Durante el último de mis viajes a Rajastán tuve un par de experiencias divertidas e inesperadas que difícilmente olvidaré. En ambas hay una mujer gitana relaciona, una gipsy de India, y es que los gitanos en Rajastán forman parte del paisaje, sobre todo las mujeres, a las que es muy fácil distinguir por la ropa y joyas que lucen. Un gipsy viste faldas, cholis, pañuelos, cientos de pulseras, anillos o pendientes, pero nunca la verás con un sarí.
Lo que ocurrió en ambas ocasiones fue que terminé bailando, allí, en India, con esa libertad que te da saber que nadie te conoce y que se haces el ridículo poco importa. Os cuento cómo pasó todo…
¿Os imagináis dormir en el palacio de un maharajá? Pues eso hicimos mis amigas y yo la noche que pasamos en Bikaner durante nuestro viaje por el norte de India. Y no contentas con alojarnos allí decidimos que era el lugar perfecto para la primera cena en condiciones que tendríamos la suerte de disfrutar en India. Así que tras un agotador día nos dimos una buena ducha y bajamos a cenar. Nos comentaron que la cena era buffet, a un lado para los occidentales con platos poco picantes y al otro para los indios con platos muy picantes. Cenamos y bebimos mientras en ese maravilloso patio un grupo de gitanos de la zona tocaban sus instrumentos mientras una joven gipsy bailaba al ritmo de la música. Una de las veces que me levante a llenar mi plato me quedé mirando y la chica se acercó a mi que estaba con una amiga y nos invitó a bailar con ella. Sin ninguna vergüenza nos unimos a esa gipsy y bailamos encantadas como nos pedía el cuerpo. Volvimos a nuestra mesa… y en pocos minutos vi que estaba rodeada del personal del hotel que me miraba ensimismado diciendo que había bailado muy bien. No fue suficiente eso cuando por detrás vi que TODOS los indios que había cenando allí en el restaurante se levantaban y en fila iban pasando a mi lado para darme la mano y felicitarme, me preguntaban de donde era, que si mi familia era india, me alababan por mi baile. Yo la verdad es que estaba entre encantada y cohibida… no entendía nada, ¿realmente había bailado tan bien?
Unos días más tarde, una soleada mañana de noviembre mis amigas y yo llegamos hasta el fascinante Mehrangarh, el fuerte de Jodhpur. Todas comenzamos el recorrido con nuestras audioguías colgadas al cuello, pendientes de no perder detalle de lo que el interior de aquellos muros nos iba ofreciendo. Desde las vistas, los patios, las puertas o las manos sati todo llamaba la atención de cada una de nosotras. Poco a poco nos empezamos a separar y yo terminé sola con una de mis amigas, ambas recorriendo el fuerte a un ritmo más lento que el resto. Nos parábamos, charlábamos con la gente que trabajaba en el fuerte, hacíamos fotos, nos sentábamos a contemplar lo que ese lugar único nos ofrecía.
Así fuimos pasando por salones repletos de pinturas, de espejos y de algunos objetos que mostraban la forma de vida de los antiguos Mewares que habitaron esos palacios y estancias. Uno tras otro íbamos dejando atrás esos patios a los que se abren las celosías desde las que la mujeres podían ver lo que ocurría a sus pies. Y cuando llegamos al último patio allí había un grupo de gitanos bellamente ataviados, dispuestos a tocar los instrumentos que les acompañaban mientras cuatro bailarinas vestidas con amplias faldas decoradas con espejos y cintas de colores se disponían a bailar. A mi amiga y a mi nos encanta el baile, así que nos sentamos a disfrutar de lo que nos iban a ofrecer…. La música y el baile eran envolventes, mágicos, seductores… Estaba disfrutando de lo lindo cuando una de esas mujeres gipsy me miró fijamente, se acercó a mi y me invitó a bailar con ellas. Yo no salía de mi asombro, no estaba haciendo ningún gesto, nada. Sencillamente estaba sentada allí mirando con atención… y tres minutos después estaba en el centro del patio rodeada por aquellas gitanas y dispuesta a compartir “escenario” con ellas. Pensé “déjate llevar y baila”. Eso hice, sentir la música, mover los brazos, las caderas, girar, vibrar al ritmo del sitar y los platillos que los hombre tocaban para nosotras. No se cuanto duró aquello, solo recuerdo que cuando la música paró estaba agotada, que las gitanas me rodearon para decirme que era una gran bailarina…. y lo siguiente fue estar sentada junto a amiga con una fila de indios delante de mi que no paraban de hacerme fotos, de preguntarme de donde era, de felicitarme porque bailaba tan bien como una mujer gipsy india. Yo estaba avergonzada, intentaba decir a todos que tenían que felicitar a las bailarinas, no a mi… pero ellas me miraban, me sonreían y aplaudían mi éxito.
Siento no tener fotos de aquellos momentos, pero parece que a ninguna de mis amigas se las ocurrió sacar la cámara, aunque lo que de verdad importa es que tengo el recuerdo de un momento único que me hizo sentir un poco especial, un poco india, un poco gitana….
8 comentarios
Estimada Kris, me encantan tus fotografías, tu manera de relatar tu experiencias… Me hace soñar con los viajes.
Me gustaría ir a India y nos han propuesto estos recorridos, con tus conocimientos sobre India, pensando que es nuestro primer viaje y que somos dos personas mayores, cual nos recomiendas.
Mil gracias, por tu ayuda.
Recorrido 1º
Delhi- Mandawa- Bikaner- Jaipur-Agra- Varanasi
Recorrido 2º
Delhi- Jaipur- Agra- Orcha- Kharuraho- Vanarasi
Hola May. Muchas gracias por tu comentario… me alegra que te guste mi modo de contar.
Sobre la recomendación, para gustos los colores, ambas opciones son interesantes, pero si tuviera que elegir seguramente eligiera la segunda opción.
Un abrazo
Pero bueno, Kris, qué bonitas experiencias, igual has descubierto el arte innato que llevas dentro de ti sin saberlo o en otra vida fuiste india quién sabe je je qué bueno eso de dejarte llevar por la música y echarte a bailar. A mí no me pasaría seguro ¡soy muy patosa! Qué pena que a ninguna de tus amigas se les ocurriese echarte una foto… Pero bueno, ahí llevas el recuerdo.
Un abrazo
Reconozco que soy muy lanzada, y sobre todo que cuando se que nadie me conoce me siento mucho más libre. Y quien…¡¡quizás si fuera india en otra vida!! 😉
Bonitas historias que hacen aún más especiales los viajes. Me encanta la primera foto, es preciosa!
Un besazo!!
Especiales y únicos. Por estas cosas es por las que no hay dos viajes iguales 😉
Hola Kris, buenos días.
Esta frase “Déjate llevar y baila” es lo que muchos deberíamos practicar – en mi opinión. cuando visitamos diversos lugares en el mundo. A veces pecamos de saber más que los propios locales.
Aunque también hay que reconocer, que a veces sucede lo contrario, cuando somos locales creemos que lo sabemos todo.
Las fotos geniales y nunca me imaginé ver gitanas así.
Un abrazo viajera, desde Cancún.
Bo
Toda la razón Bo, brindo por un mundo donde nos dejemos llevar con más frecuencia. Un abrazo