22 de Octubre – Hassan
Hoy es el día en que vamos a abandonar el estado de Kerala. Atrás quedan plantaciones de té, reservas naturales y los backwaters. Nos espera Karnataka con nuevas experiencias y lugares que conocer.
Abandonamos el hotel al que llegamos de rebote después de nuestro fracaso en la intentona de pasar unos días en la playa de Kannur y cogemos carretera cruzando aún la reserva de Wayanad. A los pocos minutos de montar en el coche pasamos por un lugar en el que hay varios coches parados y gente con la cámara de fotos. Vittal nos comenta que va a parar a ver que pasa y viene enseguida a avisarnos de que hay un gran elefante junto a la carreta. No íbamos a dejar pasar esa ocasión de ver un nuevo paquidermo, así que bajamos del coche y nos dirigimos a pocos metros, donde nos dice nuestro conductor que estaba el animal. Realmente era grande y muy bonito, comía tranquilamente ignorando sin duda la expectación que despertaba entre los viajeros.
Al volver al coche Vittal me mira con curiosidad y me pregunta donde está mi cámara de fotos. La había dejado en el coche, después de lo del leopardo del día anterior era más consciente que nunca de que no necesitar fotografiar todo lo que veo. Hay momentos que se viven con tanta intensidad y emoción que aunque no haya un foto que constate lo que has visto, tú sabes que los recordarás siempre.
Poco más allá en nuestro camino Vittal no anuncia que ya estamos en Karnataka y nos los dice con mucho orgullo ya que él es de ese estado. No hace falta esperar mucho para darse cuenta del cambio en el paisaje, en la gente y los pueblos. Atrás ha quedado el avanzado estado sureño de Kerala que nos pareció un país distinto al resto de India. En Karnataka vamos recuperando la imagen que si nos hace sentir de nuevo en el subcontinente indio: caos, polvo, aldeas de colores, gente trabajando en el campo,…. También desaparece el paisaje exuberante donde la selva y las palmeras adornan el horizonte. Ahora la llanura y sus arrozales es lo nuestra vista distingue hasta la linea del horizonte.
Pasadas unas horas al cruzar un pueblo de gran tamaño le pedimos a Vittal que pare un rato junto a un gran templo que no recuerda mucho a los de Tamil Nadu aunque sin llegar a la magnificencia de aquellos. No sabemos el nombre del lugar, ni del templo… pero tampoco nos importaba demasiado. Dejamos nuestros zapatos y entramos en aquel recinto donde nos cruzamos con muchos hindúes haciendo ofrendas antes de entrar al corazón del templo.Unas horas después llegamos a Hassan, un gran y caótica ciudad nudo de transportes en la que vivimos nuestro primer atasco de Karnataka. Coches, autobuses, motos, rickshaws,…. todos queriendo entrar en una ciudad sin mucho interés pero que para nosotros sería el lugar donde hacer noche antes de salir rumbo a los templos de Belur y Halebid al día siguiente.
Superado ese momento de crisis de circulación dejamos atrás la ciudad para llegar al que sería nuestro alojamiento esa noche y que estaba situado a las afueras de Hassan. Se trataba de The Hoysala Village y la verdad es que es un hotel bastante recomendable. Nuestra habitación era amplia con camas cómodas y un ducha estupenda, además de tener para nosotros un peculiar terraza con celosía.
Como no había mucho que hacer en los alrededores, aprovechamos la tarde para descansar, Arturo en la terraza con un libro mientras yo me daba un masaje que me dejó como nueva. A la hora de la cena acudimos al restaurante del hotel, una amplia estancia abierta en la que tomamos una cena muy rica aunque un poco cara para India, pero nos supo tan bien que la pagamos con gusto.
De regreso a la habitación yo tuve que ponerme la camiseta de manga larga que había llevado conmigo, y es que el calor agobiante de la costa de Kerala o de Tamil Nadu había quedado atrás. Porque en Karnataka en octubre hace algo de calor durante el día, pero las noches son frescas y agradables.
Tocaba dormir para abandonar Hassan a la mañana siguiente rumbo a algunos de los templos más importantes de este estado del sur de India.