderéis lo que quiero decir sobre este lugar que sin duda es uno de los imprescindibles que ver en Guatemala.
Mi primera impresión del Lago Atitlán
Nosotros llegamos a Panajachel, una de las poblaciones a orillas del Lago Atitlán, desde Chichicastenango. Habíamos visitado el mercado de esta ciudad por la mañana y después partido hacia nuestro nuevo destino. Llegamos al lago a primera hora de la tarde. Dejamos nuestras cosas en el hotel y sin más dilación salimos para caminar hasta la orilla del lago que tantas ganas tenía de conocer.
Cuando llegamos al lago no encontré lo que esperaba. Nada de un espejo. Y mucho menos el lago más bello del mundo. Sencillamente tenía delante un lago cuyas aguas eran todo menos la balsa de la que muchos hablan. Además, el horizonte no se distinguía bien. Teníamos el sol casi enfrente y una ligera neblina impedía distinguir ese horizonte de montañas y volcanes sobre el que había leído.
En definitiva: el Lago Atitlán en ese momento me pareció un lugar más. Ni único ni especial. Pero sabía que había un culpable de lo que estaba viendo. Su nombre es Xocomil, un viento que cada tarde sopla en el Lago Atitlán. Le acompañan nubes y debido a su fuerza el lago se convierte en un lugar por el que no apetece salir a navegar.
Confié en ese momento en que al día siguiente vería otra cara de este lago. ¿Encontraría unas horas después lo que había ido a buscar?
El Lago Atitlán que yo esperaba
A la mañana siguientes, tras el desayuno, habíamos contratado un barco para salir a recorrer los pueblos del Lago Atitlán. Teníamos que estar en el embarcadero a las ocho. Y puntualmente estábamos a la orilla del lago a la hora acordada.
Fue esa mañana cuando comprendí todo lo que había escuchado y leído. Me quedé sin palabras delante de ese lago que sirve de espejo a los volcanes que se yerguen orgullos en su orilla. Vi un cielo azul que se hundía entero en el lago que tenía a mis pies. No había nubes, ni olas sobre las aguas del Atitlán. Es como si el lago hubiera descansando por la noche y se despertara feliz para dar la bienvenida a todo el que se acercara a él.
Me sentí afortunada de estar allí. Fue de esos momentos en los que te sientes feliz por haber decidido visitar un lugar. Sientes que el esfuerzo, el dinero, los preparativos y las horas de avión han merecido la pena. Quería tatuar ese momento en mi mente. Dejar grabada para siempre la emoción y la belleza de un rincón del mundo que sin duda merece la pena conocer. Aunque para descubrir su verdadera belleza haya que conocer también su cara menos amable y bonita, esa que había descubierto yo la tarde anterior.
Cómo llegar al Lago Atitlán
La forma de transporte más cómoda y a la vez económica para los viajeros que recorren Guatemala son los shuttle bus. Son servicios privados que unen las poblaciones más importantes del país. Nosotros recurrimos a ellos para casi todos nuestros trayectos. Cuentan a su favor con que te llevan de puerta a puerta. Te recogen en el hotel de una ciudad y te dejan en el de la siguiente. Algo que viene genial cuando vas cargando con el equipaje. Suelen tener capacidad para unos 14 pasajeros y aunque no son especialmente cómodos, no hay duda de que si son mejores que los chicken bus que más que correr vuelan por las carreteras de Guatemala.
Para llegar a Panajachel, la principal ciudad del Lago Atitlán, se pueden encontrar shuttle bus desde Antigua, Chichicastenango o Xela por mencionar solamente algunas de las rutas que pasan por esta localidad. Hay muchas agencias de viajes que pueden gestionar ese servicio e incluso se puede contratar en los hoteles. Por poner alguna pega a este tipo de transporte serían los horarios: son fijos y no hay quien consiga nada fuera de los que hay establecidos.
En nuestro caso contratamos el servicio de shuttle desde Antigua a Chichicastenango y desde esta última ciudad a Panajachel. El tiempo del viaje entre Chichi y Pana es de alrededor de hora y media, y el precio total de los dos trayectos fue de 22 $ por persona.
Dónde dormir en el Lago Atitlán
Nosotros tan solo pasamos dos noches en el Lago Atitlán. Por ello buscamos un hotel en Panajachel. No es el lugar más atractivo del lago, pero es cierto que es la localidad a la que llegar con más facilidad y cuenta con muchos hoteles y restaurantes. Y lo más importante: desde su embarcadero parten las lanchas a todos los rincones del lago y desde una de sus calles principales se pueden coger los autobuses que llevan a otras poblaciones cercanas al lago. Es por tanto Panajachel un buen lugar para pernoctar. Pero no el lugar perfecto.
Si hubiera podido pasar más días en el lago la verdad es que hubiera buscado uno de esos hoteles encantadores que hay repartidos por su orilla. Muchos de ellos se ven cuando se recorre el lago en barca. Cuentan con su propio embarcadero y son auténticos remansos de paz. Algunos tienen habitaciones cuyas paredes son de cristal y regalan cada día el mejor amanecer del lago, con los volcanes al fondo y ese azul infinito que lo ocupa todo. Me parecen lugares perfectos para pasar tres o cuatro días. Sin nada que hacer. Solo disfrutar del lugar. Porque este lago de Guatemala parece creado para eso: disfrutar de él.
Eso si, para elegir como hotel uno de esos a la orilla del lago hay que recordar que debe estar en la parte norte del mismo. Y también hay que hacer un poquito de hucha, porque ninguno de ellos es precisamente barato.
Regis Hotel & Spa Panajachel
De entre toda la oferta que encontramos en Panajachel, elegimos el Regis Hotel & Spa. Es un establecimiento sencillo, sin grandes pretensiones, pero en el que nos brindaron una estancia cómoda. Está ubicado a unos diez minutos andando del lago y cerca de varios restaurantes y tiendas. Es bastante tranquilo pues las habitaciones están rodeadas de cuidados jardines. El personal es atento y siempre dispuesto a ayudar con cualquier necesidad que pueda tener el viajero.
Nuestra habitación era muy grande. Con una gran cama, unos sofás, un tocador y hasta una chimenea. Curiosamente el armario estaba dentro del baño. Todo necesita una actualización, desde los muebles anticuados a las mantas que podrían cambiar por cómodos y ligeros edredones. Pero eso es una apreciación personal, y aunque fueran detalles que no me gustaron debo decir que se compensaba con lo limpio que estaba todo, su buena situación y el cuidado jardín.
Una de las mañanas desayunamos en su restaurante y debo decir que fue la única bollería rica que comimos en todo nuestro viaje por Guatemala. Además lo sirven desde muy temprano, algo interesante cuando el resto de restaurantes puede que no abran antes de las 8 de la mañana.
Visitar los pueblos del Lago Atitlán
Para visitar los pueblos del lago nosotros nos decantamos por recurrir a un barco privado pero en salida de grupo. La mejor parte de hacerlo de ese modo es que te garantizas que podrás visitar 3 ó 4 de los pueblos que bañan las aguas del Lago Atitlán. Estas excursiones en barca salen a las 8:30 de la mañana si se elige visitar cuatro localidades. Y a las 9:30 si solamente se hace parada en tres de ellas. Nosotros elegimos la que salía a las 8:30 de la mañana y el precio por persona fue de 20 $. Dependiendo de cada pueblo se hacen paradas más o menos largas siendo el regreso a Panajachel, centro neurálgico del lago, a las tres de la tarde.
La otra opción para conocer los pueblos de la orilla del Lago Atitlán es recurrir a los transportes públicos. Si la intención es visitar tan solo uno de los pueblos del lago, como Santiago Atitlán, sin duda hacerlo en ese transporte público resulta más económico y también permite pasar más tiempo en el destino. Pero si lo que se quiere es visitar en un solo día el mayor número de lugares será más acertado recurrir a uno de los barcos privados.
A algunos pueblos del lago se puede llegar también por carretera, como Santa Catarina Palopó. No os puedo contar nada de ese pueblo, pues nosotros solo visitamos Panajachel y las cuatro localidades a las que llegamos en barca: San Marcos La Laguna, Santiago Atitlán, San Juan La Laguna y San Pedro La Laguna. Alguno de ellos me pareció totalmente prescindible y en otros me quedé con ganas de más. Pero ya sabéis, cuando vas en algo organizado no queda más remedio que adaptarse y aprovechar el tiempo en cada lugar del mejor modo posible.
Panajachel
En algún momento todo viajero que llegue al Lago Atitlán pasará por esta localidad. Es la mayor de lago y la que cuenta con más infraestructuras turísticas. Aunque para muchos sea poco más que un lugar lleno de “guiris” lo cierto es que Panajachel cuenta con una de las mejores ubicaciones del lago. Situado al norte del mismo, Pana puede presumir de regalar al viajero algunas de las mejores vistas del Lago Atitlán. Pocos lugares ofrecen esa maravillosa vista del lago azul con los volcanes San Pedro y Tolimán al fondo.
Aunque las calles de Panajachel no son un lugar especialmente atractivo lo cierto es que son muy animadas. La calle principal es Santander. Allí hay muchos hoteles, puestos de artesanía, cafés y restaurantes de todo tipo y para todos los presupuestos. Algunas calles alrededor de esta ofrecen paseos tranquilos junto a bonitas casas con jardín. En las calles Principal y Amate están las paradas de autobuses. Y al final de la calle Santander, el lago. Un agradable paseo, embarcaderos y una pequeña playa es todo lo que hay allí. Además de un buen número de restaurantes, algunos construidos sobre pilotes que salen del lago. Estos últimos son un buen lugar para comer o tomar una cerveza disfrutando de la vista del lago.
Ya os decía antes que es desde el embarcadero de Panajachel de donde parten las lanchas hacia los pueblos del lago. Podéis reservar ese servicio en alguna de las agencias que hay en la ciudad o en las casetas cerca del embarcadero. Nosotros lo hicimos directamente en el hotel y el precio fue el mismo que haberlo hecho directamente con la empresa.
San Marcos La Laguna
Fue la primera parada de nuestro periplo por el Lago Atitlán. El viaje hasta este pueblo es seguramente el trayecto más bonito que se hace por el lago. A primera hora del día ya os conté que el cielo está azul, el lago tranquilo y la vista de los volcanes y montañas es una maravilla.
San Marcos La Laguna cuenta también con una de las mejores ubicaciones del lago. Las aguas aquí son muy limpias y las vistas memorables. Muchos viajeros llegan a este lugar para quedarse una temporada. Dicen que hay una energía especial en San Marcos y la calle que sube desde el lago hasta la iglesia está llena de locales de yoga, masajes y comida ecológica. Esa calle es precisamente la más bonita del lugar. Hay muchas pinturas en los muros que hacen referencia a los mayas o a la energía del lugar y por ella uno se cruza con mujeres mayas o con occidentales que pasean descalzos como el que está en su casa.
Al llegar al final de esa pintoresca calle hay una enorme plaza con un gran árbol y la moderna iglesia de la localidad. A partir de ese punto y montaña arriba es donde vive la comunidad maya. Nosotros dimos un paseo pero lo cierto es que el lugar no nos pareció nada atractivo. Así que regresamos al embarcadero para disfrutar del lago y las bonitas vistas desde allí.
En definitiva, pasamos una hora en San Marcos y personalmente, puesto que no paramos a tomar nada ni a comprar, nos sobró media.
San Juan La Laguna
La segunda para que hicimos en los pueblos del Lago Atitlán fue en San Juan. Es el pueblo más occidental del lago y se eleva sobre una loma que domina el lago. Para subir desde el embarcadero al pueblo existe la opción de hacerlo en tuk tuk. Y es que la calle principal que llega a lo alto de la localidad es una pronunciada cuesta no apta para todos.
San Juan es un pueblo que aunque vive del turismo no lo hace para él. Aquí no hay calles llenas de restaurantes y hoteles. En su lugar lo que encontramos fueron tiendas de artesanía que han abierto diferentes cooperativas. Muchas de ellas están dedicadas a los tejidos. Entramos en una de ellas y nos hicieron una demostración de como se tiñe el algodón. Nos explicaron como se teje y que tipo de prendas se confeccionan. Estas cooperativas las gestionan mujeres mayas que han encontrado un modo de mejorar la economía familiar con su trabajo y sus creaciones. También visitamos una cooperativa de cacao con la pertinente demostración. No pudimos resistirnos a comprar algunas tabletas de chocolate que estaba delicioso.
En la parte alta del pueblo encontramos también una plaza con la iglesia del pueblo. Nada relevante en San Juan. Pero lo que si nos llamó la atención y nos gustó fue ir descubriendo los murales que representan los aspectos culturales de la vida de San Juan.
San Pedro La Laguna
Personalmente si no hubiéramos parado en este lugar durante nuestro recorrido por los pueblos del Lago Atitlán, no hubiera pasado nada. Después de la calma de San Marcos o San Juan, San Pedro La Laguna me pareció un lugar ruidoso y poco atractivo. Hay muchos bares y ajetreo desde que uno abandona la barca y comienza a subir la pronunciada cuesta que lleva al centro de la localidad y por la que circulan sin parar tuk tuk.
Había leído que el enclave de San Pedro era espectacular. Y puede que lo sea. Pero con el poco tiempo que a nosotros tuvimos para conocerlo no encontramos un lugar que realmente nos pareciera especial. Para quien pueda pasar más tiempo en esta localidad seguro que cosas como las excursiones al volcán San Pedro hacen que el lugar merezca la pena. Nosotros solo pudimos ver el mercado de la ciudad y dar una vuelta por calles sin mucho atractivo.
Lo cierto es que nos sobró tiempo en este pueblo. Un tiempo que nos hubiera venido genial en el siguiente pueblo por el que pasamos y que sin duda nos pareció un lugar mucho más interesante y atractivo.
Santiago Atitlán
Puede que este pueblo del Lago Atitlán no tenga el encanto de San Marcos o la tranquilidad de San Juan. Pero sin duda es uno de los lugares más interesantes que se pueden visitar en esta zona de Guatemala. Cuenta con un puñado de lugares para visitar y que a nosotros, en las dos horas que tuvimos libres en la localidad, no nos dio tiempo a conocer.
Nada más bajar de la barca y antes de llegar a la calle que sube hacia el centro de Santiago Atitlán nos abordaron los conductores de los tuk tuk allí aparcados. Todos nos ofrecían sus servicios para recorrer el pueblo. Pero yo iba con mi guía, la lista de lugares que quería ver y la verdad es que no hice mucho caso a nadie.
Hasta que justo antes de comenzar los puestos de artesanía en la avenida que subía hacia el centro nos paró un hombre que tranquilamente nos explicó todo lo que había que visitar en Santiago, que las distancias eran grandes y que si no lo hacíamos en un vehículo sería imposible llegar a ver todo lo que yo tenía apuntado. Nos pidió 100 QTZ por hacer el recorrido por todos los puntos de interés y a la vez explicarnos todo aquello que íbamos a ver. Nos pareció bastante razonable, así que sin pensarlos dos veces, nos subimos su tuk tuk.
La primera parada la hicimos en un mirador sobre el lago Atitlán y el volcán San Pedro. La verdad es que un lugar privilegiado desde el que pudimos ver la lengua de agua del lago que se abre camino bajo el volcán para crear otro pequeño y tranquilo lago.
La siguiente parada la hicimos en lugar ligado a la historia reciente de Guatemala, del Lago Atitlán y de Santiago. Se trata del Parque de la Paz. En este lugar, durante la guerra civil hubo una masacre. Fue el 2 de diciembre de 1990. La gente del pueblo se reunió para expulsar del pueblo a los militares que llevaban años matando y secuestrando a los vecinos del pueblo. Pero estos comenzaron a disparan hiriendo a 33 personas y matando a otras 13. En el Parque de la Paz se conmemora este acontecimiento con un altar y una placa con el nombre de cada fallecido en el lugar en el que cayeron muertos. Un lugar emotivo y con mucha importancia para la gente del lugar.
De regreso al centro de Santiago paramos de junto al lago en una zona en la que hay unos antiguos lavaderos mayas. Algunas mujeres estaban metidas con el agua hasta la cadera lavando su ropa sobre las mismas piedras que ya utilizaron las mujeres mayas. Nuestro chofer/guía nos dijo que ahora en todas las casas hay agua corriente. Pero que a las mujeres las sigue gustando bajar al lago a lavar. Es su lugar de reunión. El sitio perfecto para ponerse al día de todo lo que pasa en el pueblo a la sombra del volcán San Pedro.
Una de las cosas que nos apetecía hacer en el lago Atitlán era visitar a Maximón. Se trata de una divinidad ancestral a la que la gente del lugar le hace ofrendas en forma de tabaco, velas o botellas de alcohol a cambio de sus favores o como agradecimiento. Cada año, pasada la Semana Santa, el Maximón cambia de casa. Durante un año reside en casa de un cuidador. Su puerta está abierta durante el día y recibe a los visitantes. A nosotros nos sorprendió todo. Desde la figura de la divinidad a su capacidad para fumar. Por no hablar de las figuras de santos cubiertas de ofrendas que había en toda la estancia en la que vive este importante personaje, al cual, cada noche, suben al altillo de la casa para que descanse hasta el siguiente día.
Visitar a Maximón no cuesta nada, pero si se quiere hacer alguna fotografía hay que dejar unos quetzales. No hay que pagar antes de entrar. Se puede acceder a la casa y si una vez dentro te apetece hacer foto, pues das los 10 QTZ correspondientes. Eso sí, el pago es por cámara utilizada. Si llevas móvil, cámara y tablet y quieres hacer fotos con todos tendrás que dejar ese dinero por cada uno de las cámaras que uses.
Cuando terminamos la visita a Maximón nos dimos cuenta de que nos quedaba poco tiempo. Había pasado ya hora y media del tiempo que teníamos para visitar esta localidad del Lago Atitlán. Y quedaban dos visitas. Una a la Iglesia de Santiago. La otra a la mujer de Santiago Atitlán que sirvió de modelo para la moneda de 25 centavos de quetzal. Nos quedamos con las ganas de ver a la mujer con el tocoyal, una prenda tradicional que utilizan la mujeres del pueblo en las celebraciones. Pero como había que elegir una cosa o la otra, nos quedamos con la iglesia.
Le dijimos a nuestro guía y conductor que acelerase para llegar a la Iglesia de Santiago. Mucho nos temíamos quedarnos también con las ganas de visitar el edificio más destacado de Santiago. La iglesia, levantada en estilo colonial, es una de las más antiguas de todo el Lago Atitlán. Con su blancura resalta en la plaza en la que se encuentra. Una vez en lo alto de la escalinata que da acceso al templo basta darse la vuelta para descubrir enfrente el Volcán San Pedro. Además de visitar el interior de la iglesia nos acercamos al edificio a la derecha de la entrada de la iglesia. Allí está la casa parroquial y el lugar en el que fue asesinado el Padre Aplas, un misionero estadounidense, durante el conflicto armado.
La verdad es que vimos la iglesia a toda prisa. El tiempo apremiaba y no queríamos quedarnos en tierra. Llegamos corriendo a la barca justo a la hora acordada. Nos quedaron algunas cosas por ver en Santiago Atitlán pero había que cumplir los horarios y estar en el muelle a las 14:30.
Consejos para navegar por el Lago Atitlán
Si bien el viaje en barca por la mañana fue tranquilo, por la tarde la cosa había cambiado totalmente. El Xocomil había empezado a soplar y las aguas del lago estaban revueltas. Regresar a Panajachel no fue tan placentero como nos hubiera gustado. La barca saltaba constantemente, el viento era fresco y el agua salpicaba a los que íbamos en la barca. Nosotros íbamos en la parte delantera y llegamos al destino con los pantalones empapados.
Si queréis disfrutar de vuestros trayectos por el Lago Atitlán, tomad nota de estos consejos. Seguramente os vendrá bien más de uno.
- No olvides un protector solar y una gorra. El sol incide con fuerza tanto dentro del barca como paseando por los pueblos se agradece ir protegido.
- Lleva también un chubasquero. Te servirá para protegerte del viento y del agua que entra en la barca. Y ponte algo de abrigo. Si eres friolero agradecerás llevar una chaqueta ligera en la barca.
- Si sopla el Xocomil evita ir sentado en los asientos delanteros de la barca. A veces los golpes sobre el agua son tan fuertes que te puedes hacer daño.
- Se puntual y acude a la barca a la hora acordada. Si no lo haces no serás el primero en quedarse en tierra.
Comer en Panajachel
Como lugar turístico que es, Panajachel está lleno de restaurantes para todos los gustos y bolsillos. Desde locales para tomar el típico desayuno guatemalteco a otros en los que comer una pizza recién hecha.
A nosotros nos gustaron mucho los locales junto al lago. Todos tienen el comedor en altura y ofrecen buenas vistas. Lo malo es que entre semana cierran pronto por no tener muchos clientes. Pero al menos se puede acudir allí para tomar una cerveza mientras cae el sol.
La calle Santander también cuenta con un buen número de locales. De entre todos yo os recomiendo Guajimbo’s. Es un restaurante uruguayo en el que cenamos una deliciosa carne. Hay música en directo y está muy concurrido. Tanto que la primera de nuestras noches en el lago Atitlán tuvimos que buscar otro sitio porque estaba todo ocupado o reservado. Para la segunda estuvimos más espabilados y reservamos al regresar de nuestro ruta por los pueblos del lago.
18 comentarios
Qué post tan completo sobre el lago Atitlán y sus alrededores 👏 desde luego para mí es un sueño viajero y seguro que me decepcionaría si lo pillo un día malo y hay neblina… Qué ganas de ir a Guatemala, menos mal que tengo wifi en la cámara y sólo pagaría por 1 foto 😂 un abrazo
Lo bueno es que este lago, aunque lo encuentres con un “mal día”, en pocas horas te mostrará su mejor cara.
Que buenos recuerdos me trae este post. Creo que dedicarle un par o tres días a visitar los pueblos del lago, con sus culturas, y rendir homenaje a Maximon es una de las cosas que no hay que perderse en este país.
Me ha encantando.
Sin duda este lago es uno de los imprescindibles en Guatemala 🙂
Guatemala es uno de los paises que más interés me despierta. Yo también oí maravillas del lago y los pueblos de alrededor y tú lo has descrito magistralmente. Espero comprobarlo muy pronto. Un abrazo
La verdad es que Guatemala nos ha sorprendido y para muy bien. En pocos países nos hemos sentido tratados tan bien como en éste. Un abrazo.
Un post completísimo! me ha encantado! qué cantidad de datos interesantes, de fotos, de recomendaciones…., lo que todo viajero busca antes de iniciar un viaje! jeje
He de decirte que no conocía este destino, Guatemala no es un país que tenga en mente, antes siento la necesidad de conocer otros países o lugares, pero leyendo tu post y viendo tus fotos, has despertado una curiosidad en mí que antes no tenía…y eso me motiva a seguir buscando info sobre este lugar.
Me ha hecho mucha garcia esto que dices al principio de tu post, de que no te gusta mucho ver fotos de los lugares que vas a visitar porque quieres llevarte la sorpresa tu misma…jeje, es cómo si estuvieras hablando por mi boca! yo soy igual en ese sentido! y reconozco que gracias a esa “manía” no dejo de sorprenderme cuando viajo.
¡¡Me encanta haberte descubierto un destino y saber que tampoco te gusta mucho ver fotos!! Es por eso que no suelo poner muchas fotos en ninguno de mis post… creo que mostraría demasiado y acabaría con ese factor sorpresa que tanto me gusta cuando viajo 🙂
Cuanta y muy buena información sobre el lago atitlan. Yo de momento no tengo planes de viajar a Guatemala pero por lo menos lo puedo conocer de manera virtual.
Pues mira que yo tampoco pensar a Guatemala… y un buen día me levanté decidida a organizar viaje a ese país 🙂
Hola Cris y gracias por tu información. Estoy preparando un viaje a Guatemala este invierno y son muy sugerentes todas tus valoraciones. Pero este post me ha dejado muchas dudas. Está claro que la belleza del lago es irresistible pero la visita de los pueblos de alrededor -salvo Santiago- te dejó algo indiferente. Es así o te he interpretado mal? Un abrazo y gracias por compartir tu entusiasmo
Hola Manuel. No me has interpretado mal. Los pueblos del lago, al menos los que yo visité, no me parecieron nada merecedor de invertir tiempo en llegar a ellos. Excepto San Marcos por la tranquilidad y las bonitas vistas del lago y Santiago por contar con un puñado de lugares de interés, los otros dos por los que pasé me resultaron prescindibles. Si volviera sin duda utilizaría el transporte público para llegar a Santiago sin horarios, recorrerlo con calma y luego regresar a Panajachel. Y quizás me animaría a acercarme a otros pueblos menos turísticos a los que se puede llegar en autobús desde Pana. Pero esa se mi apreciación… y ya sabes que cada viajero es un mundo.
Si necesitas cualquier cosa no dudes en preguntar, y si está en mi mano ayudarte lo haré encantada.
Un abrazo
¡Que bonito es Guatemala! Hace muchísimos años estuve allí, en los parques de Xocomil y Xetulul y la verdad que fue una pasada! estuve por el lago Atitlán tambien, aunque solo fue una noche, pero que noche! No entiendo porque Guatemala no tiene tanta publicidad como Costa Rica o México, Guatemala es un país lleno de grandes atractivos y bonitas ciudades para descubrir. Una gran entrada sin duda.
Nosotros volvimos felices de Guatemala, y además es uno de los países en los que mejor nos han tratado.
Vaya con en el Lago Atitlán… ¡se ve precioso! Menos mal que el Xocomil no hizo de las suyas al día siguiente y pudiste contemplarlo en todo su esplendor 😀 hubiese sido una pena haber llegado hasta allí y marchar con ese sabor agridulce de no encontrar lo que una espera.
La verdad es que la diferencia entre la tarde y la mañana fue brutal, de ser un lugar idílico a no encontrarle mucho encanto. Un saludo.
CRISTINA buenas tardes en qué moneda está los precios que diste, gracias
Hola Fernando. Hay precios en dólares y otros en quetzales, está indicado. Un saludo