Al organizar nuestro viaje a Sri Lanka incluí algunos lugares que me parecían imprescindibles como el Buda de Aukana. Al haber contratado un coche para recorrer las capitales culturales del país no iba a resultar complicado llegar hasta a él a pesar de tener que desviarnos un poco en la ruta de Anuradhapura a Sigiriya, lugar donde nos esperaban las bellas damas de Sigiriya.
Antes de emprender viaje otra viajera me había comentado que tenía unos andamios e incluso me mandó una foto, pero no me parecía que dicha estructura a su alrededor impidiera apreciar el Buda.
Llego el día de la visita a Aukana, para llegar había que abandonar la buena carretera que nos llevaba a Sigiriya y desviarnos por una estrecha carretera donde las vistas eran preciosas. A un lado, un gran lago, al otro y a un nivel inferior, las vista de las copas de los cocoteros que tanto abundan en Sri Lanka. No tardamos en llegar a nuestro destino, bajamos del coche y con la cámara al hombro comenzamos a subir un pequeña cuesta que nos llevaría hasta el Buda.
Como en cualquier lugar de este país, había flores por todas partes…. y ya empezaba a hacer calor. Llegamos a la taquilla del lugar que se encuentra unos metros antes del lugar donde hay que descalzarse para acceder al recinto. Un simpático monje nos saludo, nos preguntó de donde éramos y nos cobro las dos entradas: 750 rupias por cabeza. Con ellas en la mano, nos acercamos al lugar donde nos debíamos descalzar, dejamos nuestras sandalias y caminamos los pocos metros que nos separaban del Buda.
Y ahí fue cuando se nos quedó cara de tontos: no se le veía entre tantos andamios como habían colocado, todo estaba rodeado, nada que ver con lo que aquella viajera me había mostrado en su foto. Yo me sentí estafada, pagar ese dinero para no poder contemplar la escultura en condiciones me pareció un engaño.
Comenzamos a bajar unas escaleras que nos llevarían delante del Buda, y bueno, cierto es que se le podía ver, pero encajonado entre andamios de metal y con poca perspectiva.
Se trata de una estatua de 12 metros de altura, y la verdad es que está muy bien conservada, pero como podéis ver en la foto, todo eran sombras sobre ella y verla a más distancia con el conjunto que la rodea era imposible.
¿Me gustó verla? Pues aún no lo tengo claro, pero creo que si hubiera sabido como iba a estar no hubiera gastado ni mi tiempo ni mi dinero en conocer a este Buda. Las fotos que había visto en libros o internet me parecieron más interesantes que lo que yo tuve ante mis ojos. Por supuesto, para gustos los colores y habrá quien prefiera esto a irse del país sin pasar por este lugar.
La verdad es que estaba bastante disgustada así que cuando me volví a encontrar con el monje que nos había vendido las entradas le dije que me parecía muy mal que se cobrara ese precio por ver el Buda de Aukana en esa situación, que lo correcto sería o cerrar o bien cobrar un precio simbólico. Y sin dejar de sonreir me dijo que el precio normal eran 1000 rupias pero que lo habían bajado por el tema de los andamios… Me sonó a chino total, pero hice una foto para colgarla en las redes sociales y que quien anduviera por allí supiera lo que se encontraría en Aukana.
Dimos una vuelta por lo poco que había en el templo sin andamios, vimos un bodhi tree, una dagoba y con muy mal sabor de boca (sobre todo yo), regresamos al coche para continuar viaje esperando no volver a encontrar algo como esto.