Festival de los patios de Córdoba

En el mes de mayo Córdoba abre las puertas de la parte más secreta de la ciudad: sus patios. Durante dos semanas el viajero puede descubrir gracias al Festival de los Patios rincones escondidos el resto del año tras verjas y cancelas. La ciudad y sus vecinos nos invitan a sus casas, nos deleitan con sus plantas y nos explican curiosidades.

Desde el año 2012, los patios de Córdoba son Patrimonio cultural intangible de la Humanidad, y  sin duda mayo algo imprescindible que hacer en Córdoba es recorrer la ciudad de patio en patio descubriendo la mejor cara de cada uno de ellos. ¿La razón para que todos quieran mostrar en esas fechas el mejor aspecto? Pues porque durante esas dos semanas primeras semanas de mayo se celebra desde 1921 el concurso de patios que dejará una larga lista de premios y menciones.

Los patios de Córdoba cuentan con una larga historia. Primero los romanos y más tarde los musulmanes adaptaron la estructura de sus casas la climatología de Córdoba: seca y calurosa. Las viviendas se construían en torno a un patio que normalmente tenía una fuente, y en muchas ocasiones, también pozo que recogía el agua de lluvia. Los musulmanes adaptaron este esquema dando entrada a la vivienda desde la calle a través de un zaguán y colocando abundancia de plantas para aumentar la sensación de frescor. Más tarde, los cristianos aprovecharon la sabiduría constructiva de sus predecesores y continuaron viviendo en esas casas donde la vida gira alrededor del patio, siendo este lugar,desde la época romana, lugar de reunión para la familia y amigos.

Existen dos tipos de patios en Córdoba: el de casa unifamiliar donde las estancias se distribuyen alrededor de éste y su suelo está enlosado o luce el  típico enchinado cordobés. El segundo tipo de patio cordobés es de la casa de vecinos, desde el cual se accede a las viviendas. Algunos de ellos tienen  dos plantas, con lo que el patio se embellece con la escalera y balcones corridos. También es frecuente encontrar en ellos pozos y un lavadero para todos los vecinos.

Los patios de Córdoba se reparten por toda la ciudad, siendo seguramente  el barrio más típico para descubrirlos el del Alcázar Viejo. Alrededor de la Mezquita, el barrio de la judería, presenta también ejemplos de gran belleza y antigüedad, aunque no hay que olvidar alejarse de esa zona para recorrer también las otras rutas que llevan a los barrios de Santa Marina o San Lorenzo, donde el visitante podrá encontrar algunos de los patios de Córdoba más bellos y premiados de la ciudad.

Durante la visita a los patios de Córdoba uno ira encontrando todos esos elementos que les identifican, desde un pozo o una fuente, hasta el típico enchinado cordobés, arcos, rejas y multitud de elementos decorativos, que pueden ir desde piezas de artesanía a restos arqueológicos. Cada patio es un museo de la vida cotidiana en esta ciudad andaluza que en primavera huele a jazmín y cubre sus paredes de un infinito arco iris de colores formado por macetas pintadas y cientos de flores que crecen en ellas.

Aunque durante estas dos semanas que se abren los patios a todos los visitante las ciudad esté más llena de lo habitual, creo que merece la pena organizar el viaje para poder disfrutarlos. Entre semana la afluencia es mucho menor lo que también hace que los dueños de las casas puedan conversar más con el visitante explicando peculiaridades del lugar que habitan o cuidan. Pero si la única opción es el fin de semana, que nadie se desanime, aunque haya mucha gente, lo que se va a visitar seguro que recompensa a todos.

Información práctica Patios de Córdoba

Aquí os dejo todos los datos sobre el Festival de los Patios de Córdoba 2018:

• FECHAS: Del 1 al 13 de mayo
• PLANO Y PROGRAMA: los puedes localizar en la web de Turismo de Córdoba.
• Visitas guiadas a Patios de Córdoba: Pincha aquí

Barrios con patios en concurso abiertos al público:

• Regina – Realejo
• Santa Marina – San Agustín
• Judería – San Francisco
• San Lorenzo
• Santiago – San Pedroç
• Alcazar viejo

La entrada a todos los patios de Córdoba es gratuita (tan solo se paga en aquellos que durante todo el año funcionan como museo), y se pueden visitar durante la mañana (de 11 a 14 horas) y por la tarde (de 6 a 10). Durante los fines de semana se necesita un pase como forma de controlar el número de personas que acceden a cada patio. Todo está perfectamente organizado, y aunque a veces hay que esperar algunas colas, el avance es rápido y no es nada pesado a no ser que te toque estar mucho rato a pleno sol. Hay siempre muchos voluntarios para organizar y ayudar al visitante con lo necesite.