Qué ver en Samarcanda, la ciudad más famosa de Uzbekistán

por Cristina Monsalvo
qué ver en Samarcanda

Si vas a viajar a Uzbekistán, seguro que en tu ruta por el país vas a incluir una de las ciudades míticas de la Ruta de la Seda: Samarcanda. Ubicada en el cruce de caminos que unían China e India con Persia, los lugares que ver en Samarcanda acercan al viajero a un pasado que se remonta a varios siglos antes de Cristo.

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Cómo llegar a Samarcanda

Tren

La forma más habitual para llegar a la mítica Samarcanda es sin duda el tren. El medio de transporte más barato y eficiente para recorrer Uzbekistán. Dependiendo de la ruta que cada viajero organice, puede que el viaje sea desde Taskent, desde Bujará o desde el Valle de Fergana.

La estación de tren de Samarcanda está a 5 kilómetros al noroeste, en la parte moderna de la ciudad. Es mucho más grande que las de otras ciudades de la Ruta de la Seda. Las vías se reparten en varios niveles, los trenes nocturnos a Kokand, Fergana y Margilon salen del nivel inferior.

Podéis encontrar toda la información para vuestra ruta por el país en el post Trenes en Uzbekistán. Precios, horarios, tipos de trenes y muchas otras cosas que os ayudarán a organizar vuestros trayectos en tren por tierras uzbekas.

Avión

El aeropuerto internacional de Samarcanda está a 6 kilómetros del centro de la ciudad. A él llegan vuelos de otras ciudades del país, como Urgench, y también desde otros países. Esto último ofrece la opción a muchos viajeros de entrar en Uzbekistán por Taskent y de dejar el país por Samarcanda (o viceversa).

Taxi desde la estación al centro de Samarcanda

Al salir de la estación de tren encontraréis un buen número de taxis a la caza de clientes. Los primeros os ofrecerán, según ellos, el mejor precio y el mejor vehículo. Basta rechazar esas primeras ofertas y caminar un poco para recibir nuestras ofertas de transporte que a buen seguro serán mejores que las anteriores. Siempre es posible regatear, nosotros finalmente pagamos 40.000 UZB (algo menos de 3 €) por el trayecto a nuestro alojamiento ubicado a poca distancia de la plaza Registán (nos habían pedido unos minutos antes 100.000 UZB).

Por el mismo trayecto pero en sentido inverso pagamos 16.000 UZB el día que dejamos Samarcanda rumbo a Kokand, en el Valle de Fergana.

Si no os apetece tener que regatear y preferís tener un transporte esperando en la estación de tren o en el aeropuerto, lo mejor es reservar un traslado privado en Samarcanda.

Cuántos días para visitar Samarcanda

Al organizar nuestra ruta por el país más turístico de Asia Central, Samarcanda fue de los últimos lugares que visitamos en Uzbekistán. Llegamos a Sarmarcanda desde Bujará y la dejamos para poner rumbo al Valle de Fergana. Pasamos en ella tres días completos, lo que nos permitió no solamente conocer los fascinantes lugares que ver en Samarcanda. También tuvimos tiempo de hacer una excursión a Shahrisabz, ciudad natal de Tamerlán (en uzbejo, Amir Timur, os hablaré de él varias veces en este post).

Después de haber visitado la ciudad os puedo decir que dos días es un tiempo más que adecuado para conocerla. Para recorrerla con calma, sin ir pendientes del reloj. Menos tiempo puede suponer o correr mucho o tener que dejar de visitar alguno de los lugares de los que os voy a hablar más adelante. Y por supuesto, si queréis conocer Shahrisabz, no os quedará más remedio que añadir un día más de estancia en Samarcanda.

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Qué ver en Samarcada

Antes de empezar a contaros que lugares ver en Samarcanda, tengo que deciros que al contrario que otras ciudades de Uzbekistán, aquí no vais a encontrar un recinto amurallado tan encantador como el de Jiva. Ni un sucesión interminable de madrazas, caravasares y mezquitas como en Bujará.

En Samarcanda hay fascinantes construcciones que hacen retroceder a un tiempo en el que llegaban a ella caravanas cargadas de sedas y otras valiosas mercancías. Un tiempo en el que sultanes, astrónomos y poetas vivían en ella. Son pequeñas muestras del pasado en una ciudad moderna, de amplias avenidas, frondosos parques, modernos centros comerciales e infinidad de hoteles y restaurantes (en la que aún se pueden ver situaciones peculiares que nos recuerdan a tantos países asiáticos).

Ahora somos los turistas los que llegamos a ella para mezclarnos con la población local que también visita la ciudad más famosa del país. Todos queremos conocer el legado que ha llegado hasta el siglo XXI de la que fue capital del imperio de Tamerlán.

Para organizar las visita y conocer los lugares que ver en Samarcanda, hay que saber que podemos dividir la ciudad en tres zonas de interés para los visitantes: el casco antiguo, el barrio judío y el barrio ruso. La primera de estas zonas es en la que se concentran los grandes monumentos de la ciudad, mientras que los otros barrios esconden pequeño tesoros y la vida real de esta ciudad de Uzbekistán. Además, hay que mencionar Afrosiab, la antigua Samarcanda. Una zona que puede interesar especialmente a los aficionados a la arqueología.

Si queréis descubrir los fascinantes lugares que ver en Samarcanda de la mano de un guía conocer de la historia, la cultura y el arte de la ciudad, os animo a reservar el tour guiado a pie por Samarcanda en español. Es el mejor modo de descubrir esta ciudad destacada de la Ruta de la Seda.

Qué ver en el casco antiguo de Samarcanda

Voy a empezar a contaros que ver en esta fascinante ciudad uzbeko por su centro, por los lugares que visitan todos los que llegan a Samarcanda y que forman parte de los grandes monumentos de la antigua Ruta de la Seda (todos ellos requieren del pago de una entrada si se quiere ver su interior).

Registán, una de las plazas más bellas del mundo

Se trata del principal conjunto monumental que ver en Samarcanda. Una gran plaza rodeada por tres grandes madrazas (Ulugh Beg, Sher Dor y Tilla-Kari) cuyas fachadas cubiertas de azulejos en tonos azules no dejan indiferente a nadie.

El conjunto se puede ver desde una moderna escalinata a la que han dotado de una plataforma. Las vistas del conjunto del Registán desde es punto son completas. Una panorámica espectacular para ver de día y de noche.

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Al caer la noche, el espectáculo visual continúa. Cada día, cuando el sol se pone, comienza un espectáculo de luz y sonido del que pueden disfrutar todos viandantes que pasan por la plaza. Luces azules, verdes, moradas bailan sobre las fachadas de las madrazas al ritmo de un sugerente música que nos lleva a los tiempos de esplendor de la ciudad.

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El acceso a la plaza y a sus madrazas exige del pago de una entrada. Una entrada que, al contrario de lo que pasaba hace algún tiempo, ahora solamente permite acceder una vez al Registán. Cuando entras puedes pasar todo el día allí si lo deseas, pero si sales, olvídate de volver porque nadie accederá a dejarte pasar de nuevo.

La plaza está abierta todos los días del año, aunque cambia el horario en el que se puede visitar.

  • Temporada baja (finales de noviembre a finales de febrero) de 8:00 a 20:00 horas.
  • Temporada alta (finales de febrero a finales de noviembre) de 7:00 a 24:00 horas.

El precio de la entrada cambia cada año, en 2024 os puedo decir que costaban 65.000 som para los turistas adultos extranjeros y 35.000 som para los menores de 14 años.

Madraza Ulugh Beg, una de las más bellas que ver en Samarcanda

La madraza Ulugh Beg fue reconocida en su momento como la de mayor rango de la ciudad. En ella se impartían clases de teología, filosofía, matemáticas y astronomía. Debe su hombre a uno de los nietos de Tamerlán, gobernante y astrónomo.

La construcción de esta madraza, la más antigua del conjunto del Registán, duró 3 años y terminó en 1420 y está considerada por muchos la más bella que ver en Samarcanda.

El portal principal está decorado con estrellas, un recuerdo de la pasión que Ulugh Beg sentía por el firmamento. Los azulejos que cubren los muros de ladrillo son de los más bonitos y elaborados del país, con el azul como protagonista, combinado con tonos verdes, amarillos, rojos y blancos.

En el interior de esta madraza que ver en Samarcanda se puede ver que gran parte de los antiguos dormitorios del edificio están ocupados por tiendas. Lo que fueron salas de lectura y aulas han pasado a ser salas de exposiciones. En ellas se reproducen escenas de astrónomos trabajando y estudiando. También hay interesantes exposiciones que incluyen piezas de joyería y fotografías antiguas.

Sher Dor, la madraza de los leones

Frente a la madraza Ulugh Beg está la segunda de las madrazas que ver en la plaza Registán de Samarcanda. Fue construida dos siglos más tarde que la anterior, y en este caso las obras duraron 17 años.

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El nombre de esta madraza se puede traducir como madraza del León. Un nombre que hace referencia a la decoración sobre el portal principal: dos felinos que a simple vista parecen más leopardos que leones. La presencia de estos dos animales, de los ciervos a los que persiguen y de rostros que representan al sol en la decoración de un edificio musulmán incumple con la prohibición islámica de no representar personas y animales.

En la fachada también destacan dos preciosas cúpulas vidriadas y dos minaretes. Cuando se construyó esta madraza que ver en Samarcanda, la idea original es que fuera un réplica exacta de la que de Ulugh Beg en cuanto a la arquitectura y dimensiones.

Los azulejos y mosaicos que cubren las paredes exteriores e interiores de esta madraza son de motivo floral. Crean un precioso patrón ornamental que hace muy atractivo, sobre todo el patio de la madraza.

Madraza Tilla-Kari

La tercera de la madrazas de la plaza Registán es la que ocupa el centro de la misma. Fue acababa de 1660, siendo la más moderna de las tres madrazas y cerrando visualmente con su fachada el espacio de la plaza.

En la madraza Tilla-Kari, a demás de alto portal de acceso que se abre a la plaza, la fachada está formada por dos niveles de hudjras (las estancias en las que vivían los estudiantes) precedidas de balcones con arcos apuntados, con torres en las esquinas.

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La parte más interesante de esta antigua escuela coránica es sin duda su mezquita, uno de los lugares más bellos y asombrosos que ver en Sarmarcanda. Se construyó para que los estudiantes pudieran orar sin necesidad de abandonar la madraza. Su interior está decorado en tonos azules y dorados.

El techo está cubierto de pan de oro, y aunque es liso, está decorado de tal forma que parece estar abovedado. También el mihrab y el minbar están cubiertos de ese material. Es precisamente la abundancia de oro a la que la madraza Tilla-Kari debe su nombre, que no quiere decir otra cosa que “cubierta de oro”.

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Mezquita Bibi Kahnym, la más grande que ver en Samarcanda

Para seguir conociendo los monumentos que ver en el centro antiguo de Samarcanda, basta dejar los jardines que rodean el Registán y poner rumbo al noreste. Se puede ir directamente por la peatonal calle Toshkent hasta la mezquita de la que os voy a hablar ahora, o bien, callejear por las calles del barrio. Yo os recomiendo ir por Kosh-hauz hasta la calle Chorraja (es la primera grande que aparece a la derecha). Llegar a la mezquita Bibi Khanym por esa calle os permitirá tener una bonita perspectiva de la parte posterior de este antiguo lugar de oración musulmán.

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Eso sí, antes de continuar por uno u otro camino, podéis hacer una parada en el cuidado jardín que rodea la escultura que homenajea a Islam Karimov. Fue el primer presidente de Uzbekistán tras la disolución de la URSS. Había nacido en Samarcanda, gobernado con mano de hierro y hasta fue objetivo de un grave atentado en la Tashkent en 1999.

Volviendo a la mezquita Bibi Khanym, uno de los grandes monumentos históricos que ver en Samarcanda, deciros que es una de las construcciones más imponentes que se conservan en Uzbekistán. En su momento fue una de las mezquitas más grandes del mundo: su cúpula alcanza los 41 metros de altura, su portal de entrada (pishtak), los 36 metros y su patio tiene una superficie de 5.000 m2.

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El acceso a la mezquita es de pago (40.000 som en 2024) y permite pasear por su enorme patio en el que una urna protege un atril de mármol sobre el que descansa un Corán con un tamaño acorde al de la propia mezquita.

Mausoleo de Bibi Khanym

Justo frente a la mezquita se puede ver el mausoleo de Saray Mulk Khanum, también conocida como Bibi Khanym. Fue la predilecta de Tamerlán entre todas las mujeres de su harén, además de su confidente. Su nombre significa princesa mayor, era descendiente de Gengis Khan y ostentó el título de emperatriz hasta su muerte, un año después de la de su esposo.

El mausoleo estuvo rodeado de una madraza y se fue deteriorando con el paso de lo siglos. No fue hasta finales del siglo XX cuando se acometió su restauración, no muy lograda. El exterior, de ladrillo, parece totalmente nuevo, no se distinguen las partes antiguas de las nuevas. Resulta bastante aburrido en comparación a otras lugares que ver en Samarcanda. Solamente su cúpula, de azulejos vidriados en color turquesa, le dan un poco de alegría al conjunto.

Se puede acceder hasta la entrada a la tumba sin pagar entrada, pero aquellos que quieran ver el interior no tendrán más remedio que pagar para ello. No os puedo contar si merece o no la pena porque nosotros decimos no entrar.

El horario de visita a este mausoleo es de 8:00 a 18:00 horas.

Bazar de Siyob, compras en Samarcanda

Si a estas alturas estáis cansados de tanto monumento, tanto mosaico y tanta historia, ha llegado el momento de hacer una parada en uno de esos mercados imprescindibles en un viaje por Uzbekistán. Está justo al lado de la mezquita Bibi Khanym, lo que lo convierte en una parada perfecta para ir de compras.

Como en los antiguos bazares orientales, en el Bazar de Siyob, convertido en uno de los lugares más animados que ver en Samarcanda, los puestos se agrupan por el producto que ofrecen. En la zona más alta del bazar están los puestos de recuerdos típicos para turistas y otros en los que los frutos secos, los dátiles y la fruta deshidratada son protagonistas.

Es imposible pararse en un puesto y no irse de allí sin haber probado al menos dos o tres de los productos que se venden en él. Los uzbekos son gente muy amable. Y también buenos negociantes, saben que ofrecer para que no te puedas resistir.

Los precios de los frutos secos son geniales, si os gustan los pistachos o las almendras, no podréis resistiros. Animaros también a probar otras cosas que en Europa no comemos. Como los huesos de melocotón, que también se convierten en frutos secos con un interior comestible.

Más abajo se agrupan los vendedores de frutas y verduras. Por otro lado, los del pan. Si os fijáis en estos últimos podréis contar más de 15 tipos diferentes de pan. Al final, y rodeando el mercado, aparecen tiendas de ropa en los que comprar desde camisetas de recuerdo a preciosas chaquetas, vestidos o abrigos con los típicos diseños ikat.

El bazar de Siyob abre desde las 7:00 horas de martes a domingo. Los puestos de alimentos cierran al atardecer, y el resto del mercado a las 19:00 horas.

Mezquita Hazrat-Hizr

Para llegar a la que está considerada la mezquita más bonita que ver en Samarcanda basta con caminar por la calle Toshkent en dirección contraria al Registán. Un puente peatonal cruza una carretera, al otro lado de la cual están la mezquita, un gran cementerio y Afrosiab, el enclave de la antigua Samarcanda.

Los orígenes de la mezquita Hazrat-Hizr se remontan al siglo VIII. Fue incendiada por Gengis Khan cinco siglos más tarde y su reconstrucción no llegó hasta mediados del siglo XIX. A pesar del tiempo que la separa de las construcciones que vieron los viajeros que llegaban a la ciudad hace siglos por la Ruta de la Seda, esta mezquita también está decorada con bonitos mosaicos, elaboradas columnas y elaborada ornamentación.

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El acceso a la mezquita se realiza por las escaleras que llevan hasta lo alto del lugar de oración, construido en una colina. Si se accede por la puerta principal, la orientada al sur, lo primero que se ve es la reciente tumba del Islam Karimov, fallecido en 2016.

Alrededor del patio está el aivan, el pórtico cubierto sujeto por columnas similar al que se puede ver en tantas mezquitas, modernas y antiguas, de Uzbekistán. En uno de los laterales está la khanqah. Una zona de descanso para viajeros en la que los maestros sufíes realizan sus oraciones y retiros.

La mezquita propiamente dicha está a la derecha de la entrada. En ella destacan el aivan, la decoración policromada y las bonitas puertas talladas. No hay que dejar de salir a la terraza orientada al oeste, desde la que se tiene una amplia panorámica de Samarcanda con la mezquita Bibi Kahnym como protagonista. Vista desde este lugar se aprecian perfectamente su grandes proporciones.

El acceso a esta mezquita es gratuito. Hay que recordar que es un lugar de oración y que está prohibido hacer fotos. Hay que carteles que indican esto último por todas partes. Yo me declaro culpable porque no pude evitar hacer un par de fotografías.

Leyenda del santo Hizr, patrón de lo viajeros

La leyenda de esta mezquita está relacionada con Hizr, un héroe protagonista de varias leyendas en las que también aparece Alejandro Magno.

Una de esas dice que Alejandro Magno se enteró de la existencia de una fuente que daba la inmortalidad a quien bebiera su agua. Decidió enviar a Hizr, su mejor guerrero, en su busca. El ahora considerado santo dio con ella, sació su sed en la fuente y llenó una jarra de alabastro con el agua milagrosa para regresar con ella junto a su señor.

El destino sin embargo no parecía dispuesto a dar la inmortalidad a Alejandro. El barco en el que viajaba Hizr se hundió, y el rey de Macedonia nunca llegó a beber el agua de la fuente.

Cementerio de Samarcanda

Justo frente a la anterior mezquita está el principal cementerio de Samarcanda. Las tumbas están apiñadas, haciendo muy complicado caminar entre ellas. Solamente están despejados de hierbas y vegetación algunos senderos que recorren todo el cementerio.

La parte más cercana al mezquita Hazrat-Hizr corresponde al cementerio musulmán. Las lápidas nos recordaron mucho a las del cementerio que hay junto a la Mezquita Blanca, uno de los lugares que ver en Tashkent, con sus lápidas de mármol decoradas con los rostros de los fallecidos. Aunque el cementerio en conjunto está mucho menos cuidado que el de la capital uzbeka.

En el extremo noreste de este lugar que ver en Samarcanda está el cementerio judío. Todo es en él es similar a lo que hay en la parte musulmana. Pero es fácil distinguir las tumbas de los judíos, pues en ellas, además de un texto en uzbeko aparece siempre otro en hebreo.

No es un lugar de visita imprescindible en esta ciudad de la Ruta de la Seda. Pero si pasáis por su puerta podéis entrar a verlo. Y de paso, aprovechar para contemplar el siguiente lugar del que os voy a hablar, Shah-i-Zinda, desde una perspectiva diferente.

Shah-i-Zinda, un lugar fascinante que ver en Samarcanda

Uno de los lugares más bonitos que ver en Uzbekistán es sin duda este conjunto de mausoleos en el límite del centro antiguo de Samarcanda. Una avenida de tumbas cubiertas de azulejos que es sin duda visita imprescindible en Samarcanda.

El nombre de este fascinante lugar significa “tumba del rey vivo”. Parece ser que este nombre hace referencia a la presencia en el lugar de la tumba de Qutham Ibn Abbas, primo del profeta Mahoma e introductor del islam en lo que hoy es Asia Central. Una leyenda cuenta que los zoroastrianos, no muy  contentos con su presencia en la zona, lo decapitaron durante su rezo, pero no murió. De esta leyenda viene sin duda el nombre de esta necrópolis que ver en Samarcanda.

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La presencia de la tumba de Kusam Ibn Abbas aquí convirtió a esta necrópolis en un destacado punto de peregrinaje (en la Edad Media, visitar este lugar equivalía a viajar a La Meca). También es probable que tanto Tamerlán como Ulugh Beg eligieran este espacio para dar sepultura a sus familiares por la presencia en él del predicador.

Qué ver en Samarcanda

Son once los mausoleos que se pueden ver en Shah-i-Zinda, construidos unos junto a otros entre los siglos XIV y XV.  Sus fachadas e interiores cubiertos de preciosas composiciones de azulejos sobre el ladrillo están considerados de los más bellos del mundo árabe.

Para acceder al complejo funerario de Shah-i-Zinda hay que pagar entrada y se puede visitar todos los días de la semana desde las 7:00 horas. La entrada, al igual que ocurre en todos los monumentos que ver en Samarcanda y en el resto del país, tiene un precio diferentes para uzbekos y extranjeros. En 2024, el precio para turistas internacionales era de 40.000 som (se puede pagar en efectivo o con tarjeta).

Mausoleo Gur-e-Amir, imprescindible que ver en Samarcanda

Este mausoleo es uno de los lugares más destacados que ver en Samarcanda. Es, junto con la plaza Registán y el complejo Shah-i-Zinda, uno de los lugares que más turistas reciben en la ciudad.

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El acceso es de pago y al igual que en otros monumentos, solamente se puede entrar una vez. Nosotros intentamos volver a acceder por la noche, pero no hubo forma de convencer al vigilante. Lo máximo que conseguimos fue ponernos debajo del portal de acceso al complejo, siempre bajo la atenta mirado del vigilante.

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En cuanto a la arquitectura de este precioso mausoleo, hay que saber que formó parte de un complejo anterior, con una madraza, minaretes y un khanqah. Si bien la tumba familiar se ha restaurado, el resto del complejo que inicialmente se debió diseñar para ser una escuela coránica permanece en ruinas.

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Tamerlán mandó construir este mausoleo para uno de sus nietos, pero él mismo falleció antes de los esperado en Kazajistán mientras preparaba una de sus continuas batallas. Era invierno y la nieve bloqueaba el camino a Shahrisabz (el lugar que el gobernante había elegido para ser enterrado), por lo que se decidió enterrar a Tamerlán (Amir Timur) en Samarcanda, en la tumba levantada para su nieto Mohammed Sultan.

Aquí también descansan dos de los hijos de Tamerlan y dos de sus nietos (uno de ellos es Ulugh Beg, el de la madraza del Registán). Las lápidas que se pueden ver bajo la cúpula son solamente marcas. Es debajo, en la cripta, donde están las tumbas con los cuerpos de los fallecidos.

Mausoleo Rukhobod, el monumento más antiguo que ver en Samarcanda

Este mausoleo, en un parque delante de Gur-a-Emir, está considerado el monumento más antiguo que ver en Samarcanda. Es una estructura de ladrillo construida a finales del siglo XIV y restaurada en 2015. No sabemos si la entrada es de pago o no. Cuando nosotros lo visitamos lo estaban limpiando, nos animaron a pasar y lo único que no dijeron es que no podíamos hacer fotos a las tumbas. Si decidís acercaros a este lugar y os quieren cobrar, deciros que no merece la pena, sobre todo porque desde sus ventanas/puertas abiertas podréis ver el interior.

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Qué ver en el barrio judío de Samarcanda

Dejo el centro antiguo e histórico de Samarcanda para hablaros de uno de los barrios de la ciudad que conservan la esencia tradicional de la vida uzbeka.

En el pasado, en este barrio llegaron a vivir 35.000 judíos. Muchos se fueron marchando a Argentina, Alemania, Israel o Polonia. Ahora, la población judía de Samarcanda apenas alcanza las 100 personas.

Recorrer el barrio judío permite acercarse a la vida cotidiana de la gente de la ciudad. Visualmente puede resultar algo anodino. Aquí las casas, al igual que en todos los países musulmanes, tienen aburridas fachadas en las que solamente la puerta comunica la calle con el interior. Las viviendas tienen un patio al que se abren las ventanas y puertas. Si con suerte se pasa por delante de un puerta abierta, siempre se puede ralentizar el paso para curiosear un poco el interior.

Lo mejor del paseo por este barrio es que permite interactuar con los vecinos. La gente es amable y aunque la comunicación no sea sencilla siempre parecen tener ganas de charlar y ningún problema en dar las indicaciones para que el viajero llegue correctamente al lugar que busca.

Los comercios en esta parte de Samarcanda son los típicos de un barrio. Fruterías y pequeños supermercados. Si os llega el aroma de pan recién hecho mientras camináis por el barrio judío de la ciudad, seguirlo y llegaréis a algún horno tradicional.

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Dónde está el barrio judío de Samarcanda

El barrio judío está al este de la calle Toshkent. Pero separado de la parte turística de la ciudad por muros que delimitan la zona monumental. No es el único barrio en el que pasa, pero en este es muy evidente, pues en toda la calle que os he mencionado se han construido edificios que ocupan comercios orientados a los turistas y que han cortado la comunicación entre las calles del barrio judío y la calle Toshkent.

El único punto de acceso que pudimos encontrar entre la citada calle y el antiguo barrio judío está cerrado por una puerta metálica en la que un pequeño paso peatonal permite la comunicación entre ambas partes de Samarcanda. Cruzando esa puerta estaréis en Hujum ko’chosi, la principal calle del barrio. Basta caminar con ella para ir encontrando los principales lugares que ver en el barrio judío de Samarcanda.

Mezquita Qoraboy Oqsoqol

Se trata de una de las mezquitas que ver en este barrio. Está ubicada en una calle a la derecha de Hujum ko’chosi. No es especialmente atractiva, lo más llamativo son su aivan y las pinturas que la decoran, pero han cubierto el patio con una uralita verde que le resta mucho atractivo. Muy cerca hay una de esas panaderías tradicionales de las que os hablaba.

Mezquita Mubarak

Continuando el recorrido por Hujum ko’chosi se llega en pocos minutos a otra de las mezquitas del antiguo barrio judío. Es pequeña, pero está bien conservada. Su aivan, con cubierta pintada y columnas talladas, se abre un patio en el que completan el conjunto de esta antigua mezquita un minarete y una fuente de estilo europeo. Es patio es también lugar de reunión de los vecinos del barrio. No es raro encontrar en alguno de esos grupo de hombres al dueño del lugar del que os voy a hablar a continuación.

Choychana Mubarak, una tienda que ver en Samarcanda

Justo frente a la anterior mezquita está esta tienda de antigüedades que nadie debería perderse. Lo primero porque ofrece la posibilidad de conocer como es una vivienda tradicional uzbeka. Varias de las estancias de la casa se han convertido en parte de la pintoresca tienda.

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Primero un patio, con mesas en las que se exponen todo tipo de cachivaches. Desde monedas y billetes rusos a objetos de bronce de diferente procedencia. Colgando por las paredes del patio, estanterías con teteras y perchas con ropa antigua cubierta de polvo.

Solamente hay que subir por las escaleras que llevan a lo que antaño fueron estancias de la casa para descubrir no solamente bonitos techos y paredes. También grandes colecciones de tejidos y de complementos típicos de la vestimenta ukbeka. Es un lugar muy pintoresco que ver en Samarcanda.

Sinagoga Gumbaz

El último de los lugares que ver en el barrio judío de Samarcanda es esta sinagoga, en una calle a la izquierda de Hujum ko’chosi, justo frente a unos baños públicos, un hamman que utilizan los vecinos del barrio. Eso sí, en días alternos, las mujeres los primeros días de la semana y los hombre al final de la misma.

Volviendo a la sinagoga Gumbaz, ha estado en activo desde que fue construida en el siglo XIX. Se puede visitar, pero no siempre está abierta. Es el rabino la persona que abre la puerta y acompaña a los visitantes por el patio, la galería con fotos de antiguos rabinos y la sala de oración. El señor fue bastante antipático, no sabemos si no tenía ganas de visitas o sencillamente que el hombre es así de sieso.

Nos hizo el recorrido con prisa y mala cara, señalando las estrellas de David tallas en las puertas, abriendo unas estanterías con libros antiguos y señalando con insistencia el cuenco para que le dejáramos un donativo de 50.000 sum (me molestó tanto su actitud que le dejamos 30.000 sum, aunque confieso que me hubiera ido sin dejar nada).

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Comentar también que durante nuestra visita, en plena escalada del conflicto de Gaza, encontramos un vehículo con policía armada a pocos metros de la puerta de la sinagoga. La primera vez que fuimos, al vernos parados frente al templo judío, se acercaron a nosotros para pedir la documentación y nos explicaron que era la hora de comer, que era mejor regresar por la tarde. Unas horas después, de nuevo se acercaron y al reconocernos fueron ellos mismos los que llamaron al rabino.

Qué ver en el Barrio Ruso de Samarcanda

Con una zona bastante alejado del radar de los turistas, el barrio ruso de Samarcanda comienza justo al lado de la tumba de Tamerlán. Sus amplias avenidas arboladas y sus calles con casas de estilo ruso pintadas en tonos pastel las que convierte a este barrio en un lugar por el que dar un agradable paseo.

Estatua de Tamerlán

La ubicación de esta enorme estatua que rinde al conquistador mogol marca el límite entre el casco antiguo y el barrio ruso. Se trata de una escultura de grandes proporciones en la que aparece Tamerlán, sentado en su trono con la espada en su mano. Está ubicada en lo alto de una escalinata rodeada por una fuente que no siempre está en funcionamiento.

El Gur-e-Amir estaría también en el límite del centro histórico, separado del barrio antiguo por una puerta como la del barrio judío, que hace que este mausoleo esté más integrado en el moderno barrio ruso que en la parte antigua de la ciudad.

Calles del barrio ruso

Son muchos los que dicen que este barrio no es atractivo. Y aquí estoy yo para decir lo contrario. Es cierto que aquí no hay grandes monumentos. Solamente amplias avenidas, modernos hoteles y tiendas de lujo. Pero si uno no se desanima a la primera de cambio, enseguida empiezan a aparecer bonitos edificios de una o dos plantas con fachadas pintadas de suaves colores verdes, azules o amarillos. Algunos están entre construcciones más modernas, otros cerca de algún parque. Basta con ir atento para ir descubriendo esos edificios que hacen honor al nombre del barrio en el que se encuentran.

Si conocéis Rusia, seguro que esos edificios, hoy convertidos en hotelitos, restaurantes, tiendas u oficinas, os recuerdan a muchos que se pueden ver, por ejemplo, en las calles de San Petersburgo.

Qué ver en Afrosiab, la antigua Samarcanda

Cuando organizamos nuestra ruta por los lugares que ver en Samarcanda, valoramos visitar esta parte de la ciudad. Finalmente decidimos obviarla. Los lugares que allí se pueden ver no nos parecieron demasiado interesantes. Pero quiero dejar aquí constancia de ellos por si a alguno le apetece acercarse a este lugar al norte de Shah-i-Zinda.

  • Observatorio de Ulugh Beg. En este lugar en ruinas se conserva solamente un arco encontrado en 1908. El observatorio del nieto de Amir Timur  fue construido en el siglo XV.
  • Museo de Afrosiab. Este museo está dedicado a los hallazgos del yacimiento arqueológico. El más importante de todos ellos es un fresco del siglo VII en el que aparece el rey recibiendo a los dignatarios extranjeros.
  • Tumba de Daniyar o Daniel. Esta tumba alargada contiene un sarcófago de 18 metros que contiene los restos del profeta Daniel (datan del siglo V a.C. y los llevó Tamerlán desde Irán a Samarcanda. Lo mejor es la leyenda que dice el cuerpo crece un centímetro cada año, por lo que el sarcófago a tenido que irse haciendo más grande a lo largo de los siglos.

Dónde dormir en Samarcanda

Aunque hay hoteles y otro tipo de alojamientos repartidos por toda la ciudad, mi recomendación es que elijáis para dormir en Samarcanda el centro antiguo. Estaréis cerca de todos los lugares que visitar en la ciudad, podréis recorrer la ciudad caminando (y si algo está más lejos por poco más de 1€ podréis ir de un lugar a otro), encontraréis un buen número de locales para comer, cenar o tomar un café y además, podréis pasar siempre que os apetezca, de día o de noche, por la impresionante plaza Registán.

Dicho esto, os remiendo el hotelito en el que nosotros nos alojamos las tres noches que estuvimos en Samarcanda. Su nombre es Hanifa Boutique y está en el corazón del barrio antiguo de la ciudad, a medio camino entre el Registán y la mezquita de Bibi-Khanym. Tiene la estructura tradicional de una casa uzbeka, con un patio al que se asoman las puertas y ventanas de la habitaciones. Estas últimas son amplias, con camas muy cómodas y una limpieza perfecta. El personal es uno de los fuertes de este hotelito, desde la persona de recepción al personal que sirve cada día el fabuloso desayuno en el que no faltan ni productos típicos ukbekos. El precio varía según la temporada, pero creo que tiene unas tarifas muy acordes a lo que ofrecen.

Por si este hotel en Samarcanda no os convence, os dejo el nombre de otros dos que estuve valorando antes de decidirme por el Hanifa Boutique: Ok Hotel Kamila (al lado del Registán) y Bibikhanum Hotel (no reservamos este porque no tenía disponibilidad, pero me parece que tiene buena ubicación y unas habitaciones cómodas y bonitas). En cuanto a los precios, los de ambos son muy similares a los del hotel que yo os recomiendo por haberme alojado en él.

Comer en Samarcanda

Las opciones para comer en Samarcanda son muchas y variadas. Sobre todo cerca de los lugares más turísticos donde hay un buen número de restaurantes y de hoteles que también ofrecen servicio de comidas y cenas.

En los alrededores de la mezquita Bibi-Khanym hay muchos lugares para tomar algo ligero o beber casi a cualquier hora del día. El fuerte de estos locales suele ser su ubicación y en algunos casos, sus terrazas con vistas a los monumentos de la ciudad. Es una zona muy popular entre los viajeros independientes, aunque la calidad no parece que sea la mejor de la ciudad. Justo frente a la plaza Registán, hay también un número de restaurantes y cafeterías a lo largo de Registon ko’chasi.

Yo no os voy a recomendar ningún restaurante en esas zonas. No digo que no sean buenos, pero yo probé en otros lugares y la experiencia fue buena, por lo que no dudo en recomendar esos establecimientos para comer o cenar en Samarcanda.

Emirhan Restaurant

Ubicado justo a la espalda de madraza Tilla-Kari, al otro lado del muro que rodea el Registán, este local se ha convertido gracias a sus modernos y estilos salones, a la variedad de su carta, a la calidad de la cocina, la buena atención del personal y la terraza con vistas panorámicas en uno de los restaurantes más apreciados de la ciudad.

que ver en Samarcanda

Es más que conveniente reservar, sobre todo si se quiere cenar en la terraza. Encontrar mesa en el interior no es complicado, desde las ventanas también se ve la cúpula de Tilla-Kari, pero no es lo mismo que desde el exterior. El primer piso suele estar reservado para grupos de turistas.

Suele haber buena música ambiental, y en temporada alta no es raro que haya algún espectáculo de música y danza tradicional durante la cena. Si te quieres librar de él, siempre puede optar por una mesa en el planta baja.

La carta está en uzbeko, ruso e inglés. Algo mucho menos habitual de lo que podríamos imaginar. Se puede pagar con tarjeta.

Samarkand Restaurant

En el barrio ruso, cerca del cuidado Parque Navoi, se encuentra este restaurante para comer en Samarcanda. Es enorme y parece que gusta tanto a uzbekos como a extranjeros. Al igual que en el anterior restaurante que os he recomendado, en el Samarkand Restaurant conviene reservar. Y dejar muy claro que no se quiere una mesa en el salón principal, el que está a la izquierda de la entrada.

¿La razón para rechazar ese comedor? La música, es atronadora, y los comensales aprovechan entre plato y plato para salir a bailar. Este salón está rodeado de comedores privados que también se pueden reservar. El piso superior está decorado con estilo ruso, con mucha madera y pieles de oso. Es más pequeño y también más tranquilo.

Al fondo de la entrada hay otra zona al aire libre, perfecta para las noches más cálidas. Y desde esa terraza se accede al último de los comedores. De techos altos y decoración totalmente uzbeka. Aunque puede haber grupos celebrando cumpleaños u otros acontecimientos, no resulta molesto el ruido.

La carta es enorme, pero solamente está en ruso y uzbeko. Por suerte tiene fotos, lo que ayuda a decidir que pedir. Admiten tarjeta como forma de pago.

Platan

También en el barrio ruso, este restaurante ha estado considerado durante mucho tiempo como uno de los mejores de la ciudad. Mucho más tranquilo que el anterior, sus grandes mesas son indicativo de que aquí la gente no suele venir a cenar en pareja. Grandes sofás, flores en las mesas y platos bien presentados son algunas de sus señas de identidad.

Tiene una bonita terraza perfecta para los días más cálidos (cuando hace más frío encienden unas estufas) y unos camareros que no se cuentan entre los más simpáticos de la ciudad.

La carta aquí si está en inglés, y además, con fotos que corresponden exactamente con lo que llega a la mesa. En este restaurante para comer en Samarcanda también admiten tarjeta como forma de pago.

Tanto este como el anterior restaurante no están precisamente cerca de los lugares que ver en Samarcanda. Aún así, se puede ir caminando para descubrir un poquito del barrio. Y si luego tenéis que regresar al centro, siempre se puede coger un taxi que por 10.000 ó 20.000 som (depende de vuestra capacidad de regateo) os llevará al lugar elegido. Eso sí, intentad no coger el taxi cerca de los restaurantes. Deben tener garantizado que alguien se va a subir y es más complicado conseguir un buen precio.

Qué ver en Samarcanda: mapa

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