Desde el siglo XlV y atraídos por unos tolerantes duques lituanos, los judíos comenzaron a llegar a Lituania. Mercaderes, artesanos y comerciantes se convirtieron desde entonces en un componente fundamental de la identidad del país. En la ciudad vieja de Vilnius se formó un distrito judío y el censo indica que a comienzos del siglo XX la mitad de los 120.000 habitantes de la capital lituana eran judíos. Había en la ciudad más de 110 sinagogas y 10 yeshivas (centros de estudios de la Torá), así como una gran biblioteca con la colección más importante de libros en yiddish, lengua que hablaban la mayoría de los judíos de la ciudad. La ciudad era conocida como la “Jerusalén del Norte” debido al gran número de escuelas de estudio del talmud, así como por la conexión con el rabino Elijah Ben Solomon Zalman, el cual falleció en Vilnius.
Todo parecía ir bien entre judíos y lituanos hasta que en 1881 los primeros comenzaron a ver como sus tiendas eran atacadas y robadas en lo que fue el primer brote de antisemitismo en Vilnius. Los judíos se unieron para defender sus propiedades y sus familia, pero eso no evito que hechos similares se repitieran con cierta frecuencia durante las siguientes décadas, hasta que el 28 de octubre de 1939, en otro ataque antisemita, la policía, en lugar de intentar ayudar a los judíos, se unió al ataque. Aquello fue el comienzo del fin de aquel Jerusalén que había florecido en el frío norte de Europa.
En junio de 1940, Lituania fue anexada a la Unión Soviética, y lo que los judíos pensaron que podría ser un salida al creciente odio hacia su pueblo no fue más que otro paso hacia la pérdida de sus bienes. Las escuelas hebreas fueron cerradas y los negocios judíos nacionalizados. Poco a poco iban perdiendo todo, y en 1941 muchas familias fueron exiliadas a Rusia como “elementos poco fiables”. Los alemanes tardaron poco en entrar en Vilnius y el 4 de julio de 1941 tuvieron lugar los primeros fusilamientos.
Se crearon dos guetos, muchos no llegaron ni a vivir en ellos. Otros pasaron allí un tiempo para más tarde ser conducidos a campos de concentración, o directamente a Paneriai, un bosque a 10 km de Vilnius donde solamente en los tres primeros meses de ocupación alemana asesinaron a la mitad de la población judía de la capital lituana (unas 35.000 personas).
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Vilnius: lo que queda de la Jerusalén del norte
Hoy Vilnius sigue adelante y en las calles donde se vivieron los horrores de los que tanto hemos oído hablar ahora hay cafés, restaurantes, tiendas y hoteles. Es poco el rastro que queda de los judíos en esta ciudad, pero si uno tiene interés puede visitar una puñado de lugares que recuerdan su historia (triste) en la ciudad.
Judenrat
En 1941, el mismo día que tuvieron lugar los primeros fusilamientos de judíos en Vilnius, los alemanes ordenaron la creación del Judenrat (nombre dado por los nazis a los consejos judíos de gobierno de los guetos). Se estableció en un edificio de Rüdininku gatve, y en sus dependencias se encargaban de mantener el control sobre la policía judía, la salud, asistencia social o el alojamiento. El Judenrat creía que el gueto no sería liquidado mientras la mano de obra judía fuera útil a los alemanes, de modo que casi todos los hombres y mujeres aptos para el trabajo fueron empleados en fábricas y talleres. En el patio del edificio hay una placa conmemorativa como recuerdo al uso del edificio.
Pequeño gueto
Los alemanes crearon dos guetos separados y ambos con una única puerta. El llamado pequeño gueto o gueto nº1 fue designado para intelectuales, artesanos y cualquier persona capacitada para el trabajo. En él vivieron alrededor de 12.000 personas y sobrevivió hasta 1941. Dentro de su recinto estaba la Gran Sinagoga que tenía espacio para unas 5.000 personas y su biblioteca Strashun que contenía 18 rollas de la Torá. Hoy en día no queda nada de la sinagoga ya que fue demolida en la década de 1950 por los soviéticos.
Para recorrer lo que fue este primer gueto se puede caminar por calles que se han convertido en algunas de las más atractivas de la ciudad, como puede ser Stikliu, Gaono o Zydu. En esta última se puede ver la que fue casa del gaón Elijahu Ben Solomon Zalman y el monumento que se levantó a su lado para conmemorar el 200 aniversario de su muerte. Este rabino fue famoso por su sabiduría que ya demostró a los seis años a recitar de memoria el Talmud.
Gran gueto
Este segundo gueto estuvo activo desde septiembre de 1941 a septiembre de 1943 y en él hubo hasta 29.000 judíos, principalmente ancianos, niños y enfermos, la mayoría de los cuales fueron asesinados en Paneriai. En el actual nº 18 de Rüdnininku gatve estaba la única puerta de entrada al gueto, pudiendo verse en ese lugar una placa que lo indica y un plano del gueto que en este caso ocupaba calles como Ligonines, Siauliu o Mesiniu en las que hoy abren sus puertas edificios de colores, tiendas y restaurantes.
Museo del Holocausto
Instalado en la conocida como Casa Verde, el Museo del Holocausto de Vilnius muestra en sus salas todo el proceso del exterminio del pueblo judío en Lituania a través de fotografías y recuerdos donados por familiares de las víctimas o alguno de los pocos supervivientes. se pueden ver las órdenes que limitaban las libertades de los judíos, el proceso de creación de los guetos y las deportaciones a Paneriai y otros lugares. Todo es muy emotivo y sencillo.Se paga entrada y si se hacen fotografías hay que abonar un euro más.
Antiguo cementerio judío
En la década de 1950 los soviéticos destruyeron entre otras cosas varios cementerios judíos. Uno de ellos fue en el que se encontraba enterrado el rabino Elijahu, el cual se desmanteló para construir el estadio Zalgiris. Las lápidas se utilizaron como adoquines y parte de ellas fueron usadas para las escaleras que asciende el monte Tauro hasta el palacio del Sindicato. En 1991, la comunidad judía recuperó muchos de estos símbolos profanados y crearon un monumento como recuerdo en lo que fue su antiguo cementerio.
Sinagoga Coral
Es la única sinagoga que se conserva en Vilnius y es gracias a que los nazis la utilizaron como almacén farmacéutico. Fue construida en 1894 (en otra fuentes indica 1903) en estilo mudéjar para la población acaudalada de la ciudad, siendo restaurada en 1995. Hoy la frecuenta la pequeña comunidad ortodoxa de la ciudad y se puede visitar su interior llamando solamente al timbre que hay en la verja exterior. Su interior está separado en dos zonas, la inferior para los hombres y la superior, fuera de la vista, por las mujeres. La entrada es gratuita, se pueden hacer fotografías y se agradecen donativos.
Entre 2.000 y 3.000 de los 57.000 judíos de Vilnius sobrevivieron, ya fuera escondidos como partisanos o en campos de concentración de Alemania y Estonia. Murieron el 95% de los judíos y hoy en día no llegan a 3000 las personas que profesan esa religión en la capital de Lituania.