Cuando empieza a organizar un viaje a India entre su lista de lugares imprescindibles figurarán seguramente Agra para ver el Taj Mahal, Varanasi y el Ganges, los fuertes de Rajastán o quizás los backwaters de Kerala. Pero como todos imaginaréis, India tienen muchos más lugares que merecen ser conocidos, y algunos de ellos son tan poco visitados por turistas que mantienen parte de esa esencia que el viajero quiere encontrar en cada rincón de este llamativo y complicado país.
Yo en este post os voy a hablar solamente de cinco de ellos que espero os llamen la atención y queráis visitarlos, pero sin correr mucho la voz para que continúen siendo los lugares especiales y poco turísticos que son hoy en día.
Índice del artículo
Lugares poco conocidos de India
Orccha y el río Betwa
Esta pequeña población de estado de Madhya Pradesh estaría casi olvidada por los viajeros si no fuera porque se encuentra en la ruta que une Agra con Khajuraho, lo que hace que un pequeño número de viajeros termine recabando en ella. Su nombre quiere decir “lugar escondido” y ojalá haga gala de él durante muchos años y pueda mantener ese encanto que la hace tan especial, y no solamente por el maravilloso complejo de palacios y templos que allí se encuentra, si no también por la tranquilidad por la que se puede caminar por sus calles o sentarse a tomar una cerveza sin verse acosado por esos buscavidas que abundan en otras ciudades indias.
La ciudad fue fundada en 1513 siendo capital de un poderoso reino rajputa. A principios del siglo XVll, el emperador Yahangir hizo de Orccha un importante enclave imperial, construyendo en 1606 para su visita a la ciudad el Jehangir Mahal, un imponente palacio en el que hoy en día se pueden visitar algunas de sus estancias y patios, así como los otros palacios menores que forman parte del complejo palaciego.
El que pase por este lugar también debe visitar sus templos, cenotafios y acercarse hasta el río Betwa, del que dicen es el río más limpio de India. La calle del mercado también merece una visita, con sus puestos de dulces, frutas y algunos locales donde sentarse a tomar un té o algo fresco.
Las havelis de Shekhawati
Esta región de Rajástan se encuentra en el triángulo que forman Bikaner, Delhi y Jaipur. Pasa muchas veces desapercibida por no contar con grandes palacios, templos o fuertes. Pero cada uno de los pueblos que forman parte de esta zona tienen algo especial y único: sus havelis decoradas. Estas casas (muchas de ellas hoy en estado semi ruinoso) fueron construidas por los marwaris, mercaderes locales que emigraron a las ciudades costeras para mejorar las condiciones del comercio, pero que continuaron construyendo sus mansiones en su tierra de origen, para de este modo demostrar su éxito y tener un lugar de recreo para sus familias.
Lugares como Nawalgarh, Mandawa o Fatehpur son una museo al aire libre en el que un simple paseo por sus calles da la oportunidad al visitante de ver un buen número de esas havelis de Shekhawati tradicionales, cuyas paredes pintadas muestras imágenes de dioses y animales, pero también de cosas tan curiosas como teléfonos o una mujer occidental montada en un coche. Por ello hay que caminar con los ojos bien abiertos para descubrir cada detalla.
Estas ciudades de India cuentan también con pequeños y animados bazares en los que es poco habitual encontrar grupos de turistas, por lo que uno podrá conseguir algunos productos a mejores precios que en otros lugares.
Mathura, la cuna del dios Krisna
Esta población de India se encuentra en la ruta entre Agra y Delhi, a tan solo 60 kilómetros de la primera. Sin embargo son muy pocos los que paran a conocer la ciudad donde según los textos antiguos vino al mundo el dios Krisna, pasando en ella sus primeros años. Es por ello que esta ciudad cuenta con un gran número de templos a los que acuden cada día infinidad de fieles hindúes, sobre todo durante el Janmastami (cumpleaños de Krisna).
Visitando Mathura, la cuna del dios Krisna, el viajero puede conocer el lugar donde según la tradición nació el dios y en el que hay múltiples medidas de seguridad para el acceso. También se puede ir de templo en templo. Pero aquí sin duda lo más interesante en llegar al río Yamuna, uno de los más sagrados de India, y alquilar una barca para navegar por el río y de ese modo contemplar los ghats a los que acuden fieles a orar y hacer ofrendas. Podríamos decir que es una mini Varanasi, menos populosa y en la que las celebraciones se hacen principalmente al atardecer en lugar de al amanecer.
Por el camino que lleva al río, un gran mercado invita al caminante, puesto tras puesto, a comprar flores, incienso o japamalas (rosario hindú de 108 cuentas) que utilizar como ofrenda en templos o en las aguas del río.
Vrindavan y los Hare Krisna
Si uno llega hasta Mathura, no puede dejar de recorrer los cuatro kilómetros que la separan de la polvorienta Vridavan, la ciudad que vio crecer al dios Krisna mientras jugaba con las vacas de la ciudad y escondía la ropa de la lecheras mientras estas se bañaban. También junto al río Yamuna, esta ciudad es la cuna de los Hare Krisna, por lo que hay montones de ellos recorriendo sus calles.
Merece la pena curiosear por las decenas de templos que uno encuentra a su paso, algunos modernos, otros antiguos, pero todos abiertos del alba al ocaso y en los que no hay que pagar nada para entrar. Puede que al acceder a ellos uno encuentre un montón de mujeres vestidas de blanco orando. Se trata de viudas a las que los templos dan unas rupias para que recen allí, las cuales son la única forma de subsistir de esas mujeres.
No hay que dejar de coger un rickshaw y pagarle para que recorra la ciudad antigua de calles estrechas para llegar al sagrado Yamuna y observar la ciudad junto al río, las barcas, los mendigos, los peregrinos… Es un lugar de esos que hace pensar al viajero que ha retrocedido en el tiempo y que de verdad Krisna aparecerá en cualquier momento jugando y tocando su flauta mientras alguna ternera le persigue.
Las mansiones de Chettinad
Esta región de Tamil Nadu es conocida por sus mansiones construidas por los residentes de la zona que emigraron a Sri Lanka y Myanmar haciendo fortuna en sus nuevos destinos. Estas grandes viviendas se caracterizan por tener una sucesión de patios a los que se abren un gran número de amplias habitaciones, estando decoradas con materiales como el mármol o la madera de teca, y con muebles en su mayoría importados de países del este de Asia y Europa.
Algunas de estas mansiones se han convertido en hoteles, otras siguen siendo viviendas de recreo de las familias cuando regresan a India, y mientras, están al cuidado de empleados que si uno llama a la puerta enseñarán la casa a cambio de unas rupias. Pasear por ciudades como Karaikudi, Devakottai o Kanadukathan da la oportunidad de ver una sucesión de estas viviendas que siempre se abren a dos calles, siendo los patios del fondo los que corresponde a las zonas de cocina y servicio.
La gastronomía de esta región también es famosa en toda India. La palabra chettinad corresponde a una casta de cocineros, por lo que está zona presume de tener los platos indios más picantes y aromáticos. ¿Alguien se atreve a probarlos?
Esta es una pequeña selección de lugares “secretos” en el vasto territorio indio. Espero poder descubrir más lugares así para compartirlos con vosotros.
2 comentarios
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