Al norte de la capital, en el barrio Alameda de Osuna, se puede visitar uno de los jardines históricos más bonitos de Madrid. El Parque del Capricho es un lugar perfecto para acercarse a un recinto en que las zonas ajardinadas conviven con diferentes construcciones del siglo XIX. Un rincón perfecto en el que pasar la mañana del sábado o el domingo.
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Cómo llegar al Parque del Capricho
Es sencillo acceder a este parque ubicado en el distrito de Barajas. Son varias las opciones, pero tanto en transporte público como en vehículo privado, llegar hasta el Parque del Capricho es tarea sencilla.
Metro
La estación El Capricho de la línea 5 del metro madrileño está a 700 metros de la entrada al jardín.
Autobús
Son tres las líneas con parada cerca del Parque del Capricho: la 101, la 105 y la 151.
Coche
La entrada al Parque del Capricho está en el Paseo de la Alameda de Osuna. Es una vía de ambos sentidos, y en la lado contrario al que ocupa el jardín hay una amplio espacio de aparcamiento gratuito. Aun así, si no se llega temprano puede que resulte algo complicado encontrar un sitio para estacionar.
Horario del Parque del Capricho
Importante: este parque solamente abre los fines de semana y festivos.
- Abril a Septiembre: de 9:00 a 21:00 horas.
- Octubre a Marzo: de 9:00 a 18:20 horas.
Hay que recordar que está prohibido acceder al parque con animales, comida, bebida o mochilas voluminosas. En la entrada cuentan con taquillas por si fuera necesario dejar algún bulto en ellas.
Parque del Carpicho entrada
La entrada al Parque del Capricho es gratuita.
El Palacio de los Duques de Osuna
El Parque del Capricho rodea el palacio que entre 1787 y 1839 se construyó para los Duques de Osuna. Fue precisamente la duquesa, doña María Josefa de la Soledad Alonso Pimentel, una de las mujeres con más títulos nobiliarios de España, la que convirtió su residencia y los jardines en lugar de reunión de los más granado de la sociedad madrileña. No faltaba en la propiedad de los duques la presencia de políticos, artistas, toreros e intelectuales.
La familia Osuna tuvo una relación muy estrecha con Goya. El pintor retrató al matrimonio y sus cuatro hijos en un lienzo que hoy cuelga en las paredes del Museo del Prado. Dicho retrato fue un encargo que junto a otras obras del artista de Fuendetodos, decoraron el palacio del Parque del Capricho.
Tras la muerte de la duquesa, todo el conjunto de jardines y palacio fue cayendo en el abandono. Del interior del palacio no quedan elementos originales, aunque si testimonios que cuentan como era cada estancia. Por ejemplo el gabinete redondo de la duquesa. Una de las estancias más elegantes del palacio cuyas paredes estaban decoradas con las obras de Goya que habían adquirido los duques.
Es posible que en no mucho tiempo terminen las obras de restauración que actualmente se están llevando a cabo y el palacio abra de nuevo sus puertas convertido en museo. Un museo centrado en la vida del siglo XVIII, en la Ilustración y en las mujeres que, como la Duquesa de Osuna, mostraban cada vez más interés en la vida política y social del país.
Los jardines del Capricho
Las 14 hectáreas del Parque del Capricho se dividen en tres tipos de jardín. No hace falta ser un experto en paisajismo para ser capaz de diferenciar unos de otros.
Tras cruzar la puerta en la que se lee el nombre que la Duquesa de Osuna dio a sus jardines el palacio, “El Capricho”, solamente hay que caminar de frente para llegar al palacio. Si nos detenemos a medio camino, a la derecha podemos ver los jardines italianos, los más antiguos del recinto.
En estos jardines los protagonistas son los setos y los árboles, no tanto las flores. Tienen su origen ya en la época del Imperio Romano, cuando los más adinerados gustaban de construir habitaciones exteriores separadas por muros de mampostería y setos de boj. No faltaban las fuentes ni los bancos ocultos a las miradas indiscretas. Y así es el jardín italiano del Parque del Capricho, en el que no falta un gran laberinto formado por altos setos del que no parece nada sencillo poder salir.
El jardín francés lo encontramos frente al palacio y delante del Casino del Baile. En este tipo de jardín, los parterres, con setos recortados formando intrincados dibujos que casi parecen unos bordados, con los protagonistas. Si conocéis los Castillos del Loira y sus jardines, sabréis de lo que hablo.
El resto del recinto de este parque madrileño es un jardín inglés. Amplias praderas en las que conviven en perfecto equilibrio la naturaleza con elementos artificiales, ya sea un estanque, un puente, un templete o una escultura. Por toda esta parte del parque hay bancos, perfectos para hacer una parada en el paseo.
Qué ver en el Parque del Capricho
Además de disfrutar de los cuidados jardines del parque y admirar la elegante fachada del palacio de los Duques de Osuna, recorrer el parque no es solamente un capricho para nobles dieciochescos. También es una sorpresa para los visitantes del siglo XXI. Porque donde menos te lo esperas aparece una peculiar construcción algunas veces tan mimetizada con la vegetación que cuesta incluso verla a simple vista.
Plaza de los Emperadores
Entre la puerta de entrada al Parque del Capricho y el palacio está uno de los lugares más atractivos que ver en estos jardines. Se trata de la Plaza de los Emperadores, un espacio ovalado rodeado de los bustos de doce emperadores romanos, desde Julio César a Domiciano, pasando por Augusto o Claudio.
Estos bustos llegaron a Madrid desde Gandía por deseo de la Duquesa de Osuna, que también era Duquesa de Gandía. Parece ser que durante el traslado algunas de esculturas resultaron dañadas y hubo que restaurarlas.
Pero no son estos bustos lo que más llama la atención en esta plaza del parque. También en ella esta la Exedra, un templete con escalinatas rodeadas de esfinges. En lo alto, en un templete con cuatro columnas, un pedestal soporta un busto de la Duquesa de Osuna. No es el busto original, ya que desapareció. El que podemos ver actualmente data de 1838.
Templete Elíptico
Construido sobre una suave colina del Parque del Capricho, el Templete Elíptico es una de las construcciones de estos jardines más conocida. Este tipo de templetes eran muy habituales en los jardines neoclásicos o de estilo inglés. Y por supuesto, no podía faltar en los jardines de la Duquesa de Osuna.
Originalmente dentro del templete había una estatua de Venus que más tarde fue sustituida por la del dios Baco que se puede ver actualmente. El templete estaba cubierto, pero esa pequeña cúpula se derribó en 1810 y nunca fue reconstruida.
El Abejero
Este pequeño palacete es uno de los lugares más singular que ver en estos jardines. Actualmente no se permite el acceso, pero desde sus ventanas se puede contemplar el interior que guarda una escultura: una Venus, copia de la que antaño se podía ver en el Templete Elíptico. La escultura original pertenece a la empresaria Alicia Koplowitz, quien regaló está copia a los jardines.
Cuentan que la Duquesa de Osuna gustaba de tomar el té o merendar en este agradable lugar mientras probablemente observaba tranquilamente a las abejas en sus panales. ¿Cómo puede ser eso? Sencillo.
En el exterior se pueden ver una serie de pequeñas puertas que tapan los huecos en los que las abejas tenías esos panales. En la parte interior, unos cristales cerraban esos espacios permitiendo contemplar la actividad de las abejas sin ningún riesgo. No debían faltar estos insectos en el abejero, ya que todo el perímetro del edificio estaba rodeado de las plantas preferidas de las abejas.
El Fortín del Parque del Capricho
Este fortín construido a comienzos del siglos XIX era un entretenimiento más de los muchos con los que los Duques de Osuna sorprendían a sus invitados. En su momento no faltaba un puente levadizo ni cañones de bronce. Por no faltar, no faltaba ni un soldado para defender la construcción.
La Ermita
Entre tanto parterre, palacete y pradera, sorprende encontrarse en mitad de estos jardines históricos con una ermita. Pero sí, ahí está. Una pequeña construcción rodeada de un camino enchinado. Cuentan que los Duques de Osuna, con su ermita construida, pensaron que les faltaba un ermitaño. Ni cortos ni perezosos salieron en busca de uno y como no era tarea sencilla dar con uno, pidieron a un mendigo que adoptara ese rol.
Los Duques se comprometían a dejarle vivir en la ermita y darle alimente durante el resto de su vida. A cambio, el hombre tendría que rezar todos los días por la salvación de las almas de aquellos nobles. Parece que hubo trato y aquel mendigo, al que no le dejaron cortarse nunca más el pelo ni las uñas (probablemente para adquirir ese aspecto de ermitaño que no era), murió allí 20 años más tarde.
Lago del Parque del Capricho
Uno de los lugares más bucólicos que ver en estos jardines es su lago. Hoy disfrutan de él los patos y cisnes, pero hace un par de siglos, los invitados de los duques podían navegar por él. El embarcadero, hoy restaurado, les esperaba con la barca que le llevaría por el lago.
En torno a este lago también se puede ver un pequeño puente de hierro sobre el canal de agua que llega al lago, la conocida como Casa de las Cañas que tenía un comedor sobre el lago y un espacio enchinado que el lugar en el que se instalaba el Pabellón de Esteras. Hay una isla en el centro del lago con una cascada y una lápida con un medallón de bronce que homenajea al Duque de Osuna.
Casino de Baile
Desde el lago se podía llegar en barca a esta otra construcción. Una escalinata descendía hasta el agua rodeando la escultura de un jabalí, y por ella podían subir hasta el pabellón de dos plantas. La inferior es cuadrada, y la superior octogonal. En esta última, se pueden ver unos relieves que representan las cuatro estaciones. Delante de él, un bonito jardín se tiñe de colores con las flores que decoran los parterres.
La Casa de la Vieja
Esta peculiar casa parece más propia de un cuento de los hermanos Grimm que de una palacio dieciochesco. Lleva en pie desde su construcción, entre 1792 y 1795. Imita a una casa de labranza dividida en dos plantas y que estaba decorada como una casa pobre en la piso inferior, con varios autómatas que representaban a una mujer hilando, un labriego y un niño. En el piso superior había un comedor decorado con pinturas neoclásicas. Ahora la casa está vacía y cerrada. Aunque conserva junto a ella un pequeño huerto.
Bunker del Parque del Capricho
Por último, mencionar un lugar que pocos esperarían encontrar en el Parque del Capricho: un bunker de la Guerra Civil. La entrada está a la izquierda de la fachada del palacio, y por una pequeña ventana en la puerta se pueden ver las escaleras que descienden a 15 metros bajo tierra. El buen estado en el que se conserva convierte a este bunker en una de las construcciones militares más importantes de Europa.
Se construyó en mayo de 1937. La razón fue trasladar al alto mando republicado a un lugar más seguro tras abandonar los sótanos del Ministerio de Hacienda. Con ese motivo, del refugio contra bombardeos de unos 2.000 m2, se reformó el palacio y se construyeron varios pabellones para alojar a las tropas.
El acceso a este refugio histórico esta restringido, y solamente abre sus puertas en fechas muy concretas a lo largo del año para visitas guiadas. Si tenéis interés en conocer es bunker, podéis consultar en el enlace de Visitas Guiadas Pasea Madrid.
Además de esa visita al bunker, si queréis conocer todos los secretos de estos jardines, podéis apuntaros al Free tour por el parque El Capricho, un recorrido de dos horas por uno de los parques más bonitos de la capital.