La Ruta Romántica alemana tiene cerca de 460 kilómetros. Normalmente se hace de norte a sur. Durante el recorrido van apareciendo paisaje de postal, ciudades medievales, iglesias barrocas e historias singulares. Pues bien, cuando estás llegando al final y crees que ya no puede aparecer nada más bonito que lo ya visto, te encuentras con Halblech, en la región alemana de Allgäu.
Ubicada en un amplio valle, con maravillosas vistas panorámicas de los Alpes, cuatro lagos y otros coquetos pueblos que forman un atractivo conjunto, encontramos Halblech. Un nombre que comparten un río, un pueblo y un municipio. Este último está formado por tres distritos grandes (el propio Halblech, Buching y Trauchgau) y 29 más pequeños.
Las posibilidades en este rincón de Baviera son múltiples. Rutas de senderismo, paseos en bicicleta, buena gastronomía, alojamientos tradicionales y telesillas que llevan a fantásticos miradores son solamente algunas de las cosas de las que disfrutar en Halblech. Por si fuera poco, los lugares que ver en Füssen, final de la Ruta Romántica, están a poca distancia de este encantador lugar.
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Qué hacer en Halblech
Si eres cómo nosotros y te animas a hacer una parada en este bucólico valle bávaro, toma nota de algunas de las mejores cosas que puedes hacer.
Subir al Buchenberg
Es una de las formas más sencillas de disfrutar de las estupendas panorámicas de las montañas y los lagos del valle. Esta montaña tiene una altura de 1.142 metros y se puede llegar hasta su cima en telesilla (funciona todo el año). La estación está en Buching y una buena idea es subir en el telesilla y bajar caminando por un sendero bien señalizado.
En lo alto, para coger fuerzas antes de comenzar la bajada hay un gran restaurante con la más típica decoración alpina. Al lado hay un cercado con unas grandes y peludas cabras. Pero lo mejor de todo, sin duda, son las vistas sobre los Alpes y el valle. Nosotros no tuvimos mucha suerte, el cielo decidió cubrirse y no nos dejó disfrutar de la mejor panorámica, e incluso, ante la amenaza de lluvia, tuvimos que hacer el camino de regreso también en telesilla en lugar de caminando que era lo que teníamos previsto.
Menos mal, porque terminó lloviendo con intensidad, aunque más tarde salió el sol y tuvimos un fabuloso fin de jornada.
Disfrutar de los lagos de Halblech
Los lagos de Halblech forman unas estampas tan bonitas que es imposible no caer rendido antes ellos. Son cuatro: Illanbergsee, Forggensee, Bannwaldsee y Hegratsrieder See. Los dos primeros se comunican por un canal y el panorama desde cada uno de ellos es único.
El Forggensee es navegable y tiene incluso zonas de playa alrededor. Illanbergsee es un buen lugar para darse un chapuzón y disfrutar de un día de campo en las praderas que lo rodean. El más pequeño de ellos es Hegratsrieder See, y también el más bucólico, rodeado de flores (en primavera/verano) y con una bonita granja como telón de fondo.
Lo mejor para poder visitar varios puntos de estos lagos es contar con un medio de transporte propio. Ya sea un coche o, mejor aún, una bicicleta.
Sentarse en el banco más bonito del valle
Rodeado de verdes prados, cerca del pequeño pueblo de Eschenberg, se puede visitar un rincón tan sencillo como bello. Es un banco junto a una estrecha carretera desde el que se tiene una de las panorámicas más bonitas de Halblech. Uno de esos lugares en los que basta mirar al horizonte para sentirse agradecido de haber llegado hasta allí.
Conocer la arquitectura popular
Salpicando el valle, en lo alto de alguna colina o en el centro de los coquetos pueblos de esta parte de la Ruta Romántica de Alemania, encontramos pequeñas iglesias pintadas de blanco, con tejados a dos aguas y un pequeño campanario. Uno de los ejemplos más bonitos, tanto por el templo como por su ubicación, es la Capilla de San Peter.
Descubrir tradiciones bávaras
Basta darse una vuelta por Halblech para encontrarse con vecinos dispuestos a compartir un rato de charla o una copa de vino. Los bávaros dicen de si mismo que son gruñones, pero viendo lo divertidos, fiesteros y amables que son, cuesta imaginarlos enfadados.
Durante esas paradas se puede preguntar por eventos típicos de la zona. Es fácil coincidir con algún festival en los alrededores, sobre todo durante los fines de semana. Aunque también puede pasar que algún vecino sepa de un ensayo, ya sea de música o baile.
Nosotros tuvimos suerte y nos invitaron a ver un ensayo de un “concierto” con un instrumento muy alpino: el alforn. Esa especie de trompeta gigante que se toca con la parte más ancha apoyada en el suelo.
En primavera se celebra una de las fiestas más populares de Baviera, Maibaumaustellen. Y si se visita la región a finales del verano, no está de más intentar que el paso por la región de Allgäu coincida con el Festival de Otoño de Buchinger. Una fiesta en la que se acarrea el ganado desde los pastos de la montaña a los valles. Sus dueños visten los trajes tradicionales y los animales se cubren de flores.
Visitar el Castillo de Neuschwanstein
El que es probablemente el castillo más famoso de Europa se encuentra a tan solo 12 kilómetros de Halblech. Algo que convierte al Castillo de Neuschwanstein en una excursión que merece la pena si se está visitando esta zona de Baviera. El trayecto se puede hacer en coche o en bicicleta gracias a los numerosos y variados carriles bicis de la región.
Degustar la comida bávara
Halblech y los pueblos cercanos se encuentran en una región muy turística, un destino muy apreciado por los alemanes, amantes de la naturaleza y de los deportes, ya sea el esquí en invierno o el senderismo en verano. Es por ello que no faltan restaurantes ni cervecerías repartidos por la zona. Tampoco interesantes tiendas de alimentación. Algunas centradas en el comercio de proximidad en las que comprar buenos embutidos, pan, verduras y frutas para preparar un buen picnic.
Los que quieras probar la comida típica de esta parte de Baviera van a encontrar una gastronomía alpina, propia de un territorio en el que el invierno las temperaturas bajan varios grados por debajo de cero y el frío hace que apetezcan platos grasos y contundentes.
Pidas lo que pidas en un restaurante del valle, a la mesa llegarán platos con raciones abundantes. De aquí nadie se va con hambre. No hay que dejar de probar los Allgäuer Kässpatzen. Una pasta con queso muy típica del sur de Alemania que se sirve casi siempre como acompañamiento en los platos de carne.
El schweinsbraten es un filete de cerdo en salsa, muy típico como comida navideña. El schnitzel es uno de los platos que nunca falta en la carta de los restaurantes alemanes, un filete empanado que puede ser de cerdo o de ternera. Otro plato de carne típico en Alemania y otros países del centro de Europa es el goulasch, un guiso a base de ternera o carne de caza.
Los golosos no se pueden ir de Halblech si comer kaiserschmarrn, una tortita cuya masa suele estar caramelizada y puede llevar almendra, manzana o pasas. Se sirve azucarada y al parecer era el desayuno del emperador Francisco José I.
Restaurantes recomendados en Halblech: Buchenberg Alm (en lo alto del Buchenberg, no admiten tarjeta) Beim Alten Wirt (Buching) Ski-Stüble (Halblech) Gasthof Hirsch (Trauchgau)
Dormir en una casa típica en Halblech
Seguro que recorriendo Baviera te llaman la atención esas casas enormes con balcones de madera y flores en las ventanas. Casas que tradicionalmente han sido viviendas familiares en las que los padres compartían el espacio con sus hijos. Todos trabajaban en el campo, sus tierras y su ganado. Los hijos se casaban y sus mujeres se iban a vivir con su nueva familia.
Ahora eso ha cambiado, los jóvenes quieren otro tipo de vida, otros trabajos. Y su independencia. Por ello, esas grandes casas y muchas granjas se han reinventado aprovechando el auge del turismo. Han pasado a ser pequeños hoteles y posadas. Negocios de gestión familiar en los que no suele faltar un buen restaurante y en los que se sirven buenos desayunos.
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