El estado de Baviera se divide en seis regiones. Ansbach es la capital de una de ellas, Franconia Central, y se encuentra en la zona conocida como la Franconia Romántica. Se trata de una ciudad elegante, conocida por ser la ciudad del rococó en el sur de Alemania, un estilo sutil y delicado que tuvo mucho éxito a mediados del siglo XVIII en contraposición a la exuberancia del barroco, estilo con el que el rococó convivió durante algunas décadas.
Ansbach es actualmente una ciudad de tamaño medio, con 40.000 habitantes. Cuenta con un importante patrimonio arquitectónico y una animada vida social que se refleja en sus bares, cafés y restaurantes. Además, en ella se celebran de forma periódica festivales que atraen a miles de visitantes. Sin duda, una ciudad que ver en Baviera, muy cerca de la Ruta Romántica, que nadie debería perderse.
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Ansbach: un poquito de historia
Allá por el siglo VIII, San Gumberto, patrón de Ansbach, fundó un monasterio benedictino que parece ser fue el origen de la ciudad. Esta creció en torno a dicho monasterio, apareciendo como Ansbach por primera vez ya en el siglo XIII.
Pasados los siglos, la actual capital de Franconia Central quedó ligada a la Casa de Hohenzollern , una importante dinastía alemana que se dividió en dos ramas. Una de ellas fue la rama protestante que permaneció en Franconia, convirtiéndose en los margraves (algo así como marqueses) de Brandenburgo y Prusia.
Esos margraves mandaron construir importantes edificios en Ansbach. En algunos casos, para su propio disfrute. En otros, para mejorar la forma de vida de la gente de la ciudad. Pero cada uno de sus aportes fue haciendo que la fisonomía de la ciudad cambiara, al mismo ritmo que su poder aumentaba gracias a acuerdos matrimoniales y a su pericia en temas políticos.
Ya en el siglo XX, la ciudad se salvó de los bombardeos aliados que destruyeron ciudades tan cercanas como Núremberg o Frankfurt. Más tarde, Ansbach se convirtió en sede de las US Forces en territorio alemán.
Qué ver en Ansbach en un día
La mejor forma de disfrutar de la ciudad y conocer todos los lugares que hay en ella es hacerlo a pie. La ciudad es compacta, el centro histórico no muy grande. Por el camino siempre se encuentra una calle, una escultura o una puerta que invitan a desviarse o hacer un alto en el camino.
Un día es tiempo suficiente para conocer Ansbach. Solamente hay que tener en cuenta los horarios de visita a la Residencia y organizar el resto en base a ellos. Así que venga, vamos a dar un paseo de lo más interesante por una de las ciudades más bonitas de Franconia. Y recordad, durante vuestro recorrido por la ciudad, que en los edificios más importantes de la ciudad encontréis códigos QR. Con ellos podréis obtener toda la información sobre cada uno de los lugares que visitéis.
Residencia de Ansbach
También conocida como el Castillo de los Margrave, la Residencia de Ansbach es sin duda el edificio más destacado de la ciudad y la más refinada muestra rococó de la ciudad. La visita a este castillo (que a mí me parece un palacio, pero que para los alemanes es un castillo) es siempre guiada. En temporada alta es conveniente reservar con antelación para de ese modo elegir la hora en la que queremos realizar la visita.
El origen del edificio es medieval, algo que queda patente en la sala gótica que aloja las taquillas. También en esa gran sala se puede ver una bonita (y gran) colección de porcelanas de la antigua fábrica de la ciudad.
Ya en el siglo XVIII, el edificio medieval se transformó por completo para convertirse en la elegante residencia que podemos ver hoy en día. Fueron tres los arquitectos ligados al diseño del nuevo edificio: Gabriel de Gabrieli, Carl Friedrich von Zochay Leopoldo Retti. El último de ellos es probablemente el más conocido, y sus delicados diseños crearon unas delicadas y elegantes salas que han llegado intactas a nuestro días. La razón de ello es que a finales del siglo XVIII, el último margrave abdicó. La Residencia dejó de ser el hogar de un gobernante, por lo que no había razón para ir modernizando el edificio.
Este castillo que ver en Ansbach cuenta con más de 500 habitaciones, pero solamente se pueden visitar 27 de ellas. El salón de baile, la más elegante de todas ellas y la primera que se visita, está actualmente en rehabilitación (se prevé que los trabajos terminen en 2025). El objetivo es limpiar la suciedad que en pinturas, techos y paredes se ha ido acumulando a lo largo de los siglos.
El recorrido continúa por el precioso salón de espejos, para pasar luego de sala en sala por comedores, una impresionante habitación china, salones y dormitorios. En uno de ellos, el del margrave, se encuentra aún el único baño que había en el castillo.
Horarios de la Residencia de Ansbach
- Cerrado los lunes.
- De abril a septiembre de 9:00 a 18:00 horas.
- De octubre a marzo de 10:00 a 16:00 horas.
Las visitas se realizan solamente con guía (en inglés o alemán). Hay una cada hora, siendo la última una hora antes del cierre de la Residencia. La entrada general tiene un precio de 5 € y está prohibido hacer fotos en el interior. En mi caso pude hacerlas solicitando una petición expresa con antelación.
Jardines de la Residencia
Al contrario que en la Residencia de Würzburg y en tantos otros castillos de Franconia, en Ansbach los jardines están separados del edificio. Parece ser que para ellos puede haber dos razones. La primera, que los jardines debían tener unos límites rectos y ser simétricos, no era posible construirlos ni delante ni detrás del castillo sin destruir otros edificios.
La segunda, los malos olores. Ya os dije que solamente había un retrete en todo el castillo. De modo que quitando al margrave, todos los demás habitantes del lugar tiraban el contenido de sus orinales por las ventanas. El resultado, efectivamente, debía ser un olor muy desagradable.
Por ello, para entrar en los jardines de estilo barroco francés, hay que caminar unos metros desde la entrada principal de la Residencia. Lo primero que se ve es un lateral de la Orangerie, una preciosa construcción que precede a una serie de parterres y fuentes rodeados de tilos.
Un paseo por los jardines de estilo inglés que acompañan a los anteriores, permite llegar a monumentos que conmemoran a poetas, ministros y botánicos. Entre ellas destaca el monumento que recuerda a Kaspar Hauser. Un joven con una extraña historia (que os contaré más adelante) y que fue asesinado en estos jardines.
También merece la pena dar un paseo por el jardín de hierbas medicinales. En el se siguen plantando y cuidando las hierbas que el botánico Leonhart Fuchs ya utilizaba hace cinco siglos para tratar a los enfermos de la ciudad. Junto a muchas de ellas, el nombre en latín y una pequeña descripción que cuanta, tal y como lo hacía Fuchs, para que se podía utilizar.
Behringershof
Rodean la Residencia por la izquierda, llegamos a Johann-Sebastian-Bach-Platz. Es en esa calle/plaza donde se puede visitar Behringershof, uno de los lugares más encantadores de Ansbach.
Se trata de un patio que perteneció a un monasterio que hubo en este lugar en el siglo XVI. Está junto a la iglesia de San Gumberto, por lo que algunas partes del recinto se utilizan como vicaría de la misma. El lugar está abierto al público y en verano un local de comidas instala en él mesas al aire libre. Un lugar perfecto para disfrutar de comida típica de la ciudad mientras se contemplan las dos torres renacentistas del patio.
Iglesia de San Gumberto
Esta iglesia en el corazón de Ansbach lleva el nombre del fundador de la misma, San Gumberto. Sus orígenes se remontan al siglo XI, cuando en el mismo lugar que ocupa hoy la iglesia se construyó un pequeño templo románico, parte del cual se puede ver en la cripta.
San Gumberto tiene una curiosa silueta, con tres torres, y una planta en la que el templo barroco da paso a una capilla gótica que se levantó sobre la románica. Esta último conserva vidrieras, escudos, retablos y lápidas. Es conocida como la Capilla de los Caballeros del Cisne y llama la atención la figura de la virgen con el niño, algo que parece fuera de lugar en una iglesia protestante. Sin embargo, forma parte del patrimonio escultórico de la ciudad.
El órgano es obra de Johann Christoph Wiegleb, un destacado fabricante alemán de órganos. Fue restaurado hace algo más de una década y se puede disfrutar de su música en los conciertos que se celebran a lo largo del año.
Cripta de los margraves
Bajo la capilla de los Caballeros del Cisne se pueden ver, además de los restos románicos del templo, la cripta en la que reposan los restos de los margraves de Ansbach. Hay 25 sarcófagos. Algunos corresponden a niños, muchos son sencillos, y algunos, realmente ostentosos. Todos en torno al de Wilhelm Friedrich, que ocupa el centro de la cripta. Su esposa, Cristina Carlota, también reposa en es este lugar.
Iglesia de San Juan
Rodeando el edificio que aloja la Oficina de Turismo y otras dependencias oficiales, se llega a Martin-Luther-Platz, la otra gran plaza que ver en Ansbach. En ella destaca sobre las casas barrocas la silueta de la Iglesia de San Juan. Otro gran edificio gótico, en este caso construido para ser la iglesia popular, esa a la que iba a la gente sin “sangre azul” de la ciudad.
La iglesia conserva la estructura gótica y sus vidrieras. Sorprende su luminoso y blanco interior en contraposición a la oscura piedra que se ve cuando se contempla el exterior del templo. El acceso es gratuito y suele tener sus puertas abiertas.
Museo del Margrave (Markgrafenmuseum)
Si se tiene tiempo, merece la pena visitar este museo que ocupa edificios de los siglos XIV y XVIII. Para ir de unos a otros, se atraviesa la Schnaitberger Tor, una de las antiguas torres de la ciudad y uno de los lugares más pintorescos de Ansbach.
Las exposiciones del museo comienzan en la prehistoria, pasando por supuesto por la época de los margraves o la Guerra de los Treinta Años. No hay que perderse la maqueta de la ciudad ni, supuesto, la sala dedicada a Kaspar Hauser.
El misterio de Kaspar Hauser
Ya os dije antes que os hablaría de este personaje ligado a la ciudad y rodeado de misterio. Kaspar Hauser apareció en las calles de Núremberg con una carta en la que pedían que se hicieran cargo de él. En esa carta aparecía también su nombre y una fecha de nacimiento, 30 de abril de 1812. No sabía leer, apenas sabía hablar y solamente podía comer pan y agua. El joven fue recogido, alimentado, cuidado y educado. Con el tiempo se supo que había pasado gran parte de su vida encerrado y encadenado.
Empezaron las especulaciones sobre el joven Kaspar. ¿Sería un niño salvaje? ¿Un timador? ¿O quizás sería hijo de algún príncipe? Lo que si se sabe es que el joven tuvo dos extraños accidentes que casi le cuestan la vida. En 1831 fue llevado a Ansbach, ciudad en la que trabajó como copista en un despacho de abogados. Dos años más tarde, en diciembre de 1833, Hausen fue apuñalado en el jardines de la Residencia. Llegó vivo a su casa, pero las investigaciones determinaron que el mismo se había clavado el puñal.
Murió el 17 de diciembre, tres días después de ese incidente. La ropa que llevaba es día está expuesta en el Museo del Margrave, rodeada de cartas y objetos relacionados con este misterioso personaje. A fecha de hoy, se siguen haciendo análisis con la sangre de esas prendas, para intentar saber quien fue este joven que pasó a formar parte de los misterios y leyendas de la región de Franconia.
Sinagoga de Ansbach
De las 3.000 sinagogas que había en Alemania antes de la Segunda Guerra Mundial, solamente quedan en pie 130. Una de ellas es la de la capital de Franconia Central. Un edificio barroco que desde el exterior no parece ser lo que es.
La razón de ello es que cuando los judíos de Ansbach, en el siglo XVIII solicitaron a los margraves levantar su templo, la condición que les pusieron es que estuviera en un lugar escondido de la ciudad, y que no quedara patente que la construcción era una sinagoga.
Gracias a esa impuesta discreción, la sinagoga no fue atacada durante la noche de los cristales rotos, en noviembre de 1938. Actualmente no hay comunidad judía en la ciudad, y el antiguo lugar de culto hebreo se puede visitar ahora durante las visitas guiadas a la ciudad o en las ocasiones especiales en la que abre sus puertas con motivo de exposiciones o eventos especiales.
Herrieder Tor
Esta torre es una de las construcciones icónicas de la ciudad. Durante mi visita la encontré en obras, por lo que no puede ver ni un poco de esta torre octogonal. Pero sabiendo de su importancia no podía dejar de mencionarla para que vosotros no os la perdáis (si con suerte está ya restaurada).
Iglesia católica de San Luis
Desde la anterior puerta se puede llegar en pocos minutos a la Iglesia de San Luis. El gran templo católico de la ciudad. De estilo neoclásico, esta iglesia debe su nombre a Luis I, rey de Baviera. Fue él quien aportó parte del capital necesario para que Ansbach contara con una gran iglesia que además llevaría su nombre.
En el interior de la iglesia se puede ver un cuadro que representa a San Gumberto, fundador y patrón de la ciudad. Aunque su nombre lo lleve una iglesia protestas, el santo, sin duda, era católico (en su época aún no había nacido Lutero).
La iglesia está en Karlsplatz, y al igual que el resto de edificios de este espacio público, está pintada de un intenso color amarillo que da mucha armonía a la plaza.
Promenade
Está amplia avenida con aceras anchas que rodea el centro histórico por el sur es una de las calles más bonitas de la ciudad. A ambos lados hay elegantes edificios, esos a los que los alemanes si llaman palacios. En algunos casos pudieron ser las residencias de nobles. En otros, en los que se encontraban dependencias administrativas de la ciudad. El conjunto de todos ellos, visto hoy en día, es sin duda elegante. Una de las características de Ansbach que la diferencian de otras ciudades que ver en Baviera.
Esculturas de Ansbach
Repartidas por toda la ciudad se pueden ver esculturas de distintos artistas. Las hay modernas e históricas, y sin duda las primeras dan un toque original a las calles de Ansbach. Se pueden ver en los jardines de la Residencia, en las plazas y sobre los puentes. Siempre es una sorpresa dar con una de ellas.
Uno de los artistas cuya obra está especialmente representada en la ciudad es Jürgen Goertz. Su caballo frente a la Residencia es una de las más atractivas. En Johann-Sebastian-Bach-Platz frente a St. Gumbertus hay dos grandes cabezas del mismo artista que comparten espacio con dos estilizados ángeles de Ernst Steinacker (si estado en Trier, habréis visto tres muy similares en el claustro de la catedral).
Las obras de Kurt Laurenz Metzler (una muy cerca de Schnaitberger Tor, junto a un trozo del muro del Berlín) son muy singulares y representan a personajes actuales en labores cotidianas. Rolf Szymanski, Thomas Röthel y hasta un español, Jaume Plensa, son otros de los artistas cuyas obras decoran las calles de esta ciudad alemana.
Casas de entramado
Aunque no hay duda de que Ansbach es una ciudad barroca y rococó, en sus calles quedan algunos testimonios de casas de entramado. Esas tan típicas de ciertas zonas de Alemania y otros zonas del centro de Europa. Los mejores ejemplos de esas casas que perviven en la capital de Franconia Central se pueden ver en Uzstraße, la calle que lleva hasta Herrieder Tor.
Río Rezat Franconio
El pequeño río que baña Ansbach se puede ver en los jardines de la Residencia, rodeando el norte del casco antiguo y a las afueras de la ciudad. Dejando el centro y caminando hacia el oeste se llega a una zona de campo que atraviesa el río. Senderos para caminar o montar en bicicleta, bancos y pequeños núcleos urbanos esperan a los que se animen a llegar hasta allí. Es el campo a las puertas de la ciudad.
Cuando el Rezat crece llega a inundar todo ese área. Es algo que parece imposible, pero la gente de la ciudad asegura que es cierto. Y no vamos a dudar de ello, pues los terrenos llanos de esta parte de Alemania son propicios para que cada ciertos años, las ciudades se inunden. Pero mientas el agua se mantenga en el cauce del río, no hay problema para salir a dar un agradable paseo y desconectar del ruido urbano.
Festival del Rococó de Ansbach
Uno de los grandes eventos que tienen lugar es Ansbach es su Festival del Rococó. Durante tres días, la ciudad se transforma para recrear en sus calles la elegante estética del rococó. Música en vivo, trajes de época y atractivos decorados transportan a los visitantes al siglo XVIII. Son tres días de fiesta y recreaciones históricas. Se celebra a principios de julio y es sin duda un momento sin igual para visitar la ciudad.
Comer y beber en Ansbach
Cuando alguien me pregunta sobre la comida alemana, no puedo evitar decir que me parece aburrida. Vayas donde vayas, siempre comes lo mismo. Ojo, que está bueno, que se nota que utilizan productos de calidad. Pero viviendo en una país con una gastronomía tan rica y amplia como España, en Alemania tengo siempre la sensación de que todo se reduce a sota, caballo y rey: salchichas, carne de cerdo y bolas de patata.
Teniendo eso claro, lo que hay que intentar es buscar opciones un poco más originales. Lugares en los que podamos probar otros productos típicos que nos siempre aparecen en las cartas de los restaurantes. Y eso, en Ansbach, se puede hacer. Además, por supuesto, de comer en algún local de la ciudad las salchichas típicas de la ciudad. Más grandes y, a mí gusto, muchos más sabrosas que las de Núremberg (estas últimas tiene hasta su propia denominación de origen). Aquí os dejo algunas sugerencias para comer y beber en Ansbach. Espero que alguna os convenza para hacer una parada.
Der Bauernladen
En el número 5 de Johann-Sebastian-Bach-Platz está esta tienda de alimentación en la que comprar productos de la zona. Embutidos, quesos, carnes y hasta huevos frescos. Es un paraíso y un tienda con mucho atractivo. Lo mejor es que tienen una pequeña zona con mesas altas (en verano también se puede comer en el patio de Behringershof) en la que comer el plato del día o elegir un plato surtido con ensaladas, quesos, carne o embutido. También se pueden tomar unas bebidas de plantas que a mí personalmente me gustaron bastante.
Gasthaus Zum Mohren
Muy cerquita de la Iglesia de San Juan se encuentra este restaurante. Muy animado, es conveniente reservar, pues es muy popular entre la gente de la ciudad. La carta es una lista de platos típicos alemanes. Imprescindibles las salchichas de la ciudad y el cordón bleu (no sabéis lo rico que lo preparan).
Danys Cupcakery
Un local que hará las delicias de los golosos. Es pequeñito pero acogedor, en Kronenstraße 2A, centro de Ansbach. Lo más complicado en este local es sin duda decantarse por uno de sus dulces cupcakes.
Café am Schloss
Personalmente, a mí me gustan más las tartas de este café frente a la Residencia. Su tartas son delicadas y deliciosas. Y el café, luminoso, con vistas y tan elegante como el resto de la ciudad. Un parada casi obligada aunque sea solamente para tomar un té o un café.
Café Klatsch
Este local es perfecto para tomar una cerveza o un cóctel. Es muy amplio, tiene buen música y se está muy calentito en invierno. Tiene carta de comida, pero cosas sencillas como pizzas (de las que vienen listas para meter al horno) y sanwiches. Este café es lugar de reunión de amigos ya entrados en años que se juntan para tocar sus guitarras alrededor de unas cervezas.
Dónde dormir en Ansbach
El alojamiento en Ansbach es variado. Hay hoteles, hostel, apartamentos, B&B y una zona para estacionamiento de autocaravanas. También se pueden encontrar diversos alojamientos en los pueblos de los alrededores. Una buena opción para los que viajen en coche y busquen un lugar tranquilo y a buen precio. Os dejo algunas sugerencias y os hablo del hotel en el que yo me aloje.
- DAS HÜRNER. Es un hotel de cuatro estrellas, probablemente el más moderno de la ciudad. Se encuentra en el lugar que antaño ocupó la fábrica de cerveza que le da nombre. Aquí me alojé las dos noches de mi estancia en Ansbach. Las habitaciones son modernas, luminosas, limpias y con camas muy cómodas. Tienen aparcamiento cubierto y ofrecen un delicioso desayuno buffet. Su restaurante es también bastante popular en la ciudad.
- Der Platengarten. A dos pasos de los jardines y de la Residencia, este alojamiento tiene mucho encanto. Cada habitación tiene una decoración individual y siempre es un plus alojarse en un edificio histórico.
- Hotel Dorfmühle. Aquellos que viajen en coche puede que encuentren en este hotel a 6 kilómetros de Ansbach el alojamiento perfecto. Cuentan con 18 habitaciones y suites decoradas con elegancia. En el cuidado complejo hotelero se celebran conciertos y otros eventos sociales.
Qué ver cerca de Ansbach
La ubicación de esta ciudad la convierte en una base ideal para conocer otras atractivas ciudades de Fraconia. En algunos caso, alojarse en Ansbach puede suponer, además, un importante ahorro en temas como el alojamiento. Sus hoteles son más económicos que en otras localidades más turísticas, e incluso los precios de los restaurantes son más ajustados. Así que tomad nota de esta opción como base para conocer la zona.
Entre los lugares que ver cerca de Ansbach, yo os sugiero los siguientes destinos.
Núremberg
Es la ciudad más grande de Franconia. Es también una de las más turísticas, con su castillo y su centro histórico reconstruidos tras la Segunda Guerra Mundial como mayores atractivos. También hay mucho que hacer en Núremberg en Navidad. No en vano, su mercado es uno de los más famosos y atractivos de Alemania. Se puede llegar a esta ciudad desde Ansbach en tren o en coche en un viaje de poco más de 40 minutos.
Feuchtwangen
Está media hora en coche de Ansbach. También se puede ir en autobús. Una vez en la ciudad que según la leyenda fundó Carlomagno, merece la pena ver su bonito claustro, callejear por el centro y pararse a tomar algo de chocolate en Café am Kreuzgang. Una de las mejores chocolateras del mundo vende ahí sus productos.
Rothenburg ob der Tauber
Sin duda una de las ciudades más bonitas de Alemania. Su gran recinto amurallado parece anclado en el tiempo. Casas de entramado, torres, calles empedradas. Es una ciudad mágica que se encuentra a tan solo 30 minutos de Ansbach en coche.
Schillingsfürst
Al igual que las dos ciudades anteriores, Schillingsfürst forma parte de la conocida Ruta Romántica alemana. Es una pequeña localidad cuyo castillos atrae cada año a cientos de visitantes que desean recorrer sus salas o ver en vivo alguno de los espectáculos de cetrería que se celebran en su recinto.