India está llena de lugares que parecen de mentira, pero todos ellos son reales y cualquiera dispuesto a vivir una experiencia diferente podrá llegar hasta ellos y poner a prueba sus sentidos, sus miedos y sus capacidad para soportar algunas cosas. ¿Un ejemplo de estos lugares? Está en Rajastán, concrétamente en Deshnok. Se trata del templo de Karni Mata, o lo que es lo mismo, el templo de las ratas.
Yo que he viajado tres veces por el exótico y lleno de color estado de Rajastán no me había planteado en las dos primeras ocasiones visitar este templo, pero a la tercera me dije “no puedes estar tan cerca y volverlo a dejar pasar”. Así que organicé todo para en la ruta entre Bikaner y Jodhpur hacer una parada en este lugar que no tenía claro si me daba miedo o asco, porque seamos sinceros, imaginar en occidente una lugar donde viven cientos de ratas es una de las cosas menos higiénicas que nos puede venir a la cabeza.
Como tantas veces nos pasa, antes de la visita yo ya había leído bastante sobre este templo y a pesar de ello yo había creado en mi cabeza una imagen concreta del lugar. ¿Qué cómo era esa imagen? Pues la de templo con un gran patio en el cual ratas del tamaño de gatos llenaban el suelo, tan pegadas unas a otras que para caminar había que ir apartándolas con los pies siendo inevitable rozarse con ellas. Bastante ridículo, lo sé… pero imaginar no cuesta dinero.
Y llegó el día de nuestra visita al templo. La minivan que nos llevó hasta allí aparcó en el centro de la plaza ante la que se levanta el templo y yo que a veces soy muy precavida saqué de la mochila unas calzas de plástico para cada una de las amigas que íbamos a entrar allí. A mi no me ha importado nunca pasar descalza a ningún templo, monasterio o similar, pero esa película que tenía en mi cabeza tenía incluido entre ese mar de ratas un montón de sus caquitas y como no me hacía gracia tener que rozar a las ratas o sus excrementos, pues de ese modo dejaba mi piel aislada de esas cosas. Así que zapatos fuera, calzas dentro. Ánimo, y al toro… o en este caso, a la rata.
Visitar Karni Mata, el templo de las ratas indio
Lo primero fue parar ante la bonita entrada del templo, muy tranquila en ese momento. Una puerta de mármol blanco y un muro rojizo es lo que se puede ver desde el exterior, y tras cruzar la puerta un suelo tipo damero blanco y negro recibe a los visitantes. Esto… perdón…¿suelo? ¿Se ve el suelo? Pues si, se veía suelo y mucho, no había ratas gigantes esperando mi entrada. De repente me sentí relajada, se me pasaron todos los miedos y fui consciente de que estaba en un sencillo templo de mármol blanco con puertas de plata al que los fieles acceden para hacer sus ofrendas y buscar entre las ratas que habitan el lugar una blanca pues se considera señal de buena suerte.
Nos unimos a los fieles que posaban en los distintos rincones de templo en los que había repartidos grandes cuencos de leche a los que algunas ratas se encaramaban para comer. Lo cierto es que todo era bastante extraño a mis ojos desde estar yo misma allí dentro a ver a la gente sentada entre esos pequeños animales. En algunos lugares había muchos restos de comida e incluso excrementos de los roedores, pero tengo que confesar que tampoco noté ese olor nauseabundo del que algunos viajeros hablan.
Hay una razón para que las ratas sean consideradas sagradas y veneradas en este lugar, y es que Karni Mata, una matriarca que era una reencarnación de la diosa Durga, cuando falleció uno de sus hijos pidió a Yama, dios de la muerte, que le devolviera a la vida. Ante la negativa de este y a modo de venganza, Karni Mata decidió reencarnar en ratas a todos sus descendientes para privar de ese modo de almas humanas al dios.
Los sacerdotes del templo dicen que lo habitan unas 600 ratas, el mismo número que las familias de la ciudad que dicen ser descendientes de Karni Mata.
Recorrimos el templo, vimos ratas comiendo. Otras moribundas y algunas muertas (lo cual la verdad es que era bastante desagradable), pero superamos la prueba con bastante humor y sin que ninguna de las de grupo saliera espantada de allí. Nos hicimos fotos, nos acercamos al altar y contemplamos como los fieles comían esa masa extraña que les ofrecían y en la que alguien me dijo que había saliva de las ratas.
Ahora puedo decir que me alegra haber ido por fin a conocer el templo de Karni Mata y que ni mucho menos fue la experiencia horrible que había imaginado. No es uno de esos magníficos e impresionantes templos que hay en India. Pero sí se trata de un lugar que pone a prueba al viajero y le hace enfrentarse al que puede que sea uno de sus miedos: el que los occidentales tenemos a las ratas.
Horario para visitar Karni Mata
El templo de Karni Mata está abierto todos los días del 4:30 de la mañana a 10 de la noche. El acceso es gratuito.