Si vas a viajar a Viena prepárate para conocer una de las ciudades más bellas y elegantes del viejo continente. Su centro histórico es una sucesión de palacios, iglesias, parques y museos a los que se suman el Danubio y algunas singulares construcciones que no os dejarán indiferentes. Hay mucho que ver en Viena. Tenedlo en cuenta, porque si queréis disfrutar de todo ello no os bastará pasar un par de días en ciudad.
Nosotros estuvimos cinco días en la capital austriaca. Al ser mi segunda visita a Viena, repetí algunos lugares. Pero otros en esta ocasión no los volví a visitar. La suma de todos esos sitios que he conocido en mis dos viajes a al ciudad son los que vais a encontrar a continuación. Puede que algunos os interesen más que otros, pero está claro que a la vista de ellos tendréis mucho para elegir que ver en Viena durante vuestra estancia en ella.
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Podéis encontrar en el post Viena en dos días ideas para conocer los más destacado de la ciudad en ese tiempo. Y en el post que visitar en Viena, los diez lugares que para mí son imprescindibles en la capital imperial de los Habsburgo.
Índice del artículo
Qué ver en Viena
Empezamos con la lista de lugares que ver en Viena. Desde el centro de la ciudad al extrarradio. Para que os sea sencillo con ello organizar una ruta lógica por la ciudad. ¿Empezamos?
Stephansdom (Catedral de San Esteban)
Con su tejado de azulejos y su torre de 136 metros, la catedral gótica de Viena es el símbolo arquitectónico de la ciudad. Se puede acceder de forma gratuita a la nave izquierda para hacerse una idea del imponente interior. Para ver todo el interior no queda más remedio que pasar por taquilla. Dentro destacan el púlpito y el altar barroco. Merece especialmente la pena subir los 343 escalones que llevan a lo alto de torre sur de la Catedral (para disfrutar de la vista sobre el tejado del templo y la ciudad. Si quieres descubrir todo los secretos de esta catedral y de la ciudad, reserva aquí el mejor free tour en Viena.
Graben, la calle más elegante que ver en Viena
En Stephansplatz, la plaza de la catedral, comienza Graben. Una calle comercial y peatonal cuyo trazado se remonta nada menos que a tiempo de los romanos, cuando en este lugar había una zanja cuya finalidad era proteger Vindoboba (el campamento romano que hubo en la actual Viena).
Columna de la Peste
Paseando hoy por la anterior calle hay que fijarse en la barroca Columna de la Peste. Es imposible que este homenaje a los fallecidos durante la epidemia de peste de 1679 pase desapercibido. Está decorada con distintas figuras alegóricas que parecen flotar sobre nubes. A la peste se la representa como una anciana cayendo de cabeza hacia el suelo junto a otras dos figuras que serían la Fe y la Victoria triunfando sobre la epidemia.
Peterskirche
Si se sigue caminando por Graben, un poco más adelante, a la derecha, hay una pequeña calle que desemboca en la Iglesia de San Pedro. Otra de las construcciones barrocas que ver en Viena. El acceso es gratuito y en su interior tienen lugar con regularidad conciertos de música clásica a precios bastante interesantes.
Jugendstil-Toilette
¿Estáis en el centro de Viena y os entran ganas de ir al baño? Si estáis en Graben, buscad estos baños. Los más bonitos y antiguos de la ciudad. Hay que pagar por usarlos, lo que garantiza su limpieza. Incluso si no necesitáis un aseo, bajad las escaleras que llevan hasta estos baños de estilo art nouveau. Se inauguraron a principios del siglo XX y son los únicos de ese estilo que se conservan en la ciudad.
Kohlmarkt
Al final de Graben, a la izquierda, está Kohlmarkt, otra de las amplias y elegantes calles peatonales de la capital austriaca. Fachadas de mármol, edificios art nouveau y tiendas de lujo acompañan al viandante hasta Michaelerplatz, la plaza en la que se encuentra una de las grandes residencias imperiales que ver en Viena.
Demel, una dulce tentación
Dicen que la emperatriz Isabel (la famosa pero nada pastelosa Sissi) era fan del helado de violetas de esta pastelería vienesa. Hoy este café es uno de los más visitados por los turistas que quieren comer la famosa tarta Sacher. Lo hagas o no, no dejes de curiosear los delicados escaparates de esta pastelería ni su interior.
Hofburg, el gran palacio que ver en Viena
Comenzó siendo una fortaleza y terminó siendo la residencia oficial de los monarcas de los Habsburgo hasta 1918. El complejo aloja museos, plazas, patios y las oficinas del presidente del país. Se puede recorrer su exterior, sus jardines y acceder a su patio. También es libre el acceso a su iglesia. Pero para ver el resto de espacios abiertos al público no queda más remedio que adquirir las correspondientes entradas.
Apartamentos Imperiales y Museo Sissi
La entrada (incluida en la Viena Pass) permite el acceso a 24 estancias en las que vivieron el emperador Francisco José y su esposa, Sissi en el Hofburg. Muebles, cuadros y objetos personales se exhiben en esas habitaciones. Una de las que más curiosidad despierta es la sala de ejercicios de la emperatriz, así como sus vestidos, sus retratos y su máscara mortuoria.
No hay que perderse tampoco, ya que está incluido en el precio, la visita a la Silberkammer. La exposición de servicios de porcelana, cristal y plata con la que la corte vestía sus mesas.
Kaiserliche Schatzkammer (Tesoro imperial)
Detrás de una enorme puerta acorazada se encuentra, en el recinto del Hofburg, este museo que ver en Viena. Es la prueba que confirma el gran valor de los objetos tanto seculares como eclesiásticos que se exponen en este espacio museístico. Entre los tesoros imperiales que se pueden ver están una esmeralda de casi 3.000 quilates y un sable turcos con diamantes. También es digno de mención el Tesoro Sagrado (fragmentos de la cruz de Cristo, una espina de la corona, un clavo de la Crucifixión).
Nationalbibliothek Prunksaal
La Gran Sala de Biblioteca Nacional de Austria es uno de los lugares que no hay que perderse en Viena. Se trata de un salón barroco decorado con frescos en la que se guardan nada menos que 200.000 libros antiguos encuadernados en cuero. En el centro de la sala, bajo un cúpula, se encuentra la escultura de Carlos VI, el monarca mecenas de la que sin duda es una de las bibliotecas más bellas del mundo.
Augustinerkriche (Iglesia de los Agustinos)
Esta iglesia gótica forma también parte de conjunto del Hofburg. En ella contrajeron matrimonio Francisco José y Sissi. Para la ocasión el interior se iluminó con cientos de velas. En la cripta (abierta los domingos) están las urnas de plata que guardan los corazones de 54 soberanos Habsburgo.
Escuela de Equitación Española
Otro de los espacios del palacio imperial, y puede que uno de los más famosos, es la Escuela de Equitación Española. Aquí los sementales que desde hace cuatro siglos se crían en Lipica (Eslovenia) son entrenados para bailar al son de la música. Si no te quieres perder este espectáculo puedes reservar aquí la entrada para la Escuela Española de Equitación. Otra opción para conocer la escuela por dentro es acceder para ver los entrenamientos matinales o realizar un tour guiado por el escuela de Viena.
Albertina, un museo que ver en Viena
Otro de los museos que forman parte del complejo del Hofburg es el Albertina. Ocupa los aposentos para invitados del palacio. En su interior se guarda la mayor colección de arte gráfico del mundo, parte de la cual se expone junto a obras de Monet o Picasso. También se conservan algunos espacios con su decoración original.
Kaisergruft (Cripta Imperial)
En la cripta de la Kapuzinerkirche, inaugurada en el siglo XVII, reposan los restos de 149 de los Habsburgo (sin sus corazones). Entre ellos, 12 emperadores y 19 emperatrices. Algunos sarcófagos son de una aleación parecida al bronce, material más caro que si se utilizó en época barroca. Solamente hay uno de piedra, el del emperador Francisco José I que reposa junto a su esposa, la emperatriz Sissi, y su hijo Rodolfo.
Kirche am Hof
A pocos metros del cruce de Graben con Kohlmarkt está Am Hof, una de las plazas del centro histórico de Viena. Allí está la iglesia del mismo nombre que la plaza. Un templo cuya elegante fachada bien podría pertenecer a un palacio, un ministerio o un museo. Pero si hay algo que os recomiendo ver en esta iglesia. Justo en su parte posterior. Se trata de las casitas de colores encajadas en entre los contrafuertes del ábside. Crean una imagen con cierto aire de cuento, algo que parece fuera de lugar en Viena, pero que sin duda regala uno de los rincones más pintorescos de la ciudad.
Judenplatz, el barrio judío de Viena
Esta plaza en el centro de Viena es un lugar de recuerdo a los judíos que vivieron en la ciudad. Este era su barrio, y aquí había una sinagoga medieval. Ahora es una elegante plaza con bonitos edificios en cuyo centro llama la atención la estructura del Monumento a la Shoá. En las baldosas que rodean el memorial están grabados los nombres de los lugares en los que murieron los judías austriacos.
Stadttempel (sinagoga)
La única de las sinagogas que sobrevivieron a los nazis en Viena fue está. Fue inaugurada en el 1826 y se salvó de la destrucción por estar integrada en un complejo de edificios. Los visitantes son bienvenidos, siendo la visita guiada a la sinagoga (en inglés o alemán) una buena forma de conocer este edificio histórico y la vida de los judíos en Viena.
Reloj Anker (Ankeruhr)
Uno de las cosas que ver en Viena que atrae a muchos turistas es este reloj. Se encuentra en Hoher Markt, la plaza más antigua de la ciudad. Es de estilo art nouveau y cuenta con 12 figuras de personajes relacionados con la ciudad, desde Marco Aurelio a la emperatriz María Teresa y el músico Joseph Haydn. A las 12 del mediodía, todas la figuras desfilan por el reloj mientras suena música clásica.
Griechenbeisl, el restaurante más antiguo que ver en Viena
No muy lejos de la sinagoga se encuentra el restaurante más antiguo para comer en Viena. Lleva abierto más de cinco siglos y por el han pasado Mark Twain, Beethoven, Pavarotti y Johnny Cash entre otro muchos personajes famosos. Su exterior crea un rincón pintoresco, y aunque no vayas a comer allí, si preguntas amablemente si puedes curiosear es más que probable que te lo permitan (evitando las horas de las comidas y cenas).
Iglesia Católica de los Jesuitas (Jesuitenkirche)
Esta iglesia gratuita algo alejada de las rutas más turísticas de la ciudad (pero también en el centro) es sin duda uno de los lugares que ver en Viena. Conocida también como Iglesia de la Universidad, su exterior con dos pisos y dos torres, es sobrio. El espectáculo visual está en el interior, donde el mármol y el dorado son protagonistas. Pero sin duda, lo mejor de esta iglesia es la cúpula trampantojo. Una obra maestra, para apreciarla basta caminar por el pasillo central mirando al techo.
Stadtpark, uno de los parques que ver en Viena
¿Quién no ha visto alguna foto de la escultura dorada de Strauss tocando el violín? Si la queréis ver, tendréis que ir a este parque, uno de los más bellos y antiguos de la ciudad. Además de la famosa estatua, el parque tiene un reloj hecho con flores, otras esculturas y un estanque.
Kursalon Wien
En un extremo del Stadpark se encuentra el Kursalon, el que fue lugar de encuentro de la alta sociedad vienesa tras abrir sus puertas en 1867 y una de las salas de conciertos más bellas de la ciudad (a pesar de que su uso original fue el de balneario). Después de su renovación, el edificio ha recuperado su función como espacio dedicado a la música clásica. Puedes reservar aquí la entrada para un concierto de música clásica en el Kursalon.
Museum für Angewandte Kunst (MAK)
A pocos metros del Stadpark está el Museo de Artes Aplicadas de Viena. Ocupa el interior de un precioso edificio de estilo neoclásico del siglo XIX. Su patio interior rodeado de columnas bien merece por si solo entrar al museo. En cuanto a las colecciones, expuestas en varias salas, se pueden ver objetos decorativos utilizados desde la Edad Media hasta la actualidad. Es muy singular el espacio dedicado a un objeto tan cotidiano como la silla. Entre las expuestas en el museo no falta la que se puede ver en tantos cafés vieneses: la madera alabeada de Thonet.
Karlskirche, iglesia imprescindible que ver en Viena
La Iglesia de San Carlos Borroneo es una de las iglesias más famosas que ver en Viena. Su construcción se debe a una promesa que hizo el emperador Carlos VI durante la epidemia de peste que sufrió la ciudad en 1713. Situada en un extremo de Karlsplatz, la panorámica que se consigue de la iglesia desde la plaza es magnífica. Sus dos columnas inspiradas en la columna de Trajano de Roma están decoradas con escenas de la vida del santo. Y junto con la cúpula (a la que se puede subir), los elementos exteriores más llamativos de este templo barroco.
Wien Museum Otto Wagner Pavillon
En una lateral de Karlsplatz estan los dos pabellones que el arquitecto austriaco Otto Wagner diseñó como estaciones para el ferrocarril urbano vienés. Se trata de dos de los edificios modernistas más famosos de la ciudad. Están construidos con hierro y losas de mármol, siendo su decoración ornamental otro de los elementos singulares de los pabellones. Actualmente, uno de ellos aloja un pequeño museo dedicado al arquitecto que lo diseñó, y el otro, un café.
Secesion y el friso de Beethoven
El origen de este edificio blanco y dorado se remonta al momento en el que casi una veintena de artistas progresistas austriacos decidieron, 1897, separarse de la escuela clásica y crea su propio movimiento artístico: Wiener Secession. Joseph Olbrich diseñó este edificio de marcado estilo modernista como lugar en el que su grupo pudiera exponer sus obras. De aquellas obras se conserva en el sótano el Friso de Beethoven de Gustav Klimt. Una obra de nada menos que 34 metros de largo realizada en 1902.
La entrada a este espacio en el que la planta superior se dedica a exponer obras de artistas contemporáneos es de pago y no se incluye en ninguna de las tarjetas turísticas de Viena.
Staatsoper, uno de los iconos que ver en Viena
El edificio de la Ópera de Viena es sin duda una de las construcciones más famosas que ver en la ciudad. Fue construido en la segunda mitad del siglo XIX. En un principio no contó con el beneplácito ni de la realeza ni de los vieneses (la apodaron la “tortuga de piedra”). Pero el tiempo pasó, y esta ópera es ahora una de las más prestigiosas del mundo. Por ella han pasado los mejores directores de orquesta y en su interior tiene lugar cada 1 de enero el célebre concierto de Año Nuevo. Se puede visitar el interior con circuitos guiados. Al terminar la visita, no olvidéis comeros una Würstel en el conocido puesto de salchichas Bitzinger, un clásico para comer en Viena.
Burggarten, otro parque que ver en Viena
Su nombre significa jardín del castillo y está justo a la espalda de Hofburg. No es tan grande como otros parques vieneses, pero tiene mucho encanto y es un lugar perfecto para descansar durante la visita a la ciudad. No hay que dejar de buscar las esculturas de Francisco José I ni de de Mozart.
Café Central, el café más bonito que ver en Viena
En una ciudad con tantos cafés como Viena es complicado elegir uno como el más bonito. Basta cruzar las puertas de este para tener claro que es uno de los más bellos. Abrió sus puertas en 1876 y aquí fumaban y tomaban café Leon Trotsky y Sigmund Freud. Hoy es un lugar que atrae a muchos turistas, tanto por su belleza como por su menú de mediodía a un precio más que aceptable (es más barato comer que tomar un café y un trozo de tarta).
Volksgarten, el jardín de las rosas
A la espalda del Hogburg está este precioso parque famoso por sus rosales. Hay infinidad de ellos que llenan con su aroma y color este jardín en el que también se puede ver, rodeada por columnas, vegetación y un estanque, una delicada escultura de Sissi, la famosa emperatriz austriaca.
Ayuntamiento de Viena
Cerca del anterior jardín se puede ver uno de los edificios más conocidos de Viena: su ayuntamiento. Se trata de una de las construcciones destacadas en el bulevar Ringstrasse, un edificio levantado en el siglo XIX. A primera vista recuerda a muchos ayuntamientos de Flandes, con su fachada de cubierta de ventanas con arcos ojivales y afiladas torres sobre la cubierta.
Se puede visitar de forma gratuita el interior en circuitos de 1 hora. Los guías hablan solamente alemán, pero se entregan audioguías en otros muchos idiomas a los visitantes para que no se pierdan ninguna información.
Burgtheater
Justo frente al Ayuntamiento está otro de los edificios a los que prestar atención en Ringstrasse. Se trata del Burgtheater, un edificio de estilo renacentista cuya compañía de teatro es la segundo más antigua de Europa. Sufrió diversos daños durante la Segunda Guerra Mundial, siendo reparado el edificio a mediados del siglo XX. Aquí estrenaron Mozart su obra Las bodas de Fígaro y Beethoven su Sinfonía nº 1. Para conocer el interior hay que apuntarse a un circuito guiado (de pago).
Ringstrasse, el bulevar que ver en Viena
Rodeando el centro histórico de Viena está el bulevar Ringstrasse. Una avenida que supera los 5 kilómetros de longitud y que puede presumir de tener a su alrededor algunos de los monumentos más famosos de Viena, grandes museos, magníficos palacios y preciosos parques. Dicen quienes lo conocen que es el bulevar más bello del mundo. Yo añadiría que sin duda es el más elegante.
La mejor forma de recorrer esta impresionante avenida es sin duda a bordo del Vienna Ring Tram. Un tranvía turístico que recorre la Ringstrasse, realizando durante el trayecto 13 paradas en puntos emblemáticos. Se puede adquirir el ticket de forma individual o, si se van a visitar más palacios y museos de Viena, valorar adquirir la Viena Pass.
Votivkirche (Iglesia votiva)
En el centro del Sigmund Freud Park se encuentra una de la iglesias más bellas que ver en Viena. Fue construida en el siglo XIX por petición del hermano del emperador, Maximiliano de Habsburgo, Emperador de México, tras sobrevivir a un atentado en 1853. La iglesia, de estilo neogótico se inauguró con motivo del Jubileo de Plata de los emperadores. En el exterior destacan las estilizadas torres que alcanzan los 100 metros de altura.
Maria-Theresien-Platz
Esta espectacular plaza presidida por un conjunto escultórico con la emperatriz María Teresa, única mujer gobernante del Imperio de los Habsburgo, como protagonista es uno de los espacios públicos más bellos que ver en Viena. Los jardines son protagonistas de la plaza, así como los dos edificios gemelos creados como parte del Kaiserforum imperial. Una ampliación del Hofburg con construcciones dedicadas a exponer las colecciones de los Habsburgo (proyecto que por distintas razones nunca se finalizó).
Kunsthistorisches Museum Wien
El Museo de Arte e Historia es uno de los grandes museos de Viena y uno de los edificios gemelos que ver en la anterior plaza. El edificio que lo aloja, de estilo neoclásico, es una de las grandes obras que los Habsburgo legaron a la ciudad. Su escalera, con columnas de mármol, esculturas y frescos, es digna de ver (y de subir). Y las colecciones del museo están sin duda a la altura del propio edificio. La pinacoteca cuenta con una amplia colección que abarca desde Durero a Rubens y Velázquez, pasando por Tiziano o Rafael. Arte romano, griego y unas fabulosas salas dedicadas a Egipto con también merecedoras de una visita.
Naturhistorisches Museum Wien
Justo frente al anterior museo, y gemelo del mismo, encontramos otro de los lugares que ver en Viena, el Museo de Historia Natural. En sus salas se exponen objetos prehistóricos, huesos de dinosaurios y fósiles. Entre todo ello no hay que perderse a la pequeña y oronda Venus de Willendorf que tiene nada menos que 25.000 años.
Leopold Museum
Más allá de Maria Theresien Platz está el Museums-Quartier, el barrio de los museos. Un espacio en el que conviven museos, restaurantes y tiendas. Ahí está el Leopold Museum, una visita que interesará sobre todos a los amantes de la obra de Gustav Klimt, pues varios de sus creaciones es exponen en este museo que lleva el nombre de Rudolf Leopold. Un oftalmólogo que consiguió reunir un importante colección de arte del siglo XIX y el modernismo austriaco que más tarde venció al Gobierno austriaco. Además de las obras de Klimt se pueden ver pinturas de Egon Schiele y Oskar Kokoschka entre las de otros artistas.
Museo de Muebles Imperiales
Algo alejado del centro, lo mejor para llegar a este museo vienés es utilizar el transporte público (las paradas de metro Zieglergasse y Neubaugasse de la U3 son las más cercanas). Merece la pena visitarlo por ser una de las mayores colecciones del muebles del mundo. Se exponen cerca de 6.000 objetos, muchos de los cuales se remontan a tiempos de la emperatriz María Teresa, artífice primera de este depósito de muebles imperiales.
En las distintas salas de la colección se exponen desde cunas de príncipes a tronos imperiales. Son muebles que se utilizaron en los distintos palacios vieneses. La emperatriz Elizabeth tiene cierta relevancia en el museo por la muestra de fotografías y objetos relacionados con ella, así como la sala en la que se pueden ver muebles que se utilizaron en el rodaje de las películas de Sissi protagonizadas por Romy Schneider. No hay que olvidar ver la gran colección del periodo Biedermeier.
Prater y la gran noria que ver en Viena
Uno de los espacios de ocio más agradables para un picnic o un paseo lejos del ruido de los coches es sin duda el Prater. Tiene una extensión de 600 hectáreas y está considerado uno de los diez parques municipales más bonitos del mundo. Fue coto de caza imperial. hasta que se convirtió en parque público a mediados del siglo XVIII. Su parque de atracciones se inauguró en 1895, y dos años más tarde llegó la gran atracción que ver en Viena: la noria gigante. No hay que dejar de subir a ella para disfrutar de una panorámica única sobre la ciudad. Puedes comprar tu entrada en este enlace: Viena paseo en la noria gigante sin colas de taquilla.
Canal del Danubio (Donukanal)
Este canal es una de las tres ramas en las que se divide el río Danubio a su paso por la capital austriaca. Es la más cercana al centro de dichas ramas, y cerraría por el este la Ringstrasse. Es un lugar muy agradable durante los meses de primavera y verano, cuando los bares y restaurantes sacan sus meses a la calle permitiendo que vieneses y turistas se sienten cerca del canal a disfrutar del buen tiempo. Una de las mejores cosas que se pueden hacer en este canal es un paseo en barco. Un recorrido que permite ver la ciudad desde otra perspectiva.
Palacio Belvedere, museo y jardines que ver en Viena
Uno de los conjuntos palaciegos más bellos e interesantes que ver en Viena es el Palacio Belvedere. Está considerado uno de los conjuntos barrocos más bellos del mundo y forma parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Lo mandó construir como residencia de verano el príncipe Eugenio de Saboya, siendo actualmente uno de los museos más visitados de Viena. ¿La razón? En su interior, además de una gran colección de arte, se encuentra la obra más famosa de Gustav Klimt: El beso.
Aunque no tengáis intención de entrar a los palacios para ver la colecciones expuestas, no dejéis de ir hasta este palacio para disfrutar de un paseo por sus magníficos jardines desde los que se tiene una amplia panorámica de la capital austriaca.
Palacio Schönbrunn, imprescindible que ver en Viena
Otro de los grandes palacios que ver en Viena es el Palacio Schönbrun. Una residencia cuyos orígenes se remontan a la Edad Media. En el siglo XVI los Habsburgo se hicieron con la finca y la emperatriz María Teresa (¿sabías que era la madre de María Antonieta?) convirtió el lugar en residencia de verano.
Gran parte de los jardines que rodean este palacio son de acceso gratuito, pero algunas zonas, como el Jardín Privado o el Jardín de los Naranjos, requieren del pago de entrada.
En cuanto al interior del palacio (entrada también de pago), deciros que cuenta nada menos que con 1.441 habitaciones (de las que solamente se visitan un máximo de 40 estancias). Tapices, porcelanas, retratos y muebles utilizados por los diferentes monarcas que habitaron este palacio son los objetos que se pueden ver durante el recorrido y cuyos secretos se pueden descubrir gracias a la audioguía incluida en el precio.
Museo de Carruajes Imperiales
En el recinto de anterior palacio se puede visitar este museo (Kaiserliche Wagenburg) en el que se guardan los carruajes utilizados por la realeza austriaca. Se exponen desde trineos a los carruajes en miniatura que usaban los niños para pasar por los jardines. Entre las piezas más llamativas están el carruaje bañado en oro de la coronación de Francisco I y el coche fúnebre de la emperatriz Sissi. De esta última hay también expuestos varios vestidos que dejan patente sus extrema delgadez.
Cementerio Hietzing
Si como a mí os gustan los cementerios, bien podéis dar un paseo de el Palacio Schönbrunn hasta el Cementerio Hietzing, lugar de reposo de todos los presidentes federales del país desde 1945. Entre sus cuidadas sepulturas se pueden buscar las de Otto Wagner y Gustav Klimt. Yo no conseguí dar con la segunda y la primera la encontré gracias a la ayuda de uno de los vigilantes del camposanto.
Hundertwasserhaus, un peculiar edificio que ver en Viena
Este edificio se ha convertido en uno de los lugares más peculiares que ver gratis en Viena. Fue construido en la década de los 80 del siglo XX según el diseño de Friedensreich Hundertwasser. Su fachada parece un colorido puzle, con árboles que asoman por la ventanas y líneas ondulantes. Al ser un edificio residencial no se puede acceder a su interior.
Pero hay una opción para descubrir un poco más de este pintoresco lugar. Y es visitar el Kunst Haus Wien. El museo que diseñó Hundertwasser con columnas de colores, ventanas con extrañas formas y la madera y el vidrio como parte importante entre los elementos constructivos.
Grinzing, el barrio más romántico de Viena
A unos 10 kilómetros del centro de Viena se encuentra este precioso barrio con casitas bajas de colores, zonas arboladas y muchas tabernas en las que disfrutar del vino de la región. Para llegar hasta allí merece la pena probar suerte y elegir el tranvía 38. Con suerte se podrá hacer el trayecto en uno de los pocos tranvías antiguos que hay todavía en Viena.
Una vez en Grinzing hay que dar un paseo Grinzinger Strasse, calle en la que está la Iglesia Católica de San Pedro y San Pablo. También en esa calle hay un buen número de hauriger. Es el nombre de la típicas tabernas vienesas y también del vino de la última cosecha. Al dar con una de esas tabernas es cuando llega el momento de hacer una parada para comer, cenar o sencillamente tomar un vino (ojo porque aparte de vino y agua es probable que no tengan ninguna otra bebida).
Cementerio Central
Inaugurado en 1874, e el cementerio más grande de Viena y el segundo más grande de Europa. Aquí reposan personajes de toda índole, desde presidentes del país a cantantes y actores. Pero es sin duda la zona en la que están enterrados los grandes compositores de música clásica (Brahms, Schubert, Beethoven) la que atrae a más visitantes. Recordad que Mozart no está enterrado en Viena, aunque si se puede ver un monumento conmemorativo.
Entre las construcciones que se pueden ver en el Cementerio Central están la modernista iglesia de San Carlos Borromeo y el crematorio diseñado en 1922.
No es raro ver a vieneses en bicicleta o corriendo por el cementerio. Este lugar es una zona de recreo urbana aunque pueda parecer raro. Su tranquilidad, la pureza del aire y la posibilidad de ver corzos, ardillas o tejones lo hacen especialmente atractivo.
Danubio, el gran río que ver en Viena
No te puedes ir de Viena sin ver el Danubio. Uno de los ríos más famosos y románticos de Europa, todo por culpa de un vals. Al no estar en el centro de la ciudad, no queda más remedio que desplazarse, algo muy sencillo gracias al transporte en Viena. Yo os recomiendo coger el metro hasta la estación Vorgartenstraße, en la línea U1. Desde su salida apenas hay que caminar 10 minutos para alcanzar el Reichbrücke, uno de los grandes puentes que cruzan el Danubio. Cuenta con una zona exclusiva para peatones y bicicletas desde la que se tiene un vista completa del río. Además, muy cerca está la Katholische Kirche St. Franziskus von Assisi, una imponente iglesia modernista consagrada en 1913.