Si hace un par de meses me hubieran preguntado sobre la comarca barcelonesa de Anoia no hubiera podido decir nada sobre ella, para mi era un lugar tan desconocido como lo es incluso para mucha gente de la provincia. Cuando me puse a preparar mis escapadas primaverales como descubridora de Barcelona con Minube encontré que Anoia es un lugar con mucho patrimonio e historia, y sin embargo es uno de los lugares menos turístico de la esta provincia catalana. De modo que me puse a investigar, a documentarme sobre todo lo que podía encontrar en la comarca. Primero me centré en los pueblos más bonitos de Anoia, esos que parecían tener un encanto especial. Copóns, Pujalt o Conill son pequeñas localidades con iglesias románicas, casas de piedra y un impresionantes paisaje rodeándolas. Más tarde decidí que a esa ruta había que añadir algunos de los castillos de Anoia, y es que no solo Castilla cuenta con un buen número de estos edificios. Si no me creéis, seguidme por tierras de Barcelona para conocer algunos castillos en enclaves realmente espectaculares.
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Castillos de Anoia
Confieso que llevaba una larga lista de castillos de Anoia para visitar. Sabía que estos estarían en distinto estado de conservación. Pude encontrar todos ellos, pero lo más sorprendente fue que en algún momento en el que el navegador del coche parecía no localizar lo que yo buscaba, paraba para preguntar. Y la gente de la localidad a la que pertenecían los restos del castillo por el que yo preguntaba tan siquiera sabían de su existencia. Incluso probaba a mostrar fotos en el móvil… y ni con esas. Imaginad lo desconocidos que pueden llegar a ser estos castillos de Anoia. Un verdadero tesoro del que poca gente conoce la existencia.
Castillo de Claramunt
Este castillo de Anoia se puede visitar en La Pobla de Claramunt, un localidad cercana a Igualada. Es sin duda el mayor atractivo de la localidad, a la vez que es el único de los castillos de Anoia abierto al público (desde 1997) y en buen estado de conservación. Llegar a él no es complicado, tan solo hay que seguir la indicaciones en la carretera que indican donde desviarse. En ese camino se puede circular, pero solamente uno metros. Luego hay que aparcar el coche y continuar a pie el ascenso. A mi me tocó hacerlo a pleno sol y reconozco que no fue plato de buen gusto subir ese pronunciada cuesta de más de un kilómetro. En algunos puntos hay sombra, bancos y miradores, algo que sin duda se agradece para hacer una parada antes de llegar a lo más alto de la colina en la que está el castillo.
Lo primero que se ve al llegar al edificio son sus murallas exteriores, con algunos de sus bastiones. Hay que respirar, coger fuerzas y continuar caminando unos metros más hasta el acceso al interior del castillo. Yo encontré la puerta cerrada, pero un cartel indicaba que se llamará al timbre para que acudieran a abrir. En pocos minutos estaba dentro, y tras pagar la entrada puede recorrer todo lo que se conserva en este edificio construido en el siglo X. Este castillo de Anoia perteneció a los señores de Claramunt, que más tarde traspasaron el señorío a los Cardona. Los Cardona-Medinaceli fueron los últimos señores feudales del bastión, hasta que en el siglo XIX se abolió por completo el régimen feudal.
Los muros del castillo encierran en su interior distintas construcciones, algunas de ellas, salas cerradas de distinto tamaño, se ha convertido en espacio para exposiciones relacionadas con el castillo. Otros lugares, como la torre del homenaje, la torre cuadrada o las murallas, se pueden observar desde distintos puntos y ofrecen una buena panorámica del paisaje que rodea la colina. En el nivel inferior del castillo se puede acceder a la restaurada capilla de Santa Margarita o contemplar las impresionantes ruinas de la Iglesia de Santa María.
Hoy en día, aparte de ser visitado por los turistas que se animan a llegar a la comarca de Anoia, las murallas del castillo también acogen la Fiesta de la Santa Cruz, una de las más multitudinarias que se celebran en La Pobla. La fecha: el 1 de mayo.
Torre de la Manresana
No es mucho lo que queda del castillo cercano a El Prats del Rei, poco más que algunos basamentos de la muralla. Sin embargo muy cerca de las ruinas está al torre de la Manresana, una estructura de 20 metros de altura, atalaya perfecta para disfrutar de unas vistas preciosas de las tierras de Anoia. En su tiempo, allá por el siglo X, formaba parte de una red de torres vigía, siendo esta la mejor conservada de todas ellas.
Acceder a este lugar es sencillo, al contrario que para llegar a otros castillos de Anoia, aquí el camino es carretera y no hay que llenarse del polvo ni recorrer un camino lleno de piedras. Se puede aparcar a pocos metros de la torre y desde allí caminar para acceder a su interior. Hay una escalera exterior que permite subir hasta el primer nivel del interior de la torre, y desde ese punto continuar es ascenso hasta lo más alto por la escalera interior.
Si uno llega hasta esta torre, debe aprovechar para conocer la cercana iglesia de Sant Andreu, un templo románico del siglo XI rodeado de tierras de labranza. También hay que recordar que este lugar forma parte de la conocida Ruta 1714 que recorre lugares que tuvieron relevancia durante la Guerra de Secesión que enfrentó a austracistas y borbones.
Castillo de Boixadors
Este es uno de los castillos de Anoia a los que es más complicado llegar. No por estar mal indicado, o porque el navegador no lo encuentre. Es complicado porque el camino está en no muy buen estado. Baches, piedras, cuestas, arena,…. La cosa empieza bien. Luego parece que se va haciendo algo más difícil seguir el camino. Y al final uno se termina preguntado que hace allí metido, solo y seguramente sin cobertura en el móvil si termina pinchando una rueda con tanta piedra.
Me sentí muy perdida y más de una vez pensé que hacía yo allí metida, sin tener claro si lo que iba a encontrar era lo que esperaba, si el coche sería capaz de llevarme hasta el final del camino o si al final tendría que abandonar. Pero al final conseguí llegar a mi destino. Y allí estaba el castillo de Boixadors, en una atalaya privilegiada sobre las tierras de Anoia, diciendo “aquí llevo diez siglos, he sido testigo de varias guerras y he pasado por manos de distintas sagas familiares. Aunque me veas maltrecho y no sea ni sombra de lo que fui, sigo siendo parte de la historia de estas tierras”.
No pude visitar el interior, ni tampoco la capilla anexa de Sant Pere, pues solamente se abre al público en visitas guiadas los primeros domingos de mes. Aún así, la vista del conjunto desde la distancia impresiona, y una vez junto al castillo se pueden ver sus murallas y contemplar la torre circular de tres niveles. El castillo, construido inicialmente en el siglo XI, se amplió con murallas y otras construcciones en los siglo XIV y XVI.
Castillo de Queralt
Para alcanzar este castillo de Anoia hay que circular por un camino de esos que dejan el coche cubierto de polvo y que parecen no tener fin. No se ve el destino hasta que no estás prácticamente bajo sus muros. Una vez allí, es un placer sentarse sin más. Relajarse, respirar hondo. Escuchar el silencio solo roto por el trino de los pájaros. Parece que estás a kilómetros de la civilización, y sin embargo no es tanta la distancia hasta alguna gran ciudad como Igualada.
Lo que queda del castillo de Queralt, construido en el siglo X, son poco más que unos muros en pie en lo alto de una colina. Se puede subir caminando hasta ellos y contemplar desde allí las mismas tierras que hace siglos podían ver los señores del castillo, así como buscar lo que queda de algunas estancias y de la cisterna. Y a sus pies, como ocurre en otros castillo de la comarca, una iglesia románica que ha sabido soportar mejor el paso del tiempo que el propio castillo construido para ser inexpugnable.
Castillo de Tous
Este edificio es otro de esos castillos de Anoia que se encuentran en buen estado de conservación y a los que se puede llegar de forma sencilla. En sus orígenes este castillo contaba con dos recintos: el superior, residencia de los nobles, y el inferior, entre cuyos edificios se encontraba la iglesia de San Martin. De este último recinto poco queda aparte del templo y algunos tramos de murallas entre las actuales construcciones de la población.
En este caso el castillo es una propiedad privada y el acceso a su interior está restringido. Pero puede que si decidís llegar hasta él la suerte os sonría como lo hizo conmigo, y ese día el castillo esté abierto al público por algún motivo. En mi caso, tras dejar el coche aparcado a los pies de este castillo de Sant Martí de Tous, di una vuelta alrededor de los imponentes muros del edificio. Y de repente me encontré en un acceso con un gran prohibido el paso pero abierto. Dudé que hacer… y la curiosidad me pudo, así que dejé atrás la prohibición y caminé hacía lo que parecía la entrada al edificio. Allí me encontré con una mujer del pueblo que me dijo “corre, que hoy está abierto por la presentación de un libro y al menos podrás ver una sala y el patio”.
La hice caso y llegué a un precioso patio con flores, plantas, un patio y bonitas ventanas góticas que suavizaban la rigidez de las altas paredes de piedra del castillo. Aproveché para disfrutar un rato del privilegió que estar allí. Hice algunas fotos, asomé la nariz a la sala abierta en ese momento y poco más. Sin embargo más tarde me comentaron en el pueblo que se puede concertar visitas guiadas el segundo y último sábado de cada mes. Yo desde luego, después de ver lo poco que vi, os animo a visitar este castillo medieval uno de esos días y poder descubrir que encierran esos muros que domina una alta torre almenada. Además desde julio de 2017 el castillo estará de nuevo abierto al público y será un espacio dedicado a la celebración de diversos eventos.
Castillo de Miralles
A poca distancia de Santa María de Miralles se puede visitar unos de los castillos de Anoia más extensos, aunque por desgracia está prácticamente en estado de ruina. Aún así, se pueden distinguir sus murallas y apreciar que el recinto estaba formado por dos recintos diferenciados. El superior, a mayor altura, estaba formado por un recinto rectangular al que se puede acceder y comprobar que los muros prácticamente siguen el perímetro de la roca sobre la que se construyeron. El nivel inferior, del que se conservan alguno muros y parte de una torre cuadrada, ocupa toda la explanada inferior y en su interior se puede ver la bien conservada iglesia románica de Santa María de Miralles.
Miralles fue uno de los primeros castillos de frontera de Anoia levantados por los catalanes durante la etapa de repoblamiento cristiano tras reconquistar la comarca a los sarracenos, a mediados del siglo X. Este castillo formó parte de la extensa red de fortificaciones fronterizas de la Marca Hispánica con territorios musulmanes.
Estos son solamente algunos de los castillos de Anoia, una comarca que me ha sorprendido en todos los aspectos y que no sé si en algún momento del año lucirá más bonita que durante la primavera. En su territorio podéis encontrar muchos más castillos, pueblos encantadores y una paisaje que uno quisiera dejar para siempre grabado en la retina.
Esto es #Descubriendocatalunya y con la ayuda de Barcelona es mucho MAS pienso seguir buscando lugares bellos y sobre todo poco conocidos. El mes que viene será el último de este proyecto, han sido seis meses de aprender y conocer lugares nuevos en una provincia de la que sus habitantes me decían que todo estaba ya descubierto. Me alegro infinito de haber sido capaz de haber llegado a tantos lugares nuevos y haberlos compartido. Espero que con este trabajo más de uno se anime a conocer Barcelona más allá de las Ramblas y Gaudí.
9 comentarios
Ya me comentaste en directo que esta comarca merece mucho la pena. Y será que es verdad. Pues fíhate que yo solo he visitado las cavas codorniu y de pequeño. A ver si encuentro un fin de semana para armar el recorrido. Me ha encantado esta iglesia románica del castillo de Queralt, tan simple, con su espadaña y sus lesenas. Preciosa.
Creo que te ha venido de perlas que haya ido a descubrir Barcelona. Solo espero que de verdad de animes a recorres Anoia ¡¡¡porque es una joya!!!
Una zona totalmente desconocida para mí, no había oído hablar nunca de ella. Me encantan los castillos en ruinas. Así que esta ruta me la apunto 🙂
Estoy segura de que te encantará 😉
Acabamos de estar 15 días por Cataluña y después de ver 1000 sitios, cada vez que veo un post de algo que me gusta y de lo que estuve cerca y no vi, ne pongo mala jajaja. Voy a tener que volver! Qué buen recorrido Cris.
Un beso
Carmen
Ains Carmen… pero tú no haces pereza. Apunta ¡¡y para la próxima!!
Pues en la comarca de la Segarra no te los acabas.
Hola Cris,
Pues reconozco que yo tampoco tenía idea de esta colección de castillos. Menuda ruta más interesante que hicisteis.
Una penilla que no pueda visitarse el interior y que de algunos solo queden los restos. Qué suerte que al menos pudieseis asomaros al de Tous 🙂
Como curiosidad, en Ourense, cerca de Ribadavia hay un pequeño pueblecito que se llama A Arnoia. No tiene castillo pero sí una fiesta dedicada al pimiento jajaja.
Me ha encantado el paseo. ¡Un abrazo!
Pues todo esto lo disfruté sola, fue una de esas escapadas que hice como embajadora de la provincia de Barcelona para Minube. Toda una experiencia descubrir tantos lugares que los que mucha gente de la provincia no había oído ni hablar. ¡Un abrazo y vivan los pimientos!