Si habéis leído alguno de los post que he publicado sobre mi viaje a Rumanía, es probable que ya sepáis que para mi, Sighisora es la ciudad más bonita del país. Sus casas de colores, sus torres y sus calles empedradas crean un conjunto del que es difícil no quedar prendado. Son muchos los viajeros que pasan solamente unas horas en la ciudad. Yo sin embargo os recomiendo dormir en Sighisoara.
Porque por la noche la ciudad parece otra, iluminada de forma delicada, la mayoría de los visitantes la abandonan y sus calles se convierte en un lugar tranquilo perfecto para recorrer mientras se despide la jornada en una de las ciudades que sin duda hay que ver en Rumanía.
Dormir en Sighisoara
La oferta hotelera en esta ciudad es bastante amplia. Tanto dentro como fuera de la ciudadela se pueden encontrar establecimientos de diferentes categorías. En mi caso, después de mucho buscar y comparar me decidí por un hotel boutique situado en la Escalera de los Estudiantes y Piata Cetatii: Fronius Boutique Residence.
Me llamó la atención su aspecto acogedor y acorde con la ciudad en la que íbamos a pasar dos noches. Y no es para menos si tenemos en cuenta que la casa en la que se encuentra perteneció a una familia de sajones, los Fronius, siendo uno de los pocos edificios que sobrevivió al incendio que asoló la ciudad en 1676.
Cada una de sus 11 habitaciones es diferente al resto. Nosotros elegimos para dormir en Sighisoara la habitación Iarina. No era mi primera opción, pero cuando quise reservar las que más me gustaban ya no estaban disponibles. La estancia en la que nosotros nos alojamos estaba en un primer piso. Sus ventanas daban a la parte trasera de la calle y no creo que ninguna otra habitación del hotel tuviera unas vistas tan bonitas como las nuestras.
La habitación tenía un buen tamaño, con una gran y cómoda cama. Sin embargo el armario estaba encajado entre, la puerta, la pared y una mesilla, resultando imposible abrirlo correctamente. Para contrarrestar, lo de tener varias almohadas para cada huésped, un pequeño detalle con el que se me gana fácil.
Lo mejor del Fronius Boutique Residence
- La ubicación, en todo el centro de la ciudadela, perfecta para visitar todo lo que hay que ver en Sighisoara.
- Que tuviera aparcamiento privado.
- El tamaño, la limpieza y las vistas de la habitación.
- La decoración en todas las zonas comunes. Hacen sentir que retrocedes siglos en el tiempo con detalles como las cerraduras originales de las puertas y los muebles adquiridos en diferentes lugares de Transilvania.
No me gustó en el Fronius Boutique Residence
- Bañera sin cortina, imposible ducharse sin inundar el suelo del baño.
- El desayuno. Faltaban productos a los que los españoles podemos estar más habituados, como la bollería o determinados embutidos algo más ligeros que los rumanos.
- El precio. Siendo Rumanía, por 80 € la habitación doble creo que esperaba algo más.
Dónde comer en Sighisoara
Si decides dormir en Sighisoara, seguro que en algún momento tendrás que comer o cenar en la ciudad. Nosotros fuimos en septiembre y ya no había demasiados visitantes. Pero teniendo en cuenta la cantidad de viajeros que deben pasar en temporada alta por la ciudad, creo que la oferta en restaurantes se queda un poco corta. Es cierto que en el centro de la ciudadela, cerca de los lugares que hay que ver en Sighisoara, hay varios restaurantes y también hoteles con comedor. Muchos sacan sus mesas a la calle formando agradables terrazas con vistas.
Cualquiera de ellos puede resultar atractivo para comer o tomar una cerveza a lo largo del día. Sin embargo, hay que tener en cuenta que las cocinas de estos locales cierran pronto. Nosotros lo descubrimos la primera noche en la ciudad, cuando no nos quedó más remedio que dejar atrás la ciudadela y salir en busca de un restaurante más allá de las murallas.
Al salir por la puerta de la Torre del Reloj basta bajar por la Strada Turnului para llegar a Piața Hermann Oberth. En esa plaza ya hay varios locales que hacen las veces de restaurantes y bares de copas. Muy cerca, a lo largo de Strada Goga Octavian, también hay un puñado de agradables restaurantes. De comida italiana, rumana, pastelerías e incluso comida oriental.
Nosotros cenamos una noche en la ciudadela, en la Taverna Romaneasca de Piata Cetatii. Elegimos una mesa en la plaza a la luz de la velas y nos decidimos a probar un plato de embutidos, unas costillas asadas y un goulash de pollo con paprika que para mi gusto picaba de lo lindo. A esto sumamos cuatro cervezas y la cena nos salió por 28 €.
La otra noche estuvimos en La Piazzetta, en Piata Hermann Oberth. A pesar de la lluvia encontramos una mesa protegida de la lluvia en la que disfrutar de una cena a base de platos italianos y cervezas rumanas. La cuenta, con una entrada a a compartir, dos platos de pasta, un coulant de postre y tres cervezas fue de 26 €.
