Es Luang Prabang, sin ninguna duda, uno de los lugares de visita obligada en Laos. No creo que haya muchos viajeros que lleguen a este país que no dediquen al menos un par de días a conocer la ciudad y sus alrededores. Eso se nota en en la variedad de tiendas, restaurantes y hoteles que hay en el casco histórico de Luang Prabang e incluso cruzando el Nam Khan, un importante afluente del Mekong que divide en dos la ciudad. Son muchas las opciones para dormir en Luang Prabang, y entre todas ellos os cuento las razones que me hicieron decidirme por Le Bougainvillier.
Índice del artículo
Dormir en Luang Prabang
Después de reservar hotel en Siem Reap para visitar los templos de Angkor supuse que los precios de los alojamientos para dormir en Luang Prabang y el resto de Laos rondarían los precios del país vecino. Pero no. Laos es un país mucho menos turístico que Camboya, y también más caro. Los precios no son prohibitivos para los bolsillos occidentales, pero tanto en restaurantes como en hoteles están bastante por encima de los a veces hasta ridículos precios que se pueden pagar en Siem Reap por dormir en un hotel de cinco estrellas.
Supongo que sencillamente es solo un tema de oferta/demanda. Y aunque en Luang Prabang hay un buen número de hoteles no llegan ni mucho menos a la cantidad que hay que Siem Reap ni la cantidad de visitantes que visitan la ciudad de Camboya con los que pasan por la de Laos.
Le Bougainvillier
Cuando me dispuse a buscar hotel para dormir en Luang Prabang enseguida me di cuenta de que debía buscar alojamiento de un nivel inferior al del resto de los hoteles de nuestro viaje por Laos y Camboya si quería mantener el presupuesto medio que había marcado para este periplo asiático. Íbamos a pasar cuatro noches en la ciudad y como me descuidara se me disparaba el presupuesto al doble de lo que yo tenía en mente.
Encontraba hoteles preciosos en edificios coloniales, con ubicaciones envidiables y preciosa decoración. Imposible pagar esos precios. Por otro lado veía establecimientos también bien ubicados pero con cero encanto. Y yo, además de pedir limpieza y ubicación, busco siempre hoteles de esos a los que te apetece llegar porque te resultan bonitos y confortables. Así que busqué y busqué hasta que di con Le Bougainvillier. Un pequeño hotel que resultó reunir todo lo que yo buscaba a un precio aceptable.
Ubicación
Llegamos a Luang Prabang desde Vang Vieng en minivan. No teníamos ni idea de dónde iba a dejarnos y resultó que todos estos transportes paran muy cerca de Main Street, la calle principal del centro de la ciudad. Y lo mejor de todo, a solo 800 metros del hotel. Pudimos ir andando sin ningún problema, porque al contrario que en otras ciudades de Asia, aquí todas las calles tienen acera, algo lo que facilita el tránsito a los peatones.
El hotel tiene su puerta en la calle en la que cada día se celebra el mercado matutino. Allí se instalan carniceros, pescaderos, fruteros. Hay puestos de comida preparada y de ropa. Pero todo en un ambiente muy tranquilo, nada que pueda molestar estando dentro del hotel. Esta calle, cuando no hay mercado no está muy transitada y es raro ver circular a por ella algo más que una moto y de forma excepcional. De modo que el hotel resulta realmente tranquilo.
Por si esto fuera poco respecto a la ubicación de este hotel en el que dormir en Luang Prabang, añadir que se encuentra a pocos metros del Palacio Real. Solo hay que caminar unos metros para encontrarse con una de las entradas laterales al recinto de ese palacio/museo. Realmente solo hay que caminar unos minutos desde la puerta del hotel para empezar a encontrar templos, restaurantes, el río o incluso el mercado nocturno.
Habitaciones
Las habitaciones de Le Bougainvillier se reparten en dos edificios. El más cercano a la calle es una casa de entramado, que se construyó en 1905 y que fue restaurada en 2014, fecha en la que Valerie, la dueña y alma del hotel, abrió sus puertas. Al fondo del jardín se encuentra la casa colonial, más moderna y también más tranquila. Nosotros elegimos habitación en esta última. Era algo más cara, pero me gustaba más su decoración y los baños, muy actuales y a pesar de su pequeño tamaño, muy bien aprovechados.
La habitación que nos asignaron para dormir en este hotel de Luang Prabang fue la 104. Creo que no tuvimos suerte, pues da a la parte trasera de la casa en lugar de al jardín, como el resto de las habitaciones. Esto le quitaba encanto al abrir la puerta de la habitación y dar a un pequeño patio, muy privado, pero sin ninguna vista más que una pared. A pesar de ello, reconozco que la habitación tenía un tamaño correcto, suficiente para dos personas. El mobiliario lo forman un cama doble, dos mesitas de noche minúsculas, un escritorio (me pregunto porque todos los hoteles se empeñan en poner un escritorio en lugar de una cómoda que sería mucho más práctica) y un pequeña nevera bajo el mueble maletero.
No hay armario. En su lugar se ha aprovechado un hueco en la pared de forma muy acertada para poner una barra y baldas. Resulta suficiente para poder ordenar algo de ropa e incluso el calzado. Es ahí donde han colocado también la caja fuerte.
El baño, sin ser grande, está muy bien organizado. La ducha es amplia y moderna. El lavabo igual también es demasiado amplio, no queda espacio para poner nada mientras te aseas. Por suerte han puesto una balda bajo el lavamanos que resulta perfecta para dejar las bolsas de aseo, algo que muchos hoteles de más categoría deberían colocar en sus baños.
Instalaciones
Las zonas comunes del hotel son varias. Hay un espacio en el jardín con mesas y una tumbona, perfecto para un rato de relax a cualquier hora del día. El edificio de entramado tiene una sala de estar y biblioteca de uso común para todos los huéspedes. Lo malo es que cuando llega la noche, esa zona se cierra y solo pueden acceder a ella los clientes alojados en esa parte del hotel.
Desayuno
El desayuno se sirve en unas mesas que cada día preparan junto a la entrada al hotel, al lado del edificio de entramado. Me parece un sitio genial pues desde primera hora de la mañana siente el ambiente de Luang Prabang al estar viendo el animado mercado matutino.
Cada mañana nos traían una bandejita con fruta pelada y cortada, un zumo, pan, mantequilla, mermelada, huevo al gusto, yogurt natural y otra especie de yogur con fruta. Todo muy bien presentado y rico, pero siempre lo mismo. Además tenía la sensación de que estaba tan contado que hasta un día me dio apuro ir a pedir más pan, y hasta me miraron extrañados, pero me dieron otra ración sin problema. Creo que una cestita con pan y bollería no cuesta tanto y se satisface también a los paladares más golosos.
Lo mejor de Le Bougainvillier
- La ubicación, sólo por eso ya merece la pena elegir este hotel para dormir en Luang Prabang.
- Limpieza impecable.
- El conjunto del hotel, con su jardín, su edificio histórico y su decoración.
- La atención de Valerie. Cualquier duda la resuelve y ayuda a solucionar cualquier problema.
- Me encantó la iluminación de la habitación, con suficientes puntos de luz perfectamente repartidos.
- Buen aislamiento lumínico.
- A la llegada teníamos dos botellas de agua de cortesía en la habitación. Nos explicaron que en los siguientes días podríamos rellenar esas botellas o el bidón que teníamos en la nevera en un dispensador de agua potable en el edificio de entramado. Me encantó ese pequeño detalle, y espero que poco a poco eliminen también esas dos botellas de plástico.
- El espacio del desayuno, junto a la calle. Perfecto para empezar a disfrutar del ambiente de la ciudad desde primera hora del día.
- No hay televisión en las habitaciones. Ni falta que hace.
- Los suelos de madera, un placer caminar descalzo por ellos.
No me gusto en Le Bougainvillier
- La cama para nosotros resultó demasiado firme, lo mismo que las almohadas, demasiado duras y altas.
- Al abrir la ventana del baño entraba un olor intenso a pocete.
- El desayuno me pareció poco variado, eché en falta algo de bollería y no tener la sensación de que todo estaba contado. El pan en una cestita, algo más de mantequilla y mermelada,… Aún así reconozco que todo lo que llegaba a la mesa estaba rico y siempre bien presentado. Lo mejor: los zumos.
- El precio. No es ni mucho menos un hotel caro para los bolsillos europeos, pero al pagar por un hotel de dos estrellas en Laos 60 € por noche la verdad es que esperaba algo más.
Si me preguntáis si os recomiendo este hotel os diría que sí por todo lo bueno que tiene. Pero por ese precio creo que se pueden encontrar hoteles igual de bien ubicados e incluso, por solo un poquito más, encontrar algún alojamiento para dormir en Luang Prabang de categoría superior con todos los servicios que casi siempre ello lleva asociado.
Cómo llegar a Le Bougainvillier
Ya os decía arriba que llegar a este hotel es sencillo desde la parada de las minivan en el centro de Luang Prabang. En 10 minutos estás en la puerta de Le Bougainvillier. Sin embargo, si llegas a la ciudad en autobús o en avión, tendrás que recurrir a un taxi o tuk tuk para ir hasta el hotel. El problema es que estos transportes no pueden llegar hasta la puerta del hotel y te dejaran cerca, pero no delante del alojamiento.
Si llevas poco equipaje cómo nosotros, esto no debe ser problema. Pero si vas muy cargado, con varias maletas o con niños y todo los que ellos conllevan, debes tener en cuenta que tendrás que caminar algunos metros para poder llegar a este establecimiento en el que dormir en Luang Prabang. Y puede que a tu llegada o salida del hotel se este celebrando el mercado matutino, algo que entorpece el atravesar la calle que lleva hasta Le Bougainvillier cuando se va cargado.
En cuanto al precio de un tuk tuk para ir al centro de Luang Prabang desde el aeropuerto (o viceversa) es 50.000 kips ó 6 $.
6 comentarios
Aunque de momento no tenemos previsto viajar a Laos, nos gusta leer este tipo de post sobre hoteles ya que siempre viene bien conocer la experiencia de otros viajeros para no pagar de más ni llevarse sorpresas desagradables. 😉
El desayuno tiene buena pinta pero, como dices, no estaría de más que pusieran una cestita con bollería para los viajeros que somos más golosos. 😉
Saludos.
Yo no soy golosa, pero un bollito para acompañar el té no estaría de mas. 🙂
No está mal el hotel, pero como tu dices, quizá 60 USD sea un pelín caro para Luang Prabang. Eso sí, mejor que el nuestro, desde luego. Como comento en mi post, nosotros no acertamos en el hotel de Luang Prabang. Eso sí, la maravilla de ciudad lo compensa!
El hotel es muy coqueto, está muy bien situado y super limpio. Además tanto la dueña como el resto del personal son encantadores. Pero 60 dólares… Los pagué con agrado, pero sigo pensando que por ese precio podría haber encontrado algo mejor aunque seguramente hubiera tenido que sacrificar la ubicación.
Kris, que nostalgia me dio leer tu artículo!!! El año pasado conocí Luang Prabang, como parte de un viaje por otros países del Sudeste. Fui sin expectativas y quedé enamorada, fueron apenas dos días así que me quedé con gusto a poco y quiero volver!!! Respecto a hotelería es como decís, cuando una viene de países donde es tan barata como Vietnam o Camboya aquí se nota la diferencia… y probablemente tenga que ver que como no hay tanta oferta que les compita pueden darse ese lujo.
Carina, estoy convencida de que se trata de un tema de oferta y demanda. Además Laos, aunque es barato, no lo es tanto como sus países vecinos. Con todo y con esos volvería a ese país a pasar una larga temporada.