Marsella es la ciudad más antigua de Francia. También es la más poblada del país y en ella se encuentra el principal puerto francés. Su historia se remonta al año 600 a.C cuando los griegos se establecieron en lo que hoy es Le Panier, un lugar imprescindible que ver en Marsella.
El cine nos ha mostrado a lo largo de los años la cara más oscura de la ciudad, esa ligada a la mafia y el narcotráfico. Esta última es una imagen que muchos tienen asociada a Marsella y que les quita la ganas de visitar la ciudad. Aunque la realidad está ahí, lo cierto es que los turistas podemos sentirnos tranquilos. La ciudad es cada vez más amable y segura para los visitantes. Cuenta con una lista de interesantes lugares que visitar y barrios por los que pasear en los que la multiculturalidad está presente, haciendo que Marsella sea un ciudad vibrante, llena de color y de opciones para todos los que la visitan.
Índice del artículo
Qué ver en Marsella
La ciudad está formada por 16 distritos, pero los lugares que ver en Marsella se concentran en gran medida en cuatro de ellos, los distritos 1, 2, 6 y 7. Todos ellos alrededor del Vieux-Port, el viejo puerto de la ciudad. A partir de ese lugar, parece que la ciudad se abriera como un abanico salpicado de otros lugares que merece la pena tener en cuenta. Dependiendo del tiempo que se pase en la ciudad habrá que limitarse a lo más típico o animarse a visitar otros lugares que bien merecen la pena y que muchas veces se pasan por alto.
Personalmente os recomiendo un mínimo de 2 días para conocer la ciudad. Si sólo se pasa un día en Marsella hay que limitarse a esos imprescindibles que todo el mundo menciona (y que no siempre son los más interesantes). Con dos días se pueden visitar otros barrios menos turísticos pero que están entrando poco a poco en la lista de lugares que ver en Marsella. También entra en juego la opción de visitar algunos museos o de alejarse del centro para conocer edificios que son un hito en la historia de la arquitectura.
Si estáis preparados y listos para subir escaleras y cuestas por las empinadas cuestas de la ciudad, vamos a conocer Marsella. Una ciudad con olor a mar y con una luz muy especial que se refleja en sus blancos edificios.
Vieux-Port, imprescindible que ver en Marsella
Es el lugar más vibrante de esta ciudad francesa. Un lugar que atrae a propios y extraños. Forma parte de la vida cotidiana de los vecinos de la ciudad y no hay turista que visite Marsella que no pase varias veces por este antiguo puerto que antaño lo fue solamente de pesca y que hoy se ha convertido en un puerto deportivo. Dar un paseo por este barrio más allá del propio puerto permite descubrir algunas pintorescas tiendas, importantes edificios y hasta escenarios de algunas películas.
La mejor forma de conocer esta parte de la ciudad es reservar este free tour por el Puerto Viejo de Marsella. Se realiza en español y tiene una duración aproximada de 2 horas y media.
También son grandes planes para hacer en el puerto este paseo en velero al atardecer o este en catamarán que incluye brunch o cena. Sin olvidar la opción de hacer este tour en bicicleta por Marsella que recorre el viejo puerto y otros muchos lugares que ver en Marsella.
Marché aux Poissons
Merece la pena ir por la mañana, no muy tarde, hasta el Vieux-Port. Es la forma de disfrutar del pequeño mercado de pescado que cada mañana se monta junto al mar. Un puñado de barcas de pescas descargan su mercancía y en los sencillos puestos los clientes compran el pescado para preparar la sopa típica de la ciudad, la Bouillabaise.
L’Ombrière de Norman Foster
En el centro de la plaza corazón del Vieux-Port se encuentra otro de los lugares que ver en Marsella. Se trata de L’Ombrière. Un enorme techo de espejos obra de Norman Foster. Es un buen lugar para resguardarse del sol, de la lluvia y para hacer curiosas fotografías en las que el mundo parece estar del revés.
Iglesia Saint-Ferréol de Les Augustins
La blanca fachada de esta iglesia es fácil de localizar entre los edificios que rodean el viejo puerto. Fue consagrada a mediados del siglo XVI, mucho antes de que se terminara su construcción. La razón de esas prisas fue la llegada del Papa Clemente VII a Marsella acompañando a Catalina de Médicis, su sobrina, recién casada con el duque de Orleans. La fachada, de estilo neobarroco, es del siglo XIX.
En el lado izquierdo del templo hay un pequeña y pintoresca tienda en la que comprar el famoso jabón de Marsella. La Savonnerie Férreol & Augustin. Es imposible no reparar en su fachada pintada de intenso color amarillo.
Ayuntamiento de Marsella
El antiguo ayuntamiento de la ciudad, en el Quai du Port, es uno de los edificios destacados que ver en Marsella en la zona del Vieux-Port. Data del siglo XVII y tiene varias curiosidades. Una de ellas es que lo forman dos edificios. El Pabellón de Puget, cuya fachada da al puerto, y Pabellón Bargemon. Ambos pabellones están unidos por una arco al que no queda más remedio que recurrir si se quiere subir al piso superior del Pabellón de Puget. ¿La razón? En ese edificio no hay ninguna escalera que comunique el nivel inferior con el superior. La razón es que en el momento de la construcción del edificio este estaba ocupado en el nivel inferior por comerciantes y el superior por los concejales de la ciudad. Eran mundo separados que no debía unir una escalera.
Otro dato curioso de este ayuntamiento es que fue uno de los pocos edificios que no fueron destruidos cuando los alemanes bombardearon la ciudad en 1943. Justo detrás del ayuntamiento está la Maison Diamantée, uno de los edificios más antiguos de la ciudad.
Justo frente a la fachada del ayuntamiento está la parada de los Petit Train. Un transporte turístico incluido en la Marseille City Pass.
Fort Saint-Jean, uno de los fuertes que ver en Marsella
Al final del Quai du Port se encuentra uno de los monumentos más emblemáticos que ver en Marsella. Su nombre es un homenaje a los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén que tenían su comandancia en esta zona durante las cruzada. En el siglo XIV se terminaron las dependencias de aquella comandancia: una capilla, una iglesia, un hospital y un palacio. También en esa época se construyó la torre del Roi René. El fuerte fue ampliado a mediados del siglo XVII por orden del rey Luis XIV, conocido como el Rey Sol.
Siglos más tarde, durante la Revolución Francesa, el fuerte se convirtió en una prisión, Ya en el siglo XX, los alemanes lo ocuparon en la Segunda Guerra Mundial y el Fort Saint-Jean pasó a ser su arsenal. Muchas de las municiones que allí estaban almacenadas explotaron, al parecer accidentalmente, en 1944, destruyendo gran parte del edificio.
Actualmente el Fort Saint-Jean forma parte de uno de los grandes museos de Marsella, el MUCEM. De él os hablaré más adelante, pero ya os digo que la visita a los espacios exteriores del fuerte es gratuito en los horarios de apertura del museo. El acceso al fuerte se puede realizar por la pasarela que lo une al barrio de Le Panier, desde el propio museo o por la puerta que da al puerto.
Si quieres conocer a fondo la historia de este y otros fuertes de Marsella, lo mejor es reservar este tour privado personalizado con guía en español. Tú eliges que quieres ver y los guías organizan la ruta en base a ello.
Iglesia de Saint-Laurent
Esta iglesia, una de las más antiguas que ver en Marsella, es de estilo románico y su aspecto cambió cuando se derribo parte de ella por la ampliación del fuerte bajo el reinado del Luis XIV. Su origen se remonta a una capilla mucho más antigua que formó parte del castillo Babon. Ese castillo lo mandó construir el obispo que le dio nombre para protegerse de los ataques de los sarracenos. Se cree que en lugar que ocupa la iglesia hubo un templo griego dedicado al dios Apolo.
Quai de Rive Neuve
Al otro lado del Vieux-Port se encuentra esta calle que es, al igual que el Quai du Port, un agradable lugar para pasear observando la vida del puerto y sus edificios. Durante el recorrido se pueden ver Le Musée du Savon de Marseille. Un pequeño museo en el que descubrir todos los secretos de uno de los jabones más famosos del mundo. La entrada es de pago y con ella te regalan un jabón de Marsella.
Al lado se puede hacer una parada en otra de esas bonitas tiendas dedicadas a la venta de jabones y recuerdos de la ciudad: Savonnerie Marseillaise de la Licorne . Por su ubicación es habitual encontrarla llena de gente. Pero es tan bonita que merece la pena dedicar unos minutos a curiosear en ella.
Los cinéfilos seguro que quieren hacer una parada en el bar en el que se rodó una escena de la famosa película Love Actually. Es el Bar de la Marine, y es más que probable que pase desapercibido si no se va pendiente. Salvo alguna excepción, abre todos los días a las 7 de la mañana y cierra bastante tarde.
Hay que dejar el quai y callejear un poco, cuesta arriba, para llegar a una de las tiendas más emblemáticas que ver en Marsella, Le Four des Navettes. Es la panadería más antigua de la ciudad. En su interior hay un horno construido en 1781 según el modelo romano. Hay que aprovechar para comprar navettes, unas galletas en forma de barco con un ligero aroma azahar. Las venden en bolsas de mínimo 12 unidades, pero si no queréis comprar y preguntáis por ese dulce típico, es probable que os den un trozo de las que se rompen y no pueden envasar.
Abadía de Saint-Victor
Muy cerca de la anterior panadería se puede ver una iglesia con aspecto de fortaleza. Ocupa el lugar en el que estuvo la cantera de la que salieron los bloques de piedra utilizados para la construcción del Vieux-Port. Por aquel entonces, solamente estaba habitada la orilla norte del puerto, y en esa zona estaban prohibidos los enterramientos. Por ello se crearon varias necrópolis al sur del puerto, fuera de la ciudad. Una de ellas fue la de San Víctor, que aprovechó el espacio de la cantera.
En ella se enterró el cuerpo de Víctor, un soldado romano, cristiano, que se convirtió en mártir cuando se negó a adorar los dioses romanos. Por ello fue destripado, aplastado bajo una rueda de molino y arrojado al mar. Recuperado el cuerpo, fue enterrado en el cementerio que lleva su nombre y que se convirtió en lugar de peregrinación. En el siglo V se construyó una basílica que con el tiempo quedó enterrada bajo la abadía.
La entrada a la iglesia es gratuita, pero el acceso a la cripta es de pago. En ese espacio subterráneo se pueden ver los restos de la basílica, de la cantera y un gran número de sarcófagos, fantásticos ejemplos del arte cristiano de los siglos IV y V. Fue en el siglo XI cuando se construyó la iglesia superior y en el siglo XIII estaba finalizada la abadía. Más tarde el monasterio fue fortificado pasando a formar parte del sistema defensivo del puerto.
Este templo que ver en Marsella abre todos los días de 9:00 a 18:00 horas. Sigue siendo un lugar de culto, por lo que durante las posibles celebraciones está restringido visitar la iglesia, aunque las criptas siguen abiertas. Delante de la iglesia hay una plaza con una buena panorámica del Vieux-Port.
Castillo de If
Tengo que confesar que me vine de Marsella sin ver uno de su monumentos más famosos. Realmente lo pude ver desde la distancia y desde un barco que terminó en un puerto diferente al que esperábamos los que íbamos en él. Pero vamos a ir por partes.
El Castillo de If fue construido por orden de François I para reforzar las defensas de la ciudad sobre un islote en la ruta hacia tierra firme. El objetivo proteger los arsenales y las galeras ancladas en el puerto a la vez que dejaba patente el poder real en la ciudad. También fue prisión primero real, más tarde imperial y, por último, republicana. Sus gruesos muros habían servido para que nadie entrara al castillo. Siendo prisión, su objetivo pasó a ser que nadie pudiera salir del castillo. Era casi imposible escapar: cadenas, puertas y muros eran barreras que romper antes de lanzarse al mar para nadar los 1.500 metros hasta tierra firme.
Si bien fueron muchos los prisioneros reales encerrados en este castillo que ver en Marsella, hay uno ficticio y mucho más famoso que cualquiera de ellos: Edmond Dantès, el Conde de Montecristo que inmortalizó Alejandro Dumas.
Visitar el Castillo de If
El castillo abre de martes a domingo. Los horarios son los siguientes:
- Octubre a marzo de 10:00 a 17:00 horas.
- Abril a septiembre de 10:00 a 18:00 horas.
Puedes comprar la entrada al Castillo de If aquí.
Para llegar al castillo hay que recurrir al servicio de los barcos que hacen el trayecto entre el Vieux-Port y la isla. Es una de las visitas más demandas en la ciudad, por lo que conviene adquirir cuanto antes el billete para el trayecto de ida y vuelta. Está incluido en la Marseille City Pass, pero la tarjeta por si sola no es válida para acceder a la embarcación. Como además los horarios cambian a lo largo del año, lo mejor es acercarse cuanto antes a la taquilla en el puerto para hacerse con el billete. La encontraréis en la esquina izquierda del puerto.
Barco al Castillo de If
Ahora viene la advertencia, para que no os pase lo que a mi me ocurrió. Si el clima es adverso, los barcos cancelan los trayectos al Castillo de If. En ocasiones eso se sabe con antelación. En otras, no. Yo compré el billete por la mañana, hacía sol y nada de viento, para el trayecto a las 15:15. Tal y como me indicaron estaba allí 15 minutos antes. A esa hora el cielo se había cubierto y había empezado a soplar el viento. Nadie nos dijo nada y todos los que estábamos en la cola fuimos subiendo al barco.
Para nuestra sorpresa, cuando pasamos delante del Castillo de If, el barco no paró y todos terminamos en el archipiélago de Frioul con un frío tremendo y con poco o nada que hacer hasta la salida del siguiente barco, a las 17:30 horas. Con tan mala suerte que cuando quisimos subir a ese barco, había tanta gente que nos dejaron en tierra 80 minutos más.
Al día siguiente fui a la taquilla a reclamar y me dijeron que ya no me podían devolver el dinero porque me había utilizado el billete. Lo sentían, pero ellos habían avisado al personal de tierra para que advirtieran que el barco no iba a If. Nadie nos dijo nada y alemanes, japoneses, italianos, franceses y yo, única española a bordo, terminamos perdiendo 4 horas de nuestro tiempo en Marsella por la mala comunicación. En mi caso, además, sin tiempo ya para poder visitar el Castillo de If.
Así que atentos al tema de los barcos para ir a este castillo que ver en Marsella.
Rue de la République, una calle que ver en Marsella
Una de las principales que ver en Marsella es la antigua Rue Impériale. La avenida se construyó a mediados del siglo XIX con el objetivo de unir el centro histórico con el nuevo puerto de la Joliette. Para ello hubo que desalojar a miles de personas y demoler decenas de casas. Durante aquellas obras también desaparecieron 60 calles de la ciudad. En 1864 la calle fue inaugurada y en los siguientes años se siguieron construyendo edificios a lo largo del kilómetro y medio de la que pasaría a ser una de las principales vías de la ciudad.
Aquella artería mantuvo poco su nombre, pues en 1870 fue cambiado por el actual, Rue de la République. Por aquella época se apreciaba especialmente el estilo Haussman, sobre todo por la burguesía, y en esta calle se pueden ver magníficos, elegantes y bellos edificios de ese estilo. Sin embargo, las clases altas no querían vivir en esta parte de la ciudad cercana al puerto y con ello, a todas las molestias que eso podía suponer.
Ya en el siglo XXI, la Rue de la République es un lugar por el que es muy agradable pasear admirando su arquitectura. Restaurantes, boutiques, cafeterías y comercios de diferente índole se encuentran a lo largo de esta avenida por la que circulan los tranvías. Entre todos esos comercios me llamó la atención un Starbucks de estilo art nouveau con una marquesina exterior similar a las de algunas estaciones del metro parisino.
Le Panier y el street art que ver en Marsella
Es difícil resistirse al encanto de esta barrio de Marsella. Aquí reina el street art, las casas pintadas y las puertas pintadas de colores reclaman la atención del viandante. Pequeñas tiendas y restaurantes con mucho encanto se reparten por las calles y plazas de Le Panier. Varios tramos de escaleras se convierten en rincones dignos de una postal. Las plantas adornan no solamente las ventanas. También forman parte de pequeños decorados callejeros junto a sillas, mesas, muebles y todo tipo de objetos imaginables.
Reserva el mejor free tour por Marsella y te descubrirán todas la curiosidades de este pintoresco barrio. O mejor aún, este otro free tour por Le Panier en español de tres horas.
Aquí la imaginación no tiene límite y parece que los vecinos tienen total libertad para sacar el sofá a la puerta de su casa o para llenar una calle con espejos y mensajes. En Le Panier hay que caminar sin rumbo. Yo caí rendida ante el ambiente bohemio y algo destartalado de Le Panier. Cada día de mi estancia en Marsella dedique un rato a callejear por él y cada día descubrí nuevos rincones.
En cuanto a la historia de Le Panier se remonta nada menos que al siglo VI a.C. Fue entonces cuando los griegos fundaron Massalia en este lugar. Su posición elevada junto al era un privilegio. En el siglo XII se fundó un importante hospital y en el XVIII, un hospicio. En los siguientes siglos, Le Panier se convirtió en un lugar inseguro, insalubre y famoso por la presencia de numerosas prostitutas. Durante la Segunda Guerra Mundial, fue en este barrio donde se refugiaba la resistencia, por lo que los alemanes desalojaron el barrio deteniendo a miles de personas.
Con la llegada del siglo XXI, este barrio imprescindible que ver en Marsella cambió totalmente de aspecto al ser renovado. Sigue manteniendo un aspecto singular que lo diferencia del resto de la ciudad, pero ahora sus muchos atractivos atraen a todos los viajeros que llegamos a la ciudad.
Por cierto, se cree que el nombre del barrio proviene de una posada que abrió sus puertas en el siglo XVII con el nombre Le Logis du Panier (la logia de la cesta).
Vielle Charité de Marsella
Aunque no hay duda de que el arte urbano y la arquitectura más popular tienen el mayor protagonismo en Le Panier, también hay algunos edificios históricos a los que prestar atención. Uno de ellos es este. Un antiguo hospicio en el corazón del barrio cuyas obras finalizaron a mediados del siglo XVIII.
El complejo tiene cuatro alas, todas abiertas a un patio rectangular y cada una de ellas con tres niveles de galerías con arcadas. En el centro, una capilla de grandes dimensiones del siglo XIX es la gran protagonista del conjunto arquitectónico. Destacan en ella la cúpula elíptica y el pórtico con columnas corintias.
El acceso a este lugar que ver en Marsella es gratuito. Solamente hay que pagar entrada para acceder al Museo de Arqueología Mediterránea y al Museo de Artes Africanas, Oceánicas y Amerindias.
Todo el conjunto está cerrado los lunes. El resto de días abre de 9:00 a 18:00 horas.
Notre-Dame des Accoules
Es una de las iglesias más antiguas que ver en Marsella. Se construyó sobre un templo dedicado a Minerva y a lo largo del tiempo ha sido objeto de múltiples destrucciones y reconstrucciones. De la antigua iglesia, lo único que queda en pie es su torre octogonal, construida sobre la antigua Torre Sauveterre desde la que se hacia sonar la campana en caso de ataque o incendio.
El patio ocupa lo que fueron la naves de la antigua iglesia. A la derecha está la capilla del Calvario, con un cúpula redonda. Al fondo hay unas criptas con rocalla que a alguno le pueden recordar a la gruta de Lourdes.
Calles de Le Panier que ver en Marsella
Ya os decía que este barrio está lleno de lugares llenos de encanto y que por todas partes hay magníficas obras de street art. Son tantos los estímulos visuales que van apareciendo que a veces uno se puede “despistar” y pasar por alto algunos de lugares más atractivos que ver en este barrio de Marsella.
Aquí os dejo una relación de esas calles que me parecieron especialmente atractivas y que os recomiendo incluir sin ninguna duda en cualquier recorrido por Le Panier.
- Montée des Accoules. Unas empinadas escaleras con mucho encanto llevan a la parte alta del barrio. En ellas está una de las tiendas más fotogénicas que ver en Marsella, Le Bazar de César Savonnerie.
- Rue Beauregard. Esta estrecha calle tiene también un parte escalonada. Es muy tranquila, con un decorado a base de plantas y espejos al principio y varias obras de street art a lo largo de la calle.
- Rue de Moulins. Otra calle escalonada con mucho color gracias al arte urbano que decora uno de sus muros. Al final está la Place des Moulins, el punto más alto del barrio. Antiguamente llegó a haber aquí unos 40 molinos de viento.
- Imp. Sainte-Françoise. Esta calle sin salida es una galería de arte al aire libre. Casi al final está la casa/tienda del artista que ha creado esas obras.
- Place des 13 Cantons. Una coqueta plaza en el cruce de varias calles de Le Panier. Es un buen lugar para hacer una parada y tomar un vino, un helado o hacer algunas compras. Aquí hay podéis encontrar una singular tienda/museo dedicada al mundo de la petanca.
- Rue du Petit Puits. En esta calle igual te encuentras unos sofás en la calle a modo de asiento para tomar el fresco que una fachada cubierta de plantas. No hay que pasar por alto la puerta de Association Le Pied Nu ni el coqueto rincón que ha creado el restaurante Le Clan des Cigales en la Rue Saint-Mathieu.
- Rue de Lorette. A esta calle que ver en Marsella cuando se recorre Le Panier se llega directamente por la escalera del Passage des Folies Bergères que une el barrio con la elegante Rue de la République. Es un punto en el que ver algunas obras de arte urbano en forma de mosaicos. En la Rue de Lorette hay también pinturas de gran tamaño y buen calidad.
- Rue du Panier. Es la arteria central de este barrio tan especial que ver en Marsella. Un calle con pequeños restaurantes y tiendas. Por supuesto, el street art este presente tanto en esta pintoresca calle como en las que parten de ella.
Catedral de la Major, otro imprescindible que ver en Marsella
En el límite de Le Panier, esta monumental iglesia es sin duda uno de los lugares que ver en Marsella Se trata de la única catedral construida en el siglo XIX (no se habían construido catedrales durante 200 años). Por aquel entonces el puerto de Marsella se había desplazado a una nueva ubicación, La Joliette. Fue por ello que se decidió edificar la catedral en un lugar en el que todo el que llegara a la ciudad por mar pudiera ver la belleza de la ciudad y también su poder económico en aquel momento. El resultado fue una de la catedrales más grandes del mundo, con una cúpula central que corona el edificio llegando a cerca de los 70 metros de altura.
Fueron varios los arquitectos que formaron parte de este colosal proyecto que dotó a Marsella de un templo católico con capacidad para 3.000 personas. En ella se combinan varios estilos, incluido toques orientales. El exterior es una combinación de colores gracias al mármol blanco de Carrara y la piedra verde de Florencia. En el interior la importancia está sin duda en los mosaicos.
La catedral abre todos los días a las 10:00 horas, el acceso es gratuito. No dudes en reservar este free tour imprescindible por Le Panier (ciudad antigua) y sus joyas escondidas.
Junto a la catedral que ver en Marsella se puede ver una iglesia del siglo XII, ejemplo de la arquitectura románica provenzal. Dadas las dimensiones de esta iglesia, hubo que cortar dos de sus tramos, lo que permitió descubrir la existencia de un baptisterio paleocristiano.
La Vieille Major está cerrada al público desde 1988. Se han realizado diferentes restauraciones en ella. Actualmente se abre a los visitantes solamente en ocasiones muy concretas y siempre para recorridos guiados.
Musée Regards de Provence
Este museo fue inaugurado en 2013, con motivo de Marsella como Capital Europea de la Cultura. Ocupa un edificio construido en 1946, la antigua Estación Sanitaria que fue puerta de entrada de un gran número de inmigrantes a la ciudad.
El edificio fue rediseñado para alojar tanto colecciones permanentes como temporales, siempre ligadas al sur de Provenza y, por supuesto, a Marsella. Paseando por sus salas no es difícil reconocer rincones de la ciudad plasmados en las obras que cuelgan de sus paredes. Es un bonito recorrido lleno de color por la Marsella que vieron y vivieron los autores de esas obras, en algunas de las cuales se refleja el modo de vida de una Marsella marinera y llena de luz.
El Museo Regards de Provence cierra los lunes. El resto de días de la semana se puede visitar de 10:00 a 18:00 horas. La entrada es de pago, gratuita para los poseedores de la Marseille City Pass.
Cosquer Méditerranée
Se trata de uno de los museos más innovadores que ver en Marsella. Abrió sus puertas en 2022 para convertirse en un referente en la ciudad. Ubicado junto al mar, en el interior de este museo se encuentra una réplica de la Grotte Cosquer. Una cueva encontrada en 1991, a 37 metros de profundidad, por un buceador. En ella se han descubierto pinturas y grabados de hasta 30.000 años de antigüedad.
Para visitar esa cueva los visitantes suben en los llamados “módulos de exploración” para un viaje de 35 minutos. Pinturas, dibujos y huellas de manos van apareciendo entre estalactitas y estalagmitas tal y como se encuentran en la gruta original.
El museo completa sus exposiciones con la llamada Galería del Mediterráneo. Ahí se puede ver, por una parte, la relación del homo sapiens con los animales, el mundo y el mar. Por otro, hay un bestiario a tamaño natural con representaciones de los animales representados en la cueva, muchos de ellos extinguidos. Es sin duda uno de esos museos perfectos para visitar con los más pequeños de la casa.
La entrada a este museo tiene uno de los precios más altos de entre todos los que requieren de pago para el acceso. Si se van a visitar otros lugares de Marsella y utilizar el transporte público en la ciudad, merece la pena adquirir la Marseille City Pass.
Cosquer Méditerranée abre todos los días a las 9:30 horas. De lunes a viernes cierra a las 18:00 horas. Fines de semana y festivos el cierre se retrasa hasta las 19:30 horas.
MUCEM, otro museo que ver en Marsella
Este museo ya os lo mencioné antes, al hablar del Fort Saint-Jean, la parte más antigua del conjunto que forma el Museo de las Civilizaciones y del Mediterráneo. El edificio moderno, el J4, es una de las estructuras más llamativas y atractivas que ver en Marsella. Con 72 metros de lado, ese edificio es un cubo perfecto al borde del mar rodeado de un malla de hormigón que parece un coral gigante.
El acceso a ese edificio es gratuito. Se puede recorrer su interior, llegar a la terraza con vistas, disfrutar del paseo por las rampas exteriores que rodean el edificio y cruzar la pasarela aérea de 135 metros que lo une con el fuerte sin pagar por ello. Las vistas son únicas y panorámicas, lo que hacen que realmente merezca la pena visitar el MUCEM.
Para lo que si hay que pagar es para poder acceder a las exposiciones permanentes y temporales que durante todo el año tiene lugar en las salas del museo. Una sola entrada es válida para todas las que tengan lugar en ese momento. Los poseedores de la Marseille City Pass tienen incluido el acceso a esas exposiciones.
El museo abre de miércoles a lunes con un horario de cierre que varía a lo largo del año. El de apertura es siempre a las 10:00 horas.
Notre-Dame de la Garde, la gran iglesia que ver en Marsella
En el punto más alto de Marsella se encuentra el monumento más emblemático de la ciudad. La basílica de Notre-Dame de la Garde, patrona de Marsella y centro de devoción de los marineros. Su torre campanario se distingue desde muchos puntos de la ciudad. Sobre ella se encuentra una escultura de la Virgen cubierta de pan de oro.
La actual iglesia de estilos románico-bizantino tiene varios niveles en su interior. El acceso se realiza por el nivel de la calle, y es ahí donde está el museo de la basílica. Subiendo las escaleras se llega a los servicios, el restaurante, la cripta, la terraza y, por último, a la iglesia superior.
Este último lugar es sin duda el más llamativo de Notre-Dame de la Garde. Un lugar de peregrinación cuyo interior está cubierto de exvotos y ofrendas. Alguno de ellos en forma de barcos, testigos de la devoción de los marineros por la patrona de Marsella.
Os recomiendo subir hasta Notre-Dame de la Garde en transporte público, aunque es factible subir andado la verdad es que todo el camino es cuesta arriba y puede ser agotador. Otra opción es llegar en el autobús turístico de Marsella que tiene parada a los pies de la iglesia.
La Corniche, el paseo marítimo que ver en Marsella
Lo que empezó en 1863 como un sencillo paseo junto al mar se ha convertido, tras su ampliación a mediados del siglo XX, en un fabuloso recorrido panorámico entre la ciudad y el Mediterráneo. Fue durante la construcción del actual paseo cuando asesinaron John F.Kennedy, motivo por el que la Corniche lleva el nombre del que fue presidente estadounidense.
Este lugar que ver en Marsella va desde la Plage du Prado hasta la Plage des Catalans, la más cercana al centro de la ciudad. Durante el recorrido van apareciendo pequeñas playas, magníficas villas y algunos monumentos. Sin olvidar por supuesto las vistas a las islas que se pueden distinguir desde varios puntos del paseo.
Vallon des Auffes, otro puerto que ver en Marsella
En mi caso no tuve tiempo para recorrer toda la Corniche y empecé mi paseo por ella desde este punto al que llegue caminando (cuesta abajo) desde Notre-Dame de la Garde. Vallon des Auffes es un pequeño puerto rodeado de pequeñas y coloridas casitas de pescadores. Tiene un ambiente muy especial, con algunos bares y restaurantes frecuentados por gente joven que aprovecha la piscina natural al otro lado del puente de tres arcos para tomar el sol y darse un baño.
El nombre de este lugar está íntimamente relacionado con los pescadores. Y es que auffe hace referencia a una plata utilizada para confeccionar las redes de pesca. Hay que tener en cuenta que para abandonar este coqueto lugar hay que recurrir a las escaleras que están a la derecha, entre las casas, poco antes de llegar al puente que atraviesa el puerto y que es parte de la Corniche Kennedy.
Monument aux Morts
En la explanada justo por encima de Vallon des Auffes se puede ver el Monument aux Morts de 5 metros de altura. Fue levantado en 1927 como homenaje a todos los soldados que murieron por Francia en el norte del continente africano. Está formado por un arco que representa la puerta del cielo a cuyos lados hay dos figuras que serían la diosa del mar y la diosa de la guerra, ambas rodeadas de soldados. Delante del arco, una figura de bronce con los brazos extendidos representa la victoria.
Parc Émile Duclaux y las mejores vistas de Marsella
Aunque ya no estaría en la Corniche, merece la pena alargar el paseo por Marsella hasta este parque que tiene una ubicación privilegiada, con una de las mejores panorámicas de la ciudad que van desde el Vieux-Port hasta La Joliette, con el Fort Saint-Jean, la Catedral de la Major y el MUCEM como construcciones destacadas de la vista.
Palais du Pharo
En el interior del parque está el Palais du Pharo. La residencia imperial que Napoleón III construyó en el terreno que Marsella le cedió para ello. Porque el emperador deseaba tener una “residencia con los pies en el agua”. Curiosamente, Napoléon III nunca llegó a alojarse en este palacio y su mujer, Eugenia de Montijo, se lo cedió a la ciudad. Años más tarde, el Palais du Pharo se convirtió en un instituto que durante más de 100 años formó a personal, desde médicos a militares, destinados en los territorios de ultramar. Actualmente este palacio se utiliza para la celebración de congresos.
Cours Julien, más street art que ver en Marsella
Este barrio que ver en el corazón de Marsella era donde, entre 1860 y 1970, se encontraba el mercado de frutas y verduras de la ciudad. Aquí llegaban los agricultores de los pueblos alrededor de Marsella para vender sus productos a los mayoristas o para venderlos directamente en el mercado al aire libre. En 1972, el que fue el mercado con más color de Marsella se traslado, como el resto de mercados de la ciudad a un emplazamiento común en el barrio de Arnavaux.
Cours Julien no ha perdido su tradición mercantil, y desde hace ya unos años, cada miércoles tiene lugar una apreciado mercado con productos biológicos y de cercanía. Pero lo que atrae cada día a muchos vecinos de la ciudad es su ambiente, sus bares, salas de conciertos, tiendas de segunda mano y boutiques de diseño alrededor de la Place Notre Dame du Mont.
Además, este barrio lleno de vida ha empezado a a hacer la competencia a Le Panier con su atractivo arte callejero y sus casas de colores. Las puertas son lienzos en blanco para los artistas, igual que las fachadas de las tiendas o los muros de los edificios antes aburridos y sin color. Cours Julien es un lugar vibrante en el que descubrir interesantes tiendas, sentarse al sol a tomar un café o hacer algunas compras.
No os perdáis las escaleras de Cours Julien. La vista desde ellas alcanza hasta el Mediterráneo y sus peldaños suelen convertirse también en un obra de street art. Pero no siempre están decorados.
Muy cerca se puede visitar el Marché des Capucins. Un pequeño mercado con puestos de frutas y verduras. En la Rue des Feuillants hay una tienda en la que comprar especias, jabón de Marsella a buen precio y algo de ese incienso cuyo aroma flota en la calle.
Palais Longchamp
Hay que dejar el centro de la ciudad para llegar a este otro lugar que ver en Marsella. Un monumento construido, tras una grave epidemia de cólera en la ciudad en 1835, como parte del sistema de acueductos y canales que llevarían agua potable a Marsella desde el río Durance.
La parte central del Palacio Longchamp es conocido como la “torre del agua”. Un conjunto escultórico formado por una monumental fuente, una escaleras las escaleras y un pórtico que da paso a las dos alas del palacio en cada una de la cuales hay un museo.
A la izquierda está el Museo de Bellas Artes que abrió sus puertas en 1801, convirtiéndose en el museo más antiguo de Marsella. En su interior, pinturas y esculturas de los siglos XVI al XIX se reparten en salas de los pisos del edificio, ambas comunicadas por una monumental escalera.
En el lado contrario del Palacio Longchamp está el Museo de Historia Natural. Desde mi punto de vista, uno de los más bonitos, entretenidos y aleccionadores que ver en Marsella. La colección que alberga este museo es muy interesantes, tanto como algunas de sus salas que conservan en techo y paredes la decoración original.
Ambos museos abren de martes a domingo de 9:00 a 18:00 horas. La entrada es gratuita para todos los visitantes.
Jardines Longchamp
Hasta hace cuarenta años, los jardines del Palacio Longchamp albergaban el zoo de la ciudad. Yo no tuve tiempo de recorrer ese parque, pero he leído que todavía pueden verse el edificio de la jirafas, del elefante y las jaulas en las que estaban los animales. Algunos de ellos, cuando fallecieron, se conservaron en el Museo de Historia Natural.
En el parque hay zonas de juegos para niños, esculturas y hasta una de esas fuentes Wallace que se pueden ver sobre todo en París y que llevan el nombre de Sir Richard Wallace, el hombre que las financió para dotar de agua portable a las ciudades.
San Vicente de Paúl, otra iglesia que ver en Marsella
Desde el Palais Longchamp se puede caminar por el Boulevard Longchamp hacia el Vieux-Port y hacer un parada en esta iglesia cuyas blancas torres se ven desde muchos puntos de la ciudad, mucho más altas que los tejados de los edificios del centro de Marsella. La gente de la ciudad también la conoce como la iglesia de los Réformés por el barrio en el que se encuentra.
Fue construida sobre una antigua capilla de los agustinos en estilo neogótico. Se inauguró en 1886 y sus torres tienen una altura de 70 metros, la misma que las torres de Notre Dame, la iglesia más famosa que ver en París. En su interior merece la pena ver las vidrieras, la estatua de Juana de Arco y el órgano.
Podemos decir que es suerte poder visitar este lugar que ver en Marsella. Y es que en 1980 estuvo a punto de ser derribada por los pocos fieles que acudían a ella. Sin embargo, el tiempo ha puesto a esta iglesia en el lugar que merece en la lista de lugares que visitar en la ciudad.
Unite d’Habitation de Le Corbusier
Puede que este lugar que ver en Marsella no sea del interés de todos los que visitan la ciudad. Pero no hay duda de que los interesados en la arquitectura encontrarán en este edificio un lugar que incluir en su ruta por Marsella.
Unite d’Habitation es un edificio residencial construido entre 1947 y 1951 que marcó el inicio de la arquitectura brutalista. Un estilo que se caracteriza por el uso de las formas geométricas rígidas y simples. Este tipo de arquitectura nació por la necesidad de construir vivienda a gran escala en Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Edificios de grandes dimensiones que permitieran alojar a un buen número de familias.
Le Corbusier, el arquitecto suizo que diseñó Unite d’Habitation utilizo el cemento como principal material constructivo. Los grandes pilares, paredes de color y la azotea pensada también para su uso son las principales señas de identidad de este edificio que tiene nada menos que 337 viviendas con 23 distribuciones diferentes. A fecha de hoy todavía hay algunos residentes de los que llegaron aquí en 1952.
Además de esas viviendas, uno de los pisos del edificio está ocupado por un hotel, tiendas y restaurantes según el diseño original. Otro de los pisos, por oficinas. Son precisamente esos dos pisos y la azotea (con unas vistas de 360º) los espacios que a los que permiten el acceso a los visitantes que quieren conocer este edificio que ver en Marsella. Para entrar basta hablar con el portero del edificio y escribir los datos personales en el control de acceso.
Para llegar aquí lo mejor es recurrir a los autobuses. Desde la Place Castellane (a la que se puede llegar en metro) hay que coger el autobús B1 y bajarse en la parada Michelet Bousquet. Otra opción son los autobuses 23 y 45 dese Rond Point du Prado.
Dormir cerca de los lugares que ver en Marsella
Marsella es una ciudad muy extensa, pero la mayoría de los lugares que ver en ella están concentrados en torno al Vieux-Port. Es por ello que merece la pena elegir un hotel para dormir en Marsella que no esté lejos de esa zona. Yo me decanté por el Hotel Ligo by HappyCulture y fue un acierto. Su ubicación es perfecta, en una calle al lado de la Rue de la République. A tan solo 10 minutos a pie del Vieux-Por y a 5 de Le Panier. Además hay cerca paradas de tranvía y autobús. La parada de metro Joliette está a 5 minutos del hotel. En la zona hay también varios restaurantes y cafés.
En cuanto a este hotel de 4 estrellas, ocupa un edificio renovado que abrió sus puertas a los clientes en diciembre de 2024. Destaca la amplitud de sus habitaciones, la comodidad de sus camas, la limpieza de todas las zonas y la amabilidad de su personal. Muchos de ellos, por cierto, hablan un perfecto español.
Al hacer la reserva en el Hotel Ligo by HappyCulture existe la posibilidad de reservar distintos tipos de habitaciones, algunas de ellas con grandes terrazas, y de elegir la opción de incluir el desayuno. Este se sirve en un cómodo comedor de la planta baja. Es tipo buffet y en él destaca la calidad de sus panes y bollería. También hay un buen surtido de quesos, frutas, embutidos y cereales.
Comer en Marsella
En una ciudad del tamaño de esta no faltan lugares para comer o cenar cerca de los principales lugares que ver en Marsella. Hay otros muchos lugares que la gente de la ciudad os puede recomendar. Yo aquí os dejo unas sugerencias en base a mi experiencia que espero os sirven de ayuda.
- Mariposas. Un pequeño local en Cours Julien que hará las delicias de los veganos. Es perfecto para comer en las mesas de la plaza a base de productos locales y frescos.
- Ciao Marcello. Cerca del Vieux-Port está esta pizzería abierta desde la mañana a la noche. Las pizzas tiene la típica masa napolitana y no pueden estar más ricas.
- Au Coeur du Panier. Un típico bistró francés con velas en la mesas. La carta apenas tiene diez platos. Yo comí una hamburguesa deliciosa y todo lo que vi llevar a otras mesas me pareció que tenía pintaza.
- O’Bidul. En el límite del barrio del Vieux-Port, este restaurante tiene mucha fama, y parece que merecida. En mi caso no pude comer ni cenar allí porque no conseguí una mesa, es un local bastante pequeño y todos destacan su comida casera y la buena atención.
- The Babel Community. Este moderno y luminoso restaurante está justo al lado del que fui mi hotel en la Marsella. Sirven desayunos, comidas (con plato del día) y cenas con productos frescos de temporada.
- Mio Panino. Hacen unos bocadillos deliciosos, tu eliges el relleno (le ponen tanta cantidad que cuesta un poco comerlo si dislocarse la mandíbula). Puedes comerlo allí mismo o llevarlo.
Cómo llegar del aeropuerto de Marsella al centro
El Aéroport Marseille Provence se encuentra a 25 kilómetros de la ciudad y es el quinto con más tránsito de Francia. Buscando con algo de tiempo y teniendo disponibilidad de fechas podéis encontrar vuelos desde, por ejemplo, Madrid por 40 € ida y vuelta con alguna compañía low cost.
Para llegar desde el aeropuerto de Marsella a la ciudad, el medio de transporte más cómodo es el autobús. La parada está en el exterior, entre las terminales 1 y 2. Allí para el 091, el autobús que une el Aéroport Marseille Provence con la estación Marseille Saint-Charles. El tiempo del viaje, dependiendo del tráfico, ronda generalmente los 30 minutos.
Los billetes se pueden comprar en las máquinas expendedoras o en la taquilla. En ambos casos se puede pagar en efectivo o con tarjeta. Cuando la taquilla está cerrada dan opción de comprar el billete al conductor del autobús. El precio es 10 €. Si compras ida/vuelta, el importe será de 16 €.
Una vez en la moderna estación de trenes y autobuses de Marsella se puede continuar viaje hasta el destino, ya sea hotel o la zona del puerto, en metro o autobús. Si alguno prefiere un transporte de puerta a puerta puede reservar traslado privado en Marsella. Un servicio eficaz y cómodo en el que elegir la hora de recogida sabiendo que no tendrás que preocuparte por nada.
Por supuesto, también existe la opción de hacer el trayecto entre el aeropuerto y la ciudad en taxi. La tarifa diurna al centro de Marsella es de 25 € y de 30 € la nocturna. El tiempo del viaje es de unos 25 minutos. Hay que consultar los posibles recargos por equipaje.
Cómo moverse en Marsella
La mayoría de los lugares que ver en Marsella están bastante cerca unos de otros. Se puede organizar una buena ruta para visitar la ciudad a pie. Pero hay otro sitios de interés que están más alejados del casco antiguo de la ciudad. Teniendo tiempo se puede caminar hasta todos ellos. Aunque la verdad es que merece la pena tener en cuenta el transporte público para desplazarse a lugares más alejados como puede ser el Palais Longchamp o la Basílica de Notre-Dame de la Garde.
Billetes transporte público Marsella
El billete es una tarjeta sin contacto. Al adquirirla por primera vez hay que pagar un extra de 10 céntimos. Hay que validar siempre el billete al entrar a tranvías, autobuses o metro. Una vez validado el billete se puede viajar con él durante 60 minutos tanto en metro como en autobuses y tranvías. Eso sí, hay que recordar validarlo cada vez que se cambia de tipo de transporte durante ese tiempo en las máquinas lectoras. No se cargará un nuevo viaje pero si no se realiza esa acción y pasan los revisores (lo hacen y con bastante frecuencia por lo que yo pude ver) te multarán.
En cuanto a los tipos de billetes, son estos:
- Billete individual. Se puede utilizar durante 60 minutos, pero si sale del metro dejará de ser válido y hay que comprar un billete nuevo.
- Tarjeta 10 viajes. Válida para 10 viajes de hasta 60 minutos. Puede ser utilizada por varios usuarios y se puede recargar dos veces.
- Billete para 4 personas. Válido para 4 personas que viajen juntas. No hay que separarse por si pasan lo revisores.
- Billetes sin límites de viajes para 24 ó 72 horas. Además de ser válido en metro, tranvía y autobús también se puede utilizar en los ferries.
- Tarjeta turística 24, 48 ó 72 horas. Además de acceso ilimitado a todo al transporte público incluye la entrada a las principales atracciones turísticas de Marsella.
Metro Marsella
Marsella cuenta con 2 líneas de metro. Funciona entre las 5:30 y las 00:30 horas. Hay que comprobar este horario por las obras de renovación que se están llevando a cabo en las estaciones. Esto puede suponer un cierre adelantado.
Se pueden comprar los billetes en las máquinas expendedoras o en las taquillas (pago en efectivo o con tarjeta). Algunas estaciones cuentan con puertas que incluyen una terminal de pago inmediato con tarjeta de crédito.
Tranvías en Marsella
Las líneas de tranvía son 3. En las paradas hay máquinas para comprar los billetes o recargar las tarjetas. En este caso, el pago es exclusivamente con tarjeta. Es un buen medio de transporte, moderno y limpio. Aunque los asientos no son especialmente cómodos. El horario es de 5:00 horas a medianoche.
Autobuses de Marsella
Con más de 90 líneas de autobús, este medio de transporte es el que llega a más lugares de la ciudad. Hay autobuses de gran tamaño y otros más pequeños. Estos últimos circular por el centro histórico de Marsella y llegan a varios de los lugares que ver en Marsella.
El conductor solamente vende billetes en caso de avería de los validadores. Si se paga en efectivo, no devuelve cambio. El horario de los autobuses diurnos es de 5:15 a 21:00 horas y el de los nocturnos de 21:00 a 00:30 horas.
Autobús turístico de Marsella
Para los que vamos a Marsella por turismo, recurrir a este medio de transporte es una magnífica idea. Sus paradas están pensadas para que los visitantes puedan bajar y subir las que veces que lo necesiten cerca de los lugares más destacados de la ciudad. Es válido durante 24 horas. No hay que olvidar llevar unos auriculares para conectarse a la audioguía en diferentes horarios. Puede comprar tu billete en el siguiente enlace: Tour en autobús turístico con paradas libres en Marsella.