Barabas Luzern: dormir en un hotel prisión en Suiza

por Cristina Monsalvo
Hotel prisión Barabas Lucerna, Suiza

Si estáis cansados de los hoteles cortados por el mismo patrón y os gustan los lugares originales con historia, en Lucerna podéis alojaros en Barabas Luzern. Un hotel prisión en el corazón de una de las ciudades más bonitas de Suiza. ¿Te atreves a dormir entre rejas?

Las dos noches que pasamos en Lucerna dormimos en este hotel que ocupa una antigua prisión. Es un lugar singular que ha aprovechado las instalaciones de la antigua cárcel de la ciudad para instalar uno de esos hoteles en los que uno no olvida haberse alojado.

Hotel prisión Barabas Lucerna, Suiza

Cuando estuvimos allí alojadas mi amiga Cris y yo pregunté a los seguidores en redes sociales si estarían dispuestos a dormir en un hotel prisión. Muchos dijeron que les daría “mal rollo”. Algunos decían que no se sentirían cómodos durmiendo entre rejas o detrás de esas imponentes puertas, las misma que antes cerraban las celdas de los presos. Otros pensaban en las energías que podían sentir en un lugar con una historia no precisamente agradable.

Yo solamente os puedo decir, después de haber dormido allí, que es igual que dormir en cualquier otro hotel. La puerta la abres y cierras cuando decides. No hay carceleros que te cierren bajo siete candados. Igual somos poco sensibles, pero ninguna noto malas energías ni sensaciones extrañas.

Eso sí, tengo que contar que mi amiga es un poco miedosa. Y la primera noche decía que le daba un poco de miedo estar allí. Sobre todo cuando yo empecé a pensar en voz alta cómo serían las personas que estuvieron encerradas en aquella celda hoy convertida en habitación de hotel. ¿Serían ladrones o asesinos? Es algo que me generó cierta curiosidad, pero que no me quitó el sueño.

Dónde está el hotel prisión Barabas Luzern

La ubicación de este hotel y antigua prisión no puede ser mejor. Se encuentra en Löwengraben 18, a pocos metros de los lugares que ver en Lucerna y de muchos restaurantes, el Barabas Luzern es perfecto para alojarse en un viaje de turismo a esta ciudad suiza al borde del Lago de los Cuatro Cantones.

La estación de tren y el embarcadero desde el que subir a los barcos que llevan al Monte Rigi y otros lugares cerca de Lucerna están a tan solo 10 minutos a pie.

Además, la calle del hotel es tranquila. Algo que sumado a los gruesos muros del edificio convierten a este hotel es un lugar muy tranquilo en el que descansar tras un día conociendo Lucerna.

Barabas Luzern, un hotel que fue prisión

La gris y sobria fachada del Barabas Luzern recuerda la función que antiguamente tuvo este hotel, el de prisión. Sin embargo, tras esos gruesos muros y ventanas con rejas, el aspecto se suaviza. La recepción es cómoda y alegre, con un personal joven y dispuesto a ayudar al huésped en todo lo posible (no hay que asustarse ante las esposas que cuelgan de las pared).

Se conservan las antiguas escaleras y las rejas que aislaban unas zonas del edificio del otras. Las puertas de las celdas, cerrojos incluidos, siguen siendo las puertas de las habitaciones. Pero aparte de eso, el hotel ha conseguido mantener la esencia de la antigua prisión aportando comodidad a quienes allí se alojan. Con espacios comunes de ocio y habitaciones que a pesar de todo, son más confortables de lo que fueron antaño.

En los pasillos que llevan a las habitaciones es el lugar en el que más se tiene la sensación de estar dentro de una cárcel. Las puertas con grandes cerrojos y la falta de luz pueden hacer que a más de uno se le pongan los pelos como escarpias. Incluso alguno puede plantearse cómo ha llegado a estar ahí.

Hotel prisión Barabas Lucerna, Suiza

Pero tranquilos, todo son sensaciones. Porque alojarse en el Barabas Luzern Hotel no es alojarse en una prisión. Es hacerlo en un edificio que lo fue y del que ahora, todo el que entra, puede salir cuando le apetece.

Habitaciones en el Barabas Hotel Luzern

Las habitaciones en este hotel se reparten en los tres pisos superiores del edificio. Nuestra habitación/celda, la 113, estaba en el primer piso, en un pasillo más amplio que otros que más tarde vimos.

Ya os decía que las puertas en este hotel prisión son las mismas que había cuando detrás de ellas había presos y no turistas deseando conocer Lucerna. Ahora nadie viene a cerrar llaves ni candados. Se utilizan modernas llaves electrónicas que dar acceso a la habitación, a un patio del que luego os hablaré y al edificio cuando por la noche, por seguridad, cierra su puerta de entrada.

La “celda” en la que nos alojamos es como esas que se ven en las películas. Gruesos muros, un ventana con rejas en lo más alto y un lavabo dentro de la estancia. El espacio no es muy grande, sobre todo porque se ha instalado un habitáculo con el inodoro y la ducha (menos mal que el inodoro no está a la vista).

Hotel prisión Barabas Lucerna, Suiza

Algunas de las antiguas celdas de este hotel prisión tienen dos camas bajas. Otras, como la nuestra, una litera y una cama baja. En otras, hay dos literas. La nuestra tenía el baño dentro, pero algunas otras tienen baño privado externo.

Zonas comunes en el Barabas Luzern

Antes os hablaba de una puerta en el pasillo de nuestra habitación. Pues bien, dicha puerta da acceso a una zona perfecta en la que disfrutar del aire libre, algo que seguro apreciaban especialmente los presos que estuvieron en este ahora hotel prisión. Se trata de un patio con altos muros pero ideal para tumbarse a descansar en las sillas allí instaladas. O aprovechar las mesas y sillas bajo los árboles para comer algo ligero. Resulta un espacio de esparcimiento bastante agradable.

También en nuestra planta, en la que fue celda 121, hay una pequeña sala de estar con sofás, juegos de mesa y hasta un futbolín. En el espacio en el que está este último, hay un bonito mural del que luego os hablaré.

El último espacio que comparten los huéspedes del Barabas Luzern Hotel es el comedor en el que se sirven los desayunos. Un espacio muy amplio y luminoso gracias a la gran claraboya que se abre al patio que os he mencionado.

Hotel prisión Barabas Lucerna, Suiza

Desayuno en un hotel prisión

Cómo dicen en el propio Barabas Luzern, en este hotel no solamente te darán pan y agua para desayunar. Ahora quienes se alojan en este hotel antes prisión pueden tomar un variado desayuno por 13 €. Puede parecer caro, pero viendo los precios que se gastan en Suiza y la cantidad de productos que forman parte del desayuno buffet, os aseguro que sale muy a cuenta.

Fruta, huevos, yogures, cereales, zumos, mermeladas, quesos, embutidos y el mejor pan que he comido en Suiza son algunas de las cosas que se pueden tomar para desayunar en el Barabas Hotel Luzern. Todo se repone en cuanto falta. Tengo que decir que solamente hubo una cosa que eché en falta: un tostador para el pan.

Historia del Barabas Hotel Luzern

Ya es he contado cómo es ahora este hotel en el que dormir en Lucerna. Pero merece la pena conocer un poco de su historia.

Esta prisión, la primera de la región, fue construida en 1862. Contaba con 55 celdas, algunas de ellas destinadas a las mujeres.  Funcionó como cárcel durante más de un siglo, hasta que los presos fueron trasladados, a finales del siglo XX, a un nuevo edificio a pocos kilómetros de Lucerna. Hasta ese momento los reclusos tenían incluso que comer en sus celdas, puesto que no había comedores, ni más zonas comunes a las que pudieran acceder con seguridad para el personal, que el patio de la penitenciaria.

Hotel prisión Barabas Luzern

Tras el cierre, en 1998, de la antigua prisión de Lucerna, se descubrió en su interior una guillotina. Al parecer se utilizo por última vez en 1940 para la ejecución de un asesino.

Solamente un año más tarde, en 1999, se abrió el primer hotel prisión que ocupó el edificio. Cerró unos años después y en 2018 un nuevo equipo retomó el proyecto de tener uno hotel en la antigua cárcel. Fue entonces cuando abrió sus puertas el Hotel Barabás Luzern.

En cuanto al nombre de este hotel se debe a uno de los presos que estuvieron encerrados en él. Un artista, Hugo Siegrist, que firmaba sus obras con el nombre de Barabas. No fue un delincuente común: él estuvo preso en 1975 por ser objetor de conciencia.

Dejó un recuerdo de su paso por la prisión en la celda 121, esa que os he dicho que ahora es un espacio común para los huéspedes. Se trata de un mural en el que pintó todo lo que añoraba del exterior: vino, dinero, coches y mujeres. El mural sigue siendo uno de los recuerdos con más color de un lugar que debió tener más sombras que luces.

Hotel prisión Barabas Lucerna, Suiza

Hasta aquí lo que os puedo contar del Barabas Hotel Luzern. Un hotel con mucha historia tras los muros de lo que durante muchas décadas fue la prisión de Lucerna. ¿Te alojarías en este lugar?

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