Bruselas, la ciudad alta

por Cristina Monsalvo
Bruselas, Bélgica

No hay duda de que el lugar más famoso y visitado de Bruselas es la Grand Place. Desde mi humilde punto de vista es sin duda el lugar más bonito e interesante de la capital de Bélgica, pero hay más cosas que merecen la pena ser visitadas en esta ciudad.
Para empezar digamos que la citada plaza se encuentra en la parte baja, y que si nos dirigimos a la ciudad alta, además de conseguir unas bonitas vistas de la ciudad y sus edificios conoceremos otras plazas y lugares interesantes.
Y así comenzamos nuestro tercer día en el país, segundo en Bruselas, dirigiendo nuestros pasos hacia la parte alta de esta pequeña ciudad del norte de Europa.
Este segundo día lucía el sol, y esto inevitablemente hace que todo luzca más bonito, aunque el frío que hacía yo creo que era aún más intenso que el día de nuestra llegada. Nos dirigimos bien abrigados al metro para llegar al Parque del Cinquentenario. En él se encuentra el Palacio del mismo nombre cuyo elemento más llamativo es el arco del triunfo que recuerda a otras puertas triunfales europeas.

Ciudad alta Parque del Cincuentenario BruselasDesde allí y viendo a nuestro paso fuentes con el agua helada, alcanzamos la sede del Parlamento Europeo frente a la plaza de Luxemburgo, desde la que parte una avenida que nos llevó a los jardines del Palacio Real.

Ciudad alta Bruselas, BélgicaMuy cerca de donde estábamos se encontraba la Catedral de San Michel, una gran estructura gótica que es sin duda la iglesia más bonita de Bruselas. En su interior vimos una curiosa exposición de nacimientos de todo el mundo, donde las figuras en unos casos iban ataviadas al estilo occidental, pero en otras representabas personas negras, orientales y la ropa difería mucho de lo que nosotros imaginamos que debía llevar la Sagrada Familia cuando nació Jesús.

Ciudad alta Catedral de BruselasNuestro paseo continuó por el límite entre la ciudad alta y la baja hasta que llegamos a la fachada del Palacio Real desde la que seguimos caminando hasta alcanzar dos pequeñas plazas, la de Petit Sablon ocupada por un romántico jardín, y la de Grand Sablon, más amplia, con edificios que albergan restaurantes y chocolaterías y con una iglesia en uno de sus laterales.

Ciudad alta Grand Sablon BruselasEn la ciudad baja aún os quedaban por ver un par de las cosas más conocidas de Bruselas, ambas cercanas a la Grand Place: las galerías comerciales St.Hubert, muy similares a las que hay en Londres o París, y una pequeña escultura: el Manneken Pis. Abandonamos por tanto la ciudad alta para visitar esos dos lugares, y para luego comer en Chez León uno de los más famosos platos de la ciudad: los moules-frites (mejillones). Muy cerca de este local, buscamos y encontramos a la réplica femenina de niño meón: Jeanneke Pis.

Galerías Sant Hubert BruselasNuestro avión salía tarde, así que aprovechamos las últimas horas luz y sol para recorrer por última vez esta ciudad que huele a chocolate, cerveza y mejillones, que invita al paseo relajado y en la que degustar su gastronomía es parte importante del viaje.

¿Volveremos? Es probable, pero seguramente en otra época con menos frío y más horas de sol.

Nota: durante este día visitamos el Museo Horta, pero no recuerdo si fue antes de llegar al Parlamento. Si recuerdo que llegamos caminando desde una estación de metro… Lo comento porque me pareció uno de esos museos que merecen la pena, que si no se visita en Bruselas no se puede ver en ningún otro lugar. Es la casa de Victor Horta, arquitecto belga pionero en el Modernismo, y el lugar que menciono permite contemplar como era un vivienda / taller concebida en ese estilo que además es Patrimonio de la Unesco.

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2 comentarios

Carmen (Viajes y Rutas) 26/10/2017 - 10:36 PM

Es tan bonito Bruselas!! He estado dos veces la primera de viaje de novios (ya llovió). Me trae tan buenos recuerdos!! Después de leerte me apetece una barbaridad regresar, pero no en invierno, que os he visto cara de frio jajaja.
Un abrazo
Carmen

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Cristina 29/10/2017 - 8:42 PM

Jajajaja… lo bueno de viajar cuando hace frío es que hay menos valientes por la calle y uno disfruta con más tranquilidad de los lugares. Un abrazo.

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