Bruselas con amigas

por Cristina Monsalvo
Bruselas con amigas

Cuatro días, un grupo de amigas, un viaje… ¿a que suena bien? Y mejor os sonará cuando os cuente todas las cosas especiales que vamos a hacer en la capital belga, una ciudad llena de vida, de cultura y de buena gastronomía. Este es el plan para disfrutar de Bruselas con amigas.

Primer día
Llegada al corazón de Bruselas
Empecemos por el vuelo. En dos horas llegaremos en un vuelo directo desde Madrid a nuestro destino, el aeropuerto de Zaventem. Desde allí podemos optar por ir hasta nuestro hotel en tren, bus o mejor aún en un servicio privado de puerta a puerta y que al ser un grupo nos resultará más económico que viajar todas en tren.

¿Dónde nos vamos a alojar? Sin duda elegir hotel en Bruselas puede ser complicado por la gran oferta, pero tenemos claro que este fin de semana tiene que ser especial, así que nos alojaremos en un hotel con encanto y desde el que podamos llegar caminando a la mayor parte de los lugares de interés de la ciudad. El hotel Le Dixseptième podría ser una interesante opción.

Una vez tomada posesión de nuestras habitaciones llegará el momento de tomar un primer contacto con el corazón de Bruselas y la Grand Place, sin duda su rincón más conocido. La vida de la ciudad parece girar en torno suyo y dedicaremos la tarde a pasear por las calles cercanas para conocer la Galería cubierta St.Hubert, el Manneken Pis e incluso acercarnos a la blanca Catedral consagrada a los santos Michel y Guduel. Y que mejor forma de acabar el día que con una buena cena a base de platos típicos belgas como la carbonada de ternera en salsa de cerveza o las croquetas rellenas de gambas en el restaurante ‘t Kelderke que además nos regalará vistas a la una de las plazas más bellas de la vieja Europa.

Bruselas con amigas Grand Place

 

Segundo día
Modernismo y bicicletas
Seguro que alguna decide madrugar para volver a la Grand Place y disfrutarla sin la cantidad de turistas que la ocupan cada tarde/noche. Después de un suculento desayuno será la hora de salir, alquilar unas bicicletas para ir a conocer el arte modernista de Bruselas y pedalear hasta la Basílica de Sacre Coeur, el edificio art decó más grande del mundo. Desde allí iremos hacía la ciudad alta en la que se encuentra la plaza de Luxemburgo, y en ella el centro político de Europa. No muy lejos está el Parque del Cincuentenario, y hasta allí iremos para subir a la cuádriga de su arco y conocer el pabellón Horta, otra de las obras modernistas de la ciudad. Siguiente visita: el Museo Horta. El horario de este museo es bastante peculiar, por lo que si no queremos perder toda la tarde debemos intentar estar allí antes de su apertura a las dos de la tarde, que es cuando abre su puertas y así ser de las primeras en acceder a él. Tras descubrir esta maravillosa casa museo, volveremos al centro de la ciudad para picar algo ligero en otro precioso y especial edificio de la ciudad: el museo de instrumentos musicales ubicado en otro edificio art nouveau, el que alojó en su momento los almacenes Old England y desde cuya terraza hay una preciosas vistas de la ciudad. Estando en ese rincón de la ciudad merece la pena bajar a conocer “sus tripas” en la Place Royal, bajo la cual se encuentra el Palacio de Coudenberg, el antiguo palacio de la ciudad.
Tendremos ganado un descanso, por lo que podemos volver caminando al hotel para arreglarnos y salir a cenar a un lugar informal que nos hará terminar el día en un decorado perfecto para la temática modernista que nos habrá guiado ese día por Bruselas. Se trata de el Café Le Perroquet. Y si aún tenemos ganas de tomar algo más no podremos de ir a otro café que se encuentra entre las construcciones modernistas de la capital belga: Le Falstaff.

Bruselas con amigas Modernismo

Tercer día
Museos, compras y chocolate
Nuevo día en una ciudad que sin duda ya habrá sorprendido a más de una por la cantidad de cosas que se pueden hacer en ella. Hoy lo dedicaremos a conocer los Museos Reales de Bellas Artes, uno de lo más completos de Bruselas. Además de estar en un emplazamiento precioso cerca de la Place Royal, el museo ofrece cinco rutas por lo que cada una podrá elegir la que más le atraiga.
Tras la visita nos iremos hacia una de las plazas más chic de la ciudad: Grand Sablon. Aquí algunas se decantarán por curiosear por su mercado de antiguedades y otras por recorrer las mejores chocolaterías de Bruselas, pues todas tienen presencia en este plaza, desde Neuhaus a Godiva pasando por Wittamer o Patrick Roger.
A poca distancia se encuentra uno de esos rincones encantadores que no hay que perderse, la plaza de Petit Sablon y su jardín con esculturas. ¿Nos atreveremos a intentar a adivinar el oficio de cada escultura de las que adornan su exterior representando a los gremios de la ciudad?
Y a la hora de comer nada mejor que sentarse en otro parque acogedor y tranquilo presidido por el mismísimo Peter Pan. L’Orangeri du Parc d’Egmont es el sitio perfecto para disfrutar de una comida ligera (o no tan ligera) en un entorno lleno de estilo.
¿Qué haremos por la tarde? Alguna querrá pasear por la Rue Waterloo en busca de las tiendas de las mejores firma, otras preferirán visitar otro de los símbolos de la ciudad, el Atomium. No vamos a discutir, que cada una eliga destino y quedaremos para una cena con sabor griego a pocos pasos de la Grand Place, en la Rue de Marche aux Fromages.

Bruselas con amigas, chocolate belga

Cuarto día
Ruta vintage por Les Marolles
Se nos acaba la estancia en la interesante Bruselas, y vamos a pasar un domingo genial como despedida. Lo primero que haremos será desayunar en L’Atelier, una tienda café de aspecto moderno y minimalista donde las sillas y mesas en las que se desayuna están a la venta. Y en la parte alta, tienda de ropa para él y para ella. En esa misma calle podremos visitar alguna tienda de decoración, y seguir caminando hasta “el Rastro” de Bruselas. Está en la plaza Jeu de Balle. Curioseando por sus puestos uno puede encontrar desde gafas de segunda mano a abrigos de piel, pasando por objetos dignos de un anticuario. Podremos parar a tomar nuestra última comida belga del viaje en algunos de los animados locales cercanos a la plaza (alguno incluso con música en vivo), y luego, de regreso al hotel, recorrer la Rue Blaes donde una tras otra varias tiendas vintage nos sorprenderán con los objetos a la venta, todos ellos sacados del baúl de alguna de nuestras madres o abuelas.

¿Qué os ha parecido nuestro viaje? ¿A qué suena genial? A mi personalmente me encanta, sobre todo porque lo acabo de crear en mi cabeza… No hay amigas, no hay billetes de avión, no hay reserva en ningún hotel… Lo único real son todos esos lugares que convierten a Bruselas en un ciudad con mucho que ofrecer al viajero. Y la posibilidad de que en algún momento esta historia inventada se convierta en una historia real…. si gano el blogtrip para el que participo con este post.

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