Friedberg es una de esas cuidadas y coquetas ciudades de la Ruta Rumántica alemana. Se encuentra a pocos kilómetros de Augsburgo, lo que la convierte en un excursión perfecta desde la ciudad que rinde en su nombre homenaje a Emperador Augusto.
Fundada en el siglo XIII, Friedberg conserva dentro de del antiguo perímetro de su muralla un atractivo casco histórico al que se suma su castillo, el edificio más destacado que ver en la ciudad.
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Qué ver en Friedberg en un día
Una horas bastan para conocer esta ciudad de Baviera. Si se llega en coche hay que intentar estacionar en Car Park at Wittelsbacher Schloss, un aparcamiento gratuito a poca distancia de la entrada al castillo. El recorrido por los lugares que ver en Friedberg se puede comenzar en ese mismo edificio para a continuación conocer el resto de lugares de interés en la ciudad.
Castillo de los Wittelsbach en Friedberg
El origen de este castillo bávaro se remonta al siglo XIII, momento en el que se construyó como fortaleza fronteriza con la cercana Augsburgo. El edificio actual que podemos ver en Friedberg tiene una parte renacentista, del siglo XVI, y otra de mediados del siglo XVIII, posterior a la Guerra de los Treinta Años.
El castillo está rodeado de una zona boscosa que permite distinguir desde el exterior algunas partes del mismo. Se puede acceder libremente a su patio y a su cafetería (tiene buenos precios, tartas deliciosas y una agradable terraza exterior).
En el interior del castillo hay un museo (entrada de pago) en cuyas salas se hace un recorrido por la historia de la ciudad. Destaca la colección de relojes, parte de la tradición artesanal de Friedberg (esta población alemana llegó a tener 350 relojeros). Las salas han sido remozadas para adaptarlas a las exposiciones y en ellas no hay nada que recuerde al pasado del Castillo de los Wittelsbach, una de las más antiguas familias de la nobleza alemana. A ella pertenecía el rey Luis II, el monarca que mandó construir el famoso Castillo Neuschwanstein.
Para dirigirse al centro del Friedberg, merece la pena hacerlo por Im Thal, una calle en la que ya se empiezan a ver bonitas casas y desde la que se tiene una bonita panorámica con el castillo al fondo. Girando a la izquierda hacia Jesuitengasse y de nuevo a la izquierda en Uhrmachergasse se llega al siguiente lugar que ver en esta ciudad de la Ruta Romántica de Alemania.
Marienplatz y el Ayuntamiento
Esta plaza, rodeada por algunas de las casas más bonitas que ver en Friedberg, es el corazón de la ciudad. En el centro de este espacio público está el Ayuntamiento, diseñado por Elias Holl. Un famoso arquitecto alemán entre cuyas obras se encuentran algunos de los edificios más importantes que ver en Augsburgo. El Ayuntamiento de Friedberg, de estilo renacentista, está coronado por una torre octogonal rematada por una de esas cúpulas con forma de cebolla tan típicas en Centro Europa.
Junto a la casa consistorial está la Marienbrunnen, la fuente dedicada a la Virgen María. La columna en el centro de la fuente fue construida por los vecinos de la ciudad para agradecer haber sido salvados por la conocida como “peste atlántica” o “peste castellana” que asoló Europa a finales del siglo XVI.
Al lado de la fuente hay un par de locales que se pueden tener en cuenta para una parada. Uno es un restaurante, Zieglerbräu, perfecto para comer platos típicos de la región o sencillamente tomar una cerveza. A su lado está Eiscafé am Brunnen. Este es el lugar para comer un dulce, un helado o beber un café.
Iglesia de San Jacobo
Si se deja la anterior plaza por Zieglergasse se llega a esta iglesia que ocupa la segunda gran plaza de Friedberg, en la que también está la Ulrichsbrunnen, una fuente dedicada a San Ulrich. Hasta comienzos del siglo XIX, el cementerio de la ciudad se encontraba aquí. De aquello no queda nada, ya que la plaza se ha convertido en un espacio arbolado en la que un café instala sus mesas cuando el tiempo acompaña. También es un espacio en el que se celebran mercados de distinta índole a lo largo del año.
En cuanto a la iglesia, es un edificio de estilo neorrománico que fue construido en la segunda mitad del siglo XIX, después del derrumbe del anterior templo.
Paseo por las torres de Friedberg
Llega el momento de hacer un recorrido siguiendo el perímetro que antaño tuvo la muralla que rodeaba la ciudad y que tuvo 22 torres. De ellas quedan algunas en pie mientras que otras fueron derruidas.
El paseo es de lo más agradable que hacer en Friedberg, ya que discurre por estrechas calles peatonales. En ellas van apareciendo las torres, algún tramo de la muralla y también casas de distintas épocas, algunas con pequeños jardines.
De las torres que formaron parte de la muralla, algunas fueron residencia de carpinteros, relojeros y otros artesanos cuando las construcciones dejaron de tener su función defensiva. El nombre de las mismas está basado en aquellos que residieron en ellas.
Entre las torres más atractivas que podemos ver en Friedberg, por si mismas o por su entorno, estarían las siguientes:
- Dunckel-Kistler. Aquí vivieron al menos tres carpinteros (kistler). Está en la esquina noreste de centro histórico ciudad.
- Alter Wasserturm. La torre del agua es una de las más altas de Friedberg y se puede ver en la esquina suroeste.
- Muy cerca queda un tramo de la antigua muralla. Ahí está también la conocida como Torre de la Partera (Hebammenturm), por el trabajo que tuvo su inquilina.
- Hay que caminar hacia el norte por Stadtmauer, peatonal, para cruzar la calle Friedberger Berg y continuar siempre hacia el norte por la calle peatonal hasta llegar a Folterturm. Uno de los puntos más fotogénicos de la ciudad pero de también con un pasado menos agradable, ya que era la torre en la que se interrogaba a los delincuentes y se les torturaba.
- Muy cerca está la Pulverturm, conocida como la torre de la pólvora aunque se cree que la verdadero torre que debió tener esa función estaría más cerca del castillo.
Cómo habréis visto, Friedberg tiene un puñadito de lugares por los que merece la pena hacer una parada, aunque sea breve, en esta ciudad de la Ruta Romántica de Alemania.
