Robert y Ely son un joven pareja cuyos caminos se cruzaron en la ciudad en la que ambos nacieron: Barcelona. Desde entonces, y granito a granito, viaje a viaje, han ido recorriendo países de los cinco continentes y lo comparten con todos en su blog CON ARENA EN LA MOCHILA.
Son muy dinámicos, igual bucean que atraviesan el desierto, y aunque van juntos siempre no por ello tienen los mismos gustos.
Os animo a descubrir un poco más de ellos en esta “entrevista express”.
Un continente
Robert: Asia por su diversidad
Ely: África por sus paisajes y naturaleza
Una vista sublime
Robert: La selva del Parque Nacional de Corcovado en Costa Rica vista desde la avioneta
Ely: La sabana africana
Una ciudad
Robert: Uff… Roma por ser especial, Nueva York por ser “La CIUDAD” y Sydney por su calidad de vida. Esto no es una verdad…?
Ely: Roma y Bangkok (Si Robert no se queda con una yo tampoco jeje)
Un país
Ambos: Italia
Un monumento
Robert: Angkor Wat en Camboya, sobretodo tras las lluvias, sin palabras.
Ely: Abu Simbel en Egipto
Un amanecer
Ambos: Sin duda, cualquier punto del Serengeti en Tanzania con el horizonte de lejos.
Una puesta de Sol
Ambos: En la islita de Kanawa a las afueras del Parque Nacional de Komodo, en Indonesia
Vuestra comida preferida (no vale el cocido de vuestra madre…jejeje)
Robert: Uff pregunta imposible para mí, TODO! Desde un Pad Thai hasta el Plato alpujarreño pasando por la carne argentina.
Ely: Sushiiiiiiiiiiiiii!!!! Lástima que todavía no hayamos estado en Japón…
Una playa
Robert: Blue Lagoon en Nacula, parte de las islas Yasawa en Fiji.
Ely: La misma isla de Kanawa la cual hemos mencionado antes, en Indonesia.
La mejor compra
Robert: Una lanza que le compramos a un masai que pastoreaba por Ngorongoro, en Tanzania. Y es que hacemos colección de todo objeto punzante o cortante entre otras cosas jeje.
Ely: El Didgeridoo australiano y el Rompecuellos caníbal fijiano que han sobrevivido a unos cuantos vuelos y aduanas en este reciente y fantástico viaje a Australia y Fiji.
¿Siempre mochila? ¿O maleta de vez en cuando?
Ambos: Siempre mochila salvo las escapadas de pocos días a alguna ciudad europea.
Un hotel
Robert: Cualquier camping en algún entorno natural donde por la noche se escuchen los sonidos de la selva, el desierto o la sabana.
Ely: El hotel “Al Natural” en el archipiélago de Bocas del Toro, Panamá.
Un restaurante
Robert: Cualquier cuchitril asiático donde salga mucho humo. No soy mucho de Ferran Adrià ni de cocina refinada.
Ely: Vyas Meal Service, la antigua casa de una viejecita en Jaisalmer (India) donde comes riquísimos thalis sentado en un improvisado colchón, preparados con el calor de una graciosa abuelita india.
Ese rincón especial
Ambos: La Fontana di Trevi de madrugada…
Viajar con calor o frío
Ambos: Eso no se pregunta… calor, siempre calor!
Un río
Robert: El Amazonas aunque no lo hemos visto todavía…
Ely: El Nilo
El mejor lugar para hacer fotografías
Robert: Cualquier paraíso subacuático.
Ely: Cualquiera!!!
Lo que nunca falta en tu maleta (vale… o en tu mochila)
Robert: Mapas, muchos mapas… que nunca falten! Odio los GPS.
Ely: Mi cámara de fotos a punto para cualquier momento.
Un edificio
Robert: Un clásico, Empire State Building.
Ely: El Palacio Real de Bangkok.
Un parque o jardín
Robert: Central Park de Nueva York.
Ely: El Royal Botanic Garden de Sydney.
La gente más fotogénica
Robert: India.
Ely: África en general.
El país donde te has sentido como en casa
Robert: Italia, país hermano.
Ely: Costa Rica.
Qué añoras cuando estás lejos de casa
Robert: Las tapas, aunque viviendo fuera durante unos diez meses al año tampoco las cato…
Ely: Mi perra Nala.
Un medio de transporte
Robert: Avión.
Ely: Coche.
Un lugar imprescindible de la ciudad que os unió, Barcelona
Robert: Los bares de la periferia que no salen en las guías.
Ely: El barrio del Born
¿El próximo destino?
Ambos: Se está cociendo algo pero aún le faltan ingredientes!
Por último contadnos ese momento viajero que no quisieras volver a vivir…
Robert: Nos dirigíamos a Savuti atravesando el Parque Nacional Chobe (Botswana) por unos caminos muy difíciles a 30km/h, hasta que casi llegando nos topamos con el cruce de un río seco que lleno de troncos y arena nos impedía el paso. Fueron varios los intentos por rodearlo pero quedamos encallados y hubo momentos de tensión al ver que tendríamos que pasar allí la noche o deshacer todo el camino que habíamos hecho hasta allí. Tuvimos que salir del coche rodeados de animales salvajes para buscar troncos y así sacar el todoterreno de aquel atolladero, cosa que al final conseguimos. Volvimos al mismo punto de partida de donde habíamos salido esa misma mañana, pero pillándonos la noche y habiendo completado 16 horas de conducción para 400 km sin ver absolutamente a nadie. Eso sí, lo bueno fue que durante la noche pudimos ver una manada de leones durante su paseo nocturno.
Ely: La noche que pasamos en la Sleeper class de un tren de Varanasi a Delhi. Estábamos en la lista de espera para coger billete y finalmente nos quedamos sin él. Uno de los revisores nos comentó que en la clase más baja de los trenes indios (Sleeper class) viajaban más de 100 personas que se habían colado y que por dos más no pasaría nada… y allá que fuimos. De las 15 horas que duró el trayecto, 7 de ellas las pasamos de pie encasquetados en un hueco maloliente entre el lavabo y la puerta de salida del vagón. Las cien personas de más que viajaban en esa clase, ocupaban los únicos huecos que quedaban en el suelo y el tren iba a reventar. Jamás olvidaremos la mezcla de olores, sonidos e imágenes desagradables que llegamos a ver ese día, como tampoco olvidaremos la mirada inquisitiva de tanto indio preguntándonos qué demonios hacíamos allí.
– …y ese otro que quisieras vivir mil veces.
Robert: Pues uno muy reciente en este último viaje a Fiji. Realizamos una inmersión que para mi ha cumplido un sueño, ha marcado un antes y un después. En la reserva marina de Beqa Lagoon, en la isla principal de Viti Levu habitan hasta 8 especies de tiburones distintas. En 45 minutos vimos más tiburones que en toda nuestra vida y dudo que haya otro momento igual. Pudimos estar rodeados de innumerables tiburones de arrecife: grises, punta negra y punta blanca y a cierta profundidad vimos casi 40 inmensos tiburones toro realmente cerca. Tengo desde pequeño una admiración por estos animales con una mala fama injustificada y maltratados por el hombre y nos molesta pensar que quizás nuestros hijos no puedan llegar a ver algo así al paso que vamos.
Ely: El esfuerzo mereció la pena. Fue duro, muy duro llegar hasta allí pero siempre lo recordaré como uno de los mejores días viajeros de nuestra vida. El Parque Nacional de Corcovado en Costa Rica se quedó con un trocito de mi corazón el día que me recibió y me despidió de la misma manera… Por un lado la fuerza del Pacífico, por otro una selva exuberante, de fondo el sonido de los monos aulladores y sobrevolándonos incontables parejas de guacamayos rojos hicieron de ese, un lugar muy especial.