Si viajas a Bruselas y no tienes amigos o familiares que te alojen con agrado no te quedará más remedio que buscar un lugar donde dormir los días que pases en la capital belga. La oferta es variada, hay alojamientos para todos los gustos, desde sencillos hostel a preciosos hoteles boutique. Yo personalmente si el presupuesto me lo permite intento decantarme siempre por ese tipos de establecimientos. Pero en mi último viaje a esta ciudad cada vez más de moda no tuve que complicarme la vida buscando el mejor lugar donde pasar tres noches al mejor precio. La Oficina de Turismo de Bruselas lo hizo por mis cuatro compañeras de viaje y por mi. ¿La razón? Todas habíamos sido seleccionadas para un blogtrip tras escribir un post sobre como sería un fin de semana con amigas en Bruselas. La verdad es que no parece que repararan en gastos a la hora de buscar hotel para nosotras. El elegido fue el Radisson Blu Royal, un hotel de 4 estrellas a dos pasos de las Galerías St. Hubert y con un toque Art Decó en su arquitectura. Allí fue donde pasamos tres noches cada una es su habitación, algo que, ingenua o ignorante de mi, llegué a dudar llegando a preguntar sobre ello, pues pensaba que existía la posibilidad de tener que compartir las habitaciones con alguna de las bloggers que serían mis compañeras de fin de semana.
El edificio se estructura alrededor de un gran patio interior cubierto. A él dan un buen número de habitaciones que se asoman al café/bar/restaurante donde sentarse en cualquier momento del día a organizar el plan de actividades con los amigos o a tomar un café a media tarde. Es también en ese gran espacio donde se pueden observar restos de la que fue primera muralla de Bruselas, los cuales condicionaron la estructura del hotel al ser descubiertos durante las obras de construcción. Y junto a esos restos está la puerta de un restaurante que puede presumir de tener dos estrellas Michelin: el Sea Grill.
Fue precisamente en la recepción del hotel donde por fin nos encontramos todas las chicas del bruselasgirly, las del Madrid, Burgos y Barcelona. Nos atendieron con premura y en breve estábamos todas instaladas.
LAS HABITACIONES
Nos dieron habitaciones dobles en la tercera planta, todas decoradas en tonos grises y blancos pero que a pesar de la sobriedad conseguían resultar acogedoras. Un gran ventanal a la calle conseguía que fueran muy luminosas desde primera hora de la mañana (incluso con días grises como los que tuvimos durante nuestra estancia) Un escritorio y una zona de estar (en la que nos esperaba todo lo necesario para prepararnos un gin tonic) eran perfectas para sentarse a última hora del día a repasar todo lo acontecido durante la jornada.
El baño en comparación con la habitación resultaba algo anticuado pero funcional.
Lo mejor:
la comodidad de la cama
el equipamiento (mini bar, secador, amenities, plancha….)
la amplitud
el aislamiento lumínico
la limpieza
Lo peor:
la ropa de cama es pequeña para la cama
poco aislamiento sonoro
la mampara de la ducha es pequeña y a la mínima el agua esta en el suelo del baño
EL DESAYUNO
El comedor de los desayunos está rodeado de cristaleras y espejos por lo que parece mucho más amplio de lo que en realidad es. Mesas altas y bajas se distribuyen en torno a las otras donde encontrar embutidos, huevos, fruta o bollería. Esta última creo que era de lo mejor del desayuno, desde los esponjosos croissant a las deliciosas napolitanas. A mi que me gusta el té podía elegir entre los más típicos como earl grey o verde en sus bolsas individuales, o preparar yo misma en la tetera tés más especiales como el de canela o vainilla. Eso sí, lo mejor era bajar a desayunar a primera hora cuando no hay casi nadie y se disfruta tranquilamente del olor del pan tostado y el humeante té.
UBICACION
Para mi inmejorable, como decía al principio del post está cerca de las Galerías St. Hubert, pero también a corta distancia de la Catedral y de la estación Central lo que convierte al hotel en una buena base de operaciones.
En rasgos generales este hotel me parece una buena opción de alojamiento en Bruselas siempre que uno tenga un presupuesto alto. Aún así, si yo hubiera podido elegir creo que me hubiera gustado alojarme más en un hotel con más encanto, algo pequeño y coqueto. Pero no puedo negar que el Radisson Blu Royal es un buen hotel y que quitando el ruido que me despertaba cada mañana (tengo el sueño ligero, que le vamos a hacer) por lo demás no le pondría ningún pero.