Para caminar por las calles de Vilnius en invierno hay que hacerse con un nada despreciable equipo que abrigue bien para con ello no desanimarse ante el frío y abandonar el paseo antes de tiempo. Jersey grueso, calcetines, bufanda, guantes, gorro y un buen abrigo. Además, un calzado cómodo, porque Vilnius es una ciudad para conocer caminando sobre sus calles empedradas. Una vez listos basta salir a la calle, abrir bien los ojos y comenzar a disfrutar del regalo que ofrecen el casco antiguo de la capital lituana y sus alrededores a quien se anime a recorrerlos.
Calles de Vilnius
Pero ¿y qué podemos ver paseando por Vilnius? Sobre todo iglesias, ya sean católicas romanas u ortodoxas, uno tiene la sensación de que en cada esquina de la ciudad hay un templo. No en vano se conoce a la capital de Lituania como la ciudad de las iglesias. De entre todas ellas yo he hecho mi propia selección y os las recomiendo para que si vais a Vilnius no las paséis por alto, al igual que otro pequeño grupo de lugares que me gustaron especialmente.
Plaza de la Catedral
Seguramente es una de la plazas más grandes que uno pueda imaginar que ya en el s.XlX acogía mercados y ferias que daban al lugar la misma vida que mantiene hoy en día. En aquel momento todo el perímetro de la plaza estaba rodeado por un canal, de modo que los barcos podían descargar sus mercancías en la puerta de la Catedral. En el interior del foso había murallas y torres, pero de estás última tan solo se conserva una que hace las veces de campanario y mirador.
Imposible no verla situada en un lateral de la fachada del templo que es emblema nacional y que está ubicado en el mismo lugar donde se rendía culto a Perkünas, dios lituano del trueno. Durante la época soviética la catedral fue una galería fotográfica, pero se consagró nuevamente en 1989 y desde entonces se ha celebrado misa en ella cada día del año.
Detrás de la catedral se puede visitar el nuevo Palacio Real. Y digo nuevo porque aunque es una fiel réplica del que hubo antes en este lugar, se trata de un completa reconstrucción, ya que durante la ocupación rusa en el s.XVlll el lugar fue derribado totalmente. Esta obra tuvo muchos detractores que no compartían el gasto que suponía construir de nuevo ese palacio que en su día fue una maravilla arquitectónica en cuyo patio se celebraban fiestas, banquetes y justas. De cualquier modo, el Palacio Real está de nuevo en pie y acoge en sus salas museos permanentes, actividades lúdicas y exposiciones temporales.
Aunque no forma parte de la plaza propiamente dicha el viajero verá dominando el lugar la Colina Gediminas con una torre de ladrillo rojo. Si alguno se anima a subir hasta la parte alta podrá hacerlo caminando o en funicular.
Por último, pero no menos importante, invitar a todos a buscar entre las baldosas de la plaza una que tiene escrita la palabra “Stebuklas” (milagro) y que marca el lugar donde terminaba la cadena humana formada en 1989 por dos millones de letones, estones y lituanos como protesta por la ocupación soviética. Si uno encuentra esa baldosa debe dar un giro de 360º y pedir un deseo.
Iglesia de Santa Ana
Construida en el s.XV junto al río Vilnia esta iglesia es probablemente la más bonita de Vilnius. Se trata de un magnífico ejemplo de arquitectura gótica en cuyas paredes y pináculos se pueden encontrar hasta 33 tipos de ladrillos diferentes. La fachada es sin duda su elemento más llamativo y cuenta una leyenda que hasta el mismo Napoleón hubiera querido llevarla a París “en la palma de sus mano”. Su interior cuenta con una sola y amplia nave, que al igual que el exterior, está decorada con arcos, espirales, puertas metálicas… Un templo llamativo que no dejará indiferente a nadie.
Universidad de Vilnius
En el corazón del casco antiguo de Vilnius, esta universidad fue dirigida por jesuitas durante dos siglos, llegando a ser uno de los mayores centros de enseñanza del país. Fue clausurada por los rusos en 1832 y abrió de nuevos sus puertas hasta 1919. Hoy en día el conjunto palaciego refleja los estilos arquitectónicos característicos de Lituania: gótico, renacentista, barroco y clásico, alojando la Facultades de Historia, Filología, Filosofía, Idiomas extranjeros, así como la biblioteca y el rectorado.
El visitante puede pasear libremente por los trece patios que se alojan dentro de la amplia manzana que ocupa la Universidad. Algunos de ellos están entrelazados y presentan preciosas galerías decoradas con frescos, como es el caso del Patio Mayor, al cual también abre sus puertas la Iglesia de los Santos Juanes. Otro de los patios más bellos e interesantes es el del Observatorio, en el que el edificio dominante es el antiguo observatorio astronómico con una anexo clásico adornado con los signos del zodiaco.
Otros patios llevan nombres de mecenas y alumnos destacados de la Universidad, y desde el que se denomina Sarbievijus no hay olvidar entrar a la librería Littera, la cual está decorada con frescos que representan las ciencias y las artes. También desde ese patio se accede al vestíbulo de Estudios Lituanos, donde otra serie de frescos forman el ciclo de Las estaciones del año, con temas y símbolos de la mitología lituana.
Puerta del Alba y Capilla de la Virgen
La ciudad conserva intacta tan solo una puerta de las diez que tuvo la muralla de Vilnius. Se trata de la Puerta del Alba y puede ser un lugar perfecto para comenzar a conocer la ciudad. Si uno llega a ella no debe olvidar subir a la capilla que hay en su parte alta y que es uno de los lugares de peregrinación más importantes del Este de Europa. Para entrar hay que avanzar unos metros por Ausros Vartu y a la derecha una puerta da acceso a la Capilla de la Bienaventurada Virgen María. Basta subir las escaleras y uno estará ante esa Virgen que también se puede ver desde la calle y que congrega a un buen número de fieles ante ella, mientras en las paredes se distinguen exvotos con forma de pequeños corazones, piernas, ojos o brazos.
Iglesia de San Pedro y San Pablo
Para llegar a esta iglesia barroca uno deberá abandonar el casco antiguo de Vilnius y dirigirse al barrio de Antakalnis. Su exterior, aunque barroco, es bastante sencillo y no hace imaginar el tesoro que esconde el templo tras sus puertas, pues al cruzarlas el visitante se encontrará ante una joya barroca donde se pueden ver más de dos mil estatuas de estuco, expresivos frescos y pinturas, impresionantes relieves y lujosos elementos litúrgicos.
La iglesia cuenta con 13 capillas ornamentadas, una pila bautismal de mármol barroco, un púlpito dorado de estilo rococó y una lámpara de techo que se asemeja a un barco. Uno no sabe donde bien donde mirar tal es la cantidad de estímulos visuales que ofrece este templo. Como curiosidad, decir que San Pedro y San Pablo fue una de las pocas iglesias en Vilnius que no fue cerrada en los años de la ocupación soviética.
Gedimino Prospektas
Esta avenida de 1,75 km de largo comienza frente a la fachada de la Catedral de Vilnius, acaba junto al río Neris y está considera como una de las calles de Vilnius más elegantes. En ella se pueden encontrar varios organismos oficiales, teatros, bancos, hoteles, restaurantes y centros comerciales ubicados en antiguos palacios que han sido restaurados. También en esta amplia y elegantes avenida está la antigua sede de la KGB donde se aloja el Museo de las víctimas del Genocidio, ya varios parques dotan de espacios verdes a la ciudad. Los lituanos con posibilidades económicas frecuentan esta calle y los negocios que hay en ella, algo que la mayoría de la población del país no se puede permitir.
Callejear por el casco antiguo
Sin duda una de las cosas más agradables que ofrecen las calles de Vilnius es pasear por ellas sin rumbo por su casco antiguo. Calla estrechas con patios ocultos a la vista, pequeños talleres de artesanos o placas que explican la historia de la ciudad son algunas de las cosas que el viandante irá descubriendo mientras pasea.
Ese recorrido lleva a caminar por las calles donde en la Segunda Guerra Mundial estuvieron los guetos judíos, o por otras tan curiosas como Literatu en la que un grupo de artistas tuvo la idea de decorar las paredes de la calle con obras de arte relacionadas con escritores de todas las épocas que hubieran dejado huella en la ciudad (en 2014 había unas 300 obras). Sin olvidar ese eje central del casco antiguo formado por las calles Ausros Vartu, Didzioji y Pilies, todas ellas rodeadas de interesantes edificios, iglesias ortodoxas y coquetos comercios.