Cartuja de Padula y el claustro más grande del mundo

por Cristina Monsalvo
Cartuja de Padula

Uno de los lugares más fascinantes que se pueden ver la región italiana de Campania es la Cartuja de San Lorenzo de Padula. Un edificio que data de principios del siglo XIV y que forma parte de lugares Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1998.

La Orden de los Cartujos

Para entender un poco la distribución de la Cartuja de Padula, no está de más conocer cómo era la vida de los monjes cartujos, orden fundada por San Bruno y San Hugo, que se caracteriza por la vida contemplativa, solitaria y austera de quienes pertenecen a ella. Los cartujos no pueden hablar. Tan solo tienen permiso para ello un día a la semana, durante las horas del paseo que pueden dar por los terrenos de monasterio.

Cuando los monjes ingresan en una cartuja y hacen sus votos, pueden elegir entre dedicarse por completo a la oración, casi siempre dentro de sus celdas, o invertir el tiempo trabajando. Ya sea en los huertos, en la  cocina o en la lavandería. Los segundos sirven a los primeros, pero pasan más tiempo acompañados. Aunque no puedan hablar entre ellos.

Cartuja de San Lorenzo de Padula

La Cartuja de Padula es el segundo monasterio cartujo en tamaño de Italia, solamente superado por la cartuja de Parma. Es también uno de los recintos monásticos más grandes de Europa. Ocupa un terreno de nada menos que 250.000 m2. En ellos hay jardines, huertos y, por supuesto, todas las estancias del monasterio. Y también varios claustros. Uno de ellos tiene un tamaño de 12.000 m2, lo que le convierte en el más grande del mundo.

Sin duda, cuando se lee cualquier información sobre esta lugar, los números resultan abrumadores. La cartuja tiene 320 estancias (entre habitaciones y salones), 500 puertas, 100 chimeneas, 41 fuentes y 52 escaleras. Si queréis seguir contabilizando números, añadir las 550 ventanas, las 300 columnas y los 2.500 metros de pasillos y galerías.

A la vista de todo eso, no hay duda de que esta cartuja (certosa en italiano) no se ve en un ratito. Hay que tener tiempo. Primero para llegar hasta ella, porque no está cerca de nada. Y segundo, para hacer la visita. Nosotros empleamos unas tres horas en recorrer el interior del monasterio y dar un paseo por los jardines. Eso teniendo en cuenta que la biblioteca estaba cerrada por mantenimiento y las escaleras más famosas, con el acceso cerrado.

Dónde está Padula

Lo primero que tenemos que saber es que la Cartuja de San Lorenzo de Padula se encuentra el Parque Nacional de Cilento y Vallo di Diano (también Patrimonio de la Humanidad). Aproximadamente a 90 minutos en coche de Nápoles, a 1 hora de Salerno y a casi dos horas del Palacio Real de Caserta, otro de los lugares que bien merecen una visita en Campania.

Si te preguntas cómo llegar a Padula, la respuesta es que la mejor opción es el coche. No hay transporte público directo desde ninguna gran ciudad. Pero si quieres conocer este tremendo monasterio y no te queda más remedio que recurrir al transporte público, puedes ir de Salerno a Battiplaglia y en esta última localidad coger el autobús hasta Padula.

Los que lleguéis en coche, tened en cuenta que la calle que lleva a la puerta de la cartuja es peatonal. Hay un parking bastante amplio a unos 600 metros. Nosotros en junio no tuvimos que pagar, pero me da la impresión de que durante la temporada alta debe ser de pago.

Qué ver en la Cartuja de Padula

Los lugares que ver en esta cartuja italiana comienzan antes incluso de entrar en ella. Porque unos metros antes de su entrada se tiene una vista magnífica de Padula, el pueblo, trepando por la montaña. Basta cruzar la puerta para empezar rápidamente a ver lo que la cartuja tiene que mostrar al visitante.

Cartuja de Padula

Aunque el estilo arquitectónico y decorativo que predomina en la cartuja es el barroco, hay que recordar que este lugar tiene una historia viva de 450 años, por lo que hay espacios que nos trasladarán a la Edad Media. Durante la visita hay que ir muy atentos a techos, suelos y paredes. Los mármoles y los frescos son los elementos decorativos que hacen único a este monasterio.

Hay que saber, también, que el primer patio de la cartuja era un espacio público. En él se celebraban mercados y estaba abierto a vecinos y comerciantes. Por la noche, se cerraba y todo el monasterio era solamente para los monjes que lo habitaban.

La mejor forma de conocer la Cartuja de Padula y descubrir su historia y también sus curiosidades y anécdotas es sin duda de la mano de un guía conocedor del lugar. Si os interesa, podéis reservar una visita guiada privada por la Cartuja de Padula. Dura dos horas, se realiza en español y el precio es para grupos de hasta 25 personas.

Farmacia de la Certosa

La lista de esos lugares que ver en la Cartuja de Padula continúa en la propia taquilla, ya que esta se ubica en lo que fue la botica del monasterio. No olvidéis fijaros en los detalles decorativos de la sala. Ni de salir a su logia, una galería exterior con arcos sobre columnas y pinturas en su paredes.

Cartuja de Padula

Patio de la botica

Al salir de la taquilla/farmacia, no hay que dejarse cegar por la fachada que da ingreso al espacio monacal. Antes, al principio del patio, hay que ir hacia la izquierda. Así se llega a un gran patio, el mismo que se ve desde la logia de la botica. Es probablemente el espacio más medieval de la cartuja. Se pueden ver, muy bien restaurados, los espacios que servían como establos y graneros.

Cartuja de Padula

Al regresar al patio principal, hay que ir a la derecha. Es muy interesante visitar las salas que se han adaptado para el turismo, con audiovisuales muy entretenidos (en italiano con subtítulos en inglés) que cuentan las historia de la Certosa de San Lorenzo de Padula y de la forma de vida de los monjes que lo habitaron.

Fachada principal

Lo siguiente que hay que hacer esa acceder al interior del monasterio subiendo las escaleras de la fachada renacentista del edificio. No os será complicado encontrar la imagen de San Pedro en una de su hornacinas. Ni tampoco a los cuatro evangelistas asomando sobre las ventanas del piso superior.

Una vez dentro de la cartuja, es imprescindible seguir las flechas que indican el sentido de la visita. De otro modo, y dadas las dimensiones del lugar, puede que os perdáis algo durante el recorrido. O que terminéis volviendo una y otra vez al mismo lugar.

Os animo también a hacer una foto a un plano que encontraréis. Eso os ayudará a orientaros y saber en cada momento en el lugar os encontráis.

Chiostro della foresteria

El primero de los claustros que se ven durante el recorrido por la Cartuja de Padula es éste. La traducción es “claustro de la casa de huéspedes”. Y es que en este pequeño pero espectacular espacio se alojaban los visitantes importantes que llegaban a este rincón de Italia. Si bien el piso alto no se puede visitar, desde la parte baja se pueden distinguir las pinturas que decoran la galería superior.

Iglesia de la Cartuja de Padula

La puerta de la iglesia de la cartuja se encuentra en el anterior claustro. Basta entrar en ella para apreciar que es uno de los espacios más magníficos por los que vamos a pasar. Desde el curioso diseño del suelo (el mármol de colores hace que parezcan cubos) hasta las pinturas de paredes y techos son magníficas. Sin olvidar tampoco los altares decorados con motivos florales en mármol de colores.

Para llegar al altar mayor hay que rodear la iglesia por la derecha pasando por capillas laterales, la sacristía y la sala del tesoro. Todo antes de salir a un nuevo claustro, el del antiguo cementerio.

Otra de las puertas de este espacio abierto da acceso a uno de los lugares más importantes en cualquier monasterio: el refectorio.

Cocina de la cartuja

El siguiente lugar que se visita tiene acceso desde el claustro del antiguo cementerio. Es la cocina. Otro de esos espacios difíciles de olvidar de esta certosa del sur de Italia. Su gran tamaño, sus frescos, la zona de cocinado o las mesas de trabajo, de mármol, permiten imaginar la actividad que pudo llegar a haber en esta singular cocina en la que cuentan que en 1534 se preparó un tortilla de nada menos que 1.000 huevos para las tropas de Carlos V que estaba de paso en Padula.

Claustro grande

Saliendo de la cocina se llega a una pequeña logia que se abre a una patio ajardinado. Siguiendo hacia la izquierda, enseguida se llega a ese claustro que antes os decía es el más grande el mundo. Preparaos para caminar, porque parece que uno no llega nunca al final. Y hay que llegar, porque justo donde allí está la espectacular escalera monumental de la Cartuja de Padula.

Cartuja de Padula

En cuanto al claustro, es en él donde está el cementerio nuevo. Un recinto rodeado de calaveras de mármol. Aunque una de las cosas más atractivas que ver desde este gran espacio abierto es la vista de Padula tras los muros del monasterio.

Cartuja de Padula, Certosa di Padula

Es alrededor de este claustro donde están las celdas de los monjes. Se puede entrar a alguna de ellas para ver su distribución así como la decoración y las vistas que tenían del jardín cercado de la parte trasera.

Celda del prior

La mayor de todas esas celdas de la cartuja es la del prior. Es la primera a la izquierda justo al principio del claustro grande. Cuenta con varias estancias de gran tamaño en las que ahora se exponen fotografías de distintas cartujas del mundo. Hay que ir hasta la última de esas habitaciones para acceder al jardín privado del prior (ese que los monjes podían ver desde sus propias celdas).

Es un cuidado espacio con fuentes, flores ornamentales y grandes árboles. Pero sin duda es su logia decorada con frescos la estrella del jardín. Desde esa terraza, además, se pueden ver los inmensos jardines que rodean toda la cartuja.

Cartuja de Padula

Justo al lado de la entrada a la celda, hay una escalera en espiral que da acceso a la biblioteca revestida de madera. Cuando nosotros visitamos la cartuja la escalera estaba cerrada ya que en la biblioteca se estaban llevando a cabo trabajos de limpieza. Pero vosotros no os la perdáis, porque dicen que es una de las estancias más notables de la cartuja.

Museo Arqueológico de la Cartuja de Padula

La visita al interior de la Cartuja de San Lorenzo termina en el pequeño museo arqueológico que alberga el museo. En él se exponen muchos hallazgos arqueológicos de la zona de Padula. Visto el museo, se abandona la exposición a través del Claustro del Comendador, de estilo renacentista, arbolado y con una fuente en el centro.

Cuando se sale de la parte monástica, se puede ir hacia la derecha para visitar el enorme parque que rodea el edificio.

Precio y horario de la Cartuja de Padula

La Cartuja de Padula abre de miércoles a lunes de 9:00 a 19:00 horas. Cierra los martes.

En cuanto a los precios hay varias opciones que combinan el acceso a la cartuja con otras visitas en Padula. Nosotros elegimos la opción de visita completa al monasterio, y para ello, las tarifas son estas (se puede pagar con tarjeta de crédito):

  • Entrada completa 8 €.
  • De 18 a 25 años 4 €.
  • Menores de 18 años entrada gratuita.

En el interior de la cartuja hay aseos, así como una pequeña tienda de recuerdos y un bar en el que tomar un café o un tentempié ligero (por ejemplo pizza fritta, una de las cosas típicas que comer en Nápoles).

Qué ver en Padula

Ya que vais hasta Padula para ver su monumental cartuja, podéis daros una vuelta por el pueblo. Calles estrechas y empinadas os llevaran hasta lo más alto, a la Iglesia de San Miguel Arcangel. Eso sí, no vayáis pensando en conseguir desde allí una buena vista de la Cartuja de Padula. Los árboles frente a la iglesia y los tejados de las casas no os dejaran ver absolutamente nada.

Padula

Desde donde si se tiene una buen panorámica de la cartuja que permite hacerse una idea global de su tamaño es desde la Via Italo Balbo, concretamente desde el pequeño mirador con el Monumento a Joe Petrosino.

Cartuja de Padula

Precisamente uno de los lugares que ver en Padula es la casa de Joe Petrosino. Un vecino de la localidad que fue enviado a Nueva York para vivir con su abuelo y que termino siendo pionero en la lucha contra las organizaciones criminales.

El Museo Cívico Multimedia es otro de los lugares que se pueden visitar en Padula. Ocupa un edificio histórico de la población, cerca del Ayuntamiento. En su interior se da vida, a través de soportes multimedia, a la historia y la tradición del territorio.

Por último se puede visitar el Baptisterio de San Giovanni, uno de los más antiguos de occidente. En él se utilizaron restos romanos de una villa de época imperial. Para que esté abierto hay que concertar una cita previa, algo no siempre sencillo.

Dormir en Padula

Aquellos que lleguen a Padula para visitar su cartuja y el pueblo pueden animarse a hacer noche en este tranquilo pueblo. Llegan turistas, pero muy pocos que no san italianos. Así que seguro que disfrutáis de muchas tranquilidad si decidís pernoctar aquí.

La mejor opción (y también la más cara) para alojarse en Padula es el Hotel Certosa. Esta justo frente a la cartuja y además de tener parking gratuito y habitaciones modernas cuenta con una gran piscina. Algo que no está nada mal durante los cálidos veranos italianos.

Quizás también te interese

Dejar un comentario